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‘Deben ser santos porque yo soy santo’La Atalaya 1996 | 1 de agosto
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6. ¿Cómo trataban la mesa de Jehová los judíos del tiempo de Malaquías?
6 Este hecho se evidenció cuando los israelitas llevaron con poco entusiasmo sacrificios de mala calidad y defectuosos al templo. Jehová censuró sus ofrendas de poco valor mediante su profeta Malaquías: “‘Ningún deleite tengo en ustedes —ha dicho Jehová de los ejércitos—, y en la ofrenda de dádiva de sus manos no me complazco’ [...]. ‘Pero ustedes me están profanando al decir: “La mesa de Jehová es algo contaminado, y su fruto es algo que debe despreciarse, su alimento”. Y han dicho: “¡Mira! ¡Qué aburrimiento!”, y han hecho que se le resople —ha dicho Jehová de los ejércitos—. Y han traído algo arrancado, y al cojo y al enfermo; sí, lo han traído como dádiva. ¿Puedo complacerme en ello de mano de ustedes?’, ha dicho Jehová”. (Malaquías 1:10, 12, 13.)
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‘Deben ser santos porque yo soy santo’La Atalaya 1996 | 1 de agosto
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9, 10. ¿Cómo deberíamos reflexionar sobre nuestra adoración a Jehová?
9 Como vimos anteriormente, debido a la deplorable condición espiritual que existía en los días de Malaquías, Jehová condenó rotundamente el culto superficial de Judá y mostró que solo aceptaría la adoración pura. ¿No debería esto hacernos reflexionar sobre la calidad de nuestra adoración a Jehová Dios, el Señor Soberano del universo, la Fuente de la verdadera santidad? ¿Estamos realmente ofreciendo a Dios un servicio sagrado? ¿Nos mantenemos limpios en sentido espiritual?
10 Esto no significa que tengamos que ser perfectos, lo cual es imposible, o que debamos compararnos con otras personas. Pero sí significa que todo cristiano debe ofrecer a Dios la mejor adoración que sus circunstancias le permitan. De modo que se refiere a la calidad de nuestra adoración. Nuestro servicio sagrado debe ser el mejor, es decir, servicio santo. ¿Cómo podemos lograrlo? (Lucas 16:10; Gálatas 6:3, 4.)
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