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SalomónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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La reina de Seba visita a Salomón. Uno de los visitantes extranjeros más distinguidos que acudieron a contemplar la gloria y las riquezas de Salomón fue la reina de Seba. La fama de Salomón había llegado a “toda la gente de la tierra”, de manera que ella hizo el viaje desde su lejano dominio para “probarlo con preguntas de las que causan perplejidad”. Le habló “todo lo que se hallaba junto a su corazón”, y, a su vez, “no hubo asunto escondido al rey que él no le declarara”. (1Re 10:1-3, 24; 2Cr 9:1, 2.)
Además, después que la reina observó el esplendor del templo y de la casa de Salomón, cómo se servía la mesa, el atavío de sus mozos y los holocaustos que se ofrecían con regularidad en el templo, “resultó que no hubo más espíritu en ella”, y exclamó: “¡Mira!, no se me había referido ni la mitad. Has superado en sabiduría y prosperidad las cosas oídas a las que escuché”. Entonces procedió a pronunciar felices a los siervos que servían a un rey así. Todo esto la indujo a dar alabanza y a bendecir a Jehová Dios, que había expresado su amor a Israel nombrando a Salomón como rey para rendir decisión judicial y justicia. (1Re 10:4-9; 2Cr 9:3-8.)
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SalomónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Además, después que la reina observó el esplendor del templo y de la casa de Salomón, cómo se servía la mesa, el atavío de sus mozos y los holocaustos que se ofrecían con regularidad en el templo, “resultó que no hubo más espíritu en ella”, y exclamó: “¡Mira!, no se me había referido ni la mitad. Has superado en sabiduría y prosperidad las cosas oídas a las que escuché”. Entonces procedió a pronunciar felices a los siervos que servían a un rey así. Todo esto la indujo a dar alabanza y a bendecir a Jehová Dios, que había expresado su amor a Israel nombrando a Salomón como rey para rendir decisión judicial y justicia. (1Re 10:4-9; 2Cr 9:3-8.)
Luego le entregó a Salomón el magnífico regalo de 120 talentos de oro (46.242.000 dólares [E.U.A.]), muchísimas piedras preciosas y aceite balsámico en una cantidad extraordinariamente grande. Salomón, a su vez, le dio a la reina todo lo que ella le pidió, además de un generoso regalo, que posiblemente superó lo que ella le había llevado. (1Re 10:10, 13; 2Cr 9:9, 12.)
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