-
“Jehová ama la justicia”Acerquémonos a Jehová
-
-
SECCIÓN 2
“Jehová ama la justicia”
El mundo está lleno de injusticias, y muchas veces se cae en el error de culpar a Dios. La Biblia, sin embargo, nos enseña una verdad que nos alivia: “Jehová ama la justicia” (Salmo 37:28). En esta sección aprenderemos cómo ha demostrado él lo ciertas que son estas palabras y cómo esto a su vez nos da esperanza.
-
-
“Todos sus caminos son justos”Acerquémonos a Jehová
-
-
CAPÍTULO 11
“Todos sus caminos son justos”
1, 2. a) ¿Qué terribles injusticias sufrió José? b) ¿Cómo corrigió Jehová la situación?
¡QUÉ terrible injusticia! Un joven que no había cometido ningún delito estaba encarcelado. Lo habían acusado falsamente de intento de violación. Sin embargo, no era la primera vez que sufría una injusticia. Cuando tenía 17 años, sus propios hermanos lo habían traicionado y casi lo matan. Luego fue llevado a un país extranjero, donde fue vendido como esclavo. Allí, José —este atractivo joven— rechazó las insinuaciones de la esposa de su amo. Al sentirse despreciada, ella inventó la mentira que lo llevó a la cárcel. ¡Qué triste situación! Aparentemente José estaba solo y sin nadie que lo ayudara.
2 Pero Jehová, el Dios que “ama la rectitud y la justicia”, lo estaba viendo todo (Salmo 33:5). Así que hizo algo para corregir la situación y movió los asuntos para que José saliera de la cárcel. Lo que es más, después de estar en prisión, José llegó a ocupar un puesto muy alto en el gobierno, con el que recibió mucha honra (Génesis 40:15; 41:41-43; Salmo 105:17, 18). Al final se demostró que era inocente, y su posición le sirvió para salvar al pueblo de Dios (Génesis 45:5-8).
José sufrió injustamente en la prisión.
3. ¿Por qué no es de extrañar que a todos nos guste recibir un trato justo?
3 ¿Verdad que este relato nos llega al corazón? ¿Quién no ha visto o sufrido una injusticia alguna vez? A todos nos gusta recibir un trato justo. Y no es de extrañar, ya que Jehová nos creó con cualidades que reflejan su personalidad, y una de sus principales virtudes es la justicia (Génesis 1:27). Por lo tanto, para conocer bien a Jehová, tenemos que entender lo que implica su sentido de la justicia. Esto nos ayudará a valorar más su forma de ser y a querer estar aún más cerca de él.
¿Qué es la justicia?
4. Desde un punto de vista humano, ¿en qué consiste la justicia?
4 En general, desde un punto de vista humano, la justicia consiste en que alguien con autoridad aplique las leyes de forma imparcial. El libro Ética: teoría y aplicación dice que “la justicia está conectada con la ley, con la obligación, los derechos y los deberes, y mide sus concesiones según igualdad y mérito”. En cambio, para Jehová la justicia es más que aplicar las leyes por un sentido del deber.
5, 6. a) ¿Qué significan los términos bíblicos originales traducidos como “justicia”? b) ¿Qué significa cuando la Biblia dice que Dios es justo?
5 Algo que nos ayudará a comprender mejor todo lo que abarca esta cualidad de Jehová es analizar los términos bíblicos originales. En las Escrituras Hebreas se usan principalmente tres palabras. Una de ellas casi siempre se traduce como “justicia”, pero también se puede traducir como “lo que es [...] recto” o “lo que es justo” (Génesis 18:19, 25). Las otras dos por lo general se traducen también como “justicia” o como “rectitud”. Por otra parte, la palabra que se usa en las Escrituras Griegas Cristianas para “justicia” se define como la “cualidad de ser recto o justo”. Como vemos, en la Biblia la justicia y la rectitud están muy relacionadas (Amós 5:24).
6 Por lo tanto, cuando la Biblia dice que Dios es justo, significa que siempre actúa con rectitud e imparcialidad, y que no tiene prejuicios (Romanos 2:11). De hecho, es imposible que él haga lo contrario. Elihú, un siervo fiel de Jehová, dijo: “¡Es impensable que el Dios verdadero actúe con maldad, que el Todopoderoso haga algo injusto!” (Job 34:10). Y es que Jehová no puede ser injusto. ¿Por qué? Por dos razones muy importantes.
7, 8. a) ¿Por qué es imposible que Jehová haga algo injusto? b) ¿Qué lo motiva a tratar a los demás con rectitud?
7 En primer lugar, Jehová, nuestro Padre, es santo. Como vimos en el capítulo 3, es totalmente recto y puro. Por eso, es imposible que cometa alguna injusticia. ¿Qué implica esto? Que, como es santo, podemos confiar por completo en que nunca nos tratará mal. Jesús tenía esa confianza. Por ejemplo, en su última noche de vida en la Tierra oró: “Padre santo, cuídalos [a los discípulos] por causa de tu propio nombre” (Juan 17:11). En la Biblia, la expresión “Padre santo” solo se refiere a Jehová. Y es lógico, pues ningún padre humano tiene la santidad de Jehová. Jesús estaba seguro de que su Padre —que es totalmente puro y no tiene ningún pecado— cuidaría muy bien a los discípulos (Mateo 23:9).
8 En segundo lugar, el amor es una característica fundamental de Jehová, y eso lo motiva a tratar siempre a los demás con rectitud y no con egoísmo. En cambio, alguien que es injusto —por ejemplo, que es racista o discrimina a los demás— por lo general es una persona egoísta. Y el egoísmo es lo contrario al amor. La Biblia nos asegura: “Jehová es justo; él ama los actos justos” (Salmo 11:7). Este Dios de amor dice sobre sí mismo: “Yo, Jehová, amo la justicia” (Isaías 61:8). ¿Verdad que es un alivio saber que nuestro Dios ama la justicia? (Jeremías 9:24).
Su misericordia y su justicia perfecta
9-11. a) ¿Qué relación hay entre la justicia de Jehová y su misericordia? b) Aunque seamos imperfectos, ¿cómo se reflejan la justicia y la misericordia de Jehová en su manera de tratarnos?
9 La justicia de Jehová es perfecta, como todos los demás aspectos de su incomparable personalidad. Moisés alabó así a Jehová: “Él es la Roca, todo lo que hace es perfecto, porque todos sus caminos son justos. Es un Dios fiel que nunca comete injusticias. Él es justo y recto” (Deuteronomio 32:3, 4). Jehová es justo a la perfección: no es ni demasiado flexible ni demasiado rígido.
10 La misericordia de Jehová y su justicia están muy relacionadas. Salmo 116:5 dice: “Jehová es compasivo y justo; nuestro Dios es misericordioso”. La misericordia no es lo contrario de la justicia. La justicia de Jehová no es tan severa que tenga que suavizarse con la misericordia. Más bien, él suele demostrar estas dos cualidades al mismo tiempo. Veamos un ejemplo.
11 Todos los seres humanos hemos heredado el pecado, y por eso merecemos la muerte (Romanos 5:12). Pero, aunque seamos imperfectos, a Jehová no le causa ningún placer que muramos. Él es “un Dios dispuesto a perdonar, compasivo y misericordioso” (Nehemías 9:17). Aun así, como es santo, no puede tolerar el pecado y la injusticia. Entonces, si somos pecadores, ¿cómo es posible que Jehová nos muestre misericordia? La respuesta está en una de las enseñanzas más valiosas de la Palabra de Dios: el rescate, el regalo que Jehová nos ha dado con tanto amor para salvarnos. En el capítulo 14 aprenderemos más detalles al respecto. En este regalo vemos tanto su extraordinaria justicia como su gran misericordia. Gracias a él, Jehová les demuestra tierna misericordia a los pecadores arrepentidos y al mismo tiempo mantiene sus normas de justicia perfecta (Romanos 3:21-26).
La justicia de Jehová nos acerca a él
12, 13. a) ¿Por qué la justicia de Jehová nos acerca a él? b) ¿Qué dijo David sobre la justicia de Jehová, y por qué nos da tranquilidad esto?
12 La justicia de Jehová no hace que le tengamos miedo, más bien, nos acerca a él. En la Biblia vemos claramente que Jehová ejerce su justicia con amor y compasión. Analicemos algunos ejemplos que nos llegan al corazón.
13 La justicia perfecta de Jehová lo mueve a ser leal a sus siervos. Por experiencia propia y por lo que había aprendido de Dios, David pudo decir lo siguiente sobre este aspecto de la justicia divina: “Jehová ama la justicia y no abandonará a sus leales. Ellos siempre serán protegidos” (Salmo 37:28). ¿Verdad que esta garantía nos da tranquilidad? Jehová no abandonará a quienes le son leales ni por un momento. Así que, como es justo, podemos estar seguros de que estará siempre a nuestro lado y nos cuidará con mucho cariño (Proverbios 2:7, 8).
14. ¿Cómo se ve en la Ley para los israelitas que Jehová se preocupa por los indefensos?
14 Como Jehová ama la justicia, se preocupa especialmente por los más indefensos. Y esto se ve en la Ley que les dio a los israelitas. Por ejemplo, les dio instrucciones claras para que los huérfanos y las viudas tuvieran lo que necesitaban (Deuteronomio 24:17-21). Jehová sabía lo difícil que podía ser la vida para ellos, y por eso llegó a ser su Padre, alguien que siempre los protegería. De hecho, “él les hace justicia al huérfano de padre y a la viuda” (Deuteronomio 10:18; Salmo 68:5).a Les advirtió a los israelitas que, si se aprovechaban de las viudas y los huérfanos, él se pondría de parte de estas personas indefensas y las escucharía cuando le pidieran ayuda. Dijo: “Me enojaré muchísimo con ustedes” (Éxodo 22:22-24). Jehová no se enoja fácilmente. Pero sí se enfurece, y con razón, cuando alguien es injusto a propósito con los demás, sobre todo si las víctimas son los indefensos y oprimidos (Salmo 103:6).
15, 16. ¿Qué maravillosa prueba hay de la imparcialidad de Jehová?
15 Jehová también nos asegura que “no trata a nadie con parcialidad ni acepta un soborno” (Deuteronomio 10:17). Él no es como los seres humanos influyentes, que tienden a favorecer a los ricos y famosos. Jehová no tiene prejuicios ni muestra favoritismo. Una maravillosa prueba de su imparcialidad es la oportunidad que les da a sus siervos de vivir para siempre. Él no se limita a aceptar a un grupito selecto, “sino que acepta a los que le temen y hacen lo que está bien, sea cual sea su nación” (Hechos 10:34, 35). Jehová les ofrece esta gran oportunidad a todas las personas, sin importar su posición social, su color de piel ni su país. ¡No hay nadie tan justo como Jehová!
16 Analicemos otra manera sorprendente en que Jehová demuestra su justicia perfecta: la manera en la que trata a quienes le desobedecen.
Jehová castiga a quienes se lo merecen
17. Explique por qué la situación que hay en el mundo no es razón para dudar de la justicia de Jehová.
17 Alguien tal vez pregunte: “Si Jehová no tolera las injusticias, ¿por qué hay tanta maldad y sufrimiento en el mundo?”. Ahora bien, esta situación no es razón para dudar de la justicia de Jehová. El mundo está lleno de injusticias porque hemos heredado el pecado de Adán y mucha gente ha decidido desobedecer a Dios. Pero pronto todo cambiará (Deuteronomio 32:5).
18, 19. ¿Cómo sabemos que Jehová no tolerará para siempre a quienes violan a propósito sus justas leyes?
18 Es cierto que Jehová es muy misericordioso con quienes tienen un buen corazón y quieren acercarse a él. Pero no tolerará para siempre que la gente le falte el respeto a su santo nombre (Salmo 74:10, 22, 23). Nadie puede burlarse del Dios de justicia; él se encargará de que las personas que se niegan a obedecerle reciban su merecido. Jehová es “un Dios misericordioso y compasivo, paciente y lleno de amor leal y verdad [...], pero que jamás deja sin castigo al culpable” (Éxodo 34:6, 7). Como muestran estas palabras, Jehová a veces ha tenido que castigar a quienes violan a propósito sus justas leyes.
