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Sacrificios que agradaron a DiosLa Atalaya 2000 | 15 de agosto
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Sacrificios que agradaron a Dios
“Todo sumo sacerdote es nombrado para ofrecer tanto dádivas como sacrificios.” (HEBREOS 8:3.)
1. ¿Por qué siente la gente necesidad de recurrir a Dios?
“SACRIFICAR le parecía al hombre tan ‘natural’ como orar; lo primero indica lo que el hombre siente acerca de sí mismo, lo otro lo que siente con respecto a Dios”, escribe el historiador bíblico Alfred Edersheim. Desde que el pecado entró en el mundo, ha traído consigo el dolor de la culpa, el desamparo y el alejamiento de Dios. El hombre necesita liberarse de estos males. Es fácil de entender que cuando la gente se encuentra en esa situación desesperada piense que debe recurrir a Dios por ayuda (Romanos 5:12).
2. ¿Qué relato encontramos en la Biblia sobre las primeras ofrendas que se hicieron a Dios?
2 La primera mención bíblica de ofrendas hechas a Dios se encuentra en el relato de Caín y Abel, donde leemos: “Al cabo de algún tiempo aconteció que Caín procedió a traer algunos frutos del suelo como ofrenda a Jehová. Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos” (Génesis 4:3, 4). Posteriormente, Noé se sintió impulsado “a ofrecer ofrendas quemadas sobre el altar” a Jehová cuando sobrevivió al gran Diluvio que puso fin a la generación inicua de su tiempo (Génesis 8:20). Abrahán, siervo fiel y amigo de Dios, ‘edificó un altar e invocó el nombre de Jehová’ en varias ocasiones, motivado por las bendiciones y promesas divinas (Génesis 12:8; 13:3, 4, 18). Luego se enfrentó a la mayor prueba de su fe cuando Jehová le dijo que ofreciera a su hijo Isaac como holocausto (Génesis 22:1-14). Veremos que estos relatos, aunque breves, arrojan mucha luz sobre el tema de los sacrificios.
3. ¿Qué papel desempeñan los sacrificios en la adoración?
3 De estas y otras narraciones bíblicas se desprende que ofrecer algún tipo de sacrificio constituía una parte fundamental de la adoración mucho antes de que Jehová diera leyes específicas al respecto. Por ello, una obra de consulta define “sacrificio” como “rito religioso en el que se ofrece un objeto a una divinidad para establecer, mantener o restituir la buena relación con el orden sagrado”. Pero surgen algunas preguntas importantes que merecen un estudio cuidadoso, como por ejemplo: ¿Por qué son necesarios los sacrificios en la adoración? ¿Qué clases de sacrificios acepta Dios? Y ¿qué significado tienen los sacrificios antiguos para nosotros hoy?
Por qué son necesarios los sacrificios
4. ¿Qué consecuencias tuvo el pecado de Adán y Eva?
4 Cuando Adán pecó, lo hizo deliberadamente. Tomar el fruto del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo y comerlo fue un acto intencionado de desobediencia. La pena por ese acto fue la muerte, tal como Dios le había dicho con claridad: “En el día que comas de él, positivamente morirás” (Génesis 2:17). Con el tiempo, Adán y Eva tuvieron que pagar el salario del pecado y murieron (Génesis 3:19; 5:3-5).
5. ¿Por qué tomó Jehová la iniciativa en favor de los descendientes de Adán, y qué hizo por ellos?
5 Pero ¿qué puede decirse de los descendientes de Adán? Puesto que heredaron el pecado y la imperfección de él, están sujetos al alejamiento de Dios, el desamparo y la muerte al igual que la primera pareja humana (Romanos 5:14). Sin embargo, Jehová no es solo un Dios de justicia y poder, sino también —y sobre todo— de amor (1 Juan 4:8, 16). Por lo tanto, ha tomado la iniciativa para corregir la situación. Después de afirmar que “el salario que el pecado paga es muerte”, la Biblia sigue diciendo: “pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 6:23).
