BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Es firme su creencia en la resurrección?
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • ¿Es firme su creencia en la resurrección?

      “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.” (JUAN 11:25.)

      1, 2. ¿Por qué debe el adorador de Jehová confiar en la esperanza de la resurrección?

      ¿ES FIRME su creencia en la resurrección? ¿Lo fortalece esa esperanza contra el temor a la muerte y lo consuela ante el fallecimiento de un ser querido? (Mateo 10:28; 1 Tesalonicenses 4:13.) ¿Es usted como muchos de los siervos de Dios de la antigüedad que aguantaron azotes, burlas, torturas y la privación de libertad, fortalecidos por la creencia en la resurrección? (Hebreos 11:35-38.)

      2 Efectivamente, el adorador sincero de Jehová no debería tener ninguna duda sobre la resurrección, y su confianza debería reflejarse en su modo de vivir. Es maravilloso pensar que al debido tiempo de Dios, el mar, la muerte y el Hades devolverán a los muertos que hay en ellos, y estos resucitados tendrán la perspectiva de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca (Revelación [Apocalipsis] 20:13; 21:4, 5).

      Dudas sobre una vida futura

      3, 4. ¿Qué creen muchos aún sobre la vida después de la muerte?

      3 La cristiandad ha enseñado por mucho tiempo que existe vida después de la muerte. Un artículo de la revista U.S. Catholic dijo: “Durante toda su historia, los cristianos han intentado superar los desengaños y sufrimientos de esta vida esperando otra vida, una de paz y alegría, de satisfacción y felicidad”. Aunque en varios países de la cristiandad la gente se ha secularizado y ha adoptado una postura crítica con respecto a la religión, muchos aún creen que debe haber algo después de la muerte. Pero esta creencia está rodeada de incertidumbres.

      4 Un artículo de la revista Time observó: “La gente todavía cree en [el más allá]; sin embargo, su concepto de lo que representa es cada vez más difuso y menos predicado por sus pastores”. ¿Por qué hablan menos del más allá ahora los ministros religiosos? El erudito Jeffrey Burton Russell dice: “Pienso que [los clérigos] quieren mantenerse al margen del tema por temor a enfrentarse a una barrera de escepticismo popular”.

      5. ¿Qué piensan muchos hoy sobre la doctrina del infierno?

      5 Para muchas iglesias el más allá significa el cielo y el infierno. Y si el clero evita hablar del cielo, aún está menos dispuesto a hablar del infierno. Un periódico dijo: “En estos días, incluso las iglesias que creen en el castigo eterno en el infierno físico [...] moderan la doctrina”. De hecho, la mayoría de los teólogos modernos ya no creen que el infierno sea un lugar literal de tormento, según la enseñanza medieval, sino que se inclinan por una versión más “humana” del mismo. Según muchos modernistas, no se tortura literalmente a los pecadores en el infierno, sino que estos sufren debido a su “separación espiritual de Dios”.

      6. ¿Cómo descubren muchos la debilidad de su fe cuando se enfrentan a una tragedia?

      6 Es posible que al suavizar la doctrina eclesiástica para no ofender la sensibilidad moderna eviten la impopularidad, pero dejan a millones de feligreses sinceros preguntándose qué creer. Por ello, cuando estos se enfrentan a la muerte suelen descubrir la debilidad de su fe. Su actitud es como la de aquella mujer que perdió a varios familiares en un trágico accidente. Cuando se le preguntó si su fe religiosa la había consolado, respondió vacilante: “Creo que sí”. Pero aun si hubiera contestado con convicción que su fe la había sostenido, ¿de qué beneficio hubiese sido a largo plazo si sus creencias carecían de fundamento? Esta es una consideración importante porque, a decir verdad, lo que la mayoría de las iglesias enseñan sobre la vida futura es muy diferente de lo que expone la Biblia.

      La enseñanza de la cristiandad sobre la vida después de la muerte

      7. a) ¿Qué creencia comparten la mayoría de las iglesias? b) ¿Cómo explicó un teólogo la doctrina de la inmortalidad del alma?

      7 Pese a sus diferencias, casi todas las confesiones de la cristiandad concuerdan en que el ser humano tiene un alma inmortal que sobrevive a la muerte del cuerpo. La mayoría cree que cuando el individuo muere, su alma va al cielo. Algunos temen que su alma pueda ir al infierno o al purgatorio. En cualquier caso, su creencia sobre la vida futura depende de la doctrina de la inmortalidad del alma. En un ensayo publicado en el libro Immortality and Resurrection [Inmortalidad y resurrección], el teólogo Oscar Cullmann comentó: “Hacedle a un cristiano, protestante o católico [...] la pregunta siguiente: ¿Qué enseña el Nuevo Testamento sobre la suerte individual del hombre después de la muerte? Con raras excepciones, recibiréis siempre la misma respuesta: la inmortalidad del alma”. Sin embargo, Cullmann añadió: “Esta opinión, por difundida que esté, es uno de los errores más graves en relación con el cristianismo”. Cuando el teólogo dijo esto por primera vez, levantó una polvareda. No obstante, tenía razón.

      8. ¿Qué esperanza puso Jehová ante el primer hombre y la primera mujer?

      8 Jehová Dios no creó al hombre para que fuera al cielo después de la muerte. Según su propósito original, este ni siquiera tenía que morir. Se creó perfectos a Adán y Eva y se les dio la oportunidad de llenar la Tierra de descendientes justos (Génesis 1:28; Deuteronomio 32:4). Dios dijo a nuestros primeros padres que morirían solo en el caso de que le desobedecieran (Génesis 2:17). Si hubieran permanecido obedientes a su Padre celestial, habrían vivido en la Tierra para siempre.

      9. a) ¿Cuál es la verdad sobre el alma humana? b) ¿Qué le sucede al alma cuando muere?