19 Pensemos, por ejemplo, en los israelitas. Incluso después de entrar en la Tierra Prometida, le fueron infieles muchas veces. Aunque “hirieron sus sentimientos” con sus malas acciones, él no los rechazó de inmediato (Salmo 78:38-41). Más bien, fue misericordioso y les dio oportunidades para cambiar. Les dijo: “No me causa ningún placer la muerte del malvado, pero sí me causa placer que alguien malvado cambie de rumbo y siga vivo”. Y luego les suplicó: “Dejen sus malos caminos, déjenlos. Y es que ¿por qué tendrían que morir, oh, casa de Israel?” (Ezequiel 33:11). Como la vida es valiosísima para Jehová, envió profetas una y otra vez para que los israelitas dejaran de hacer cosas malas. Pero la mayoría fue insensible a los sentimientos de Jehová y se negó a hacer caso y arrepentirse. Finalmente, para dejar claro que él es santo y justo, Jehová permitió que sus enemigos los conquistaran (Nehemías 9:26-30).
20. a) ¿Qué nos enseña sobre Jehová la forma en que trató al pueblo de Israel? b) ¿Por qué es el león un símbolo adecuado de la justicia de Jehová?
20 ¿Qué aprendemos de la forma en que Jehová trató a los israelitas? Que Jehová ve las cosas malas que hace la gente y que las injusticias lo ponen muy triste (Proverbios 15:3). También aprendemos que Jehová busca maneras de mostrarles misericordia a quienes se arrepienten, y esto nos anima mucho. Además, no se apresura a castigar a nadie. Como es paciente, muchos creen que nunca castigará a los malvados, pero eso no es cierto. La forma en que trató a los israelitas también nos enseña que su paciencia tiene límites. Jehová siempre se encargará de que se haga justicia. Y, aunque a los seres humanos muchas veces les falta valor para corregir a quienes hacen cosas malas, Jehová siempre tiene el valor de defender lo que está bien. Por eso la Biblia usa el león, que se caracteriza por su valentía, como símbolo de la justicia de Jehová (Ezequiel 1:10; Apocalipsis 4:7).b Así que podemos estar seguros de que él cumplirá su promesa de acabar con la injusticia que hay en la Tierra. Su forma de juzgar podría resumirse así: firmeza cuando es necesario, misericordia cuando es posible (2 Pedro 3:9).
Acerquémonos al Dios de justicia
21. Cuando meditamos en la forma en que Jehová aplica la justicia, ¿cómo deberíamos verlo, y por qué?
21 Al meditar en la forma en que Jehová aplica la justicia, no deberíamos verlo como un juez frío y severo que tan solo piensa en castigar a quienes actúan mal. Más bien, deberíamos verlo como un padre tierno pero firme que siempre busca lo mejor para sus hijos. Así es, Jehová es un Padre justo. Es firme cuando tiene que hacer que se cumplan sus justas normas, pero también es tierno y compasivo con sus hijos en la Tierra, porque sabe que necesitamos su ayuda y perdón (Salmo 103:10, 13).
22. ¿Qué esperanza nos da Jehová gracias a su justicia, y qué demuestra esto?
22 Podemos estar muy agradecidos de que para Jehová la justicia no solo sea castigar a quienes hacen cosas malas. Gracias a su justicia, Jehová ha hecho posible que tengamos una esperanza maravillosa: disfrutar de una vida perfecta para siempre en un mundo donde “reinará la justicia” (2 Pedro 3:13). Esto demuestra que su justicia lo mueve a buscar maneras de salvar a las personas, no de castigarlas. ¿Verdad que entender mejor lo que implica la justicia de Jehová nos acerca a él? En los siguientes capítulos analizaremos con más detalle la forma en que Jehová demuestra esta cualidad tan extraordinaria.
a La expresión “huérfano de padre” se refiere a niños y niñas que pierden a su padre. Jehová se preocupa mucho por todos ellos. De hecho, él se encargó de que la Ley incluyera el relato de las hijas de Zelofehad. Este hombre murió sin tener hijos varones, y Jehová decidió que sus hijas recibieran la herencia de su padre (Números 27:1-8).
b Es interesante que, cuando Jehová habla sobre el castigo que le daría a la infiel nación de Israel, se compara a sí mismo con un león (Jeremías 25:38; Oseas 5:14).
-
-
“¿Es Dios injusto?”Acerquémonos a Jehová
-
-
CAPÍTULO 12
“¿Es Dios injusto?”
1. ¿Cómo podríamos sentirnos al ver injusticias?
UNA viuda ya mayor es víctima de una estafa y pierde los ahorros de toda su vida. Un bebé indefenso es abandonado cruelmente por su propia madre. Un hombre va a la cárcel por un delito que no cometió. ¿Cómo reacciona usted al ver situaciones como estas? Seguramente se siente muy mal. Y es lógico, ya que los seres humanos tenemos un fuerte sentido del bien y del mal. Nos indignan las injusticias, y queremos que la gente mala reciba su merecido y que las víctimas reciban ayuda. Pero, cuando esto no pasa, quizá nos preguntemos: “¿Es que Dios no ve lo que ocurre? ¿Por qué no hace nada?”.
2. ¿Qué dijo Habacuc en oración, y por qué no lo regañó Jehová?
2 A lo largo de la historia ha habido siervos fieles de Jehová que se han hecho preguntas parecidas. Por ejemplo, el profeta Habacuc le oró a Dios: “¿Por qué me haces ver tantas injusticias y tú aceptas el espectáculo de la opresión? Ante mí no hay más que robos y violencia, por todas partes hay querellas y discordias” (Habacuc 1:3, Martín Nieto, 1992). Jehová no lo regañó por preguntarle eso. Dios mismo fue quien le dio al ser humano el sentido de la justicia. Y, en realidad, nuestro sentido de la justicia es un reflejo a menor escala del suyo.
Jehová odia la injusticia
3. ¿Por qué puede decirse que Jehová está más al tanto de las injusticias que nosotros?
3 Jehová ve todas las injusticias que hace la gente. Al hablar de la época de Noé, la Biblia dice: “Jehová vio que la maldad del hombre crecía en la tierra y que los pensamientos de su corazón estaban inclinados solo hacia el mal todo el tiempo” (Génesis 6:5). Pensemos en lo que esto quiere decir. Nosotros solo estamos al tanto de las injusticias que hemos vivido o nos han contado. En cambio, como Jehová lo ve todo, está al tanto de las injusticias que hay en todo el mundo. Lo que es más, él ve las cosas malas que hay en el corazón de las personas que cometen injusticias (Jeremías 17:10).
4, 5. a) ¿Cómo muestra la Biblia que Jehová se preocupa por quienes sufren injusticias? b) ¿Qué injusticias ha aguantado Jehová?
4 Ahora bien, Jehová no solo está al tanto de las injusticias, sino que se preocupa por las víctimas. Cuando sus siervos sufrían a manos de naciones crueles, él se sentía angustiado “al oírlos gemir por culpa de quienes los oprimían y maltrataban” (Jueces 2:18). Tal vez se haya dado cuenta de que, a veces, cuando alguien ve muchas injusticias, termina acostumbrándose y hasta se vuelve insensible. Pero a Jehová no le pasa eso. Aunque lleva más de 6.000 años viendo injusticias, las sigue odiando. De hecho, la Biblia nos asegura que él detesta cosas como “una lengua mentirosa”, “manos que derraman sangre inocente” y “un testigo falso que miente cada vez que abre la boca” (Proverbios 6:16-19).
5 Otra prueba de que Jehová odia las injusticias es lo que les dijo a los líderes corruptos de Israel. Primero, mediante el profeta Miqueas, les preguntó: “¿No deberían saber lo que es justo?”. Luego, describió de forma impactante cómo abusaban del poder, y predijo lo que les pasaría: “Llamarán a Jehová pidiendo auxilio, pero él no les responderá. En ese tiempo, él ocultará de ellos su rostro por causa de sus malvadas acciones” (Miqueas 3:1-4). ¡Cuánto asco le dan las injusticias! Y es lógico, pues él mismo ha tenido que sufrir muchas. Lleva miles de años soportando los desafíos de Satanás (Proverbios 27:11). Además, sufrió mucho al vivir la injusticia más grave de todas: el asesinato de su Hijo, a quien mataron como un delincuente a pesar de que “no cometió ningún pecado” (1 Pedro 2:22; Isaías 53:9). No hay duda de que Jehová está al tanto de los que sufren y de que se preocupa por ellos.
6. ¿Cómo puede que reaccionemos ante las injusticias, y por qué?
6 Nosotros estamos hechos a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Por eso, como las injusticias están totalmente en contra de la personalidad de Jehová, es natural que nos indignemos cuando las vemos o las sufrimos. Pero, entonces, ¿por qué las permite Dios?
Una cuestión que es muy importante
7. Explique cómo se manchó la reputación de Dios y cómo se cuestionó su forma de gobernar.
7 Para saber por qué permite Dios las injusticias, veamos una importante cuestión que surgió en el jardín de Edén. Como hemos visto, el Creador tiene el derecho de gobernar la Tierra y a sus habitantes (Salmo 24:1; Apocalipsis 4:11). No obstante, al comienzo de la historia humana, alguien manchó el buen nombre de Dios —o su reputación— y cuestionó su forma de gobernar. ¿Qué fue lo que pasó? Jehová le había mandado al primer hombre, Adán, que no comiera del fruto de cierto árbol del jardín en el que vivía. Pero ¿y si desobedecía? “Sin falta morirás”, le había advertido Dios (Génesis 2:17). Aquel mandato no representaba ningún problema para él ni para su esposa, Eva. Sin embargo, Satanás convenció a Eva de que Jehová era demasiado estricto. ¿Qué le dijo Satanás que le ocurriría si comía del árbol? “De ningún modo morirán. De hecho, Dios sabe que el mismo día en que coman de él se les abrirán los ojos y serán como Dios: conocerán lo bueno y lo malo” (Génesis 3:1-5). Pero eso era mentira.
8. a) ¿Qué dio a entender Satanás con lo que le dijo a Eva? b) ¿Qué ataques lanzó el Diablo contra el nombre de Jehová y su gobierno?
8 Satanás dio a entender que Jehová le estaba ocultando a Eva información muy valiosa y que Dios era un mentiroso. Al hacer que Eva dudara sobre la clase de persona que Jehová es en realidad, atacó la reputación de Dios. Eso fue una gravísima falta de respeto al nombre de Jehová. Y también atacó su manera de gobernar. Ahora bien, el Diablo fue astuto y no cuestionó que Dios gobernara, sino que su gobierno fuera legítimo y justo, y que él mereciera gobernar. Es decir, afirmó que Jehová no gobierna de forma justa y que no se interesa por sus siervos.
9. a) ¿Qué les pasó a Adán y Eva, y qué importantes cuestiones surgieron? b) ¿Por qué no eliminó Dios de inmediato a los rebeldes?
9 Al final, Adán y Eva comieron del árbol prohibido. Por haberle desobedecido a Dios, él los castigó con la muerte, tal y como les había dicho. La mentira del Diablo hizo surgir algunas cuestiones muy importantes. Por ejemplo, ¿de veras tiene Jehová el derecho de gobernar a la humanidad, o debería el ser humano gobernarse a sí mismo? ¿Gobierna Dios de la mejor forma posible? Jehová pudo haber usado su inmenso poder para acabar con Adán, Eva y Satanás. Pero aquellas cuestiones no ponían en duda su poder, sino su nombre o reputación, lo que incluye su forma de gobernar. Si Jehová hubiera eliminado a esos rebeldes de inmediato, no se habría demostrado que él es un gobernante justo. Más bien, habría parecido que el Diablo tenía razón. La única manera de saber si los seres humanos podían gobernarse bien ellos solos —sin la ayuda de Dios— era dejando que pasara el tiempo.
10. ¿Qué ha demostrado el tiempo sobre la forma en que el ser humano se gobierna?
10 ¿Qué ha demostrado el paso del tiempo? El ser humano lleva miles de años probando distintos gobiernos y sistemas, como la autocracia, la democracia, el socialismo y el comunismo. ¿Y cuál ha sido el resultado? La Biblia dice: “El hombre ha dominado al hombre para su propio mal” (Eclesiastés 8:9). Con razón, el profeta Jeremías dijo: “Oh, Jehová, yo sé muy bien que el hombre no es dueño de su camino. Al hombre que está andando ni siquiera le corresponde dirigir sus pasos” (Jeremías 10:23).
11. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
11 Jehová sabía desde el principio que, si los humanos se gobernaban solos, iban a sufrir. Entonces, si ya lo sabía, ¿por qué lo permitió? ¿Significa eso que fue injusto? ¡Claro que no! Imagine, por ejemplo, que usted tiene un hijo que necesita operarse. Si no lo operan, morirá. Usted sabe que la cirugía implicará cierto grado de dolor para él. Pero también sabe que solo así su hijo disfrutará de buena salud en el futuro. De igual modo, Dios sabía —y hasta predijo— que dejar que el ser humano gobernara implicaría cierto grado de dolor y sufrimiento (Génesis 3:16-19). Pero también sabía que la única solución permanente implicaba permitir que todo el mundo viera las malas consecuencias de querer ser independientes. Así se resolvería la cuestión de forma definitiva, para siempre.
