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  • “Los muertos serán levantados”
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • Sin embargo, Jesús dijo a sus discípulos: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino” (Lucas 12:32). El Reino de Dios es celestial. Por tanto, esta promesa significa que un “rebaño pequeño” de sus seguidores vivirán con Jesús en el cielo como criaturas espirituales (Juan 14:2, 3; 1 Pedro 1:3, 4). ¡Qué perspectiva más gloriosa! Jesús reveló posteriormente al apóstol Juan que este “rebaño pequeño” se compondría de 144.000 miembros (Revelación 14:1).

      4 Pero ¿cómo entrarían en la gloria celestial los 144.000? Jesús “ha arrojado luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas”. Mediante su sangre inauguró un “camino nuevo y vivo” al cielo (2 Timoteo 1:10; Hebreos 10:19, 20). Primero, murió, tal como se había predicho en la Biblia (Isaías 53:12). Luego, según más tarde proclamó el apóstol Pedro, a “este Jesús lo resucitó Dios” (Hechos 2:32). Pero a Jesús no se le resucitó como ser humano. Él había dicho con anterioridad: “El pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo” (Juan 6:51). Recuperar esa carne invalidaría su sacrificio. De modo que Jesús fue “muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu” (1 Pedro 3:18). Así “obtuvo liberación eterna para nosotros”, es decir, el “rebaño pequeño” (Hebreos 9:12). Presentó a Dios el valor de su vida humana perfecta como rescate por la humanidad pecadora, y los 144.000 fueron los primeros beneficiarios.

      5. ¿Qué esperanza se dio a los seguidores de Jesús del siglo primero?

      5 Jesús no sería el único resucitado para vivir en el cielo. Pablo dijo a sus compañeros cristianos de Roma que se les había ungido con espíritu santo para que fueran hijos de Dios y coherederos con Cristo si confirmaban su ungimiento siendo fieles hasta el fin (Romanos 8:16, 17). Pablo también explicó: “Si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección” (Romanos 6:5).

      En defensa de la esperanza de la resurrección

      6. ¿Por qué se atacó la creencia de la resurrección en Corinto, y qué hizo el apóstol Pablo?

      6 La resurrección es parte de la “doctrina primaria” del cristianismo (Hebreos 6:1, 2). Sin embargo, en Corinto se estaba atacando esta doctrina. Algunos miembros de la congregación, probablemente influidos por la filosofía griega, decían: “No hay resurrección de los muertos” (1 Corintios 15:12). Cuando Pablo se enteró, salió en defensa de la doctrina de la resurrección, especialmente la esperanza de los cristianos ungidos. Examinemos las palabras de Pablo recogidas en el capítulo 15 de Primera a los Corintios. Sería conveniente haber leído ya este capítulo entero, como se recomendó en el artículo anterior.

      7. a) ¿En qué idea clave se centró Pablo? b) ¿Quiénes vieron a Jesús resucitado?

      7 En los dos primeros versículos del capítulo 15 de Primera a los Corintios, Pablo fija el tema: “Les doy a conocer, hermanos, las buenas nuevas que les declaré, las cuales también recibieron, en las cuales también están firmes, mediante las cuales también están siendo salvados, [...] a no ser, de hecho, que se hayan hecho creyentes en balde”. Si los corintios no se asían firmemente de las buenas nuevas, habían aceptado la verdad en vano. Pablo continuó: “Les transmití, entre las primeras cosas, lo que yo también recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer día según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, entonces a los doce. Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la mayoría permanece hasta ahora, pero algunos se han dormido en la muerte. Después de eso se apareció a Santiago, luego a todos los apóstoles; pero último de todos también se me apareció a mí como si fuera a uno nacido prematuramente” (1 Corintios 15:3-8).

      8, 9. a) ¿Qué importancia tiene la creencia en la resurrección? b) ¿En qué ocasión es posible que Jesús se apareciera a “más de quinientos hermanos”?

      8 La creencia en la resurrección de Jesús no era opcional para quienes habían aceptado las buenas nuevas. Había muchos testigos presenciales que podían confirmar que “Cristo murió por nuestros pecados” y que había resucitado. Uno era Cefas, o Pedro, como mejor se le conoce. Después de haber negado a Jesús la noche de su traición y arresto, debió haberle fortalecido mucho que este se le apareciera. Jesús también visitó a “los doce”, el grupo apostólico, una experiencia que sin duda les ayudó a superar el temor y a ser testigos denodados de su resurrección (Juan 20:19-23; Hechos 2:32).

