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InstalaciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Toro de la ofrenda por el pecado. A continuación Moisés vistió a los hijos de Aarón, después de lo cual hizo que tanto Aarón como sus hijos pusiesen sus manos sobre la cabeza del toro de la ofrenda por el pecado. Esta acción significó el reconocimiento de que la ofrenda les beneficiaba a ellos como casa sacerdotal. Después de degollar el toro, Moisés puso parte de la sangre sobre el altar y vertió el resto en su base, lo que simbolizaba la limpieza de la contaminación debida a la naturaleza pecaminosa de los sacerdotes que oficiaban en el altar. La sangre que se ponía sobre los cuernos del altar significaba que el poder de los sacrificios se hallaba en la sangre derramada de la víctima. (Heb 9:22.) También se salpicaba parte de la sangre sobre el altar cuando se presentaban otras ofrendas. (Le 1:5, 11; 3:2; 4:6; 16:18.) Hay que notar, sin embargo, que puesto que este era el ‘día de ordenación’ para el sacerdocio y no el día nacional de expiación por los pecados, la sangre del toro no se introducía en el Santísimo. (Véase Le 16:14.) Como en el caso de otras ofrendas por el pecado, se colocaban sobre el altar la grasa de los intestinos, el apéndice del hígado y los dos riñones con su grasa. (Le 4:8-10, 20, 26, 31.) Uno de los sacerdotes llevaba fuera del campamento el resto del toro, con su piel y estiércol, para quemarlo. (Le 8:13-17.)
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InstalaciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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La instalación duró siete días, y los sacerdotes no pudieron desempeñar sus funciones en el sentido más completo hasta que no terminó esta ceremonia. Cada día se sacrificaba un toro como ofrenda por el pecado para purificar el altar.
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