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RuandaAnuario de los testigos de Jehová 2012
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Gaspard Niyongira cuenta cómo se difundían las buenas nuevas en aquel entonces. “En 1978, año en el que me bauticé, el clero se sentía muy preocupado por la cantidad de personas que se estaba poniendo de parte de la verdad. Iban cientos a nuestras asambleas. Cuando salíamos a predicar, parecíamos un enjambre de langostas. A menudo, un grupo de más o menos veinte publicadores iban predicando a pie desde el centro de Kigali hasta Kanombe, una distancia de nueve kilómetros [seis millas]. Después de almorzar, caminaban otros siete kilómetros [cuatro millas] hasta Masaka. Por la noche, regresaban a Kigali en autobús. Hermanos de otras partes del país predicaban de forma parecida. Debido a toda esa actividad, las personas creían que éramos miles de testigos de Jehová. En consecuencia, se levantaron acusaciones en contra nuestra, y las autoridades rehusaron darnos reconocimiento legal”.
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RuandaAnuario de los testigos de Jehová 2012
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Las verdades bíblicas y los elevados principios morales que enseñan los Testigos no fueron del agrado de todo el mundo. El gran número de personas que estaba aceptando la verdad consternó al clero. El hermano Rwakabubu recuerda: “Muchos católicos y protestantes, entre ellos adventistas, enviaron cartas de renuncia a sus iglesias. Un hermano comparó nuestra predicación con un incendio que devoraba las religiones establecidas. La asistencia a las reuniones de la congregación de Kigali aumentó a más de doscientos. Al principio, el clero no nos prestaba mucha atención porque éramos un simple grupito. Pero según fuimos creciendo, comenzaron a acusarnos de ser una amenaza para el país. Cabe señalar que para entonces el arzobispo católico de Ruanda, Vincent Nsengiyumva, se hizo miembro del comité central del partido político en el poder.
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