La cuestión de la integridad del ser humano
12. Tal como muestra el caso de Job, ¿qué acusación lanzó Satanás contra los seres humanos?
12 Cuando Satanás cuestionó el derecho de gobernar de Dios y su forma de hacerlo, no solo dijo mentiras sobre la soberanía de Jehová y su nombre. También dijo mentiras sobre los siervos de Dios y cuestionó sus motivos. Fíjese, por ejemplo, en lo que le dijo a Jehová acerca de Job, un hombre justo: “¿No has puesto tú un cerco protector alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos, y su ganado se ha esparcido por toda la región. Pero ahora extiende tu mano y golpea todo lo que tiene, y seguro que te maldice en tu misma cara” (Job 1:10, 11).
13. ¿Qué dio a entender Satanás con las acusaciones contra Job, y qué tiene que ver esto con todos los seres humanos?
13 Satanás afirmó que Jehová se valía de su poder protector para ganarse el amor y la adoración de Job. Con esto, a su vez, quiso decir que la integridad de Job era pura farsa, que adoraba a Dios solo por las bendiciones que recibía. Dijo que, por muy bueno que fuera Job, si Dios le quitaba todo lo que le había dado, este hombre terminaría maldiciéndolo. El Diablo sabía la clase de persona que era Job, de quien se dijo: “Es un hombre íntegro y recto que teme a Dios y evita todo lo malo”.a Así que, si Satanás conseguía que alguien así se pusiera en contra de Jehová, ¿qué no haría con el resto de las personas? En realidad, cuestionó la lealtad de todos los que le sirven a Dios. Y eso lo confirman las palabras que luego le dirigió a Jehová: “El hombre dará todo lo que tiene por salvar su vida” (Job 1:8; 2:4).
14. ¿Qué ha demostrado la historia sobre lo que dijo Satanás?
14 A diferencia de lo que dijo Satanás, la historia ha demostrado que muchas personas, igual que Job, han seguido siendo leales a Jehová a pesar de las pruebas. Los ejemplos de fidelidad de todas ellas han hecho feliz a Jehová. Y además él puede usar esos ejemplos para demostrar que Satanás está muy equivocado cuando dice con arrogancia que los seres humanos dejarán de servir a Dios cuando tengan problemas (Hebreos 11:4-38). Y es que los justos se niegan a darle la espalda a Jehová. Hasta cuando pasan por situaciones muy graves, confían plenamente en que él les dará las fuerzas para aguantar (2 Corintios 4:7-10).
15. ¿Qué podríamos preguntarnos sobre cómo juzga Jehová?
15 La manera en que Jehová reaccionó ante las acusaciones sobre su forma de gobernar y sobre los motivos por los que le sirven los seres humanos es una prueba de que él siempre es justo. Pero la Biblia nos da otras pruebas. En ella vemos cómo Jehová juzgó a personas y naciones enteras en el pasado. Y también predice que él juzgará a la gente en el futuro. ¿Por qué podemos confiar en que su forma de juzgar ha sido justa y siempre lo será?
Por qué es perfecta la justicia de Dios
Jehová nunca destruirá a las “personas justas junto con la gente malvada”.
16, 17. ¿Qué casos prueban nuestra corta visión de la justicia?
16 La Biblia dice sobre Jehová: “Todos sus caminos son justos” (Deuteronomio 32:4). Pero no se puede decir esto de ningún ser humano, pues tenemos una visión muy corta y no vemos el cuadro completo. Pensemos, por ejemplo, en Abrahán. Él le suplicó a Jehová que no destruyera Sodoma, a pesar de ser una ciudad llena de maldad. Le preguntó: “¿De veras vas a destruir a personas justas junto con la gente malvada?” (Génesis 18:23-33). Está claro que Jehová nunca haría eso. De hecho, antes de hacer “llover fuego y azufre sobre Sodoma”, esperó a que el justo Lot y sus hijas salieran de allí y llegaran a salvo a la ciudad de Zóar (Génesis 19:22-24). Ahora vayamos al otro extremo y pensemos en el profeta Jonás. Él había predicho que Dios acabaría con los malvados ninivitas. Ahora bien, ellos se arrepintieron sinceramente y Dios les mostró misericordia. Pero entonces Jonás “se puso muy furioso” porque no los destruyó (Jonás 3:10-4:1).
17 Jehová le confirmó a Abrahán que él es justo y siempre protege a las personas buenas cuando elimina a los malvados. Por otro lado, Jonás tuvo que aprender que Dios es misericordioso. Jehová está “dispuesto a perdonar” a la gente mala que cambia (Salmo 86:5). Él no es como muchas personas que imponen castigos solo para demostrar que tienen poder. Y tampoco es como quienes no muestran misericordia por miedo a parecer débiles. Su criterio es mostrar misericordia siempre que haya una buena razón para hacerlo (Isaías 55:7; Ezequiel 18:23).
18. ¿Qué demuestra que Dios no se deja llevar por los sentimientos?
18 Ahora bien, Jehová no se deja llevar por los sentimientos. Cuando su pueblo cayó por completo en la idolatría, le advirtió: “Te juzgaré según tu conducta y te pediré cuentas por todas tus acciones detestables. Mis ojos no sentirán lástima de ti, no tendré compasión, porque haré que recaigan sobre ti los resultados de tu propia conducta” (Ezequiel 7:3, 4). Así que, cuando las personas se niegan a dejar de hacer lo que está mal, se ganan el castigo de Jehová. Pero, antes de castigarlas, siempre se asegura de todos los hechos. Por ejemplo, cuando oyó fuertes “gritos de queja contra Sodoma y Gomorra”, dijo: “Voy a bajar para ver si las quejas que me han llegado son ciertas y de veras se están comportando tan mal” (Génesis 18:20, 21). Es cierto que muchos se precipitan a sacar conclusiones sin tener todos los datos. Pero ¡qué agradecidos estamos de que Jehová no sea así! Como dice la Biblia, “es un Dios fiel que nunca comete injusticias” (Deuteronomio 32:4).
Confiemos en la justicia de Jehová
19. ¿Qué haremos si nos entran dudas sobre cómo juzga Jehová?
19 La Biblia no siempre explica por qué Jehová actuó de cierta manera. Tampoco da todos los detalles sobre los juicios que hará en el futuro, cuando juzgue a las personas tanto de forma individual como colectiva. Si nos entran dudas al leer ciertas historias o profecías bíblicas que no incluyen todos los detalles, imitemos la lealtad del profeta Miqueas. Él escribió: “Esperaré pacientemente al Dios de mi salvación” (Miqueas 7:7).
20, 21. ¿Cómo sabemos que Jehová siempre hará lo que es justo?
20 Podemos estar seguros de que, en todos los casos, Jehová hará lo que es justo. Aunque los seres humanos pasen por alto ciertas injusticias, él promete: “Mía es la venganza; yo les daré su merecido” (Romanos 12:19). Si esperamos pacientemente a que Jehová actúe, demostraremos la misma confianza que tenía el apóstol Pablo, que dijo: “¿Es Dios injusto? ¡Claro que no!” (Romanos 9:14).
21 Por ahora, vivimos en “tiempos críticos y difíciles de soportar” (2 Timoteo 3:1). Muchas personas sufren por culpa de “los abusos que se cometen” (Eclesiastés 4:1). Pero Jehová no ha cambiado. Sigue odiando las injusticias y se preocupa mucho por quienes han recibido un trato injusto. Si nos mantenemos leales a él y apoyamos su soberanía, nos seguirá dando fuerzas para aguantar hasta que llegue el momento en que acabe con todas las injusticias mediante su Reino (1 Pedro 5:6, 7).
-
-
“La ley de Jehová es perfecta”Acerquémonos a Jehová
-
-
CAPÍTULO 13
“La ley de Jehová es perfecta”
1, 2. ¿Por qué mucha gente ya no siente respeto por la ley, pero qué podemos sentir nosotros por las leyes de Dios?
“LA LEY es un pozo sin fondo, [...] todo lo devora”. Esta cita se publicó en un libro en 1712. Su autor criticaba que en un sistema jurídico los juicios a veces pasaban años en los tribunales, dejando en la ruina a los que pedían justicia. Hoy, en muchos países los sistemas legales son tan complejos, tan poco coherentes y hay tantos prejuicios que la gente ya no respeta las leyes.
2 En contraste, vea lo que dijo un salmista hace unos 2.700 años: “¡Cuánto amo tu ley!” (Salmo 119:97). ¿Por qué tenía esos sentimientos tan fuertes? Porque esa ley no provenía de un gobierno político, sino de Jehová. Al estudiar las leyes de Dios, usted se sentirá cada día más identificado con el salmista y, además, entenderá mejor cómo piensa Jehová, el mayor Juez y Legislador del universo.
El Legislador supremo
3, 4. ¿Por qué se le llama “Legislador” a Jehová?
3 “Solo hay un Legislador y Juez”, dice la Biblia (Santiago 4:12). Sí, Jehová es el único que tiene el derecho de crear leyes para gobernar a toda la creación. Hasta hizo “leyes que rigen los cuerpos celestes” (Job 38:33). Los millones y millones de ángeles que hay en el cielo también obedecen las leyes de Jehová. Cada uno ocupa una posición y él les dice cómo servirle (Salmo 104:4; Hebreos 1:7, 14).
4 Jehová también le ha dado leyes al ser humano. Todos tenemos una conciencia que es como una ley dentro de nosotros. Esta puede ayudarnos a distinguir lo que está bien de lo que está mal (Romanos 2:14). Como Adán y Eva tenían una conciencia perfecta, necesitaban muy pocas leyes (Génesis 2:15-17). Pero, como todos nosotros somos imperfectos, necesitamos más leyes para poder hacer su voluntad. En el pasado, Dios les dio leyes a patriarcas como Noé, Abrahán y Jacob, y ellos se las transmitieron a sus familias (Génesis 6:22; 9:3-6; 18:19; 26:4, 5). Más tarde, Jehová llegó a ser un Legislador sin igual cuando usó a Moisés para darle a la nación de Israel un conjunto de leyes, conocido como la Ley mosaica. Gracias a esta Ley, podemos entender mejor el sentido de la justicia de Jehová.
Una vista general de la Ley mosaica
5. ¿Por qué la Ley mosaica no estaba llena de normas complicadas?
5 Muchos tienen la idea equivocada de que la Ley mosaica estaba llena de normas complicadas y difíciles de aplicar. Claro, contenía más de 600 leyes, y eso puede parecer un montón. Pero pensemos en esto: a finales del siglo veinte, el Código Federal de Estados Unidos tenía más de 150.000 páginas, y cada dos años se añaden unas 600 leyes. Así que la Ley mosaica tenía muy pocas leyes en comparación con todas las que se establecen en los códigos humanos. Con todo y eso, la Ley que Jehová les dio a los israelitas abarcaba aspectos de la vida diaria que las leyes actuales ni siquiera mencionan. Los siguientes ejemplos nos ofrecen una vista general de la Ley mosaica.
6, 7. a) ¿Por qué es única la Ley mosaica, y cuál es su mayor mandato? b) ¿Cómo apoyaban los israelitas la soberanía de Jehová?
6 La Ley ponía en alto la soberanía de Jehová. Esto es algo que la hace única. Su mandato más importante era este: “Escucha, oh, Israel. Jehová nuestro Dios es un solo Jehová. Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. ¿Cómo quería Dios que los israelitas le demostraran que lo amaban? Obedeciéndolo y apoyando su soberanía (Deuteronomio 6:4, 5; 11:13).
7 Jehová les dio autoridad a los padres, los jefes del pueblo, los jueces, los sacerdotes y, más tarde, al rey. Al respetarlos y obedecerlos, cada israelita demostraba que apoyaba la soberanía de Jehová. Él dijo que, si alguien se rebelaba contra alguno de estos, en realidad se estaba rebelando contra él. Por otro lado, si Dios veía que estos abusaban de su autoridad y trataban mal a su pueblo, se enojaba con ellos y los castigaba (Éxodo 20:12; 22:28; Deuteronomio 1:16, 17; 17:8-20; 19:16, 17). Así que tanto los unos como los otros estaban obligados a apoyar la soberanía de Dios.
8. ¿Cómo les ayudaba la Ley a los israelitas a seguir siendo santos?
