-
Kenia y los países vecinosAnuario de los testigos de Jehová 1992
-
-
Ruanda: la Suiza escondida del África
Regresemos ahora al continente. Entre Tanzania, Uganda y Zaire se halla el país más densamente poblado de África, Ruanda, tan hermoso y accidentado como su vecino meridional, Burundi. Tiene más de 160 kilómetros de este a oeste y de norte a sur. La población ha pasado de tres millones de habitantes a más de siete en los últimos veinte años. Ruanda produce uno de los mejores tés del mundo y además es conocido por ser refugio del gorila de montaña. Es una tierra muy montañosa (con más de 10.000 colinas), y tiene asimismo una gran cantidad de lagos. Las fuentes del Nilo más lejanas se encuentran en este país.
La población de Ruanda, al igual que la de Burundi, está constituida por una mayoría bahutu y una minoría batutsi, tribu conocida por su excepcional altura. La mayor parte de los habitantes de esta ‘Suiza escondida del África’ vive en haciendas aisladas rodeadas de platanares. (Véase ¡Despertad! del 8 de junio de 1976.) El idioma que se usa generalmente es el kinyaruanda, aunque los más instruidos también hablan francés.
¿Cómo llegaría la verdad vivificante de la Palabra de Dios hasta este remoto país montañoso? En 1969 el Cuerpo Gobernante asignó a cuatro graduados de Galaad a Ruanda, pero se denegaron sus solicitudes de entrada en el país, quizás debido a la todavía fuerte influencia de la Iglesia católica.
Sin embargo, al año siguiente se instalaron en Kigali, la capital, dos precursores especiales tanzanos, Oden y Enea Mwaisoba, y empezaron a predicar. Como no sabían kinyaruanda, comenzaron a visitar a los que hablaban swahili, que en su mayoría procedían de Zaire y Tanzania. En febrero de 1971 informaron su actividad en el ministerio del campo cuatro publicadores. Un cambio de gobierno favoreció una mayor tolerancia religiosa, pero el idioma era un escollo que frenaba el crecimiento, pues aún no había ninguna publicación disponible en kinyaruanda.
De Zaire y Tanzania llegaron más precursores para ayudar. En 1974 había diecinueve publicadores activos, que en 1975 colocaron más de mil libros. Durante este último año también se produjeron otros acontecimientos notables: la visita de un hermano de la sucursal de Nairobi, el bautismo de seis personas y la asistencia de siete hermanos ruandeses a un curso de la Escuela del Ministerio del Reino. Se estaba poniendo un buen fundamento para la expansión de la obra. Se formaron pequeños grupos de estudio de la Biblia fuera de Kigali.
Regresa un emigrante
Mientras tanto, un ruandés llamado Gaspard Rwakabubu había conocido la verdad en las minas de cobre de Kolwezi, en el sur de Zaire, adonde había emigrado para trabajar. Ayudó a supervisar la congregación de la localidad, gracias a lo cual adquirió mucha experiencia espiritual. No obstante, sus pensamientos y oraciones se dirigían con frecuencia a su país natal, Ruanda, donde casi nadie oía las buenas nuevas.
¿Qué podía hacer al respecto? Gaspard habló con un instructor de la Escuela del Ministerio del Reino que además era misionero. Este le preguntó: “¿Has pensado en emprender el servicio de precursor y volver a Ruanda?”.
La idea le encantó, y ni un ascenso en el trabajo ni los argumentos disuasivos de sus parientes pudieron retenerlo. Por otra parte, se vio con claridad la ayuda de Jehová. Todo el papeleo se realizó en un tiempo récord, y, además, la compañía minera para la que trabajaba le dio billetes de avión para Ruanda. Llegó a Kigali en junio de 1975. El traslado supuso un sacrificio material para él, pues ya no vivía en una amplia casa como las que proveía la compañía minera, sino en alojamientos sencillos de adobe.
Su entusiasmo y su entendimiento de la personalidad ruandesa impulsaron el progreso teocrático. Otros ruandeses entraron en la verdad con el mismo empuje que él. La asistencia a las reuniones en Kigali aumentó, y el número de publicadores pasó de 29 en 1975 a 46 en 1976 y a 76 en 1977. A la primera asamblea de circuito, celebrada en la sala de estar de la casa del hermano Rwakabubu, asistieron 40 personas.
En 1976 salió la primera publicación en kinyaruanda, el folleto “Estas buenas nuevas del reino”. Al año siguiente se intentó de nuevo llevar misioneros a Kigali. Dos parejas consiguieron entrar en el país con visados temporales. Tras una búsqueda exhaustiva, encontraron un lugar adecuado para acoger el hogar misional. Era un casa espaciosa, pero todavía no disponía de agua corriente, así que los misioneros tenían que ducharse bajo el canalón del tejado. Cada vez que caía un chaparrón, sacaban corriendo al exterior todos los recipientes disponibles para recoger el agua de la lluvia. En una ocasión llenaron con grandes esfuerzos la bañera y luego se la encontraron vacía porque el tapón perdía.
Hablar el idioma
Los misioneros sabían que la manera de llegar al corazón de los nativos con las buenas nuevas era hablarles en su idioma, de manera que se pusieron a estudiar kinyaruanda de inmediato. Aprendían con tanta rapidez que se quedaban impresionados hasta los funcionarios, muchos de los cuales simpatizaban con el mensaje del Reino. No obstante, la influencia de la religión falsa se dejó sentir, y los misioneros no consiguieron renovar sus visados. Como consecuencia, se marcharon a Zaire tras una corta estancia de tres meses en el país.
Los precursores especiales extranjeros que servían en Ruanda también se vieron obligados a dejar el país por diversos motivos, pero los hermanos ruandeses suplieron la carencia emprendiendo el servicio de precursor y extendiendo la predicación a todos los distritos del país. ¿Cuál fue el resultado? Los Testigos predicaron el mensaje del Reino en más de cien mercados rurales. Era maravilloso ver un progreso tan rápido después de un inicio tan tardío.
Los Testigos de Ruanda, rebosantes de entusiasmo por la verdad, deseaban asociarse con hermanos de otros lugares. En 1978, 30 ruandeses viajaron 1.200 kilómetros para asistir a la asamblea “Fe Victoriosa” de Nairobi. Fue un viaje problemático por distintas razones. Para empezar, el transporte no era muy fiable. Además, cruzar Uganda, un país de gran inestabilidad política, entrañaba dificultades, pues ello suponía ser detenido a punta de pistola en las barricadas docenas de veces e incluso ser arrestado y recibir amenazas de ejecución. Y, por último, tampoco faltaban averías en los vehículos y problemas para cruzar las fronteras. En total, tardaron cuatro días en llegar a Nairobi. Sin embargo, el gozo de estos hermanos al ver a miles de compañeros cristianos de varias naciones unidos pacíficamente en la asamblea de Nairobi fue indescriptible.
-
-
Kenia y los países vecinosAnuario de los testigos de Jehová 1992
-
-
[Fotografía en la página 157]
Grupo de ruandeses felices después de bautizarse
-