      9 Ahora bien, lamentablemente, Adán y Eva desobedecieron a Dios (Génesis 3:6, 7). El apóstol Pablo describe las trágicas consecuencias: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). En vez de vivir para siempre en la Tierra, Adán y Eva murieron. ¿Qué sucedió entonces? ¿Tenían un alma inmortal a la que pudiera condenarse al infierno por su pecado? No; la Biblia dice que cuando Adán fue creado, “vino a ser alma viviente” (Génesis 2:7). Al hombre no se le dio un alma; llegó a ser un alma, una persona viva (1 Corintios 15:45). No solo era Adán un “alma viviente”, sino que, como indica el idioma hebreo en el que se escribió Génesis, los animales también eran “almas vivientes” (Génesis 1:24). Cuando Adán y Eva murieron, se convirtieron en almas muertas. Con el tiempo, les sucedió lo que Jehová le había dicho a Adán: “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás” (Génesis 3:19).

      10, 11. ¿Qué admite la New Catholic Encyclopedia sobre la enseñanza bíblica del alma? ¿Es eso lo que dice la Biblia?

      10 La New Catholic Encyclopedia concuerda básicamente con lo antedicho. En su artículo “Alma (en la Biblia)”, dice: “No hay dicotomía [división en dos partes] de cuerpo y alma en el AT [“Antiguo Testamento” o Escrituras Hebreas]”. Añade que en la Biblia la palabra “alma” “nunca significa alma como algo separado del cuerpo o el individuo”, sino que normalmente “significa el mismo ser individual, ya sea animal o humano”. Esta sinceridad es alentadora, pero cabe preguntarse por qué no se ha comunicado esta idea por lo general a los feligreses.

      11 Cuánta preocupación y temor se le habría evitado al laicado si hubiera conocido la sencilla verdad bíblica: “El alma que peca... ella misma morirá”, no sufrirá en el infierno (Ezequiel 18:4). Aunque esto es muy diferente de lo que enseña la cristiandad, armoniza plenamente con lo que dijo el sabio Salomón bajo inspiración: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario [en esta vida], porque el recuerdo de ellos se ha olvidado. Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol [el sepulcro común de la humanidad], el lugar adonde vas” (Eclesiastés 9:5, 10).

      12. ¿De dónde obtuvo la cristiandad su enseñanza sobre el alma inmortal?

      12 ¿Por qué enseña la cristiandad algo tan diferente de lo que dice la Biblia? La New Catholic Encyclopedia, en el artículo “Alma humana, inmortalidad del” indica que los padres primitivos de la Iglesia no basaron la enseñanza del alma inmortal en la Biblia, sino en “los poetas y filósofos y la tradición general del pensamiento griego [...]. Posteriormente, los escolásticos prefirieron a Platón o los principios de Aristóteles”. Dice que “la influencia del pensamiento platónico y neoplatónico”, como la creencia del alma inmortal, con el tiempo se introdujo “en la misma médula de la teología cristiana”.

      13, 14. ¿Por qué es irrazonable esperar que los filósofos griegos paganos aclaren la verdad?

      13 ¿Debieron los llamados cristianos haber recurrido a los filósofos paganos griegos para conocer algo tan básico como la esperanza de vida después de la muerte? Por supuesto que no. Cuando Pablo escribió a los cristianos que vivían en Corinto (Grecia), les dijo: “La sabiduría de este mundo es necedad para con Dios; porque está escrito: ‘Prende a los sabios en su propia astucia’. Y otra vez: ‘Jehová sabe que los razonamientos de los sabios son vanos’” (1 Corintios 3:19, 20). Los griegos de la antigüedad eran idólatras. ¿Cómo podían entonces ser la fuente de la verdad? Pablo preguntó a los corintios: “¿Qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos templo de un Dios vivo; así como dijo Dios: ‘Yo residiré entre ellos y andaré entre ellos, y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo’” (2 Corintios 6:16).

      14 La revelación de las verdades sagradas se dio en un principio mediante la nación de Israel (Romanos 3:1, 2). Después del año 33 E.C., se dio a través de la congregación de cristianos ungidos del siglo primero. Pablo dijo de los cristianos de aquel entonces: “Es a nosotros a quienes Dios las ha revelado [las cosas que se han preparado para los que lo aman] mediante su espíritu” (1 Corintios 2:10; véase también Revelación 1:1, 2). La doctrina de la cristiandad sobre la inmortalidad del alma procede de la filosofía griega. No la reveló Dios ni a Israel ni por medio de la congregación de cristianos ungidos del siglo primero.

      La verdadera esperanza para los muertos

      15. Según Jesús, ¿cuál es la verdadera esperanza para los muertos?

      15 Si no existe el alma inmortal, ¿cuál es la verdadera esperanza para los muertos? Es, por supuesto, la resurrección, una doctrina bíblica fundamental y una promesa divina en verdad maravillosa. Jesús ofreció la esperanza de la resurrección cuando le dijo a su amiga Marta: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir” (Juan 11:25). Creer en Jesús significa creer en la resurrección, no en un alma inmortal.

      16. ¿Por qué es razonable creer en la resurrección?

      16 Jesús había hablado de la resurrección con anterioridad cuando dijo a algunos judíos: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán” (Juan 5:28, 29). Lo que dice aquí Jesús es muy diferente de la enseñanza de un alma inmortal que sobrevive a la muerte del cuerpo y va directamente al cielo. Es una futura ‘salida’ de personas que han estado en el sepulcro, en muchos casos por cientos o incluso miles de años. Son almas muertas que vuelven a vivir. ¿Imposible? No para el Dios “que vivifica a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran” (Romanos 4:17). Los escépticos quizá se burlen de la idea de hombres que vuelven de entre los muertos, pero esta idea armoniza perfectamente con el hecho de que “Dios es amor” y “remunerador de los que le buscan solícitamente” (1 Juan 4:16; Hebreos 11:6).

      17. ¿Qué logrará Dios mediante la resurrección?