      9 Cristo también se apareció a un grupo mayor, “más de quinientos hermanos”. Como Jesús solamente tenía muchos seguidores en Galilea, es posible que esta fuera la ocasión a la que se hace referencia en Mateo 28:16-20, cuando Jesús dio el mandato de hacer discípulos. ¡Qué elocuente testimonio podían dar estas personas! Algunas aún estaban vivas en el año 55, cuando Pablo escribió esta primera carta a los corintios. Observe, sin embargo, que de los que habían muerto se dice que se habían “dormido en la muerte”. Aún no se les había resucitado para recibir su recompensa celestial.

      10. a) ¿Qué efecto tuvo la última reunión de Jesús con sus discípulos? b) ¿En qué sentido se apareció Jesús a Pablo “como si fuera a uno nacido prematuramente”?

      10 Otro testigo sobresaliente de la resurrección de Jesús fue Santiago, el hijo de José y de María, la madre de Jesús. Parece ser que antes de la resurrección de Jesús, Santiago no era creyente (Juan 7:5). Pero cuando Jesús se le apareció se hizo creyente, y quizá influyó en la conversión de sus demás hermanos (Hechos 1:13, 14). En la última reunión que Jesús tuvo con sus discípulos, antes de su ascensión al cielo, los comisionó para que fueran “testigos [...] hasta la parte más distante de la tierra” (Hechos 1:6-11). Posteriormente se apareció a Saulo de Tarso, perseguidor de los cristianos (Hechos 22:6-8). Jesús se apareció a Saulo “como si fuera a uno nacido prematuramente”. Fue como si se hubiera resucitado prematuramente a Saulo a la vida espiritual y pudiera ver al Señor glorificado siglos antes del tiempo previsto para la resurrección. Esta experiencia cambió bruscamente la trayectoria de Saulo de oposición asesina a la congregación cristiana y provocó en él una notable transformación (Hechos 9:3-9, 17-19). Saulo llegó a ser el apóstol Pablo, uno de los mayores defensores de la fe cristiana (1 Corintios 15:9, 10).

      La fe en la resurrección es esencial

      11. ¿Cómo puso al descubierto Pablo la falacia de decir: “No hay resurrección”?

      11 La resurrección de Jesús fue, por tanto, un hecho bien atestiguado. “Ahora bien, si de Cristo se está predicando que él ha sido levantado de entre los muertos —argumenta Pablo—, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de los muertos?” (1 Corintios 15:12.) Aquellos hombres no solo tenían dudas o preguntas personales, sino que exponían en público su incredulidad. De modo que Pablo pone al descubierto la falacia de su razonamiento. Dice que si Cristo no había resucitado, el mensaje cristiano era una mentira, y los que daban testimonio de su resurrección eran “falsos testigos de Dios”. Si Cristo no había sido levantado, no se había pagado ningún rescate a Dios; los cristianos ‘todavía estaban en sus pecados’ (1 Corintios 15:13-19; Romanos 3:23, 24; Hebreos 9:11-14). Y los cristianos que se habían “dormido en la muerte”, en algunos casos como mártires, habían perecido sin una verdadera esperanza. Qué lastimosa situación la de los cristianos, si no hubiera más esperanza que esta vida. Todos sus sufrimientos habrían sido en balde.

      12. a) ¿Qué da a entender el que Cristo constituya “las primicias de los que se han dormido en la muerte”? b) ¿Cómo hizo posible Cristo la resurrección?

      12 Sin embargo, esa no era la realidad. Pablo continúa: “Cristo ha sido levantado de entre los muertos”. Lo que es más, es “las primicias de los que se han dormido en la muerte” (1 Corintios 15:20). Cuando los israelitas entregaban obedientemente las primicias de su producción, Jehová los bendecía con una gran cosecha (Éxodo 22:29, 30; 23:19; Proverbios 3:9, 10). Al llamar a Cristo “las primicias”, Pablo da a entender que otra cosecha de personas sería levantada de la muerte para vivir en el cielo. “Dado que la muerte es mediante un hombre —dice Pablo—, la resurrección de los muertos también es mediante un hombre. Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:21, 22.) Jesús hizo posible la resurrección al dar su vida humana perfecta como rescate, abriendo así el camino para liberar a la humanidad de la esclavitud al pecado y a la muerte (Gálatas 1:4; 1 Pedro 1:18, 19).a

      13. a) ¿Cuándo tiene lugar la resurrección celestial? b) ¿Cómo se explica el que algunos ungidos no ‘se duerman en la muerte’?