6. ¿Cuál es la voluntad de Jehová con respecto al daño que causó el pecado de Adán?
6 Para hacer efectivo ese don, Jehová suministró con el tiempo algo que cubriría lo que se había perdido con la transgresión de Adán. En un principio, el término hebreo ka·fár probablemente significaba “cubrir”, o quizá “borrar”, y también se traduce por “expiación”.a En otras palabras, Jehová facilitó un medio apropiado para cubrir el pecado heredado de Adán y borrar el daño resultante, de modo que quienes merecieran ese don pudieran liberarse de la condenación al pecado y la muerte (Romanos 8:21).
7. a) ¿A qué esperanza aludió Dios en su sentencia contra Satanás? b) ¿Qué precio debía pagarse para liberar a la humanidad del pecado y la muerte?
7 Se hizo alusión a la esperanza de ser liberados de la esclavitud al pecado y la muerte justo después de que la primera pareja humana pecó. Al pronunciar su sentencia contra Satanás, representado por una serpiente, Jehová dijo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón” (Génesis 3:15). Esta declaración profética dio un rayo de esperanza a todos los que pusieran fe en aquella promesa. Sin embargo, había que pagar un precio por esa liberación. La Descendencia prometida no solo vendría y destruiría a Satanás, sino que ella misma sería magullada en el talón, es decir, moriría, aunque no para siempre.
8. a) ¿Por qué resultó ser una decepción Caín? b) ¿Por qué fue aceptable a los ojos de Dios el sacrificio de Abel?
8 Adán y Eva debieron reflexionar mucho sobre la identidad de la Descendencia prometida. Cuando Eva dio a luz a su primogénito, Caín, dijo: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová” (Génesis 4:1). ¿Creía ella que su hijo sería quizá la Descendencia? Lo creyera o no, tanto Caín como su ofrenda resultaron una decepción. Por otra parte, su hermano Abel tuvo fe en la promesa de Dios y se sintió impulsado a sacrificar algunos primogénitos de su rebaño a Jehová. Leemos: “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín, por la cual fe se le dio testimonio de que era justo” (Hebreos 11:4).
9. a) ¿En qué puso fe Abel, y cómo la expresó? b) ¿Qué logró la ofrenda de Abel?
9 La fe de Abel no solo significaba que creía en Dios, pues Caín también creería en Él. Abel tuvo fe en la promesa divina de una Descendencia que traería salvación a los seres humanos fieles. No se le reveló cómo se lograría ese fin, pero la promesa divina le dio a entender que alguien tenía que ser magullado en el talón. En efecto, Abel debió llegar a la conclusión de que había que derramar sangre: el mismo concepto del sacrificio. De modo que ofreció a la Fuente de la vida una dádiva con vida y sangre, posiblemente en señal de su intenso anhelo y expectativa de ver realizada la promesa de Jehová. Fue esta expresión de fe lo que hizo agradable a Jehová el sacrificio de Abel, y en cierto modo reveló lo que es en esencia el sacrificio: un medio por el cual los seres humanos pecadores pueden acercarse a Dios y obtener su favor (Génesis 4:4; Hebreos 11:1, 6).
10. ¿Cómo aclaró el significado de los sacrificios el que Jehová pidiera a Abrahán que ofreciese a Isaac?
10 El profundo significado de los sacrificios se aclaró de manera representativa cuando Jehová le dijo a Abrahán que ofreciera a su hijo Isaac como holocausto. Aunque el sacrificio no se llevó a cabo literalmente, fue una representación de lo que Jehová mismo haría con el tiempo: ofrecer a su Hijo unigénito como el mayor sacrificio de todos los tiempos para cumplir Su voluntad con respecto a la humanidad (Juan 3:16). Mediante los sacrificios y las ofrendas de la Ley mosaica, Jehová fijó modelos proféticos para enseñar a su pueblo escogido lo que tenía que hacer a fin de recibir el perdón de sus pecados y fortalecer su esperanza de salvación. ¿Qué podemos aprender de estos?