      17 Pues, ¿cómo podría recompensar Dios a los que han sido ‘fieles hasta la muerte’ si no les devolviera la vida? (Revelación 2:10.) La resurrección también hace posible que Dios cumpla con lo que el apóstol Juan escribió: “Con este propósito el Hijo de Dios fue manifestado, a saber, para desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8). En el jardín de Edén, Satanás se convirtió en el asesino de toda la especie humana cuando indujo a nuestros primeros padres al pecado que les ocasionó la muerte (Génesis 3:1-6; Juan 8:44). Jesús empezó a desbaratar las obras de Satanás cuando entregó su vida perfecta como un rescate correspondiente que abría el camino para que se liberara a la humanidad de la esclavitud heredada al pecado, legado de la desobediencia voluntaria de Adán (Romanos 5:18). La resurrección de los que mueren por causa del pecado de Adán será otra manera de desbaratar las obras del Diablo.

      Cuerpo y alma

      18. ¿Cómo reaccionaron algunos filósofos griegos ante la declaración de que Jesús había resucitado, y por qué?

      18 Cuando el apóstol Pablo estuvo en Atenas, predicó las buenas nuevas a una multitud que incluía a algunos filósofos griegos. Esta escuchó la exposición de Pablo sobre el único Dios verdadero y su exhortación al arrepentimiento. ¿Qué sucedió a continuación? Pablo terminó su discurso diciendo: “[Dios] ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos”. Aquellas palabras levantaron revuelo. “Al oír de una resurrección de muertos, algunos empezaron a mofarse” (Hechos 17:22-32). El teólogo Oscar Cullmann observa: “Los [griegos] que creen en la inmortalidad del alma habían de encontrar dificultades infinitamente mayores que otros en aceptar la predicación cristiana de la resurrección. [...] La doctrina del gran Sócrates, del gran Platón, es incompatible con las enseñanzas del Nuevo Testamento”.

      19. ¿Cómo intentaron armonizar los teólogos de la cristiandad la enseñanza de la resurrección con la doctrina del alma inmortal?

      19 De todos modos, después de la gran apostasía que siguió a la muerte de los apóstoles, los teólogos se esforzaron por compatibilizar la enseñanza cristiana de la resurrección con la creencia platónica del alma inmortal. Con el tiempo algunos concordaron en una solución novedosa: cuando la persona muere, el alma se separa (“se libera”, como algunos dicen) del cuerpo. Luego, según la obra Outlines of the Doctrine of the Resurrection (Esbozo de la doctrina de la resurrección), de R. J. Cooke, en el Día del Juicio “cada cuerpo se une de nuevo con su propia alma, y cada alma con su propio cuerpo”. Se dice que la resurrección será esa futura reunión del cuerpo con el alma inmortal.

      20, 21. ¿Quiénes han enseñado la verdad sobre la resurrección y cómo los ha beneficiado?

      20 Esta teoría es todavía la doctrina oficial de las principales iglesias. Aunque es posible que los teólogos la encuentren lógica, para la mayoría de los feligreses es un concepto desconocido. Ellos simplemente creen que cuando mueran irán directamente al cielo. Por esta razón, en el número del 5 de mayo de 1995 de Commonweal, el escritor John Garvey dijo en tono acusatorio: “La creencia de la mayoría de los cristianos [sobre el más allá] parece estar mucho más cerca del neoplatonismo que de nada que sea verdaderamente cristiano, y no tiene ningún fundamento bíblico”. En realidad, al cambiar la Biblia por Platón, el clero de la cristiandad privó a sus rebaños de la esperanza bíblica de la resurrección.

      21 Por otro lado, los testigos de Jehová rechazan la filosofía pagana y se adhieren a la enseñanza bíblica de la resurrección. Encuentran que esa enseñanza es edificante, satisfactoria y reconfortante. En los siguientes artículos veremos el fundamento y la lógica de la enseñanza bíblica de la resurrección, tanto para los que tienen una esperanza terrenal como para aquellos que esperan una resurrección celestial. Recomendamos que lea cuidadosamente el 1 Co capítulo 15 de la primera carta a los Corintios como preparación para el estudio de esos artículos.

  • “Los muertos serán levantados”
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • “Los muertos serán levantados”

      “Porque sonará la trompeta, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados.” (1 CORINTIOS 15:52.)

      1, 2. a) ¿Qué reconfortante promesa se dio por medio del profeta Oseas? b) ¿Cómo sabemos que Dios quiere resucitar a los muertos?

      ¿SE LE ha muerto algún ser querido? Entonces conoce el dolor que esta pérdida conlleva. No obstante, la promesa divina mediante el profeta Oseas es un consuelo para los cristianos: “De la mano del Seol los redimiré; de la muerte los recobraré. ¿Dónde están tus aguijones, oh Muerte? ¿Dónde está tu poder destructor, oh Seol?” (Oseas 13:14).

      2 La idea de que los muertos regresen a la vida les parece absurda a los escépticos. Pero el Dios Todopoderoso sin duda tiene el poder que se requiere para realizar ese milagro. La verdadera cuestión es si Jehová quiere traer de vuelta a la vida a las personas que han muerto. Job, un hombre justo, preguntó: “Si un hombre físicamente capacitado muere, ¿puede volver a vivir?”. Luego dio esta reconfortante respuesta: “Tú llamarás, y yo mismo te responderé. Por la obra de tus manos sentirás anhelo” (Job 14:14, 15). La palabra “anhelo” significa “deseo vehemente de algo” (compárese con Salmo 84:2). Efectivamente, Jehová espera con interés la resurrección, anhela ver de nuevo a sus siervos fieles desaparecidos, que siguen vivos en su memoria (Mateo 22:31, 32).

      Jesús arroja luz sobre la resurrección

      3, 4. a) ¿Qué luz arrojó Jesús sobre la esperanza de la resurrección? b) ¿Por qué resucitó Jesús como espíritu y no en la carne?

      3 Los hombres de fe de la antigüedad, como Job, solo entendían parcialmente la resurrección. Fue Jesucristo quien arrojó luz plena sobre esta maravillosa esperanza. Mostró el papel clave que él mismo desempeña cuando dijo: “El que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36). ¿Dónde se disfrutará de esa vida? Para la inmensa mayoría de los que tienen fe será en la Tierra (Salmo 37:11). Sin embargo, Jesús dijo a sus discípulos: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino” (Lucas 12:32). El Reino de Dios es celestial. Por tanto, esta promesa significa que un “rebaño pequeño” de sus seguidores vivirán con Jesús en el cielo como criaturas espirituales (Juan 14:2, 3; 1 Pedro 1:3, 4). ¡Qué perspectiva más gloriosa! Jesús reveló posteriormente al apóstol Juan que este “rebaño pequeño” se compondría de 144.000 miembros (Revelación 14:1).

