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  • ‘El que es bueno consigue la aprobación de Dios’
    La Atalaya 2003 | 15 de enero
    • ‘Raíces que nadie arrancará’

      Claro está, el hombre bueno no puede ser injusto. De modo que la justicia también es necesaria para conseguir la aprobación de Jehová. El rey David cantó: “Tú mismo bendecirás al justo, oh Jehová; como con un escudo grande, con aprobación lo cercarás” (Salmo 5:12). Salomón contrasta la condición de los justos con la de los impíos al declarar: “Ningún hombre será firmemente establecido por la iniquidad; pero en cuanto al fundamento-raíz de los justos, no se le hará bambolear” (Proverbios 12:3).

      Pudiera parecer que los inicuos prosperan. Analicemos la experiencia del salmista Asaf. “En cuanto a mí —dice él—, mis pies casi se habían desviado, casi se había hecho que mis pasos resbalaran.” ¿Por qué? Asaf responde: “Llegué a tener envidia de los jactanciosos, cuando veía la mismísima paz de los inicuos” (Salmo 73:2, 3). Pero cuando entró en el santuario del templo de Dios, se dio cuenta de que era en suelo resbaloso donde Jehová los había colocado a ellos (Salmo 73:17, 18). Cualquier aparente éxito que consigan los malvados es temporal. ¿Por qué, pues, tenerles envidia?

      Por otra parte, el que cuenta con la aprobación de Jehová es estable. Valiéndose de las fuertes raíces de un árbol como metáfora, Salomón dice: “La raíz del justo nadie la arrancará” (Proverbios 12:3, Magaña). Las raíces ocultas de un árbol gigante, como la secuoya de California, pueden abarcar varias hectáreas y proveer un sólido anclaje en caso de inundaciones y vendavales. Una gigantesca secuoya hasta puede soportar un terremoto fuerte.

      Tal como las raíces se extienden debajo de la tierra en busca de nutrientes, nuestra mente y corazón necesitan ahondar ampliamente en la Palabra de Dios para beneficiarse de sus aguas vivificantes. De esta manera, nuestra fe estará fuerte y firmemente arraigada, y nuestra esperanza será tanto segura como firme (Hebreos 6:19). No seremos “llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza” falsa (Efesios 4:14). Por supuesto, sentiremos los efectos de las pruebas tormentosas, y quizá hasta temblemos ante la adversidad. Pero a nuestro ‘fundamento-raíz no se le hará bambolear’.

  • ‘El que es bueno consigue la aprobación de Dios’
    La Atalaya 2003 | 15 de enero
    • Pensamientos, actos y sus consecuencias

      Los pensamientos conducen a actos y estos, a su vez, traen consecuencias. Salomón pasa a mencionar cómo los pensamientos llevan a actos, y compara a los justos con los impíos diciendo: “Los pensamientos de los justos son juicio; el manejo de los inicuos es engaño. Las palabras de los inicuos son un estar al acecho por sangre, pero la boca de los rectos es lo que los librará” (Proverbios 12:5, 6).

      Los pensamientos de los buenos se dirigen a lo que es sano, justo y recto. Puesto que a los justos los motiva el amor a Dios y al prójimo, sus intenciones son buenas. Por otro lado, a los inicuos los motiva el egoísmo. Como resultado, sus designios —los métodos que emplean para lograr sus objetivos— son engañosos, y sus actos, traicioneros. No vacilan en tender una trampa al inocente, quizás ante un tribunal o mediante acusaciones falsas. Sus palabras se asemejan a quien ‘está al acecho por sangre’ porque quieren hacer daño a sus víctimas inocentes. Sin embargo, como los justos tienen conocimiento de sus malignas intrigas y poseen la cautela que manda la sabiduría, evitan dicho peligro. Hasta pueden advertir a los incautos y librarlos de los planes engañosos de los malos.

      ¿Qué les sucederá a los justos y a los impíos? “Hay un derribar a los inicuos, y ya no son, pero la mismísima casa de los justos continuará en pie”, responde Salomón (Proverbios 12:7). Cierta obra de consulta dice que la casa “representa a la familia y a todo lo que la persona valora, lo que hace posible que disfrute de la vida”. Incluso puede referirse a los descendientes del justo. Sea como fuere, la lección del proverbio está clara: los justos permanecerán firmes frente a la adversidad.

  • ‘El que es bueno consigue la aprobación de Dios’
    La Atalaya 2003 | 15 de enero
    • El justo rinde fruto

      “El inicuo ha deseado la presa prendida en la red de los hombres malos”, dice el sabio rey (Proverbios 12:12a). ¿Cómo hace tal cosa el inicuo? Al desear el botín que se ha conseguido por medios siniestros.

      ¿Qué puede decirse del bueno? Que es alguien que ama la disciplina y está firmemente arraigado en la fe. Es justo, discreto, humilde, compasivo y diligente. Y “en cuanto a la raíz de los justos —señala Salomón—, esta rinde”, o “prospera” (Proverbios 12:12b; Nueva Versión Internacional). “La raíz de los justos perdurará siempre”, dice la versión Cantera-Iglesias. Tales personas son estables y gozan de seguridad.

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