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  • El factor Rh y usted
    ¡Despertad! 1994 | 8 de diciembre
    • ¿Existe algún tratamiento para el bebé que ya ha contraído la enfermedad hemolítica del neonato?

      Sí. Pese a ser una enfermedad grave, hay suficientes datos que respaldan los tratamientos que no implican la administración de exanguinotransfusiones (transfusiones sanguíneas de sustitución). La complicación más temida es la acumulación de una sustancia química llamada bilirrubina, que resulta de la ruptura de los glóbulos rojos. Tal acumulación produce ictericia y en algunos casos puede causar daños en diferentes órganos del niño. (Dicho sea de paso, a veces se presenta una ictericia leve cuando existe una incompatibilidad ABO entre la sangre de la madre y la del bebé, pero normalmente no es tan grave.)

      Durante algunos años, los médicos pensaron que cierto nivel específico de ictericia era un motivo para someter al bebé a una transfusión sanguínea de sustitución, pero después de más investigaciones, se han descubierto diversas terapias alternativas. Adelantar el parto, practicar una operación cesárea, aplicar fototerapia (luz azul) y administrar medicamentos, como el fenobarbital y el carbón activado, son algunos de los métodos que han resultado útiles y han reducido sensiblemente la tendencia a recurrir a la transfusión. De hecho, en algunos informes médicos recientes se ha resaltado la inutilidad y hasta el peligro de las transfusiones de sustitución en el caso de recién nacidos afectados de enfermedad hemolítica. (Véase el recuadro de la página 26.)

      Sin embargo, hay casos extremos en los que los médicos todavía insisten en que la transfusión de sustitución es el único tratamiento aceptable. Por ello, algunos padres creen que es mejor eludir el problema en sí aceptando una inyección que evita la enfermedad hemolítica y, por consiguiente, la ictericia.

  • El factor Rh y usted
    ¡Despertad! 1994 | 8 de diciembre
    • [Recuadro en la página 26]

      ¿Es motivo de transfusión la bilirrubina alta?

      Desde hace mucho tiempo, los médicos temen las consecuencias de la bilirrubina alta en los bebés; tanto es así, que cuando esta empieza a subir —especialmente al acercarse a la cifra de 20 miligramos por decilitro—, suelen insistir en que se administre una transfusión de sustitución “para evitar daño cerebral” (kernícterus). ¿Está justificado su temor y el valor de la transfusión de sangre?

      El Dr. Anthony Dixon dice: “Después de efectuar varios estudios con tales bebés, no se ha podido descubrir ninguna consecuencia, ni a corto ni a largo plazo, de niveles de bilirrubina de entre 18 y 51 miligramos por decilitro”. Luego comenta sobre “la vigintifobia, el temor a la cifra 20”. Aunque no se ha demostrado ninguna ventaja de tratar estos niveles elevados de bilirrubina, el Dr. Dixon llega a la siguiente conclusión: “El problema es obvio. Hoy día, el procedimiento corriente frente a niveles elevados de bilirrubina sérica consiste en recurrir a un tratamiento agresivo. Dicho procedimiento no debe ponerse en duda hasta que se demuestre que es erróneo, pero todo intento de demostrar que lo es se considera poco ético”. (Canadian Family Physician, octubre de 1984, página 1981.)

      Por otro lado, la doctora italiana Ersilia Garbagnati, gran autoridad en este campo, ha escrito sobre el papel protector de la bilirrubina y los “inesperados peligros potenciales de niveles desproporcionadamente bajos de bilirrubina sérica”. (Cursivas nuestras.) (Pediatrics, marzo de 1990, página 380.) Yendo un poco más allá, la Dra. Joan Hodgman escribe lo siguiente en la revista Western Journal of Medicine: “La transfusión de sustitución no impedirá la tinción [amarillenta] del cerebro a niveles bajos de bilirrubina y, en vista de los experimentos citados anteriormente, puede incluso llegar a ser perjudicial” (junio de 1984, página 933).

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