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RusiaAnuario de los testigos de Jehová 2008
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Más tarde se asignó también al hermano Roman Skiba como superintendente de circuito.
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Al mismo tiempo se nombraron los primeros superintendentes de distrito de tiempo completo. Entre ellos estuvieron Roman Skiba (Siberia y el Extremo Oriente ruso),
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RECORREN ENORMES DISTANCIAS
Uno de los primeros precursores especiales que llegaron a Rusia de Polonia a principios de 1993 fue Roman Skiba. Haciendo un recuento de aquellos tiempos, él dice: “En octubre de 1993 recibí el nombramiento para servir en la obra de circuito. Mi primera asignación abarcaba congregaciones en el sur de San Petersburgo, el oblast de Pskov y todo Bielorrusia. Y aunque no era el circuito más grande de Rusia, tuve que acostumbrarme a viajar enormes distancias. En noviembre de 1995 fui asignado a un circuito en los Urales y fui nombrado superintendente de distrito sustituto. Mi territorio abarcaba los Urales, toda Siberia y el Extremo Oriente ruso. Un hermano calculó que en este distrito cabrían treinta y ocho países del tamaño de Polonia. ¡Cruzaba ocho husos horarios! Unos dos años más tarde, la sucursal me pidió que visitara un grupo en Ulán Bator, la capital de Mongolia”.
El hermano Skiba prosigue: “En cierta ocasión, para ir de Norilsk (al norte del círculo polar ártico) a Ekaterimburgo tuvimos que tomar dos aviones: uno de Norilsk a Novosibirsk y otro de Novosibirsk a Ekaterimburgo. Recuerdo muy bien el viaje porque parecía que nunca llegaríamos. En Norilsk, nuestro vuelo salió con doce horas de retraso, así que Lyudmila —mi esposa— y yo estuvimos un día entero en el aeropuerto. Felizmente, aprendimos a tener nuestro estudio personal durante los viajes.
”A veces, pese a todos nuestros esfuerzos, llegábamos tarde para la visita a la congregación. Una vez, para llegar a la congregación de Ust-Kan (república de Altái), que está en lo alto de una montaña, tuvimos que atravesar la cordillera en automóvil por caminos sin pavimentar. Lamentablemente, el auto se averió en el camino, y no solo se nos hizo tarde para que yo revisara los registros de la congregación, sino que llegamos dos horas después de la hora programada para la reunión. Nos sentíamos frustrados, seguros de que todo el mundo se habría marchado. ¡Qué sorpresa fue encontrar a 175 personas esperándonos en el salón alquilado! ¡Y eso que eran menos de cuarenta publicadores! Al parecer, nuestra demora dio tiempo para que alcanzaran a llegar muchas personas interesadas que venían de otras aldeas en las montañas.”c
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[Ilustración de la página 210]
En compañía de su esposa, Lyudmila, Roman Skiba recorrió grandes distancias como superintendente de distrito
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