      13 Pablo continúa: “Pero cada uno en su propia categoría: Cristo las primicias, después los que pertenecen al Cristo durante su presencia” (1 Corintios 15:23). Cristo resucitó en el año 33. Sin embargo, sus seguidores ungidos —“los que pertenecen a Cristo”— tendrían que esperar hasta poco después del comienzo de la presencia real de Jesús, que, según la profecía bíblica, tuvo lugar en 1914 (1 Tesalonicenses 4:14-16; Revelación 11:18). ¿Y qué les sucedería a los que vivieran durante su presencia? Pablo dice: “¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados” (1 Corintios 15:51, 52). Está claro que no todos los ungidos se duermen en el sepulcro a la espera de la resurrección. Los que mueren durante la presencia del Cristo son transformados instantáneamente (Revelación 14:13).

      14. ¿En qué sentido se bautizan los ungidos “con el propósito de ser personas muertas”?

      14 “De otro modo —pregunta Pablo—, ¿qué harán los que se bautizan con el propósito de ser personas muertas? Si los que han muerto no han de ser levantados en manera alguna, ¿por qué se bautizan ellos también con el propósito de contarse entre los tales? ¿Por qué también estamos nosotros en peligro cada hora?” (1 Corintios 15:29, 30.) Pablo no quiso decir que los vivos se bautizaban en favor de los muertos, como parecen indicar algunas traducciones de la Biblia. Esta no debe ser la idea, pues el bautismo está relacionado con el discipulado cristiano, y las almas muertas no pueden ser discípulos (Juan 4:1). Más bien, Pablo estaba hablando de cristianos vivos, muchos de los cuales, como Pablo mismo, estaban “en peligro cada hora”. A los cristianos ungidos ‘se les bautizaba en la muerte de Cristo’ (Romanos 6:3). Desde su ungimiento, se les estaba bautizando, por decirlo así, en un camino que les llevaría a una muerte como la de Cristo (Marcos 10:35-40). Estos cristianos morirían con la esperanza de recibir una gloriosa resurrección celestial (1 Corintios 6:14; Filipenses 3:10, 11).

      15. ¿Qué peligros es posible que experimentara Pablo, y cómo le ayudó la fe en la resurrección a superarlos?

      15 Pablo luego explica que él mismo se había enfrentado a tantos peligros que podía decir: “Diariamente me enfrento con la muerte”. Temiendo que alguien le acusara de exageración, Pablo añade: “Esto lo afirmo por el alborozo que por causa de ustedes, hermanos, tengo en Cristo Jesús nuestro Señor”. La Biblia de Jerusalén (1967) traduce este versículo de la siguiente manera: “Os juro, hermanos, por el orgullo que siento por vosotros en Cristo Jesús, Señor nuestro, que cada día estoy en peligro de muerte”. Como ejemplo de los peligros a los que se enfrentó, Pablo habla en el versículo 32 de haber “peleado con bestias salvajes en Éfeso”. Los romanos solían ejecutar a los criminales arrojándolos a los animales salvajes en los circos. Si Pablo sobrevivió a una lucha literal con animales salvajes, lo lograría solo con la ayuda de Jehová. Sin la esperanza de la resurrección, optar por un proceder en la vida que le expusiera a tal peligro hubiese sido muy insensato. Sin la esperanza de una vida futura, aguantar las dificultades y sacrificios que comportaba el servicio a Dios no hubiera tenido mucho sentido. “Si los muertos no han de ser levantados —dice Pablo—, ‘comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir’.” (1 Corintios 15:31, 32; véase 2 Corintios 1:8, 9; 11:23-27.)

      16. a) ¿De dónde procedía posiblemente el dicho: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir”? b) ¿Qué peligros entrañaba este modo de pensar?