8 La Ley ayudaba al pueblo de Dios a seguir siendo santo. Las palabras hebreas que suelen traducirse como “santo” y “santidad” aparecen más de 280 veces en la Ley mosaica. En ella se incluían unas 70 situaciones en las que los israelitas podían quedar ceremonialmente impuros. Así, la Ley ayudaba al pueblo de Dios a distinguir lo limpio de lo sucio, y lo puro de lo impuro. Daba pautas sobre la higiene física, la alimentación y hasta la eliminación de desechos, y así protegía la salud de los israelitas.a Pero, sobre todo, les ayudaba a tener la aprobación de Jehová porque se mantenían separados de las cosas moralmente sucias que hacían las naciones vecinas. Veamos un ejemplo.
9, 10. ¿Qué leyes sobre las relaciones sexuales y el parto les dio Jehová a los israelitas, y qué se conseguía con estas leyes?
9 La Ley decía que, si un hombre y una mujer tenían relaciones sexuales, se volvían impuros por un tiempo aunque estuvieran casados. Y lo mismo pasaba si una mujer daba a luz (Levítico 12:2-4; 15:16-18). Claro, las relaciones sexuales dentro del matrimonio y tener hijos son regalos de Dios (Génesis 1:28; 2:18-25). Así que el objetivo de la Ley no era condenar esto, sino ayudar al pueblo de Dios a mantenerse santo y lejos de la suciedad espiritual. Y es que las naciones vecinas de Israel mezclaban la adoración a sus dioses con ritos sexuales. Por ejemplo, la prostitución de hombres y mujeres era parte de la religión de los cananeos. Esto acabó en una degradación total que se extendió cada vez más. En cambio, la Ley nunca mezclaba la adoración a Jehová con las relaciones sexuales.b Pero además la Ley enseñaba otras lecciones valiosas.
10 Aquellas leyes destacaban una enseñanza muy importante.c Al fin y al cabo, ¿cómo se transmite el pecado que heredamos de Adán? Al tener hijos, fruto de las relaciones sexuales (Romanos 5:12). Así, la Ley de Jehová les recordaba a los israelitas que siempre serían pecadores. Y la verdad es que todos somos pecadores desde que nacemos (Salmo 51:5). Por eso, todos necesitamos que Jehová, el Dios santo, nos perdone y nos redima para poder acercarnos a él.
11, 12. a) ¿Qué importante principio enseñaba la Ley? b) ¿Qué medidas contra los juicios injustos incluía la Ley?
11 La Ley reflejaba la justicia perfecta de Jehová. Por ejemplo, enseñaba el principio de equivalencia o correspondencia al administrar justicia. Por eso decía: “Se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie” (Deuteronomio 19:21). Así que el castigo debía aplicarse en proporción a la gravedad del delito. Toda la Ley mosaica reflejaba este aspecto de la justicia de Dios. De hecho, entender este principio es esencial para comprender el rescate, el sacrificio de Jesucristo. Pero de eso hablaremos en el capítulo 14 (1 Timoteo 2:5, 6).
12 La Ley también incluía medidas para evitar que se juzgara injustamente. Veamos unos ejemplos. Hacían falta al menos dos testigos para que una acusación fuera válida. Y quien hacía una acusación falsa merecía un duro castigo (Deuteronomio 19:15, 18, 19). Además, se prohibían totalmente la corrupción y el soborno (Éxodo 23:8; Deuteronomio 27:25). Incluso en los negocios, se debían reflejar las elevadas normas de justicia de Jehová (Levítico 19:35, 36; Deuteronomio 23:19, 20). Sin duda, la Ley era justa y su propósito muy noble. ¡Cuánto ayudó a los israelitas!
Leyes que inculcaban misericordia y justicia
13, 14. ¿Qué trato justo se les debía dar al ladrón y a su víctima?
13 ¿Era la Ley mosaica un conjunto de leyes rígidas y frías? De ninguna manera. El rey David escribió por inspiración: “La ley de Jehová es perfecta” (Salmo 19:7). Él sabía muy bien que la Ley le enseñaba al pueblo a tratar con misericordia y justicia a los demás. Veamos algunos ejemplos.
14 En la actualidad, hay países donde parece que las leyes benefician más a los delincuentes que a las víctimas. Por ejemplo, puede que un ladrón tenga que estar cierto tiempo en la cárcel. Pero la víctima quizá nunca recupere lo que el ladrón le robó y, encima, quizá tenga que pagar impuestos para mantenerlo. En Israel, sin embargo, no había cárceles como las de ahora. Además, había límites muy claros para que no se castigara más de la cuenta a los culpables (Deuteronomio 25:1-3). Por otro lado, el ladrón tenía que devolverle a la víctima lo que le había robado y pagarle cierta cantidad adicional. ¿Cuánto? Variaba. Al parecer, los jueces podían decidir la cantidad dependiendo de varios factores, como por ejemplo si el pecador se arrepentía. Esto quizás explique por qué en Levítico 6:1-7 se pagaba mucho menos que en Éxodo 22:7.
15. ¿Cómo garantizaba la Ley la misericordia y la justicia en el caso de los homicidas involuntarios?
15 La Ley reflejaba la misericordia de Jehová al reconocer que no siempre había malas intenciones detrás de un pecado. Por ejemplo, quien mataba a alguien sin querer no tenía que dar “vida por vida” si tomaba la buena decisión de huir a una de las ciudades de refugio que había por todo Israel. Después de que los jueces analizaran su caso, el homicida debía quedarse en esa ciudad hasta la muerte del sumo sacerdote. Luego, podía irse a vivir donde quisiera. De esta manera, se beneficiaba de la misericordia de Dios. Como vemos, la Ley destacaba cuánto valora Jehová la vida humana (Números 15:30, 31; 35:12-25).
16. ¿Cómo protegía la Ley los derechos de los demás?
16 La Ley también enseñaba a respetar los derechos de los demás. Por ejemplo, si alguien se endeudaba, el acreedor no podía entrar en la casa de esa persona para quedarse con algún objeto como garantía del pago. Más bien, debía esperarlo afuera y dejar que el deudor le trajera el objeto que serviría de garantía. Así se respetaban los derechos de quienes vivían en esa casa. Si el objeto era el manto del deudor, tenía que devolvérselo antes de la noche, pues quizá lo necesitara para cubrirse (Deuteronomio 24:10-14).
17, 18. ¿Qué diferenciaba a Israel de otras naciones, y por qué?
17 Hasta las guerras estaban reguladas por la Ley. El pueblo de Dios no iba a la guerra para saciar su sed de poder o conquista, sino para combatir en “las Guerras de Jehová” (Números 21:14). Muchas veces, antes de atacar a sus enemigos, tenían que darles la oportunidad de rendirse. Si ellos no aceptaban, entonces podían cercar sus territorios, pero respetando las leyes de Dios. A diferencia de lo que ha pasado en muchas guerras a lo largo de la historia, los soldados israelitas tenían prohibido violar a las mujeres y matar cruelmente a la gente. De hecho, ni siquiera debían talar los árboles frutales del enemigo, mostrando así respeto por el medio ambiente.d Ningún otro ejército tenía todas estas instrucciones (Deuteronomio 20:10-15, 19, 20; 21:10-13).
18 ¿Le indigna que en algunos países se adiestre a los niños para la guerra? Pues en el antiguo Israel no reclutaban varones menores de 20 años (Números 1:2, 3). Alguien que sintiera pánico no estaba obligado a ir a la guerra. Y un recién casado podía “quedar exento por un año en su casa y hacer feliz a su esposa”. Así, como no tenía que ir a pelear y arriesgar la vida, podría estar en su casa cuando naciera su primer hijo (Deuteronomio 20:5, 6, 8; 24:5).
19. ¿Qué medidas incluía la Ley para proteger a las mujeres, los niños, las familias, las viudas y los huérfanos?
19 La Ley también protegía a las mujeres, los niños y las familias, e incluía medidas para que tuvieran lo necesario. Les mandaba a los padres y a las madres que pasaran bastante tiempo con sus hijos y les enseñaran de Jehová (Deuteronomio 6:6, 7). Prohibía el incesto y lo castigaba con la muerte (Levítico, capítulo 18). También prohibía el adulterio, que acaba con tantas familias y hace que pierdan su seguridad y dignidad. Además, protegía a las viudas y los huérfanos, y castigaba severamente a quienes los maltrataban (Éxodo 20:14; 22:22-24).
20, 21. a) ¿Por qué permitía la Ley la poligamia? b) ¿Por qué lo que decía la Ley sobre el divorcio era diferente de lo que dijo Jesús?
20 Si la Ley mosaica protegía a las familias, quizá nos preguntemos: “¿Por qué permitía la poligamia?” (Deuteronomio 21:15-17). Para entender esto, primero hay que tener en cuenta que la cultura y las costumbres de los israelitas eran muy diferentes de las nuestras (Proverbios 18:13). Cuando Jehová creó a Adán y Eva, dejó claro que el matrimonio debía ser una unión permanente entre un solo hombre y una sola mujer (Génesis 2:18, 20-24). Pero, para cuando Jehová le dio la Ley a Israel, muchos israelitas ya tenían más de una esposa. De hecho, llevaban muchos siglos practicando la poligamia. Dios sabía muy bien que aquel “pueblo terco” no obedecería ni siquiera los mandamientos más importantes como el de no practicar la idolatría (Éxodo 32:9). Así que decidió que todavía no era el momento de cambiar todas sus costumbres sobre el matrimonio. Lo que sí hizo fue usar la Ley mosaica para regular la poligamia, y así prevenir algunos abusos. Pero tengamos presente que Jehová no instituyó la poligamia.
21 Por otra parte, la Ley permitía que un hombre se divorciara de su esposa por ciertas razones de peso (Deuteronomio 24:1-4). Jesús dijo que, “por la terquedad” de los judíos, Jehová les permitió divorciarse. Pero solo se lo permitió por un tiempo. Jesús consiguió que sus discípulos volvieran a vivir de acuerdo con las normas originales de Jehová sobre el matrimonio (Mateo 19:8).
La Ley fomentaba el amor
22. ¿Cómo fomentaba la Ley el amor, y a quiénes se debía amar?
22 ¿Verdad que ningún país tiene leyes que promuevan el amor entre sus ciudadanos? Pues la Ley mosaica enseñaba que el amor era lo más importante. Tan solo en Deuteronomio, las palabras “amor” o “amar” en sus distintas formas aparecen más de 20 veces en el texto original. Es más, el segundo mandamiento más importante de la Ley era este: “Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo” (Levítico 19:18; Mateo 22:37-40). Los siervos de Dios no solo debían amarse unos a otros, sino también al residente extranjero que vivía entre ellos, pues ellos también habían sido residentes extranjeros. A quienes eran pobres y sufrían, debían demostrarles amor dándoles lo que necesitaran. Y, por supuesto, no debían maltratarlos. Tenían que tratar con consideración hasta a los animales de carga (Éxodo 23:6; Levítico 19:14, 33, 34; Deuteronomio 22:4, 10; 24:17, 18).
23. ¿A qué se sintió impulsado el escritor del Salmo 119, y qué objetivo nos podemos poner?
23 Ninguna otra nación ha tenido unas leyes de esta calidad. No es de extrañar que el salmista escribiera: “¡Cuánto amo tu ley!”. Sin embargo, su amor no era una simple emoción. Su amor por la Ley lo impulsaba a obedecerla en todo. Y luego añadió: “Reflexiono en ella todo el día” (Salmo 119:11, 97). Está claro que él tenía la costumbre de estudiar las leyes de Jehová. Y, cuánto más las estudiaba, más cariño sentía por ellas y por su autor. Si usted sigue estudiando las leyes que él nos da, también se acercará cada vez más al gran Legislador y Dios de la justicia, Jehová.
a Por ejemplo, había pautas sobre enterrar los excrementos, ponerse en cuarentena por una enfermedad y lavarse después de tocar un cadáver. Todas estas medidas eran muy adelantadas para su época (Levítico 13:4-8; Números 19:11-13, 17-19; Deuteronomio 23:13, 14).
b En los templos cananeos había cuartos que se usaban para tener relaciones sexuales. Pero la Ley ni siquiera dejaba entrar en el templo de Jehová a quienes estaban impuros. Así que, al obedecerla, no se mezclarían las relaciones sexuales con la adoración a Jehová.
c Un objetivo clave de la Ley era enseñar. El término hebreo para “ley” (tohráh) significa “instrucción” (Diccionario del judaísmo).
d La Ley incluía esta pregunta para reflexionar: “¿Acaso debes cercar un árbol del campo como si fuera un hombre?” (Deuteronomio 20:19). Hablando de esta ley, Filón —escritor y filósofo judío del siglo primero— explicó que para Dios “es absurdo que la cólera contra los hombres se descargue sobre cosas que ningún mal han causado”.
