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RuandaAnuario de los testigos de Jehová 2012
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Henk van Bussel, misionero que llegó a Ruanda en 1992 y que había sido evacuado a Kenia en abril de 1994, viajó en varias ocasiones a Goma (en el este del Congo) a fin de ayudar con el programa de socorro para los refugiados ruandeses.
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La sucursal del Congo envió enseguida medicamentos para combatir la epidemia, y el hermano Van Bussel voló desde Nairobi con 60 cajas de medicinas.
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[Ilustraciones y recuadro de las páginas 223 y 224]
Oí que me llamaban
HENK VAN BUSSEL
AÑO DE NACIMIENTO 1957
AÑO DE BAUTISMO 1976
OTROS DATOS Sirvió en la sucursal de los Países Bajos antes de ir a Galaad, en 1984. Fue asignado a la República Centroafricana, después a Chad y, en septiembre de 1992, a Ruanda. Ahora trabaja en la sucursal de Ruanda junto con su esposa, Berthe.
◼ MI PRIMERA congregación en Ruanda fue la de Kigali Sud, la cual estaba repleta de niños. Todos los hermanos eran muy cariñosos y hospitalarios. Para 1992 no existían muchas congregaciones en el país, y había poco más de mil quinientos publicadores. Como las autoridades desconfiaban de nosotros, de vez en cuando llegaban adonde estuviéramos predicando para que les mostráramos nuestras identificaciones.
Cuando inició el genocidio, me vi obligado a salir del país. Pero poco después se me pidió que ayudara a los refugiados que había en el este del Congo. Viajé desde Nairobi hasta Goma, ciudad ubicada en la frontera con Ruanda. Nunca había estado allí, y la única información que tenía era el nombre de un anciano al que no sabía cómo iba a encontrar. Al llegar, tomé un taxi y le pregunté al conductor si sabía dónde vivía el hermano. Consultó el asunto con otros taxistas, y en solo media hora ya estábamos frente a la casa del anciano. Dos hermanos del Comité de País de Ruanda lograron cruzar la frontera, y les entregué el dinero que la sucursal de Kenia me había dado para ayudar a los Testigos ruandeses.
Tras viajar por segunda vez de Nairobi a Goma, tuve que llegar a pie hasta la frontera de Ruanda. Aunque no era tanto lo que tenía que caminar, me tardé mucho porque iba en contra de una multitud de ruandeses que salían en tropel de su país.
De pronto, oí que me llamaban por mi nombre: “¡Ndugu Henk! ¡Ndugu Henk!” (ndugu significa “hermano”). Busqué entre la gente para ver de dónde procedía esa voz, y me encontré con Alphonsine: una jovencita de cerca de 14 años que iba a mi congregación en Kigali y que había sido separada de su madre. La agarré con fuerza a fin de no perderla y la llevé hasta el Salón del Reino que se estaba usando como punto de encuentro para los hermanos refugiados. Una familia congoleña se hizo cargo de ella, y después la cuidó una hermana de su propia congregación. Más tarde regresó a Kigali y pudo encontrarse con su madre.
[Ilustración]
Henk van Bussel y su esposa, Berthe
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