      4 Pero ¿cómo entrarían en la gloria celestial los 144.000? Jesús “ha arrojado luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas”. Mediante su sangre inauguró un “camino nuevo y vivo” al cielo (2 Timoteo 1:10; Hebreos 10:19, 20). Primero, murió, tal como se había predicho en la Biblia (Isaías 53:12). Luego, según más tarde proclamó el apóstol Pedro, a “este Jesús lo resucitó Dios” (Hechos 2:32). Pero a Jesús no se le resucitó como ser humano. Él había dicho con anterioridad: “El pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo” (Juan 6:51). Recuperar esa carne invalidaría su sacrificio. De modo que Jesús fue “muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu” (1 Pedro 3:18). Así “obtuvo liberación eterna para nosotros”, es decir, el “rebaño pequeño” (Hebreos 9:12). Presentó a Dios el valor de su vida humana perfecta como rescate por la humanidad pecadora, y los 144.000 fueron los primeros beneficiarios.

      5. ¿Qué esperanza se dio a los seguidores de Jesús del siglo primero?

      5 Jesús no sería el único resucitado para vivir en el cielo. Pablo dijo a sus compañeros cristianos de Roma que se les había ungido con espíritu santo para que fueran hijos de Dios y coherederos con Cristo si confirmaban su ungimiento siendo fieles hasta el fin (Romanos 8:16, 17). Pablo también explicó: “Si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección” (Romanos 6:5).

      En defensa de la esperanza de la resurrección

      6. ¿Por qué se atacó la creencia de la resurrección en Corinto, y qué hizo el apóstol Pablo?

      6 La resurrección es parte de la “doctrina primaria” del cristianismo (Hebreos 6:1, 2). Sin embargo, en Corinto se estaba atacando esta doctrina. Algunos miembros de la congregación, probablemente influidos por la filosofía griega, decían: “No hay resurrección de los muertos” (1 Corintios 15:12). Cuando Pablo se enteró, salió en defensa de la doctrina de la resurrección, especialmente la esperanza de los cristianos ungidos. Examinemos las palabras de Pablo recogidas en el capítulo 15 de Primera a los Corintios. Sería conveniente haber leído ya este capítulo entero, como se recomendó en el artículo anterior.

      7. a) ¿En qué idea clave se centró Pablo? b) ¿Quiénes vieron a Jesús resucitado?

      7 En los dos primeros versículos del capítulo 15 de Primera a los Corintios, Pablo fija el tema: “Les doy a conocer, hermanos, las buenas nuevas que les declaré, las cuales también recibieron, en las cuales también están firmes, mediante las cuales también están siendo salvados, [...] a no ser, de hecho, que se hayan hecho creyentes en balde”. Si los corintios no se asían firmemente de las buenas nuevas, habían aceptado la verdad en vano. Pablo continuó: “Les transmití, entre las primeras cosas, lo que yo también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer día según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, entonces a los doce. Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la mayoría permanece hasta ahora, pero algunos se han dormido en la muerte. Después de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles; pero último de todos también se me apareció a mí como si fuera a uno nacido prematuramente” (1 Corintios 15:3-8).

      8, 9. a) ¿Qué importancia tiene la creencia en la resurrección? b) ¿En qué ocasión es posible que Jesús se apareciera a “más de quinientos hermanos”?

      8 La creencia en la resurrección de Jesús no era opcional para quienes habían aceptado las buenas nuevas. Había muchos testigos presenciales que podían confirmar que “Cristo murió por nuestros pecados” y que había resucitado. Uno era Cefas, o Pedro, como mejor se le conoce. Después de haber negado a Jesús la noche de su traición y arresto, debió haberle fortalecido mucho que este se le apareciera. Jesús también visitó a “los doce”, el grupo apostólico, una experiencia que sin duda les ayudó a superar el temor y a ser testigos denodados de su resurrección (Juan 20:19-23; Hechos 2:32).

      9 Cristo también se apareció a un grupo mayor, “más de quinientos hermanos”. Como Jesús solamente tenía muchos seguidores en Galilea, es posible que esta fuera la ocasión a la que se hace referencia en Mateo 28:16-20, cuando Jesús dio el mandato de hacer discípulos. ¡Qué elocuente testimonio podían dar estas personas! Algunas aún estaban vivas en el año 55, cuando Pablo escribió esta primera carta a los corintios. Observe, sin embargo, que de los que habían muerto se dice que se habían “dormido en la muerte”. Aún no se les había resucitado para recibir su recompensa celestial.

      10. a) ¿Qué efecto tuvo la última reunión de Jesús con sus discípulos? b) ¿En qué sentido se apareció Jesús a Pablo “como si fuera a uno nacido prematuramente”?

      10 Otro testigo sobresaliente de la resurrección de Jesús fue Santiago, el hijo de José y de María, la madre de Jesús. Parece ser que antes de la resurrección de Jesús, Santiago no era creyente (Juan 7:5). Pero cuando Jesús se le apareció se hizo creyente, y quizá influyó en la conversión de sus demás hermanos (Hechos 1:13, 14). En la última reunión que Jesús tuvo con sus discípulos, antes de su ascensión al cielo, los comisionó para que fueran “testigos [...] hasta la parte más distante de la tierra” (Hechos 1:6-11). Posteriormente se apareció a Saulo de Tarso, perseguidor de los cristianos (Hechos 22:6-8). Jesús se apareció a Saulo “como si fuera a uno nacido prematuramente”. Fue como si se hubiera resucitado prematuramente a Saulo a la vida espiritual y pudiera ver al Señor glorificado siglos antes del tiempo previsto para la resurrección. Esta experiencia cambió bruscamente la trayectoria de Saulo de oposición asesina a la congregación cristiana y provocó en él una notable transformación (Hechos 9:3-9, 17-19). Saulo llegó a ser el apóstol Pablo, uno de los mayores defensores de la fe cristiana (1 Corintios 15:9, 10).

