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RuandaAnuario de los testigos de Jehová 2012
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Günter Reschke recuerda: “Uno de los momentos más emotivos fue cuando los candidatos al bautismo respondieron claramente ‘Yego’ (es decir, ‘sí’) a las dos preguntas que se les plantearon. Mientras esperaban en medio de la cancha para ser bautizados, se desató un fuerte aguacero, y quedaron empapados. Pero no les importó, pues decían: ‘De todas maneras nos vamos a mojar’”.
Al hermano Reschke, quien había venido para ayudar a poner en marcha la obra, se le pidió que permaneciera en Ruanda.
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RuandaAnuario de los testigos de Jehová 2012
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[Ilustración y recuadro de las páginas 235 y 236]
Jehová ha hecho cosas grandes y maravillosas
GÜNTER RESCHKE
AÑO DE NACIMIENTO 1937
AÑO DE BAUTISMO 1953
OTROS DATOS Precursor desde 1958. Se graduó de la clase 43 de la Escuela de Galaad. En 1967 fue asignado a Gabón, y luego a la República Centroafricana y Kenia. Visitó varios países como superintendente viajante. Hoy es miembro del Comité de Sucursal de Ruanda.
◼ EN 1980 viajé por primera vez a Ruanda. Me enviaron de Kenia para servir de superintendente de distrito. Por aquel entonces, solo había 7 congregaciones y 127 publicadores en el país. Fui uno de los instructores de la primera clase de la Escuela del Servicio de Precursor en Ruanda. Cabe mencionar que muchos de los veintidós precursores que asistieron a ella siguen en el servicio de tiempo completo. Al volver a Kenia, me llevé gratos recuerdos de los hermanos ruandeses, de su empeño en el ministerio y de su amor por la verdad.
Años después, en 1996, recibí una carta de la sucursal de Kenia, en la cual se me invitaba a servir en Ruanda. Llevaba dieciocho años en Kenia, y me encantaba; no obstante, acepté la invitación. Cuando llegué, la situación en el país aún era muy inestable y por las noches incluso se oían disparos. Sin embargo, pronto comencé a disfrutar de mi asignación, en especial al ver que Jehová bendecía la obra.
Pese a las condiciones del país, los hermanos nunca se quejaban. Los lugares de asamblea eran muy rústicos: el piso y las rocas servían a menudo de asientos, y la piscina para el bautismo era un hoyo grande forrado de lona. De hecho, todavía esas son las circunstancias en muchas partes del interior. Sin embargo, hay zonas en las que se han construido Salones de Asambleas abiertos y Salones del Reino que pueden agrandarse.
Las congregaciones trabajaban con mucho entusiasmo en el ministerio. En Kigali, por ejemplo, los hermanos tenían sus reuniones los fines de semana desde temprano por la mañana y, al terminar, salían a predicar hasta el anochecer.
Por mi parte, siempre dedicaba tiempo a los pequeños, pues los veía como futuros publicadores con el potencial de asumir mayores responsabilidades. Era fascinante ver la determinación con que muchos de ellos —incluso a una corta edad— daban prueba de su amistad con Jehová.
Luc, por ejemplo, era un niño de 11 años del sur del país. Cuando en la escuela le pidieron que cantara el himno nacional frente a la clase, él preguntó respetuosamente si podía entonar un cántico del Reino en su lugar. El maestro accedió, y cuando Luc terminó, todos aplaudieron. El que se supiera tanto la tonada como la letra demuestra que le gustaba cantar alabanzas a Jehová. Esta y otras experiencias me animaban mucho. También conocí a una hermana que había estado presa algunos años por predicar las buenas nuevas. En la cárcel dio a luz a un niño y le puso por nombre Shikama Hodari (en suajili, “mantente firme”). Shikama, quien ha hecho honor a su nombre, es siervo ministerial, fue hace poco a la Escuela Bíblica para Varones Solteros y sirve de precursor especial.
El celo y la fidelidad que los hermanos de Ruanda demostraron durante los muchos años de adversidades (desde proscripciones hasta una guerra civil y un genocidio) es admirable. Ha sido un gran privilegio servir con ellos. Jehová me ha bendecido y me ha dado su apoyo y protección, lo cual me ha acercado más a él. Definitivamente, Jehová ha hecho cosas grandes y maravillosas (Sal. 136:4).
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