-
-
Jehová provee un “rescate a cambio de muchas personas”Acerquémonos a Jehová
-
-
CAPÍTULO 14
Jehová provee un “rescate a cambio de muchas personas”
1, 2. ¿Cómo describe la Biblia la situación de la humanidad, y cuál es la única solución?
“TODA la creación junta sigue lamentándose y sintiendo dolor” (Romanos 8:22). Así describió el apóstol Pablo la triste situación de la humanidad. Desde un punto de vista humano, parece imposible acabar con el sufrimiento, el pecado y la muerte. Pero Jehová todo lo puede, no es como el ser humano (Números 23:19). Él es el Dios de justicia y ha ofrecido el medio para salvarnos: el rescate.
2 El rescate es el regalo más grande que Jehová le ha hecho a la humanidad y hace posible que se nos libere del pecado y de la muerte (Efesios 1:7). Gracias al rescate, tenemos la esperanza de vivir para siempre, ya sea en el cielo o en la Tierra hecha un paraíso (Lucas 23:43; Juan 3:16; 1 Pedro 1:4). Pero ¿en qué consiste exactamente el rescate, y qué nos enseña sobre la maravillosa justicia de Jehová?
Por qué era necesario un rescate
3. a) ¿Por qué era necesario el rescate? b) ¿Por qué Jehová no les levantó el castigo a los descendientes de Adán?
3 El pecado de Adán hizo que fuera necesario pagar un rescate. Al desobedecerle a Dios, les transmitió a todos sus descendientes enfermedades, tristeza, dolor y muerte (Génesis 2:17; Romanos 8:20). Jehová no podía dejarse llevar por los sentimientos y simplemente levantar el castigo: la condena de muerte. Actuando así, habría violado su propia ley, pues “el salario que el pecado paga es la muerte” (Romanos 6:23). Si no hubiera respetado sus propias normas, habría caos y maldad en todo el universo.
4, 5. a) ¿De qué acusó Satanás a Dios, y por qué decidió Jehová defenderse? b) ¿Qué calumnias dijo Satanás sobre los siervos de Dios?
4 Como vimos en el capítulo 12, la rebelión en el jardín de Edén hizo que surgieran cuestiones mucho más importantes. Satanás manchó el nombre de Jehová. Dijo que era mentiroso y cruel, y que privaba a sus siervos de libertad (Génesis 3:1-5). Como parecía que no se había cumplido su propósito de llenar la Tierra de humanos justos, lo tachó de fracasado (Génesis 1:28; Isaías 55:10, 11). Si Jehová se hubiera quedado de brazos cruzados, muchas de sus criaturas —tanto en el cielo como en la Tierra— habrían perdido la confianza en su forma de gobernar.
5 Satanás también dijo calumnias sobre los siervos leales de Dios. Afirmó que le servían por puro interés y que ninguno de ellos le sería fiel cuando estuviera bajo presión (Job 1:9-11). Demostrar que esas acusaciones eran falsas era más importante que la salvación del ser humano. Por eso, Jehová tenía todo el derecho de defenderse y responder a las mentiras del Diablo. Pero ¿cómo podría resolver esas cuestiones y al mismo tiempo salvar al hombre?
El rescate: algo equivalente
6. ¿Qué expresiones describen la solución para salvar al hombre?
6 La solución de Jehová era muy justa y misericordiosa. Ningún ser humano podría haber pensado en una solución tan buena y a la vez tan sencilla. Hay distintas expresiones para referirse a ella, como compra, reconciliación, redención, propiciación y expiación (Salmo 49:8, nota; Daniel 9:24; Gálatas 3:13; Colosenses 1:20; Hebreos 2:17). Pero la expresión que quizá la describe mejor aparece en estas palabras del propio Jesús: “Él [el Hijo del Hombre] no vino para que le sirvieran, sino para servir a los demás y para dar su vida como rescate [en griego, lýtron] a cambio de muchas personas” (Mateo 20:28).
7, 8. a) ¿Qué significa el término rescate en la Biblia? b) ¿En qué sentido implica el rescate la idea de equivalencia?
7 ¿Qué es un rescate? La palabra griega que se usó aquí viene de un verbo que significa “desatar, liberar”, y se refería al precio que se pagaba para liberar a los prisioneros de guerra. Básicamente, un rescate es lo que se paga para recomprar algo. En las Escrituras Hebreas, el término equivalente (kófer) viene de un verbo que significa “cubrir”. Por ejemplo, se usó una forma de la misma palabra cuando Dios le dijo a Noé que debía cubrir el arca con alquitrán (Génesis 6:14). Esto nos permite comprender que rescatar también significa cubrir los pecados (Salmo 65:3).
8 Es interesante que, según un diccionario teológico, esta palabra (kófer) “alude siempre a un equivalente”, a algo que corresponde (Theological Dictionary of the New Testament). Entonces, ¿qué hace falta para rescatar a alguien del pecado? Para cubrir el pecado, debe pagarse un precio que corresponda completamente al daño que el pecado haya causado, es decir, que lo cubra en su totalidad. Por esta razón, la Ley que Dios le dio a Israel decía: “Se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie” (Deuteronomio 19:21).
9. ¿Por qué sacrificaban animales los hombres que tenían fe, y cómo veía Jehová esas ofrendas?
9 Muchos hombres que tenían fe —comenzando con Abel— le ofrecieron a Dios animales en sacrificio. Al hacer esto, reconocían que eran pecadores y que necesitaban un rescate. También mostraban que tenían fe en lo que Dios les había prometido: liberarlos del pecado mediante “la descendencia” que él predijo (Génesis 3:15; 4:1-4; Levítico 17:11; Hebreos 11:4). Jehová aprobaba esos sacrificios y aceptaba la adoración de aquellos hombres. Pero, como los animales son inferiores a los seres humanos, en realidad no podían cubrir los pecados (Salmo 8:4-8). Por eso la Biblia dice: “No es posible que la sangre de toros y de cabras elimine los pecados” (Hebreos 10:1-4). Esas ofrendas sirvieron solo como representación o símbolo del auténtico rescate que llegaría en el futuro.
Un “rescate correspondiente”
10. a) ¿De quién tenía que ser un equivalente la persona que se sacrificara, y por qué? b) ¿Por qué bastaba con la muerte de un hombre?
10 El apóstol Pablo escribió: “En Adán todos están muriendo” (1 Corintios 15:22). Adán era un ser humano perfecto; por lo tanto, el rescate tenía que implicar la muerte de alguien igual a él, alguien que fuera un equivalente exacto de él (Romanos 5:14). Nadie más podría equilibrar la balanza de la justicia. Solo un ser humano perfecto —un equivalente exacto de Adán que no hubiera heredado el pecado y la muerte— podría ofrecer un “rescate correspondiente por todos” (1 Timoteo 2:6). No sería necesario que por cada descendiente de Adán se sacrificara a alguien, y que al final terminaran muriendo millones de seres humanos. Pablo explicó: “Por medio de un solo hombre [Adán], el pecado entró en el mundo y por medio del pecado entró la muerte” (Romanos 5:12). Y, “como la muerte vino mediante un hombre”, Dios salvó a la humanidad del pecado y la muerte también “mediante un hombre” (1 Corintios 15:21). ¿Cómo lo hizo?
Un “rescate correspondiente por todos”.
11. a) ¿Qué haría el hombre que “probara la muerte por todos”? b) ¿Por qué el rescate no beneficiaría a Adán y Eva? (Vea la nota).
11 Lo que Jehová tenía pensado implicaba que un hombre perfecto se sacrificara por voluntad propia. Pero Romanos 6:23 dice: “El salario que el pecado paga es la muerte”. Así que el hombre que experimentara o “probara la muerte por todos” sacrificaría su vida para pagar el precio o “salario” del pecado de Adán (Hebreos 2:9; 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2:24). Esto tendría importantes efectos legales. Se les anularía la sentencia de muerte a los descendientes de Adán que fueran fieles. Así, el rescate acabaría de raíz con el pecado y sus consecuencias (Romanos 5:16).a
12. Ponga un ejemplo que demuestre cómo beneficia el pago de la deuda de un solo hombre a muchas personas.
12 Para entenderlo, imagínese que vive en un lugar donde la mayoría de la gente trabaja en la misma fábrica. Todos tienen un buen sueldo y viven muy bien. Pero entonces la fábrica cierra. ¿Por qué? Porque el encargado robó dinero de la empresa y la dejó endeudada. Usted y todos los empleados pierden su trabajo, y no pueden cubrir sus gastos. Sus familias y las personas a quienes la empresa les debe dinero sufren por culpa de un solo hombre. ¡Pero hay una solución! Resulta que un hombre rico y generoso decide tomar cartas en el asunto, pues entiende lo que la empresa significa para la comunidad. Además, se compadece de los trabajadores y sus familias. Así que toma medidas para pagar toda la deuda y reabrir la fábrica. Al cancelar la deuda que dejó un solo hombre, se benefician los empleados, sus familias y otros que habían perdido dinero. De la misma manera, millones y millones de personas se beneficiaron cuando se pagó la deuda de Adán.
¿Quién provee el rescate?
13, 14. a) ¿Cómo proveyó Jehová el rescate para la humanidad? b) ¿A quién se le hizo el pago, y por qué era necesario?
13 Jehová es el único que podía proveer al “Cordero [...] que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Pero no mandó a cualquier ángel para rescatar a la humanidad, sino a alguien que podía responder de forma definitiva a la acusación de Satanás contra los siervos de Dios. Jehová hizo el mayor sacrificio posible al enviar a su Hijo unigénito, quien era “su mayor alegría” (Proverbios 8:30). Y, de buena gana, el Hijo de Dios “dejó todo lo que tenía” en el cielo (Filipenses 2:7). De forma milagrosa, Jehová pasó la vida de su Hijo primogénito desde el cielo a la matriz de María, una virgen judía (Lucas 1:27, 35). Aunque en la Tierra se le llamaría Jesús, en términos legales podría llamársele el segundo Adán, pues era un equivalente exacto de él (1 Corintios 15:45, 47). Por eso Jesús podía entregar su vida perfecta para rescatar a la humanidad pecadora.
14 ¿A quién se le pagaría el rescate? Según Salmo 49:7, está claro que a Dios. Pero, si Jehová mismo proveyó el rescate, ¿por qué habría que pagárselo a él? Alguien podría pensar que es como sacarse el dinero de un bolsillo y ponérselo en el otro. ¡Pero nada más lejos de la realidad! El rescate no es un simple intercambio; es una transacción legal. Al pagar el rescate y entregar a su querido Hijo, Jehová demostró que siempre respeta sus propias normas de justicia perfecta, aunque eso implicó pagar un precio muy alto (Génesis 22:7, 8, 11-13; Hebreos 11:17; Santiago 1:17).
15. ¿Por qué fue necesario que Jesús sufriera y muriera?
15 Lo que pasó en los primeros meses del año 33 de nuestra era demuestra que Jesucristo estuvo dispuesto a sufrir mucho para pagar el rescate. Permitió que lo detuvieran con cargos falsos, que lo condenaran y que lo mataran clavándolo en un madero. Pero ¿realmente era necesario que sufriera tanto? Sí, pues debía demostrar que los siervos de Dios sí pueden mantenerse íntegros. Es interesante que Dios no dejó que Herodes matara a Jesús cuando era bebé (Mateo 2:13-18). Ahora bien, ya de adulto, Cristo podía enfrentarse a los ataques del Diablo sabiendo lo que estaba en juego.b A pesar de las cosas tan horribles que le hicieron, Jesús siempre fue “leal, inocente, incontaminado” y se mantuvo “separado de los pecadores” (Hebreos 7:26). Así demostró de una vez por todas que Jehová cuenta con siervos que se mantienen fieles ante las pruebas. Por eso, justo antes de morir, pudo decir como todo un vencedor: “¡Se ha cumplido!” (Juan 19:30).
El rescate obtiene validez
16, 17. a) ¿Qué hizo Jesús para que el rescate fuera válido? b) ¿Por qué tuvo que presentarse Jesús “delante de Dios a favor nuestro”?
16 Jehová resucitó a Jesús al tercer día de su muerte (Hechos 3:15; 10:40). Con este gran milagro, Jehová lo recompensó por su servicio fiel y además hizo posible que Jesús, como Sumo Sacerdote, lograra hacer algo más para que el rescate tuviera validez (Romanos 1:4; 1 Corintios 15:3-8). ¿Qué tuvo que hacer Jesús? Pablo explicó: “Cuando Cristo vino como sumo sacerdote [...,] él entró una vez y para siempre en el lugar santo, pero no con la sangre de cabras y de toros jóvenes, sino con su propia sangre, y consiguió una liberación eterna para nosotros. Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos humanas, que es una copia de la realidad, sino en el mismísimo cielo, así que ahora se presenta delante de Dios a favor nuestro” (Hebreos 9:11, 12, 24).