      16 Es posible que Pablo citara de Isaías 22:13, que describe la actitud fatalista de los desobedientes habitantes de Jerusalén. O quizá pensaba en las creencias de los epicúreos, que rechazaban la idea del más allá y creían que el placer carnal era el bien máximo de la vida. En cualquier caso, la filosofía de ‘comer y beber’ era impía. Por ello, Pablo advierte: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33). Relacionarse con los que rechazaban la resurrección podía ser pernicioso. Es posible que tales compañías fueran en parte responsables de los problemas que Pablo tuvo que corregir en la congregación corintia, como la inmoralidad sexual, las divisiones, los litigios y la falta de respeto a la Cena del Señor (1 Corintios 1:11; 5:1; 6:1; 11:20-22).

      17. a) ¿Qué exhortación dio Pablo a los corintios? b) ¿Qué preguntas deben contestarse aún?

      17 Por tanto, Pablo da a los corintios esta exhortación: “Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Hablo para hacer que sientan vergüenza” (1 Corintios 15:34). Un punto de vista negativo sobre la resurrección condujo a algunos a la soñolencia o mareo espiritual. Tenían que despertar, mantenerse sobrios. De igual manera, los cristianos ungidos de la actualidad deben estar despiertos espiritualmente, y no dejarse influir por el escepticismo mundano. Deben aferrarse a la esperanza de la resurrección celestial. Pero todavía quedaban preguntas por responder, tanto para los corintios en aquel tiempo como para nosotros hoy. Por ejemplo: ¿De qué manera se resucita a los 144.000 para la vida celestial? ¿Y qué decir de los millones de otras personas que todavía están en el sepulcro y que no tienen una esperanza celestial? ¿Qué significará la resurrección para ellas? En el próximo artículo examinaremos el resto de lo que Pablo enseñó sobre la resurrección.

  • “La muerte ha de ser reducida a nada”
    La Atalaya 1998 | 1 de julio
    • “La muerte ha de ser reducida a nada”

      “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (1 CORINTIOS 15:26.)

      1, 2. a) ¿Qué esperanza dijo el apóstol Pablo que había para los muertos? b) ¿Qué pregunta sobre la resurrección contestó Pablo?

      “CREO en [...] la resurrección de la carne y la vida eterna”, dice el Credo de los Apóstoles. Tanto católicos como protestantes lo recitan puntualmente, sin percatarse de que sus creencias se asemejan más a la filosofía griega que a nada que jamás hubieran creído los apóstoles. El apóstol Pablo rechazó la filosofía griega así como la idea de un alma inmortal. Ahora bien, creía firmemente en una vida futura y escribió bajo inspiración: “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:26). ¿Qué significan, exactamente, estas palabras para la humanidad moribunda?

      2 Para responder a esta pregunta, retomemos la exposición de Pablo sobre la resurrección, recogida en el capítulo 15 de Primera a los Corintios. Recordemos que en los primeros versículos Pablo reconoce la resurrección como una parte fundamental de la doctrina cristiana. Luego responde a la pregunta específica: “No obstante, alguien dirá: ‘¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?’” (1 Corintios 15:35).

      ¿Qué clase de cuerpo?

      3. ¿Por qué rechazaban algunos la resurrección?

      3 Al plantear esta pregunta, es posible que Pablo intentara contrarrestar la influencia de la filosofía platónica. Platón enseñó que el hombre tiene un alma inmortal que sobrevive a la muerte del cuerpo. A quienes se habían criado con esta idea, la enseñanza cristiana debía parecerles innecesaria. Si el alma sigue viviendo después de la muerte, ¿qué propósito tiene la resurrección? Además, es posible que esta doctrina les pareciera ilógica. Una vez el cuerpo se ha convertido en polvo, ¿cómo puede haber una resurrección? El comentarista bíblico Heinrich Meyer dice que el antagonismo de algunos corintios posiblemente se debiera “al concepto filosófico de que la recuperación de la materia del cuerpo era imposible”.

      4, 5. a) ¿Por qué no eran razonables las objeciones de los incrédulos? b) Explique la ilustración de Pablo sobre el “grano desnudo”. c) ¿Qué clase de cuerpo da Dios a los ungidos resucitados?