      La fe en la resurrección es esencial

      11. ¿Cómo puso al descubierto Pablo la falacia de decir: “No hay resurrección”?

      11 La resurrección de Jesús fue, por tanto, un hecho bien atestiguado. “Ahora bien, si de Cristo se está predicando que él ha sido levantado de entre los muertos —argumenta Pablo—, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de los muertos?” (1 Corintios 15:12.) Aquellos hombres no solo tenían dudas o preguntas personales, sino que exponían en público su incredulidad. De modo que Pablo pone al descubierto la falacia de su razonamiento. Dice que si Cristo no había resucitado, el mensaje cristiano era una mentira, y los que daban testimonio de su resurrección eran “falsos testigos de Dios”. Si Cristo no había sido levantado, no se había pagado ningún rescate a Dios; los cristianos ‘todavía estaban en sus pecados’ (1 Corintios 15:13-19; Romanos 3:23, 24; Hebreos 9:11-14). Y los cristianos que se habían “dormido en la muerte”, en algunos casos como mártires, habían perecido sin una verdadera esperanza. Qué lastimosa situación la de los cristianos, si no hubiera más esperanza que esta vida. Todos sus sufrimientos habrían sido en balde.

      12. a) ¿Qué da a entender el que Cristo constituya “las primicias de los que se han dormido en la muerte”? b) ¿Cómo hizo posible Cristo la resurrección?

      12 Sin embargo, esa no era la realidad. Pablo continúa: “Cristo ha sido levantado de entre los muertos”. Lo que es más, es “las primicias de los que se han dormido en la muerte” (1 Corintios 15:20). Cuando los israelitas entregaban obedientemente las primicias de su producción, Jehová los bendecía con una gran cosecha (Éxodo 22:29, 30; 23:19; Proverbios 3:9, 10). Al llamar a Cristo “las primicias”, Pablo da a entender que otra cosecha de personas sería levantada de la muerte para vivir en el cielo. “Dado que la muerte es mediante un hombre —dice Pablo—, la resurrección de los muertos también es mediante un hombre. Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:21, 22.) Jesús hizo posible la resurrección al dar su vida humana perfecta como rescate, abriendo así el camino para liberar a la humanidad de la esclavitud al pecado y a la muerte (Gálatas 1:4; 1 Pedro 1:18, 19).a

      13. a) ¿Cuándo tiene lugar la resurrección celestial? b) ¿Cómo se explica el que algunos ungidos no ‘se duerman en la muerte’?

      13 Pablo continúa: “Pero cada uno en su propia categoría: Cristo las primicias, después los que pertenecen al Cristo durante su presencia” (1 Corintios 15:23). Cristo resucitó en el año 33. Sin embargo, sus seguidores ungidos —“los que pertenecen a Cristo”— tendrían que esperar hasta poco después del comienzo de la presencia real de Jesús, que, según la profecía bíblica, tuvo lugar en 1914 (1 Tesalonicenses 4:14-16; Revelación 11:18). ¿Y qué les sucedería a los que vivieran durante su presencia? Pablo dice: “¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados” (1 Corintios 15:51, 52). Está claro que no todos los ungidos se duermen en el sepulcro a la espera de la resurrección. Los que mueren durante la presencia del Cristo son transformados instantáneamente (Revelación 14:13).

      14. ¿En qué sentido se bautizan los ungidos “con el propósito de ser personas muertas”?

      14 “De otro modo —pregunta Pablo—, ¿qué harán los que se bautizan con el propósito de ser personas muertas? Si los que han muerto no han de ser levantados en manera alguna, ¿por qué se bautizan ellos también con el propósito de contarse entre los tales? ¿Por qué también estamos nosotros en peligro cada hora?” (1 Corintios 15:29, 30.) Pablo no quiso decir que los vivos se bautizaban en favor de los muertos, como parecen indicar algunas traducciones de la Biblia. Esta no debe ser la idea, pues el bautismo está relacionado con el discipulado cristiano, y las almas muertas no pueden ser discípulos (Juan 4:1). Más bien, Pablo estaba hablando de cristianos vivos, muchos de los cuales, como Pablo mismo, estaban “en peligro cada hora”. A los cristianos ungidos ‘se les bautizaba en la muerte de Cristo’ (Romanos 6:3). Desde su ungimiento, se les estaba bautizando, por decirlo así, en un camino que les llevaría a una muerte como la de Cristo (Marcos 10:35-40). Estos cristianos morirían con la esperanza de recibir una gloriosa resurrección celestial (1 Corintios 6:14; Filipenses 3:10, 11).

      15. ¿Qué peligros es posible que experimentara Pablo, y cómo le ayudó la fe en la resurrección a superarlos?

      15 Pablo luego explica que él mismo se había enfrentado a tantos peligros que podía decir: “Diariamente me enfrento con la muerte”. Temiendo que alguien le acusara de exageración, Pablo añade: “Esto lo afirmo por el alborozo que por causa de ustedes, hermanos, tengo en Cristo Jesús nuestro Señor”. La Biblia de Jerusalén (1967) traduce este versículo de la siguiente manera: “Os juro, hermanos, por el orgullo que siento por vosotros en Cristo Jesús, Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte”. Como ejemplo de los peligros a los que se enfrentó, Pablo habla en el versículo 32 de haber “peleado con bestias salvajes en Éfeso”. Los romanos solían ejecutar a los criminales arrojándolos a los animales salvajes en los circos. Si Pablo sobrevivió a una lucha literal con animales salvajes, lo lograría solo con la ayuda de Jehová. Sin la esperanza de la resurrección, optar por un proceder en la vida que le expusiera a tal peligro hubiese sido muy insensato. Sin la esperanza de una vida futura, aguantar las dificultades y sacrificios que comportaba el servicio a Dios no hubiera tenido mucho sentido. “Si los muertos no han de ser levantados —dice Pablo—, ‘comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir’.” (1 Corintios 15:31, 32; véase 2 Corintios 1:8, 9; 11:23-27.)

