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    Anuario de los testigos de Jehová 2012
    • Emmanuel Ngirente y otros dos hermanos hicieron todo lo que pudieron por continuar traduciendo, pero las condiciones no eran las mejores. Algunos artículos de La Atalaya se quedaron sin traducir debido a la guerra, pero tan pronto como fue posible salieron publicados en folletos especiales que los hermanos analizaron en el Estudio de Libro de Congregación.

  • Ruanda
    Anuario de los testigos de Jehová 2012
    • LA VIDA EN LOS CAMPOS DE REFUGIADOS

      Mientras aún seguía llegando a Goma gente de Kigali, una hermana llamada Francine —cuyo esposo, Ananie, había sido asesinado⁠— fue transferida a uno de los campamentos de los Testigos. Ella nos cuenta cómo era la vida allí: “Todos los días había hermanos asignados a preparar las comidas. Primero hacíamos el desayuno, que consistía en una papilla de maíz o de mijo, y al mediodía preparábamos el almuerzo. Tras completar nuestras tareas, nos poníamos a predicar. Hablábamos principalmente con los familiares no Testigos que había en el campamento, pero también con las personas que vivían cerca de él. No obstante, cuando los de la Interahamwe se enteraron de que los Testigos tenían campamentos solo para ellos, se enfurecieron, y el ambiente se volvió más tenso”.

      Para noviembre de 1994 estaba claro que las condiciones en Ruanda eran propicias para el regreso de los hermanos. De hecho, era recomendable partir, pues la situación en los campos de refugiados del Congo era cada vez más crítica. Pero volver a Ruanda no sería nada fácil. La Interahamwe intentaba reorganizarse para atacar, y cualquiera que quisiera regresar a Ruanda era considerado un traidor.

      Los hermanos le informaron al nuevo gobierno ruandés que tenían la intención de volver al país. Aclararon también que ellos eran neutrales y que no habían participado en el genocidio de los tutsis. Los oficiales les aconsejaron que llegaran a un acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que poseía vehículos destinados a la repatriación. Sin embargo, para evitar que la Interahamwe les impidiera a los Testigos regresar a Ruanda, hubo que idear una estrategia.

      Se anunció que habría un día especial de asamblea en Goma, y hasta se hicieron carteles. Luego se informó en secreto a los hermanos que en realidad iban a volver a Ruanda. A fin de no levantar sospechas, se les pidió que dejaran todas sus pertenencias en el campamento y que se llevaran solo sus biblias y sus cánticos, como si fueran a una asamblea.

      Francine, mencionada anteriormente, recuerda que caminaron unas cuantas horas hasta un lugar donde había unos camiones que los llevarían a la frontera. Ya en Ruanda, el ACNUR los trasladó hasta Kigali, y luego a las distintas zonas donde vivían. Así pues, la mayoría de los Testigos y personas interesadas en la verdad, junto con sus familiares, fueron repatriados a Ruanda en diciembre de 1994. El periódico belga Le Soir publicó la siguiente noticia el 3 de diciembre de 1994: “Mil quinientos refugiados ruandeses abandonaron Zaire [Congo] porque veían su seguridad comprometida. Eran testigos de Jehová que vivían en su propio campamento al norte del campo de refugiados de Katale. Este grupo religioso fue intensamente perseguido por el gobierno anterior debido a su negativa a portar armas y a participar en mítines políticos”.

      Tras volver a Ruanda, Francine viajó a una asamblea de distrito celebrada en Nairobi, donde disfrutó del compañerismo de los hermanos y recibió consuelo por la muerte de su esposo. Más adelante regresó a la oficina de traducción, que ya se había restablecido en Kigali, y tiempo después se casó con Emmanuel Ngirente. En la actualidad, ambos sirven en la sucursal.

      ¿Cómo pudo Francine lidiar con el dolor que experimentó durante la guerra? Ella contesta: “Todos teníamos la mente fija en una sola cosa: aguantar hasta el fin. Nos propusimos no pensar demasiado en lo que nos estaba sucediendo, por terrible que pareciera. Personalmente, el texto de Habacuc 3:17-19, que habla sobre hallar felicidad en circunstancias extremas, me sirvió de consuelo. Además, los hermanos me animaron muchísimo, y varios me escribieron cartas. Todo esto me ayudó a mantener una perspectiva espiritual y positiva. Jamás he olvidado que Satanás tiene muchas maneras de atraparnos, y si nos quedamos estancados debido alguna prueba, podríamos caer víctimas de otra. Es muy fácil debilitarse si uno no permanece atento”.

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