17 Cristo no podía llevar literalmente su sangre al cielo (1 Corintios 15:50). Más bien, llevó lo que esta simbolizaba: el valor legal de la vida humana perfecta que había sacrificado. Luego se presentó “delante de Dios”. ¿Y por qué tuvo que hacerlo? Para que Dios aceptara ese valor como un rescate por la humanidad pecadora. ¿Lo aceptó Jehová? Sí, y esto quedó claro en el Pentecostés del año 33, cuando se derramó espíritu santo sobre unos 120 discípulos en Jerusalén (Hechos 2:1-4). Aquel suceso fue emocionante, pero solo fue el inicio de muchas bendiciones que disfrutarían los siervos de Dios gracias al rescate.
Beneficios del rescate
18, 19. a) ¿Qué dos grupos se benefician del rescate? b) ¿Cómo se está beneficiando del rescate la “gran muchedumbre”, y cómo se beneficiará en el futuro?
18 El apóstol Pablo explicó que a Dios le pareció bien que los seres humanos pudieran reconciliarse con él mediante la sangre que Jesús derramó en el madero. También explicó que hay dos grupos de personas que se reconcilian con Dios, y los llamó “las cosas en los cielos” y “las cosas en la tierra” (Colosenses 1:19, 20; Efesios 1:10). El primero está compuesto por 144.000 cristianos que reciben la esperanza de ser sacerdotes en el cielo y reinar con Jesucristo sobre la Tierra (Apocalipsis 5:9, 10; 7:4; 14:1-3). Junto con Jesús, ellos ayudarán a la humanidad obediente a beneficiarse de forma gradual del rescate durante un periodo de 1.000 años (1 Corintios 15:24-26; Apocalipsis 20:6; 21:3, 4).
19 “Las cosas en la tierra” son las personas que tienen la esperanza de vivir en la Tierra hecha un paraíso. Apocalipsis 7:9-17 indica que forman “una gran muchedumbre” que sobrevivirá a la “gran tribulación”. Pero no tienen que esperar hasta entonces para beneficiarse del rescate. Ya “han lavado sus túnicas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Como demuestran fe en el rescate, ya se benefician de este valioso regalo. Por ejemplo, Dios los ha declarado justos como amigos suyos (Santiago 2:23). Gracias al sacrificio de Jesús, pueden acercarse “con confianza al trono de la bondad inmerecida” (Hebreos 4:14-16). Cuando cometen algún error, Jehová los puede perdonar (Efesios 1:7). Y, aunque son imperfectos, pueden tener una conciencia limpia (Hebreos 9:9; 10:22; 1 Pedro 3:21). Así que, para ellos, tener una buena relación con Dios no es solo una esperanza; ya es una realidad (2 Corintios 5:19, 20). Durante el Milenio, se les liberará “de la esclavitud a la corrupción” y finalmente tendrán “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21).
20. ¿Qué siente usted al reflexionar en el rescate?
20 Al pensar en el rescate, uno solo puede decir: “¡A Dios le doy gracias por medio de Jesucristo nuestro Señor!” (Romanos 7:25). ¡Todo esto es tan sencillo y a la vez tan profundo! (Romanos 11:33). Meditar con gratitud en el rescate, nos emociona y nos acerca más a nuestro justo Dios. Como el salmista, tenemos muchas razones para alabar al Dios que “ama la rectitud y la justicia” (Salmo 33:5).
a Adán y Eva no se beneficiarían del rescate. La Ley decía sobre quien asesinaba a alguien a propósito: “No deben aceptar ningún rescate por la vida de un asesino que merece morir” (Números 35:31). Como Adán y Eva desobedecieron a propósito, merecían morir. Así renunciaron a la oportunidad de vivir para siempre.
b Para que Jesús pudiera entregar su vida como un equivalente exacto de la vida perfecta de Adán, tenía que morir de adulto, no de niño. Cuando Adán decidió desobedecerle a Dios, sabía que estaba haciendo algo malo y que sería castigado. Para poder ser “el último Adán” y cubrir ese pecado, Jesús debía ser bastante mayor para saber lo que haría a fin de mantenerse íntegro a Jehová (1 Corintios 15:45, 47). La Biblia se refiere a toda su vida fiel, incluida su muerte en sacrificio, como “un solo acto justo” (Romanos 5:18, 19; nota).
-
-
Jesús establece “la justicia en la tierra”Acerquémonos a Jehová
-
-
CAPÍTULO 15
Jesús establece “la justicia en la tierra”
1, 2. ¿En qué ocasión se indignó Jesús, y por qué?
ERA obvio que Jesús estaba enojado, y con razón. Cuesta trabajo imaginárselo así, pues él era apacible por naturaleza (Mateo 21:5). Por supuesto, su furia estaba justificada y no perdió los estribos.a ¿Y qué hizo que un hombre tan pacífico se pusiera así? Una terrible injusticia.
2 Jesús le tenía cariño al templo de Jerusalén. Era el único lugar sagrado del mundo donde se adoraba a su Padre. Muchos judíos que vivían en otros países viajaban largas distancias para ir allí. Y quienes no eran judíos podían adorar a Dios en cierta parte del templo. Pero un día, al principio de su ministerio, Jesús llegó al templo y se topó con todo un espectáculo: había vendedores y cambistas por todas partes. Parecía más un mercado que un centro religioso. ¿Y por qué era eso tan malo? Porque para ellos el templo de Dios era solo un lugar donde se aprovechaban de las personas. ¿Qué hacían exactamente? (Juan 2:14).
3, 4. ¿Qué abusos se cometían en la casa de Jehová, y qué hizo Jesús para corregir la situación?
3 Los líderes religiosos mandaban que el impuesto del templo se pagara con cierto tipo de moneda. Por eso, para conseguirla, los visitantes tenían que cambiar su dinero. Los cambistas se ponían dentro del templo y cobraban una comisión por cada cambio. Otro negocio muy lucrativo era la venta de animales. Los visitantes que querían sacrificar un animal podían comprarlo en cualquier parte de la ciudad, pero los que supervisaban los sacrificios podían decirles que no era válido. En cambio, si lo compraban directamente allí, se lo aceptaban. Los comerciantes cobraban un dineral porque la gente no tenía más remedio que acudir a ellos.b No solo era un negocio; era un robo.
4 Jesús no podía tolerar esa corrupción. ¡Era la casa de su Padre! Así que se hizo un látigo de cuerdas y echó fuera las vacas, los toros y las ovejas. Luego fue adonde estaban los cambistas y volcó sus mesas. ¡Imagínese todas las monedas esparciéndose por el suelo de mármol! Además, les ordenó seriamente a los vendedores de palomas: “¡Quiten todo esto de aquí!” (Juan 2:15, 16). Al parecer, nadie se atrevió a llevarle la contraria a este hombre tan valiente.
“¡Quiten todo esto de aquí!”.
De tal palo, tal astilla
5-7. a) ¿Cómo influyó en el sentido de la justicia de Jesús lo que vivió antes de venir a la Tierra, y qué aprendemos de su ejemplo? b) ¿Cómo ha combatido Jesús las injusticias que Satanás ha causado, y cómo lo hará en el futuro?
5 Claro, los comerciantes terminaron regresando. Unos tres años más tarde, Jesús se enfrentó a la misma situación. Esta vez les dijo que habían convertido la casa de su Padre en “una cueva de ladrones”, citando así las palabras de condena que el mismo Jehová había dicho antes (Jeremías 7:11; Mateo 21:13). Por eso, cuando Jesús vio cómo la gente cometía esos abusos y profanaba el templo de Dios, se sintió como su Padre. Y es lógico, porque había pasado millones y millones de años aprendiendo de él en los cielos. Y eso hizo que tuviera su mismo sentido de la justicia. En él se cumplió el refrán “De tal palo, tal astilla”. Así que, si queremos tener una idea clara de cómo demuestra Jehová su justicia, lo mejor que podemos hacer es reflexionar en el ejemplo de Jesús (Juan 14:9, 10).
6 Cuando Satanás acusó injustamente a Jehová de ser mentiroso y cuestionó su manera de gobernar, el Hijo unigénito de Dios estaba presente. Tiempo después, también escuchó cómo Satanás desafiaba a Jehová y le decía que nadie le serviría por verdadero amor. ¡Qué mentiras tan sucias! Todas estas calumnias contra su propio Padre tuvieron que dolerle muchísimo a Jesús. Así pues, debió sentirse muy feliz al saber que su Padre le encargaría esta importante misión: la de defender su nombre y su manera de gobernar (2 Corintios 1:20). ¿De qué forma lo haría?
7 Como vimos en el capítulo 14, Jesús respondió de forma definitiva a la acusación de Satanás contra los siervos de Dios. Así, sentó la base para limpiar el santo nombre de Jehová de todas las mentiras, como la acusación de que su gobierno no es bueno. Como Agente Principal de Jehová, Jesús hará que la justicia de Dios reine en todo el universo (Hechos 5:31). De hecho, durante su vida en la Tierra ya reflejaba la justicia de Jehová. Dios dijo de él: “Pondré mi espíritu sobre él, y él les aclarará a las naciones lo que es la justicia” (Mateo 12:18). ¿Cómo cumplió esto Jesús?
Jesús aclara “lo que es la justicia”
8-10. a) ¿Cómo fomentaban las reglas de los líderes religiosos judíos el odio hacia los no judíos y las mujeres? b) ¿Por qué esas reglas convirtieron en una carga la ley del sábado que les había dado Jehová?
8 Jesús amaba la Ley de Jehová y siempre la obedecía. Pero los líderes religiosos ni la enseñaban bien ni la aplicaban bien. Por eso, les dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos! ¡Hipócritas! [...] Han descuidado los asuntos más importantes de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad” (Mateo 23:23). Es obvio que aquellos maestros de la Ley oscurecían, y no aclaraban, “lo que es la justicia” de Dios. ¿En qué sentido? Veamos varios ejemplos.
9 Jehová le había mandado a su pueblo que se mantuviera separado de las naciones paganas (1 Reyes 11:1, 2). Pero algunos líderes religiosos fanáticos enseñaban que se debía odiar a quienes no fueran judíos. La Misná llegó a incluir esta norma: “No ha de dejarse ganado en las posadas de los gentiles, porque son sospechosos de bestialidad”. Estos prejuicios contra los no judíos hacían mucho daño e iban en contra de lo que realmente enseñaba la Ley mosaica (Levítico 19:34). Aquellos líderes también ponían normas que rebajaban a las mujeres. Por ejemplo, la ley oral prohibía que la esposa caminara junto a su esposo; debía ir detrás. Un hombre no podía conversar con una mujer en público, ni siquiera con su esposa. Además, igual que los esclavos, las mujeres no podían declarar ante los tribunales. Por si fuera poco, había una oración oficial con la que los hombres le daban gracias a Dios por no ser mujeres.
10 Aquellos líderes terminaron enterrando la Ley de Dios bajo un montón de reglas y disposiciones inventadas por el hombre. Por ejemplo, lo único que prohibía la ley del sábado era trabajar ese día de la semana, y así dedicarlo a adorar a Dios, acercarse a él y descansar. Sin embargo, los fariseos convirtieron esta ley en una carga. Se tomaron la libertad de decidir lo que se consideraba trabajo e hicieron una lista de 39 actividades, como cosechar o cazar. A su vez, estas reglas hicieron surgir muchísimas preguntas. Por ejemplo, si alguien mata a una pulga en sábado, ¿es eso cazar? Y, si alguien va por un campo y arranca grano para comérselo por el camino, ¿es eso cosechar? Si alguien cura a un enfermo, ¿es eso trabajar? Todo esto llevó a que tuvieran que crear normas más rígidas y detalladas.
11, 12. ¿Cómo condenó Jesús el montón de reglas que los fariseos habían inventado?
11 En esas circunstancias, ¿qué haría Jesús para que la gente entendiera lo que es la justicia? Con su vida y sus enseñanzas, demostró con valor que los líderes religiosos estaban equivocados. Veamos algunas cosas que dijo Jesús. Condenó sin rodeos el montón de reglas que habían inventado al decirles: “Con las tradiciones que ustedes transmiten, anulan la palabra de Dios” (Marcos 7:13).
12 Él demostró que los fariseos no estaban cumpliendo bien la ley del sábado y que habían perdido de vista el objetivo de esa ley. Jesús —siendo el Mesías— era el “Señor del sábado”, como él mismo explicó. Y eso le daba el derecho de curar milagrosamente en sábado (Mateo 12:8). Y, para dejarlo claro, lo hizo ante mucha gente (Lucas 6:7-10). Esto fue una muestra de lo que hará cuando le devuelva la salud a todo el mundo durante su Reinado de Mil Años. Ese Milenio será el sábado más importante, cuando la humanidad fiel descanse por fin de una larga esclavitud al dolor y al sufrimiento causados por el pecado y la muerte.
13. ¿Qué ley les dejó Jesús a sus discípulos, y en qué se diferenciaba de la Ley mosaica?
13 Jesús también aclaró lo que es la justicia con “la ley del Cristo”, una nueva ley que entró en vigor después de su ministerio en la Tierra (Gálatas 6:2). Esta ley era diferente de la Ley mosaica. No se basaba en muchas normas escritas, sino en principios. Eso sí, incluía órdenes directas. A una de esas, Jesús la llamó “un nuevo mandamiento”. ¿Y qué decía? Que sus discípulos debían amarse unos a otros así como él los había amado (Juan 13:34, 35). Así, tener amor de verdad y estar dispuestos a sacrificarse por otros caracterizaría a quienes siguieran “la ley del Cristo”.
Un vivo ejemplo de justicia
14, 15. ¿Cómo demostró Jesús que reconocía los límites de su autoridad, y por qué esto nos da confianza?
14 Jesús no solo enseñó sobre el amor; él mismo vivió “la ley del Cristo”, y lo demostró durante toda su vida. Veamos tres formas en las que aclaró lo que es la justicia.
15 Primero, evitó cualquier cosa que lo llevara a hacer algo injusto. Cuando la gente se vuelve arrogante o se pasa de la raya y abusa de su autoridad, ¿ha notado que muchas veces comete injusticias? Pero a Jesús nunca le pasó eso. Una vez, un hombre se le acercó y le pidió: “Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo”. ¿Cómo le respondió? “Hombre, ¿quién me nombró juez o árbitro entre ustedes dos?” (Lucas 12:13, 14). ¿No le llama esto la atención? Nadie era tan inteligente y competente como Jesús, y nadie había recibido tanta autoridad de parte de Dios como él. Pero, aun así, no quiso intervenir en aquel asunto porque no estaba autorizado para eso. Siempre ha respetado los límites de su autoridad, incluso durante los miles de años que estuvo en el cielo antes de venir a la Tierra (Judas 9). Dejar humildemente que Jehová decida lo que es justo habla muy bien de él.
16, 17. a) ¿Cómo demostró la forma en que Jesús predicaba las buenas noticias que él era justo? b) ¿Cómo demostró Jesús justicia y misericordia a la vez?
16 Segundo, Jesús también demostró justicia en su forma de predicar las buenas noticias del Reino. No tenía prejuicios y se esforzó por llegar a todo tipo de personas, fueran ricas o pobres. En cambio, los fariseos despreciaban a los pobres, a la gente común, y se referían a ellos con la expresión despectiva ʽam haʼárets, es decir, “gente de la tierra”. Cristo tuvo el valor de corregir esa injusticia. Al enseñar las buenas noticias, al comer con las personas, al alimentarlas, curarlas o hasta resucitarlas, siempre imitaba a la perfección al Dios de la justicia, quien desea llegar a “toda clase de personas” (1 Timoteo 2:4).c
17 Tercero, Jesús demostraba justicia y, a la vez, mucha misericordia. Por ejemplo, tomaba la iniciativa en ayudar a los pecadores (Mateo 9:11-13). Siempre estaba dispuesto a tenderles la mano a los indefensos. A diferencia de los líderes religiosos, no fomentaba la desconfianza hacia los que no eran judíos. Más bien, les enseñaba y ayudaba con bondad aunque su misión principal se centraba en los judíos. Hasta estuvo dispuesto a ayudar a un oficial del ejército romano curando a su siervo, y dijo: “No he encontrado a nadie en Israel que tenga una fe tan grande” (Mateo 8:5-13).
18, 19. a) ¿De qué maneras dignificó Jesús a las mujeres? b) ¿Cómo nos demuestra su ejemplo la relación entre el valor y la justicia?
18 Jesús tampoco apoyó lo que la mayoría de la gente pensaba sobre las mujeres. En vez de eso, tuvo el valor de hacer lo que era justo. Para los judíos, las samaritanas eran tan impuras como la gente de otras naciones. Pero él no dudó en predicarle a una samaritana junto al pozo de Sicar. De hecho, fue la primera persona a la que le dijo que era el Mesías prometido (Juan 4:6, 25, 26). Mientras que los fariseos afirmaban que no debía enseñarse la Ley de Dios a las mujeres, Jesús dedicó mucho tiempo y energías a predicarles (Lucas 10:38-42). Y, aunque por tradición se creía que el testimonio de una mujer no era confiable, él dignificó a varias mujeres al darles el honor de ser las primeras personas en verlo resucitado. Y luego hasta les pidió que les contaran a sus discípulos lo que habían visto: el suceso más importante de la historia (Mateo 28:1-10).
19 Como hemos visto, Jesús les aclaró a las naciones lo que es la justicia. Muchas veces, incluso estuvo dispuesto a arriesgar su vida con tal de hacerlo. Su ejemplo nos demuestra que hace falta valor para defender la verdadera justicia. ¡Con razón la Biblia lo llama “el León de la tribu de Judá”! (Apocalipsis 5:5). Recordemos que el león, que se caracteriza por su valentía, representa la justicia. Dentro de poco, Jesús hará todavía más cosas para establecer “la justicia en la tierra” de forma absoluta (Isaías 42:4).
El Rey mesiánico establece “la justicia en la tierra”
20, 21. En nuestro tiempo, ¿de qué formas ha estado promoviendo la justicia el Rey mesiánico?
20 Jesús ha estado promoviendo la justicia en la Tierra desde 1914, año en que se convirtió en el Rey mesiánico. ¿De qué formas? Encargándose de que se cumpla la profecía de Mateo 24:14. Sus seguidores enseñan la verdad del Reino de Jehová en todo el mundo. Como él, predican con justicia, sin hacer distinciones. Se esfuerzan por darles la oportunidad de conocer al Dios de la justicia a todos: jóvenes y mayores, ricos y pobres, hombres y mujeres...
21 Jesús, cabeza de la congregación, también ha estado promoviendo la justicia entre todos los que la componen. Como se predijo, él da “hombres como regalos”, es decir, ancianos fieles que dirigen la congregación (Efesios 4:8-12). Al pastorear a las valiosas ovejitas de Dios, imitan a Jesús y las tratan a todas con justicia e imparcialidad: sin importar su puesto, su popularidad ni su dinero.
22. ¿Cómo se siente Jehová por las injusticias que hay en el mundo, y qué le ha encargado a su Hijo?
22 Pronto, Jesús establecerá la justicia en la Tierra de forma definitiva. Este mundo corrupto está plagado de injusticias. Piense en esto: mientras millones de niños se mueren de hambre, hay países que invierten muchísimo dinero en fabricar armamento y hay mucha gente egoísta que gasta fortunas para satisfacer sus caprichos. ¡Qué terrible injusticia! Cada año, millones de personas mueren por problemas que se podrían haber evitado. Estas y muchas otras injusticias le enfurecen a Jehová. Por eso, él le ha encargado a su Hijo que dirija una guerra justa contra este sistema malvado para acabar permanentemente con todas las injusticias (Apocalipsis 16:14, 16; 19:11-15).
23. ¿Cómo promoverá Jesús la justicia después del Armagedón?
23 Pero la justicia de Jehová no se limita a acabar con la gente mala. Dios también ha nombrado a su Hijo para gobernar como “Príncipe de Paz”. Después del Armagedón, Jesús establecerá la paz en la Tierra mediante su gobierno, en el que reinará con justicia (Isaías 9:6, 7). Por fin tendrá el gusto de borrar las consecuencias de todas las injusticias, que tanto daño han hecho. Defenderá fielmente la justicia perfecta de Jehová para siempre. Por lo tanto, es vital que hagamos todo lo posible por imitar desde ahora esta cualidad de Dios. Veamos cómo podemos hacerlo.
a Cuando Jesús se indignaba por las injusticias, era como Jehová, que “está dispuesto a expresar su ira” contra la maldad (Nahúm 1:2). Por ejemplo, cuando Dios le dijo a su pueblo rebelde que habían convertido su casa en “una cueva de ladrones”, les advirtió: “Mi furia y mi ira serán derramadas sobre este lugar” (Jeremías 7:11, 20).
b Según la Misná, más tarde hubo una protesta por el altísimo precio de las palomas en el templo. Y el precio bajó enseguida casi un 99 %. ¿Quiénes se beneficiaban más de este negocio? Según los historiadores, los mercados del templo eran de la familia del sumo sacerdote Anás. Esto habría enriquecido más a esa familia (Juan 18:13).
c Los fariseos afirmaban que los más humildes, quienes no eran expertos en la Ley, eran “gente maldita” (Juan 7:49). Decían que no se les debía dar ninguna enseñanza y que nadie debía hacer negocios, comer ni orar con ellos. Si un padre permitía que su hija se casara con uno de ellos, eso era peor que dejar que las fieras la atacaran. Incluso creían que la gente común no tenía ninguna esperanza de resucitar.
-
-
Practiquemos la justicia al andar con DiosAcerquémonos a Jehová
-
-
CAPÍTULO 16
Practiquemos la justicia al andar con Dios
1-3. a) ¿Por qué estamos en deuda con Jehová? b) ¿Qué espera Jehová de nosotros?
IMAGÍNESE que va en un barco que se está hundiendo. Entonces, cuando ya está con el agua al cuello y ve que no tiene escapatoria, de pronto alguien lo rescata y le salva la vida. Le ayuda a subirse a una lancha salvavidas y le dice: “Ya pasó todo; está a salvo”. ¡Qué gran alivio! ¿Verdad que usted se sentiría en deuda con esa persona? Literalmente le debería la vida.
2 Este ejemplo nos ayuda a entender lo que Jehová ha hecho por nosotros. La verdad es que estamos en deuda con él. ¿Por qué? Porque nos ha regalado el rescate, y así nos ha salvado de que el pecado y la muerte nos ahoguen. Nos sentimos seguros, a salvo, porque sabemos que, mientras demostremos que tenemos fe en ese valiosísimo sacrificio, se nos perdonarán nuestros pecados y recibiremos la vida eterna (1 Juan 1:7; 4:9). Como vimos en el capítulo 14, el rescate es la mayor demostración del amor y de la justicia de Dios. ¿Cómo podemos demostrar que agradecemos este regalo?
3 Dejemos que Jehová, quien con tanto cariño nos rescató, sea el que nos dé la respuesta. El profeta Miqueas dijo por inspiración: “Él te ha dicho, oh, hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová espera de ti? ¡Solo que practiques la justicia, ames la lealtad y andes con modestia junto a tu Dios!” (Miqueas 6:8). Fíjese en que una de las cosas que Jehová nos pide es que practiquemos la justicia. ¿Cómo podemos hacerlo?
Busquemos la verdadera justicia
4. ¿Cómo sabemos que Dios espera que sigamos sus justas normas?
4 Dios espera que sigamos sus justas normas, que dictan lo que está bien y lo que está mal. Isaías 1:17 dice: “Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia”. Sofonías 2:3 también nos invita a buscar la justicia. Y, en Efesios 4:24, nos dice: “Deben ponerse la nueva personalidad que fue creada según la voluntad de Dios, de acuerdo con la justicia y la lealtad verdaderas”. Así que buscamos la justicia de Dios al seguir sus normas justas y santas, y al evitar todo lo que va en contra de ellas, como la violencia, la impureza y la inmoralidad (Salmo 11:5; Efesios 5:3-5).
5, 6. a) ¿Por qué no es una carga obedecer las normas de Dios? b) ¿Cómo indica la Biblia que buscar la justicia es algo continuo?
5 ¿Es una carga obedecer las justas normas de Dios? ¡No! A quienes aman a Jehová y quieren estar cerca de él no les molesta hacer lo que él pide. Como lo amamos tanto y valoramos sus cualidades, queremos vivir de un modo que lo haga feliz (1 Juan 5:3). Recordemos que “él ama los actos justos” (Salmo 11:7). Y nosotros, si de veras queremos imitarlo y seguir sus justas normas, amaremos lo que él ama y odiaremos lo que él odia (Salmo 97:10).
6 Como somos imperfectos y pecadores, no siempre es fácil buscar la justicia. Por eso debemos quitarnos la vieja personalidad y sus sucias prácticas. Y también debemos vestirnos con la nueva personalidad, que según la Biblia “se va renovando” por medio del conocimiento exacto (Colosenses 3:9, 10). La expresión “se va renovando” indica que es un proceso continuo y requiere mucho esfuerzo. Pero, aunque pongamos mucho empeño en hacer lo que está bien, a veces nuestra tendencia al pecado hará que tropecemos y acabemos pensando, diciendo o haciendo algo que está mal (Romanos 7:14-20; Santiago 3:2).
7. ¿Cómo deberíamos sentirnos cuando nos equivocamos a pesar de nuestros esfuerzos?
7 Cuando cometemos errores a pesar de nuestros esfuerzos por hacer lo que está bien, ¿cómo deberíamos sentirnos? Claro, no queremos justificarnos ni minimizar la gravedad de nuestros errores. Pero tampoco debemos dejar que los sentimientos de culpa nos hagan pensar que no merecemos servir a Jehová. ¡Nunca nos demos por vencidos! Nuestro cariñoso Dios nos ha dado el medio para perdonarnos si estamos arrepentidos de corazón. El apóstol Juan dijo: “Les escribo estas cosas para que no cometan un pecado”. Y luego añadió estas palabras tranquilizadoras: “Pero, si alguno comete un pecado [a causa de la imperfección heredada], tenemos un ayudante que está junto al Padre: Jesucristo” (1 Juan 2:1). Así que, gracias al sacrificio de Jesús, Jehová nos permite ser sus siervos aunque seamos imperfectos. ¿Verdad que esto nos motiva a esforzarnos por hacerlo feliz?
Las buenas noticias y la justicia de Dios
8, 9. ¿Cómo demuestra la predicación de las buenas noticias que Jehová es justo?
8 Una forma en que podemos demostrar justicia, y así imitar a Jehová, es haciendo todo lo posible por predicar las buenas noticias del Reino. Ahora bien, ¿qué relación hay entre la predicación y la justicia de Jehová?
9 Jehová no acabará con la gente mala sin haberle dado advertencias. En su profecía sobre lo que pasaría en el tiempo del fin, Jesús dijo: “Primero se tienen que predicar las buenas noticias en todas las naciones” (Marcos 13:10; Mateo 24:3). La palabra “primero” indica que después de la predicación mundial sucederán otros acontecimientos. Entre ellos, estará la predicha gran tribulación, en la que los malvados serán eliminados y se preparará el camino para que empiece un nuevo mundo de justicia (Mateo 24:14, 21, 22). Está claro que nadie puede acusar a Jehová de ser injusto con la gente mala, pues les avisa y les da muchas oportunidades para cambiar y poder salvarse (Jonás 3:1-10).
10, 11. Cuando predicamos las buenas noticias, ¿cómo imitamos a Jehová y demostramos justicia?
10 ¿Cómo imitamos a Jehová y demostramos justicia al predicar las buenas noticias? En primer lugar, hacer todo lo posible por ayudar a los demás a salvarse es lo justo. Volvamos al ejemplo del barco que se hunde. Si usted ya estuviera en la lancha salvavidas, seguro que intentaría ayudar a quienes siguieran en el agua para que se salvaran. De igual modo, tenemos el deber de ayudar a quienes se están hundiendo en las “aguas” de este mundo malvado. Claro, muchos rechazan nuestro mensaje. Pero, mientras Jehová siga demostrando paciencia, tenemos la obligación de darles la oportunidad de que “lleguen a arrepentirse” para que puedan salvarse (2 Pedro 3:9).
11 Al predicarle las buenas noticias a cualquier persona, demostramos justicia de otra forma importante: siendo imparciales. Recordemos que “Dios no es parcial, sino que acepta a los que le temen y hacen lo que está bien, sea cual sea su nación” (Hechos 10:34, 35). Por eso, si queremos ser como él, no debemos tener prejuicios. Más bien, debemos predicarles a todos, sin importar el origen, la posición social o lo que otros piensen de ellos. Así, les damos a quienes nos escuchen la oportunidad de conocer las buenas noticias y obedecer a Dios (Romanos 10:11-13).
La forma en que tratamos a los demás
12, 13. a) ¿Por qué no debemos apresurarnos a juzgar a los demás? b) ¿Qué idea transmiten las palabras de Jesús “dejen de juzgar” y “dejen de condenar”? (Vea también la nota).
12 También mostramos justicia al tratar a otros como nos trata Jehová. Es fácil juzgar, criticar y cuestionar los motivos de los demás. Pero ¿nos gustaría que Dios anduviera buscando nuestras faltas y nos juzgara con dureza? Él no es así. El salmista dijo: “Oh, Jah, si tú llevaras un registro de errores, oh, Jehová, ¿quién podría estar de pie?” (Salmo 130:3). ¡Cuánto agradecemos que Dios sea justo y misericordioso, y no se centre en nuestros errores! (Salmo 103:8-10). Entonces, ¿cómo deberíamos tratar a otros?
13 Si valoramos la justicia y la misericordia de Jehová, debemos imitarlo cuando los demás se equivocan. ¿Cómo? No apresurándonos a juzgarlos, sobre todo si el asunto no tiene nada que ver con nosotros o es de poca importancia. En su Sermón del Monte, Jesús dio esta advertencia: “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados” (Mateo 7:1). Y, según el Evangelio de Lucas, Jesús también dijo: “Dejen de condenar y así nunca serán condenados” (Lucas 6:37).a Jesús sabía que la gente tiende a juzgar con dureza a otros. Así que, si alguno de los que estaban escuchando a Jesús tenía esa costumbre, debía dejarla.
Al predicar las buenas noticias con imparcialidad, reflejamos la justicia de Jehová.
14. ¿Por qué razones debemos dejar de juzgar a los demás?
14 ¿Por qué debemos dejar de juzgar? Primero, porque nosotros no tenemos ese derecho. El discípulo Santiago nos recuerda que “solo hay un Legislador y Juez”: Jehová. Luego hace una pregunta que nos hace reflexionar: “¿Quién eres tú para juzgar a tu prójimo?” (Santiago 4:12; Romanos 14:1-4). Además, como somos imperfectos, es fácil juzgar a otros de forma injusta. Muchos factores —como los prejuicios, el resentimiento, los celos y los sentimientos de superioridad— pueden distorsionar nuestra forma de ver a los demás. Por otra parte, no podemos leer los corazones de nadie ni saber todos los detalles de su situación personal. Tener presente que contamos con información muy limitada impedirá que nos apresuremos a sacar conclusiones equivocadas. Entonces, ¿quiénes somos para cuestionar las intenciones de nuestros hermanos o dar por sentado que no se esfuerzan por servir a Dios? ¿No sería mejor imitar a Jehová y buscar lo bueno de los hermanos en vez de concentrarnos en sus defectos?
15. ¿Qué forma de hablarse y tratarse no debería haber entre los siervos de Dios, y por qué?
15 ¿Qué puede decirse de la familia? El hogar debería ser un lugar donde todos se sientan tranquilos y en paz. Pero es muy triste que en la actualidad es donde más conflictos hay. Muchos esposos, esposas y padres se portan como jueces inflexibles con su familia. No paran de decirles cosas crueles e hirientes, y hasta los golpean. Pero entre los siervos de Dios no debe haber palabras crueles, sarcasmo ni ningún tipo de maltrato (Efesios 4:29, 31; 5:33; 6:4). Y los mandatos de Jesús de dejar de juzgar y dejar de condenar también son para la familia. Recordemos que practicar la justicia implica tratar a los demás como nos trata Jehová. En vez de ser áspero y duro con quienes lo aman, él “es muy cariñoso y misericordioso” (Santiago 5:11). ¡Qué ejemplo tan bueno para nosotros!
Los ancianos desempeñan su papel con justicia
16, 17. a) ¿Qué espera Jehová de los ancianos? b) ¿Qué deben hacer si alguien no muestra arrepentimiento sincero, y por qué?
16 Todos tenemos la obligación de practicar la justicia, pero sobre todo los ancianos de la congregación. Fijémonos en lo que profetizó Isaías sobre los ancianos o “príncipes”: “¡Mira! Un rey reinará con rectitud, y príncipes gobernarán con justicia” (Isaías 32:1). En efecto, Jehová espera que los ancianos sean justos, como él. ¿Cómo pueden lograrlo?
17 Estos hermanos capacitados y espirituales saben muy bien que para reflejar la justicia de Jehová tienen que contribuir a mantener limpia la congregación. A veces los ancianos tienen que juzgar el caso de alguien que ha cometido un pecado grave. Al hacerlo, tienen presente que Jehová quiere que muestren misericordia siempre que sea posible. Por eso tratan de ayudar a la persona a arrepentirse de corazón. Pero ¿y si no lo logran a pesar de sus esfuerzos? Entonces, se debe tomar la medida justa y firme que indica la Palabra de Dios: “Saquen a la persona malvada que está entre ustedes”. En otras palabras, se le expulsa de la congregación (1 Corintios 5:11-13; 2 Juan 9-11). Aunque a los ancianos les duele tener que tomar esta decisión, comprenden que es necesario para mantener la pureza moral y espiritual de la congregación. Aun así, esperan que la persona recapacite y vuelva al pueblo de Dios algún día (Lucas 15:17, 18).
18. ¿Qué deben tener presente los ancianos al dar consejos bíblicos?
18 Los ancianos también siguen el ejemplo de justicia de Jehová al dar consejos bíblicos cuando es necesario. Claro, no andan buscando defectos en los demás ni aprovechan cada oportunidad que tengan para corregirlos. Pero puede que algún hermano dé “un paso en falso sin darse cuenta”. Como los ancianos saben que Jehová no es cruel ni duro al aplicar la justicia, seguirán este consejo: “Traten de corregir al hombre con espíritu apacible” (Gálatas 6:1). No lo regañarán ni utilizarán palabras duras, sino que le darán consejos con cariño para que se sienta motivado a cambiar. Aunque tengan que ser muy directos y advertirlo de las consecuencias, tendrán presente que es una ovejita de Jehová (Lucas 15:7).b Cuando un consejo se da por amor y con amor, es más probable que la persona recapacite y acepte la corrección.
19. ¿Qué decisiones tienen que tomar los ancianos, y en qué se deben basar?
19 Los ancianos deben tomar muchas decisiones que tienen que ver con sus hermanos cristianos. Por ejemplo, se reúnen periódicamente para analizar qué varones de la congregación reúnen los requisitos para ser recomendados como ancianos o siervos ministeriales. Los ancianos saben que deben ser imparciales. Por eso, los requisitos de la Biblia para ser siervos ministeriales o ancianos son más importantes para ellos que sus opiniones personales. De este modo actúan “sin ningún prejuicio ni parcialidad” (1 Timoteo 5:21).
20, 21. a) ¿Qué procuran ser los ancianos, y por qué? b) ¿Cómo pueden ayudar los ancianos “a los deprimidos”?
20 Los ancianos reflejan la justicia de Jehová de otras maneras. Después de predecir que desempeñarían su papel con justicia, Isaías dijo: “Cada uno de ellos será como un refugio contra el viento, un refugio contra la tormenta de lluvia, como corrientes de agua en una tierra árida, como la sombra de un peñasco inmenso en una tierra reseca” (Isaías 32:1, 2). Por lo tanto, los ancianos procuran ser una fuente de ánimo y consuelo para sus hermanos.
21 Con tantos problemas que hay en la actualidad, son muchos los hermanos que están sufriendo y necesitan ánimo. Ancianos, ¿qué pueden hacer para ayudar “a los deprimidos”? (1 Tesalonicenses 5:14). Escúchenlos con empatía (Santiago 1:19). Tal vez necesiten sacar toda su ansiedad y desahogarse con alguien de confianza (Proverbios 12:25). Confírmenles que Jehová y los hermanos los valoran muchísimo y los quieren de verdad (1 Pedro 1:22; 5:6, 7). Además, oren por ellos y con ellos. Puede que escuchar la oración sentida de un anciano sea lo que su corazón necesita (Santiago 5:14, 15). Jehová, que es tan justo, ve y toma en cuenta todo lo que ustedes hacen por ayudar con cariño a los deprimidos.
Al animar a los que sufren, los ancianos reflejan la justicia de Jehová.
22. ¿Cómo reflejamos la justicia de Dios, y cuál es el resultado?
22 Así pues, cuando reflejamos la justicia de Jehová, nos acercamos más a él. Lo hacemos al seguir sus justas normas, predicar las buenas noticias y centrarnos en las cosas buenas de los demás, no en sus defectos. Y ustedes, ancianos, lo hacen al mantener la pureza de la congregación, dar consejos constructivos basados en la Biblia, tomar decisiones imparciales y ayudar a los deprimidos. Jehová ve desde los cielos que su pueblo se esfuerza por practicar la justicia al andar con él. ¡Qué orgulloso debe sentirse!
-