      16. a) ¿De dónde procedía posiblemente el dicho: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir”? b) ¿Qué peligros entrañaba este modo de pensar?

      16 Es posible que Pablo citara de Isaías 22:13, que describe la actitud fatalista de los desobedientes habitantes de Jerusalén. O quizá pensaba en las creencias de los epicúreos, que rechazaban la idea del más allá y creían que el placer carnal era el bien máximo de la vida. En cualquier caso, la filosofía de ‘comer y beber’ era impía. Por ello, Pablo advierte: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33). Relacionarse con los que rechazaban la resurrección podía ser pernicioso. Es posible que tales compañías fueran en parte responsables de los problemas que Pablo tuvo que corregir en la congregación corintia, como la inmoralidad sexual, las divisiones, los litigios y la falta de respeto a la Cena del Señor (1 Corintios 1:11; 5:1; 6:1; 11:20-22).

      17. a) ¿Qué exhortación dio Pablo a los corintios? b) ¿Qué preguntas deben contestarse aún?

      17 Por tanto, Pablo da a los corintios esta exhortación: “Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Hablo para hacer que sientan vergüenza” (1 Corintios 15:34). Un punto de vista negativo sobre la resurrección condujo a algunos a la soñolencia o mareo espiritual. Tenían que despertar, mantenerse sobrios. De igual manera, los cristianos ungidos de la actualidad deben estar despiertos espiritualmente, y no dejarse influir por el escepticismo mundano. Deben aferrarse a la esperanza de la resurrección celestial. Pero todavía quedaban preguntas por responder, tanto para los corintios en aquel tiempo como para nosotros hoy. Por ejemplo: ¿De qué manera se resucita a los 144.000 para la vida celestial? ¿Y qué decir de los millones de otras personas que todavía están en el sepulcro y que no tienen una esperanza celestial? ¿Qué significará la resurrección para ellas? En el próximo artículo examinaremos el resto de lo que Pablo enseñó sobre la resurrección.

  • “La muerte ha de ser reducida a nada”
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • “La muerte ha de ser reducida a nada”

      “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (1 CORINTIOS 15:26.)

      1, 2. a) ¿Qué esperanza dijo el apóstol Pablo que había para los muertos? b) ¿Qué pregunta sobre la resurrección contestó Pablo?

      “CREO en [...] la resurrección de la carne y la vida eterna”, dice el Credo de los Apóstoles. Tanto católicos como protestantes lo recitan puntualmente, sin percatarse de que sus creencias se asemejan más a la filosofía griega que a nada que jamás hubieran creído los apóstoles. El apóstol Pablo rechazó la filosofía griega así como la idea de un alma inmortal. Ahora bien, creía firmemente en una vida futura y escribió bajo inspiración: “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:26). ¿Qué significan, exactamente, estas palabras para la humanidad moribunda?

      2 Para responder a esta pregunta, retomemos la exposición de Pablo sobre la resurrección, recogida en el capítulo 15 de Primera a los Corintios. Recordemos que en los primeros versículos Pablo reconoce la resurrección como una parte fundamental de la doctrina cristiana. Luego responde a la pregunta específica: “No obstante, alguien dirá: ‘¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?’” (1 Corintios 15:35).

      ¿Qué clase de cuerpo?

      3. ¿Por qué rechazaban algunos la resurrección?

      3 Al plantear esta pregunta, es posible que Pablo intentara contrarrestar la influencia de la filosofía platónica. Platón enseñó que el hombre tiene un alma inmortal que sobrevive a la muerte del cuerpo. A quienes se habían criado con esta idea, la enseñanza cristiana debía parecerles innecesaria. Si el alma sigue viviendo después de la muerte, ¿qué propósito tiene la resurrección? Además, es posible que esta doctrina les pareciera ilógica. Una vez el cuerpo se ha convertido en polvo, ¿cómo puede haber una resurrección? El comentarista bíblico Heinrich Meyer dice que el antagonismo de algunos corintios posiblemente se debiera “al concepto filosófico de que la recuperación de la materia del cuerpo era imposible”.

      4, 5. a) ¿Por qué no eran razonables las objeciones de los incrédulos? b) Explique la ilustración de Pablo sobre el “grano desnudo”. c) ¿Qué clase de cuerpo da Dios a los ungidos resucitados?

      4 Pablo expone la vacuidad de su razonamiento: “¡Persona irrazonable! Lo que siembras no es vivificado a menos que primero muera; y en cuanto a lo que siembras, no siembras el cuerpo que se desarrollará, sino un grano desnudo, sea de trigo o cualquiera de los demás; pero Dios le da un cuerpo así como le ha agradado, y a cada una de las semillas su propio cuerpo” (1 Corintios 15:36-38). Dios no iba a resucitar el cuerpo que tenía la persona cuando vivía en la Tierra, sino a producir una transformación.

      5 Pablo compara la resurrección a la germinación de una semilla. Una pequeña semilla de trigo no se parece en nada a la planta que de ella crece. The World Book Encyclopedia dice: “Cuando una semilla empieza a germinar, absorbe una gran cantidad de agua. El agua provoca muchos cambios químicos en el interior de la semilla. También hace que los tejidos internos de esta se hinchen y rompan la membrana externa”. De hecho, la semilla muere como tal, y se convierte en una planta. “Dios le da un cuerpo”, pues estableció las leyes científicas que rigen su desarrollo, y cada semilla recibe un cuerpo según su género (Génesis 1:11). Del mismo modo, los cristianos ungidos primero mueren como seres humanos. Luego, al tiempo debido de Dios, él los trae de nuevo a la vida con un cuerpo completamente nuevo. Como Pablo dijo a los filipenses: “Jesucristo [...] amoldará de nuevo nuestro cuerpo humillado para que se conforme a su cuerpo glorioso” (Filipenses 3:20, 21; 2 Corintios 5:1, 2). Resucitan con un cuerpo espiritual y viven en la región espiritual (1 Juan 3:2).

      6. ¿Por qué es razonable creer que Dios puede dar a los resucitados cuerpos espirituales apropiados?

