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“¡Tengo tanto que hacer!”¡Despertad! 2009 | abril
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Dinero y más dinero
Para algunos jóvenes, sin embargo, lo de ser razonable les parece un estorbo en su camino. Creen que la clave de la felicidad es un buen sueldo y la buena vida que les proporciona. La pedagoga Clark, quien percibió que así pensaban algunos de los jóvenes entrevistados, comentó: “Deseaban dormir más y mejorar su salud, pero sus apretadas agendas, con todas sus obligaciones escolares, familiares y laborales, no se lo permitían. Igualmente querían pasar más tiempo con los amigos, tomarse algún día libre o realizar otras actividades, pero la mayoría opinaba que no podía hacerlo y al mismo tiempo mantener sus calificaciones en lo más alto. Reconocieron que tenían que tomar una decisión, y para ellos, asegurarse el éxito era más importante que su felicidad presente”.
Sería conveniente que los estudiantes que se exigen demasiado meditaran en lo que dijo un sabio: “De nada vale tener todo el mundo y perder la vida” (Mateo 16:26, La Palabra de Dios para Todos). Jesucristo, el hombre más sabio, subrayó de esta manera que no vale la pena pagar un precio físico, emocional y espiritual tan alto por alcanzar metas materiales.
La psicóloga Madeline Levine, en su libro El precio del privilegio, dice que “el dinero, la educación, el poder, el prestigio y los bienes materiales no garantizan protección alguna en contra de la infelicidad o de [las] enfermedades emocionales”. La pedagoga Clark, antes citada, hizo esta observación: “He visto a muchos chicos y padres luchar por alcanzar la perfección, movidos por un concepto erróneo del éxito”. Y aconseja: “Debemos esforzarnos, más bien, por mantener la mente, el cuerpo y el espíritu sanos”.
El dinero no es lo más importante en la vida. Nuestro Creador nos ofrece regalos cuyo valor es incalculable, como el bienestar físico y emocional, una buena conciencia y su amistad. Cuando los perdemos por ir en busca de fama o riquezas, existe el riesgo de no volver a recuperarlos nunca. Por eso, fíjate en lo que dijo Jesús: “Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les pertenece” (Mateo 5:3, Versión Popular, 1993).
Muchos jóvenes han comprobado la veracidad de estas palabras. Aunque se esfuerzan al máximo en la escuela, reconocen que la excelencia académica y el dinero no producen felicidad duradera. Es más, admiten que perseguir tales objetivos les acarrearía presiones innecesarias. Han aprendido que satisfacer su necesidad espiritual es la base de un futuro verdaderamente feliz. Los testigos de Jehová te ayudaremos con gusto a satisfacer tu necesidad espiritual, lo que redundará en tu felicidad.
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“¡Tengo tanto que hacer!”¡Despertad! 2009 | abril
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[Recuadro de la página 6]
UNA MURALLA IMAGINARIA
“Las cosas valiosas del rico son su pueblo fuerte, y son como un muro protector en su imaginación.” (Proverbios 18:11.) En la antigüedad, las ciudades tenían murallas altas para protegerse de las invasiones. Ahora bien, imagínate que vivieras en una ciudad rodeada por una muralla que solo existiera en tu mente. La muralla no te serviría de ninguna protección, por mucho que trataras de convencerte de lo contrario.
De igual manera, los jóvenes que persiguen una vida de abundancia económica están destinados al fracaso. Por ello, padres, procuren evitar que sus hijos caigan en la trampa del materialismo y que, por decirlo así, vivan en una ciudad con una muralla imaginaria.
Las siguientes declaraciones basadas en la Biblia les ayudarán a razonar con sus hijos:
◼ Las riquezas traen más problemas que soluciones. “La abundancia que pertenece al rico no le permite dormir.” (Eclesiastés 5:12; 1 Timoteo 6:9, 10.)
◼ Para ser feliz no hace falta tener en abundancia, sino buena planificación. “Los planes del diligente propenden de seguro a ventaja.” (Proverbios 21:5; Lucas 14:28.)
◼ Se puede ser feliz con ingresos moderados que cubran las necesidades básicas. “No me des ni pobreza ni riqueza.” (Proverbios 30:8.)d
[Nota]
d Hallarán más información sobre la trampa del materialismo en ¡Despertad! del 8 de abril de 2003, páginas 20 y 21.
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