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RusiaAnuario de los testigos de Jehová 2008
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Para que todos se mantuvieran fuertes espiritualmente, los hermanos celebraban siete reuniones a la semana. Al principio lo único que tenían era una Biblia, así que hicieron un horario para leerla por congregación. Pero tan pronto pudieron, se pusieron a copiarla a mano. Pusieron los distintos libros de la Biblia en cuadernos separados, mientras que el original se mantuvo oculto en un lugar seguro. Así se podía seguir el programa de lectura bíblica. También tenían organizado el Estudio de La Atalaya.
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RusiaAnuario de los testigos de Jehová 2008
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En 1958, los hermanos celebraban reuniones con regularidad en un campo de Mordvinia. Cuando un grupo se reunía para estudiar La Atalaya, varios hermanos montaban guardia, separados a una distancia suficiente para escucharse unos a otros y evitar que los capataces los sorprendieran. Si aparecía alguno, el que lo veía primero le decía al siguiente “ahí viene”, y ese le avisaba al otro, hasta llegar al grupo reunido. Al instante se dispersaban y escondían la revista. Pero muchas veces los capataces aparecían de la nada.
Así sucedió un día, en que les cayeron de sorpresa. Para distraerlos y salvar la revista, Boris Kryltsov tomó un libro y salió corriendo de la barraca con los capataces detrás. Lo persiguieron por largo rato. Cuando finalmente lo atraparon, descubrieron que se trataba de un libro de Lenin. Aquello le costó al hermano siete días en una celda de aislamiento, pero él estaba feliz de haber salvado la revista.
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