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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Por consiguiente, tanto las Escrituras Hebreas como las Griegas muestran que el “alma” de Jesucristo resucitó. Fue “muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu”. (1Pe 3:18.) “Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios” (1Co 15:50), lo que también excluye carne y huesos, que no tienen vida a menos que tengan sangre. Esto se debe a que en ella está el “alma”, es decir, que es necesaria para la vida de la criatura carnal. (Gé 9:4.)

  • Resurrección
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Pero, ¿vuelven a juntarse las células del cuerpo anterior en la resurrección? ¿Es acaso una reproducción exacta del cuerpo anterior, hecho precisamente tal como era cuando la persona murió? Las Escrituras responden de manera negativa cuando hablan de la resurrección de los hermanos ungidos de Cristo: “No obstante, alguien dirá: ‘¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?’. ¡Persona irrazonable! Lo que siembras no es vivificado a menos que primero muera; y en cuanto a lo que siembras, no siembras el cuerpo que se desarrollará, sino un grano desnudo, sea de trigo o cualquiera de los demás; pero Dios le da un cuerpo así como le ha agradado, y a cada una de las semillas su propio cuerpo”. (1Co 15:35-38.)

      Los que alcanzan la herencia celestial reciben un cuerpo espiritual, pues Dios se complace en que tengan cuerpos que correspondan al ámbito celestial.

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