      6 ¿Es esto demasiado difícil de creer? No. Pablo razona que los animales tienen cuerpos de muchas clases diferentes. También, contrasta a los ángeles celestiales con los hombres de carne y sangre, al decir: “Hay cuerpos celestes, y cuerpos terrestres”. La creación inanimada es asimismo muy variada. “Estrella difiere de estrella en gloria”, dijo Pablo, mucho antes de que la ciencia descubriera cuerpos celestes como las estrellas azules, las gigantes rojas y las enanas blancas. En tal caso, ¿no es razonable que Dios pueda proveerles cuerpos espirituales apropiados a los ungidos resucitados? (1 Corintios 15:39-41.)

      7. ¿Qué significa incorrupción?, ¿e inmortalidad?

      7 Pablo luego dice: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción” (1 Corintios 15:42). El cuerpo humano, aun en estado de perfección, es corruptible. Se le puede causar la muerte. Pablo dijo a este respecto que el resucitado Jesús estaba “destinado a nunca más volver a la corrupción” (Hechos 13:34). Nunca más volvería a vivir en un cuerpo humano perfecto, pero corruptible. El cuerpo que Dios da a los ungidos resucitados es incorruptible, es decir, no puede morir ni descomponerse. Pablo continúa: “Se siembra en deshonra, se levanta en gloria. Se siembra en debilidad, se levanta en poder. Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:43, 44). Y añade: “Esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad”. La inmortalidad significa vida sin fin e indestructible (1 Corintios 15:53; Hebreos 7:16). De este modo, los resucitados llevan “la imagen del celestial”, Jesús, quien hizo posible su resurrección (1 Corintios 15:45-49).

      8. a) ¿Cómo sabemos que los resucitados son las mismas personas que fueron cuando vivían en la Tierra? b) ¿Qué profecías se cumplen con la resurrección?

      8 A pesar de esta transformación, los resucitados siguen siendo las mismas personas que eran antes de morir. Resucitarán con los mismos recuerdos y las mismas excelentes cualidades cristianas (Malaquías 3:3; Revelación 21:10, 18). En esto se asemejan a Jesucristo. Él pasó de ser un espíritu a ser un hombre. Luego murió y fue resucitado como espíritu de nuevo. Aun así, “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y para siempre” (Hebreos 13:8). ¡Qué glorioso privilegio tienen los ungidos! Pablo dice: “Pero cuando esto que es corruptible se vista de incorrupción y esto que es mortal se vista de inmortalidad, entonces se efectuará el dicho que está escrito: ‘La muerte es tragada para siempre’. ‘Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?’” (1 Corintios 15:54, 55; Isaías 25:8; Oseas 13:14).

      ¿Una resurrección terrestre?

      9, 10. a) En el contexto de 1 Corintios 15:24, ¿qué es “el fin”, y qué sucede entonces? b) ¿Qué tiene que suceder para que la muerte sea reducida a nada?

      9 ¿Hay algún futuro para los millones de personas que no tienen la esperanza de heredar una vida espiritual inmortal en el cielo? Por supuesto que lo hay. Tras explicar que la resurrección celestial tiene lugar durante la presencia de Cristo, Pablo pasa a indicar lo que sucederá después: “En seguida, el fin, cuando él entrega el reino a su Dios y Padre, cuando haya reducido a nada todo gobierno y toda autoridad y poder” (1 Corintios 15:23, 24).

      10 “El fin” es el fin del Reinado de Mil Años de Cristo, cuando Jesús entrega, humilde y lealmente, el Reino a su Dios y Padre (Revelación 20:4). El propósito de Dios de “reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo” se habrá cumplido (Efesios 1:9, 10). Pero primero Cristo destruirá “todo gobierno y toda autoridad y poder” que se oponen a la voluntad soberana de Dios. Esto implica más que la destrucción que ocurrirá en Armagedón (Revelación 16:16; 19:11-21). Pablo dice: “[Cristo] tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:25, 26). Efectivamente, todo vestigio del pecado y la muerte adánicos habrá sido eliminado. Para ese tiempo, Dios habrá vaciado ya todas las “tumbas conmemorativas”, es decir, habrá traído a los muertos de nuevo a la vida (Juan 5:28).

      11. a) ¿Cómo sabemos que Dios puede recrear almas que han muerto? b) ¿Qué clase de cuerpo recibirán los que resuciten para vivir en la Tierra?

      11 Esto significa recrear a las almas humanas. ¿Imposible? No, pues Salmo 104:29, 30 nos asegura que Dios puede hacerlo: “Si les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven. Si envías tu espíritu, son creados”. Aunque los resucitados serán las mismas personas que fueron antes de morir, no será necesario que posean los mismos cuerpos. Tal como en el caso de los que resucitan para vivir en el cielo, Dios les dará un cuerpo según le agrade. Estos nuevos cuerpos serán físicamente saludables y de algún modo similares a su cuerpo original, de modo que sus seres queridos podrán reconocerlos.

      12. ¿Cuándo acontece la resurrección terrestre?

      12 ¿Cuándo acontecerá la resurrección terrestre? Marta dijo de su hermano Lázaro, que había fallecido: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día” (Juan 11:24). ¿Cómo lo sabía? La resurrección era una cuestión polémica en su día, pues los fariseos creían en ella, pero los saduceos no (Hechos 23:8). De todos modos, Marta debía saber que hubo testigos precristianos que creían en la resurrección (Hebreos 11:35). Es posible que también dedujera de Daniel 12:13 que la resurrección tendría lugar en el último día. También puede ser que lo aprendiera directamente de Jesús (Juan 6:39). Ese “último día” coincide con el Reinado de Mil Años de Cristo (Revelación 20:6). Imagínese la emoción de presenciar el principio de este grandioso acontecimiento durante ese “día” (compárese con Lucas 24:41).

      ¿Quiénes van a volver?

      13. ¿Qué visión de la resurrección hallamos en Revelación 20:12-14?

      13 En Revelación 20:12-14 hallamos la visión del apóstol Juan sobre la resurrección terrestre: “Vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego”.

      14. ¿Quiénes se contarán entre los resucitados?

