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RumaniaAnuario de los testigos de Jehová 2006
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A finales del siglo XIX, la situación social y económica de Rumania obligó a muchas personas a buscar trabajo en otros países, como por ejemplo, Estados Unidos. Algunos emigrantes lograron algo más que una mejora económica, pues también adquirieron conocimiento exacto de la verdad bíblica. Ese fue el caso de Károly Szabó y József Kiss, hombres de inclinación espiritual que asistieron a varios discursos bíblicos de Charles Russell.
Como el hermano Russell percibió el interés sincero que ambos tenían en la Biblia, en cierta ocasión tomó la iniciativa y fue a saludarlos. Durante la conversación, les sugirió que regresaran a su país para dar a conocer el mensaje del Reino a parientes y amigos. A ellos les gustó la idea, y en 1911 se embarcaron para Rumania y se establecieron en Tîrgu Mureş (Transilvania).
Durante el viaje, el hermano Szabó le expresó a Jehová su deseo de que algún familiar aceptara la verdad. Cuando llegó a casa, actuó de acuerdo con su oración y predicó a sus parientes, entre los que se encontraba su sobrina Zsuzsanna Enyedi, en cuya casa se alojó. Esta ferviente católica se dedicaba a vender en el mercado las flores que cultivaba su esposo.
Zsuzsanna acudía a misa todas las mañanas antes de irse al trabajo, y cada noche, cuando todos se habían acostado, salía al jardín para orar. Károly, que la había estado observando, se le acercó una noche en el jardín, le puso la mano en el hombro y le dijo: “Zsuzsanna, tienes un corazón sincero. Encontrarás la verdad”. Aquella predicción se cumplió, pues esta buena mujer aceptó el mensaje del Reino y se convirtió en la primera persona de Tîrgu Mureş que se dedicó a Jehová. Zsuzsanna permaneció fiel hasta su muerte, a la edad de 87 años.
El hermano Szabó también le dio testimonio a Sándor Józsa, un joven que trabajaba para la familia Enyedi. Sándor, de 18 años, empezó a asistir a todas las reuniones que conducían los dos hermanos y aprendió con rapidez. Enseguida comenzó a predicar y a pronunciar magníficos discursos bíblicos en su pueblo, Sărăţeni, en el distrito de Mureş. Con el tiempo, seis matrimonios y veinticuatro niños —trece muchachas y once muchachos— llegaron a ser sus “cartas de recomendación” (2 Cor. 3:1, 2).
Después de predicar en Tîrgu Mureş, los hermanos Kiss y Szabó recorrieron toda Transilvania. En la comuna de Dumbrava, situada a 30 kilómetros [20 millas] de Cluj-Napoca, conocieron a un bautista llamado Vasile Costea. Este pequeño pero resuelto hombre era un apasionado estudiante de la Biblia. Intrigado por el Reinado de Mil Años de Cristo, escuchó con atención las explicaciones bíblicas de József y Károly. Después de su bautismo, Vasile, quien además hablaba húngaro, dio un buen testimonio a los rumanos y los húngaros de su distrito. Más adelante se hizo repartidor (evangelizador de tiempo completo), servicio que prestó hasta su muerte.
El hermano Szabó, por su parte, llevó las buenas nuevas a Satu Mare, ciudad situada en el extremo noroeste de Rumania. Allí encontró a Paraschiva Kalmár, una mujer devota que aceptó la verdad enseguida y enseñó a sus nueve hijos a amar a Jehová. En la actualidad hay cinco generaciones de Testigos en su familia.
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[Ilustraciones de la página 69]
En 1911, Károly Szabó y József Kiss regresaron a su país para predicar el mensaje del Reino
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