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RusiaAnuario de los testigos de Jehová 2008
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[Ilustraciones de la página 205]
Milton Henschel presentando un discurso en la Asamblea Internacional “Portadores de Luz” en el Estadio Kirov de San Petersburgo (1992)
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RusiaAnuario de los testigos de Jehová 2008
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“¡QUÉ FELICIDAD! ¡QUÉ LIBERTAD!”
Debido a la proximidad entre Finlandia y Rusia, el Cuerpo Gobernante le pidió a la sucursal de Finlandia que ayudara a organizar la asamblea internacional programada para las fechas del 26 al 28 de junio de 1992 en San Petersburgo (Rusia). ¿Cómo reaccionaron los hermanos ante la perspectiva de tener una asamblea en libertad después de haber vivido más de cinco décadas de proscripción? Cierto hermano menciona: “Éramos miles en el estadio. Todo el mundo lloraba sin parar. ¡Qué felicidad! ¡Qué libertad! Ni en sueños se nos ocurrió que en este sistema podríamos tener tanta libertad. Pero Jehová lo hizo posible. Recordé la celda de aislamiento. Cinco hermanos protegiéndonos unos a otros para no morirnos de frío. Había una cerca enorme que rodeaba el campo. Sí, aquí también había un enorme muro, pero nadie se quería ir; todos queríamos quedarnos tanto como fuera posible. No tengo palabras para describir cómo nos sentíamos.
”Nos pasamos la asamblea hechos un mar de lágrimas. Llorábamos de alegría al ver semejante milagro. Aunque ya pasábamos de los 70 años de edad, recorríamos el estadio como si tuviéramos alas. Habíamos esperado cincuenta años para obtener esta clase de libertad. Es cierto que Jehová había permitido que nos deportaran a Siberia y que termináramos en prisiones y campos de trabajos forzados, ¡pero ahora estábamos en el estadio! Jehová es más poderoso que nadie. Nos quedamos de pie, mirándonos unos a otros, llorando a lágrima viva. No podíamos creer que aquello fuera realidad. Algunos hermanos jóvenes se nos acercaron y nos preguntaron: ‘¿Están bien? ¿Alguien les hizo algo?’. Pero el llanto no nos dejaba contestarles. Entonces, en medio de todas esas lágrimas, uno de nosotros alcanzó a decir: ‘¡Lloramos de alegría!’. Les contamos cómo le habíamos servido a Jehová bajo proscripción durante muchos años y que, ahora, simplemente no podíamos creer que Jehová hubiera cambiado todo tan de repente.”
Tras aquella memorable asamblea, se pidió a la sucursal de Finlandia que enviara quince precursores especiales a Rusia. El 1 de julio de 1992, Hannu y Eija Tanninen, una entusiasta pareja finlandesa, llegaron a su asignación en San Petersburgo. El primer desafío que enfrentaron fue aprender el idioma. Después de su primera lección de ruso, salieron al servicio del campo y le ofrecieron a la gente clases bíblicas a domicilio. Hannu cuenta: “A principios de la década de 1990, casi toda persona de la ciudad quería estudiar la Biblia. En la predicación en las calles, la gente nos daba su dirección de buena gana. Todos querían publicaciones. Si le dabas una revista o un tratado a alguien, otros diez venían a pedirte publicaciones. La gente no solo las aceptaba, sino que a menudo comenzaba a leerlas inmediatamente en la calle o en el metro”.
A partir de octubre de 1992, también llegaron a Rusia muchos precursores especiales de Polonia. En el primer grupo venían algunas hermanas solteras. Poco después, un segundo grupo de precursores de ese país fue asignado a San Petersburgo.
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