      4 Pablo expone la vacuidad de su razonamiento: “¡Persona irrazonable! Lo que siembras no es vivificado a menos que primero muera; y en cuanto a lo que siembras, no siembras el cuerpo que se desarrollará, sino un grano desnudo, sea de trigo o cualquiera de los demás; pero Dios le da un cuerpo así como le ha agradado, y a cada una de las semillas su propio cuerpo” (1 Corintios 15:36-38). Dios no iba a resucitar el cuerpo que tenía la persona cuando vivía en la Tierra, sino a producir una transformación.

      5 Pablo compara la resurrección a la germinación de una semilla. Una pequeña semilla de trigo no se parece en nada a la planta que de ella crece. The World Book Encyclopedia dice: “Cuando una semilla empieza a germinar, absorbe una gran cantidad de agua. El agua provoca muchos cambios químicos en el interior de la semilla. También hace que los tejidos internos de esta se hinchen y rompan la membrana externa”. De hecho, la semilla muere como tal, y se convierte en una planta. “Dios le da un cuerpo”, pues estableció las leyes científicas que rigen su desarrollo, y cada semilla recibe un cuerpo según su género (Génesis 1:11). Del mismo modo, los cristianos ungidos primero mueren como seres humanos. Luego, al tiempo debido de Dios, él los trae de nuevo a la vida con un cuerpo completamente nuevo. Como Pablo dijo a los filipenses: “Jesucristo [...] amoldará de nuevo nuestro cuerpo humillado para que se conforme a su cuerpo glorioso” (Filipenses 3:20, 21; 2 Corintios 5:1, 2). Resucitan con un cuerpo espiritual y viven en la región espiritual (1 Juan 3:2).

      6. ¿Por qué es razonable creer que Dios puede dar a los resucitados cuerpos espirituales apropiados?

      6 ¿Es esto demasiado difícil de creer? No. Pablo razona que los animales tienen cuerpos de muchas clases diferentes. También, contrasta a los ángeles celestiales con los hombres de carne y sangre, al decir: “Hay cuerpos celestes, y cuerpos terrestres”. La creación inanimada es asimismo muy variada. “Estrella difiere de estrella en gloria”, dijo Pablo, mucho antes de que la ciencia descubriera cuerpos celestes como las estrellas azules, las gigantes rojas y las enanas blancas. En tal caso, ¿no es razonable que Dios pueda proveerles cuerpos espirituales apropiados a los ungidos resucitados? (1 Corintios 15:39-41.)

      7. ¿Qué significa incorrupción?, ¿e inmortalidad?

      7 Pablo luego dice: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción” (1 Corintios 15:42). El cuerpo humano, aun en estado de perfección, es corruptible. Se le puede causar la muerte. Pablo dijo a este respecto que el resucitado Jesús estaba “destinado a nunca más volver a la corrupción” (Hechos 13:34). Nunca más volvería a vivir en un cuerpo humano perfecto, pero corruptible. El cuerpo que Dios da a los ungidos resucitados es incorruptible, es decir, no puede morir ni descomponerse. Pablo continúa: “Se siembra en deshonra, se levanta en gloria. Se siembra en debilidad, se levanta en poder. Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:43, 44). Y añade: “Esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad”. La inmortalidad significa vida sin fin e indestructible (1 Corintios 15:53; Hebreos 7:16). De este modo, los resucitados llevan “la imagen del celestial”, Jesús, quien hizo posible su resurrección (1 Corintios 15:45-49).

      8. a) ¿Cómo sabemos que los resucitados son las mismas personas que fueron cuando vivían en la Tierra? b) ¿Qué profecías se cumplen con la resurrección?

      8 A pesar de esta transformación, los resucitados siguen siendo las mismas personas que eran antes de morir. Resucitarán con los mismos recuerdos y las mismas excelentes cualidades cristianas (Malaquías 3:3; Revelación 21:10, 18). En esto se asemejan a Jesucristo. Él pasó de ser un espíritu a ser un hombre. Luego murió y fue resucitado como espíritu de nuevo. Aun así, “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y para siempre” (Hebreos 13:8). ¡Qué glorioso privilegio tienen los ungidos! Pablo dice: “Pero cuando esto que es corruptible se vista de incorrupción y esto que es mortal se vista de inmortalidad, entonces se efectuará el dicho que está escrito: ‘La muerte es tragada para siempre’. ‘Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?’” (1 Corintios 15:54, 55; Isaías 25:8; Oseas 13:14).

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