      14 La resurrección beneficiará a “los grandes y los pequeños”, tanto a hombres prominentes como a desconocidos que han vivido y muerto a lo largo de la historia. E incluso habrá niños pequeños entre los resucitados (Jeremías 31:15, 16). En Hechos 24:15 se revela otro importante detalle: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos”. Entre los “justos” prominentes estarán los hombres y mujeres fieles del pasado, como Abel, Enoc, Noé, Abrahán, Sara y Rahab (Hebreos 11:1-40). Imagínese poder conversar con estas personas y enterarse de detalles contados por testigos presenciales de acontecimientos bíblicos de mucho tiempo atrás. Entre los “justos” también se contarán los miles de personas temerosas de Dios que han muerto en tiempos más recientes y que no abrigaban la esperanza celestial. ¿Tiene usted un familiar o amigo que se cuente entre estos? Es muy reconfortante saber que podremos verlos de nuevo. Pero ¿quiénes son los “injustos” que también regresarán? Los millones, quizá miles de millones de personas que murieron sin haber tenido la oportunidad de aprender y seguir la verdad bíblica.

      15. ¿Qué significa que los resucitados serán juzgados “de acuerdo con las cosas escritas en los rollos”?

      15 ¿Cómo se juzgará “de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos” a los que regresen? Estos rollos no contienen un registro de sus hechos pasados; cuando murieron se les absolvió de los pecados que cometieron durante su vida (Romanos 6:7, 23). Sin embargo, los resucitados estarán todavía bajo el pecado adánico. Por tanto, estos rollos deben referirse a instrucciones divinas que se promulgarán entonces y que todos tendrán que seguir a fin de beneficiarse plenamente del sacrificio de Jesucristo. Cuando se elimine el último vestigio del pecado adánico, “la muerte ha de ser reducida a nada” en el sentido más pleno. Al final del milenio, Dios será “todas las cosas para con todos” (1 Corintios 15:28). El hombre ya no necesitará más la intervención de un Sumo Sacerdote ni de un Redentor. Toda la humanidad habrá recuperado el estado de perfección del que Adán gozó en un principio.

      Una resurrección ordenada

      16. a) ¿Por qué es razonable pensar que la resurrección será ordenada? b) ¿Quiénes posiblemente sean de los primeros en volver de entre los muertos?

      16 Ya que la resurrección celestial es ordenada, “cada uno en su propia categoría”, es evidente que la resurrección terrestre no provocará ninguna explosión demográfica caótica (1 Corintios 15:23). Es de esperar que haya que atender a los nuevos resucitados (compárese con Lucas 8:55). Necesitarán manutención física y, lo que es más importante, ayuda espiritual para conseguir el conocimiento vivificante de Jehová Dios y de Jesucristo (Juan 17:3). Si todos regresaran a la vida simultáneamente, sería imposible darles la atención debida. Es razonable suponer que la resurrección será progresiva. Los cristianos fieles que mueran poco antes del fin del sistema de Satanás probablemente sean de los primeros en resucitar. También puede esperarse una resurrección temprana de los hombres fieles del pasado que serán “príncipes” (Salmo 45:16).

      17. ¿De qué cuestiones sobre la resurrección no habla la Biblia, y por qué no deben preocuparse demasiado los cristianos en cuanto a tales asuntos?

      17 No obstante, no debemos ser dogmáticos en tales asuntos. La Biblia guarda silencio con respecto a muchas cosas. No da los detalles de cómo, cuándo o en qué lugares resucitarán las personas. No nos dice dónde se acomodarán los resucitados, cómo se alimentarán o con qué se vestirán. Tampoco podemos decir con certeza cómo resolverá Jehová cuestiones como la crianza y atención de los niños resucitados, ni cómo se encargará de ciertas situaciones que tengan que ver con nuestros amigos y seres queridos. Es natural pensar en tales asuntos, pero no sería prudente dedicar tiempo a buscar la respuesta a preguntas que por el momento no la tienen. En lo que debemos concentrarnos es en servir a Jehová fielmente y alcanzar la vida eterna. Los cristianos ungidos tienen la esperanza de una resurrección celestial (2 Pedro 1:10, 11). Las “otras ovejas” esperan una herencia en la región terrestre del Reino de Dios (Juan 10:16; Mateo 25:33, 34). En cuanto a los muchos detalles sobre la resurrección que no conocemos, simplemente debemos confiar en Jehová. Nuestra felicidad futura está asegurada en las manos de Aquel que puede ‘satisfacer el deseo de toda cosa viviente’ (Salmo 145:16; Jeremías 17:7).

      18. a) ¿Qué victoria destaca Pablo? b) ¿Por qué confiamos en la esperanza de la resurrección?

      18 Pablo concluye su argumento exclamando: “¡Gracias a Dios, porque él nos da la victoria mediante nuestro Señor Jesucristo!” (1 Corintios 15:57). Sí, se consigue la victoria sobre la muerte adánica mediante el sacrificio redentor de Jesucristo, y tanto los ungidos como las “otras ovejas” se benefician de esta victoria. Por supuesto, las “otras ovejas” que viven hoy tienen una esperanza exclusiva de esta generación. Como parte de una “gran muchedumbre” que va en aumento, es posible que sobrevivan a la venidera “gran tribulación” y nunca experimenten la muerte física (Revelación 7:9, 14). Sin embargo, incluso los que mueran debido al “tiempo y el suceso imprevisto”, o a manos de los agentes de Satanás, pueden confiar en la esperanza de la resurrección (Eclesiastés 9:11).

      19. ¿Qué exhortación deben escuchar todos los cristianos hoy?

      19 Por tanto, esperamos con anhelo ese día glorioso en que se reducirá a nada a la muerte. Nuestra confianza inquebrantable en la promesa divina de la resurrección nos da una visión realista de la vida. Sin importar lo que nos suceda en esta vida, aun si nos sobreviene la muerte, nada puede privarnos de la recompensa que Jehová ha prometido. Así, pues, la exhortación final de Pablo a los corintios es tan apropiada hoy como lo fue hace dos mil años: “Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor” (1 Corintios 15:58).

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir