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  • Luz para las naciones
    Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II
    • [Recuadro de la página 409]

      Ungidos de todas las naciones son presentados a Jehová como regalo

      En 1920, Juan Muñiz llegó a España procedente de Estados Unidos; posteriormente se trasladó a la Argentina, donde organizó varias congregaciones de ungidos. A partir de 1923, la luz de la verdad brilló sobre muchas personas honradas de África occidental cuando el misionero William R. Brown (a quien se llegó a conocer como Brown el de la Biblia) predicó el mensaje del Reino en lugares como Sierra Leona, Ghana, Liberia, Gambia y Nigeria. Aquel mismo año, el canadiense George Young se desplazó a Brasil y poco después viajó a la Argentina, Costa Rica, Panamá, Venezuela e incluso la Unión Soviética. Por aquellas mismas fechas, Edwin Skinner partió de Inglaterra rumbo a la India, donde trabajó muchos años en la recolección.

      [Ilustración de la página 411]

      Algunos judíos presentes en Jerusalén en el día de Pentecostés fueron ‘hermanos traídos de todas las naciones’

      [Ilustración a toda plana de la página 413]

  • Luz para las naciones
    Las profecías de Isaías, una luz para toda la humanidad II
    • 9. ¿Qué buenas nuevas declara Jehová?

      9 ¿Implica la destrucción de Jerusalén en el 607 a.E.C. que Jehová se quedará sin testigos en la Tierra? No, pues habrá judíos de integridad excepcional, como Daniel y sus tres compañeros, que seguirán sirviéndole pese a estar desterrados en Babilonia (Daniel 1:6, 7). En efecto, la sucesión de testigos leales de Jehová no se interrumpirá, y al finalizar los setenta años, hombres y mujeres fieles saldrán de Babilonia y regresarán a Judá para restablecer allí la adoración pura. A eso se refiere Jehová a continuación: “Ciertamente pondré en medio de ellas una señal, y ciertamente enviaré algunos de los escapados a las naciones, a Tarsis, Pul y Lud, los que estiran el arco, Tubal y Javán, las islas lejanas, que no han oído un informe acerca de mí ni han visto mi gloria; y de seguro anunciarán mi gloria entre las naciones” (Isaías 66:19).

      10. a) ¿En qué sentido constituirán una señal los judíos fieles liberados de Babilonia? b) ¿Quiénes son hoy una señal?

      10 La gran cantidad de hombres y mujeres fieles que regresarán a Jerusalén en 537 a.E.C. constituirán una señal asombrosa, una prueba de que Jehová habrá liberado a su pueblo. ¿Quién hubiera pensado que algún día los judíos cautivos recuperarían su libertad y reanudarían la adoración pura en el templo de Jehová? Los cristianos ungidos del siglo I sirvieron igualmente “como señales y como milagros”, y atrajeron a mucha gente mansa que deseaba servir a Jehová (Isaías 8:18; Hebreos 2:13). Hoy, los cristianos ungidos, que prosperan en su tierra restaurada, constituyen una señal asombrosa en el mundo entero (Isaías 66:8). Son una prueba viviente del poder del espíritu de Jehová, y también atraen a personas mansas cuyo corazón las impulsa a servir a Dios.

      11. a) ¿Cómo llegará a conocer a Jehová mucha gente de las naciones tras la restauración? b) ¿Qué cumplimiento inicial tuvo Zacarías 8:23?

      11 Ahora bien, tras la restauración del 537 a.E.C., ¿cómo llegará a conocer a Jehová mucha gente de las naciones que no ha oído un informe acerca de él? Pues bien, no todos los judíos fieles retornarán a Jerusalén al concluir el cautiverio babilónico. Algunos, como Daniel, permanecerán en Babilonia, y otros se dispersarán por todo el mundo. En el siglo V a.E.C. ya había judíos de un extremo a otro del Imperio persa (Ester 1:1; 3:8). Sin duda hubo quienes hablaron de Jehová a sus vecinos paganos, puesto que muchos extranjeros se hicieron prosélitos judíos. Parece que tal era el caso del eunuco etíope a quien el discípulo cristiano Felipe predicó en el siglo I (Hechos 8:26-40). Todo esto supuso un cumplimiento inicial de las palabras del profeta Zacarías: “En aquellos días sucederá que diez hombres de todos los lenguajes de las naciones asirán, sí, realmente asirán la falda de un hombre que sea judío, y dirán: ‘Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes’” (Zacarías 8:23). Es obvio que Jehová envió luz a las naciones (Salmo 43:3).

      Traen un “regalo a Jehová”

      12, 13. ¿En qué sentido se traerán “hermanos” a Jerusalén a partir del 537 a.E.C.?

      12 Tras la reconstrucción de Jerusalén, los judíos esparcidos por países lejanos considerarán la ciudad y su sacerdocio restaurado como el centro de la adoración pura. Muchos de ellos viajarán largas distancias para asistir a las fiestas anuales que allí se celebren. Isaías escribe por inspiración: “Realmente traerán a todos los hermanos de ustedes de todas las naciones como regalo a Jehová, en caballos y en carros y en carruajes cubiertos y en mulos y en camellas veloces, a mi santa montaña, Jerusalén —ha dicho Jehová—, justamente como cuando los hijos de Israel traen el regalo en una vasija limpia a la casa de Jehová. Y también de ellos tomaré algunos para los sacerdotes, para los levitas” (Isaías 66:20, 21).

      13 Algunos de estos “hermanos [...] de todas las naciones” estaban presentes en Jerusalén en el día de Pentecostés cuando se derramó espíritu santo sobre los discípulos de Jesús. La Biblia dice: “Sucedía que moraban en Jerusalén judíos, varones reverentes, de toda nación de las que hay bajo el cielo” (Hechos 2:5). Siguiendo la costumbre judía, dichos varones habían acudido a Jerusalén para rendir culto, pero cuando escucharon las buenas nuevas acerca de Jesucristo, muchos pusieron fe en él y se bautizaron.

      14, 15. a) ¿Cómo recogieron los cristianos ungidos a más de sus “hermanos” espirituales después de la I Guerra Mundial, y por qué pudieron presentarlos a Jehová como “regalo en una vasija limpia”? b) ¿En qué sentido ‘tomó Jehová algunos para los sacerdotes’? c) Mencione algunos cristianos ungidos que participaron en la obra de recoger a sus hermanos espirituales (véase el recuadro de esta página).

      14 ¿Tiene esta profecía un cumplimiento moderno? Desde luego. Tras la I Guerra Mundial, los siervos ungidos de Jehová se dieron cuenta de que, según las Escrituras, en 1914 se había instaurado el Reino de Dios en los cielos. Su estudio meticuloso de la Biblia les hizo ver que debían recogerse más herederos del Reino, o “hermanos”. Una serie de ministros intrépidos viajaron en todo medio de transporte “hasta la parte más distante de la tierra” en busca de posibles miembros del resto ungido. Cuando localizaban a tales personas, que en su mayoría procedían de las iglesias de la cristiandad, las ofrecían a Jehová como regalo (Hechos 1:8).

      15 Los ungidos recogidos en aquellos años no esperaban que Jehová los aceptara tal como eran antes de conocer la verdad bíblica, por lo que dieron pasos para limpiarse de toda contaminación espiritual y moral, y así poder ser presentados como “regalo en una vasija limpia” o, como dijo el apóstol Pablo, “cual virgen casta al Cristo” (2 Corintios 11:2). Además de rechazar las doctrinas falsas, los ungidos tenían que aprender a mantener estricta neutralidad en los asuntos políticos del mundo. En 1931, cuando ya se habían purificado bastante, Jehová les concedió misericordiosamente el privilegio de portar su nombre al llegar a conocérseles como testigos de Jehová (Isaías 43:10-12). Pero ¿de qué forma ‘tomó Jehová algunos para los sacerdotes’? Como grupo, estos ungidos se convirtieron en parte de “un sacerdocio real, una nación santa” que ofrecía sacrificios de alabanza a Dios (1 Pedro 2:9; Isaías 54:1; Hebreos 13:15).

      Prosigue la recolección

      16, 17. ¿A quiénes representa “la prole” tras la I Guerra Mundial?

      16 La cantidad total de componentes de ese “sacerdocio real” es de 144.000, y con el tiempo se les recogió a todos (Revelación 7:1-8; 14:1). ¿Finalizó entonces la recolección? No. La profecía de Isaías sigue diciendo: “Tal como los nuevos cielos y la nueva tierra que voy a hacer subsisten delante de mí —es la expresión de Jehová—, así seguirán subsistiendo la prole de ustedes y el nombre de ustedes” (Isaías 66:22). En el cumplimiento inicial de estas palabras, los judíos que regresen del cautiverio babilónico tendrán hijos. De esa forma, el resto judío restaurado —“la nueva tierra”—, que vivirá bajo la nueva administración judía —“los nuevos cielos”—, quedará firmemente establecido. La profecía ha tenido, además, un cumplimiento extraordinario en nuestros días.

      17 “La prole” que la nación de hermanos espirituales produce es la “gran muchedumbre”, que tiene la esperanza de vivir para siempre en la Tierra. Sus integrantes, “de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, [están] de pie delante del trono y delante del Cordero” y “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Revelación 7:9-14; 22:17). Esta “gran muchedumbre” pasa de la oscuridad espiritual a la luz que suministra Jehová. Tiene fe en Jesucristo y, al igual que sus hermanos ungidos, se esfuerza por mantenerse espiritual y moralmente limpia. Como grupo sigue rindiendo servicio bajo la guía de Cristo y ‘seguirá subsistiendo’ para siempre (Salmo 37:11, 29).

      18. a) ¿Por qué puede decirse que la gran muchedumbre ha actuado como sus hermanos ungidos? b) ¿En qué sentido adoran a Jehová “de luna nueva en luna nueva y de sábado en sábado” los ungidos y sus compañeros?

      18 Estos hombres y mujeres laboriosos que tienen la esperanza terrestre saben que, si bien es esencial permanecer puros en sentido moral y espiritual, para agradar a Jehová se necesita algo más. La obra de la recolección está en pleno apogeo, y desean participar en ella. El libro de Revelación profetiza respecto a esas personas: “Están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo” (Revelación 7:15). Tales palabras nos recuerdan el penúltimo versículo del libro profético de Isaías: “Ciertamente sucederá que de luna nueva en luna nueva y de sábado en sábado vendrá toda carne para inclinarse delante de mí —ha dicho Jehová—” (Isaías 66:23). Esta predicción se está cumpliendo hoy. “De luna nueva en luna nueva y de sábado en sábado” —es decir, constantemente, semana a semana, mes tras mes—, los cristianos ungidos y sus compañeros, la gran muchedumbre, adoran juntos a Jehová. Como parte de su adoración, asisten a las reuniones cristianas y participan en el ministerio público. ¿Se encuentra usted entre quienes ‘vienen y se inclinan ante Jehová’ con constancia? El pueblo de Dios lo hace con gran satisfacción, y los que son miembros de la gran muchedumbre anhelan que llegue el día en que “toda carne”, todo ser humano, sirva a Jehová “de luna nueva en luna nueva y de sábado en sábado” por toda la eternidad.

      La destrucción total de los enemigos de Dios

      19, 20. ¿Para qué se utilizaba el Gehena en tiempos bíblicos, y qué simboliza?

      19 Solo nos resta un versículo de las profecías de Isaías por analizar. El libro concluye con las siguientes palabras: “Realmente saldrán y pondrán la vista sobre los cadáveres de los hombres que estuvieron transgrediendo contra mí; porque los gusanos mismos que están sobre ellos no morirán, y su fuego mismo no se extinguirá, y tienen que llegar a ser algo repulsivo para toda carne” (Isaías 66:24). Es probable que Jesucristo tuviera en mente esta profecía cuando animó a sus discípulos a simplificar su vida y dar prioridad a los intereses del Reino. “Si tu ojo te hace tropezar, tíralo; mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado al Gehena, donde su cresa no muere y el fuego no se apaga”, les dijo (Marcos 9:47, 48; Mateo 5:29, 30; 6:33).

      20 ¿Qué es el Gehena? El erudito judío David Kimhi escribió hace varios siglos: “Es un lugar situado junto a Jerusalén, un lugar repugnante donde se arrojan inmundicias y cadáveres. En él ardía sin cesar un fuego que quemaba las inmundicias y los huesos de los cadáveres. De ahí que el juicio de los inicuos reciba en lenguaje alegórico el nombre de Gehinnom”. Si la finalidad del Gehena, tal como indica este comentarista judío, era eliminar los desperdicios y los cadáveres de la gente considerada indigna de recibir sepultura, el fuego sería un medio adecuado para ello. Y lo que este no consumiera lo consumirían las cresas. ¡Qué imagen más apropiada de la destrucción total que sufrirán los enemigos de Dios!b

      21. ¿Para quiénes concluye el libro de Isaías con una nota optimista, y por qué?

      21 En vista de la referencia a los cadáveres, el fuego y los gusanos, ¿puede decirse que el emocionante libro profético de Isaías concluye con una nota macabra? Los enemigos declarados de Dios sin duda pensarán que sí. Para Sus amigos, en cambio, la descripción que hace Isaías de la destrucción eterna de los impíos es muy alentadora. El pueblo de Jehová necesita tal garantía de que sus adversarios no volverán a dominar jamás. Todos los que han ocasionado tanto sufrimiento a los adoradores de Dios y tanto oprobio a Su nombre serán destruidos para siempre. Por ello, “la angustia no se levantará una segunda vez” (Nahúm 1:9).

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