Sacrificios que Jehová acepta
11. ¿Qué dos categorías de ofrendas presentaba el sumo sacerdote de Israel, y con qué propósito?
11 “Todo sumo sacerdote es nombrado para ofrecer tanto dádivas como sacrificios”, dice el apóstol Pablo (Hebreos 8:3). Observemos que Pablo divide las ofrendas que hacía el sumo sacerdote del antiguo Israel en dos categorías, a saber, “dádivas” y “sacrificios”, o “sacrificios por los pecados” (Hebreos 5:1). La gente suele ofrecer dádivas como expresión de su afecto y aprecio, así como para conseguir la amistad, el favor o la aceptación de alguien (Génesis 32:20; Proverbios 18:16). De igual modo, muchas ofrendas que la Ley prescribía pueden verse como “dádivas” hechas a Dios con el fin de conseguir su aceptación y favor.b Las transgresiones de la Ley requerían una compensación o reparación, y para ello se ofrecían los “sacrificios por los pecados”. El Pentateuco, especialmente los libros de Éxodo, Levítico y Números, contiene mucha información sobre las diferentes clases de sacrificios y ofrendas. Aunque puede resultar difícil asimilar y recordar todos los detalles, algunas ideas fundamentales sobre los diferentes tipos de sacrificio merecen nuestra atención.
12. ¿En qué parte de la Biblia encontramos un sumario de los sacrificios y las ofrendas que la Ley prescribía?
12 En los capítulos 1 al 7 de Levítico se describen individualmente cinco tipos principales de ofrendas —ofrenda quemada, ofrenda de grano, sacrificio de comunión, ofrenda por el pecado y ofrenda por la culpa—, aunque algunas de ellas en realidad se presentaban juntas. Estas se reseñan dos veces en los mencionados capítulos con diferentes objetivos: una en Levítico 1:2 a 6:7, donde se detalla lo que debía ofrecerse sobre el altar, y la otra en Levítico 6:8 a 7:36, donde se indican las porciones que debían apartarse para los sacerdotes y las que se reservaban para el que hacía la ofrenda. Luego, en los capítulos 28 y 29 de Números encontramos lo que puede considerarse un programa detallado de lo que tenía que ofrecerse diaria, semanal y mensualmente, así como también en las fiestas anuales.
13. Describa las ofrendas que se presentaban voluntariamente a Dios a modo de dádivas.
13 Las ofrendas quemadas, las ofrendas de grano y las ofrendas de comunión se contaban entre las que se presentaban por voluntad propia a modo de dádivas o de un acercamiento a Dios para conseguir su favor. Algunos estudiosos piensan que el término hebreo para “ofrenda quemada” significa “ofrenda de ascensión” u “ofrenda que asciende”, lo cual es pertinente porque en esta el animal degollado se quemaba sobre el altar y ascendía hacia el cielo a Dios un olor dulce, conducente a descanso. La ofrenda quemada se distinguía de las demás en que el animal se ofrecía entero a Dios después de haber salpicado su sangre alrededor del altar. Los sacerdotes tenían que “hacer humear todo ello sobre el altar como ofrenda quemada, ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová” (Levítico 1:3, 4, 9; Génesis 8:21).
14. ¿Cómo se presentaba la ofrenda de grano?
14 La ofrenda de grano se describe en el capítulo 2 de Levítico. Esta era una ofrenda voluntaria que consistía en flor de harina, normalmente humedecida con aceite y a la que se añadía olíbano. “El sacerdote tiene que asir de ella su puñado de su flor de harina y su aceite junto con todo su olíbano; y tiene que hacerlo humear como recordativo de ella en el altar, como ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová.” (Levítico 2:2.) El olíbano era uno de los ingredientes del incienso santo que se quemaba sobre el altar del incienso en el tabernáculo y el templo (Éxodo 30:34-36). El rey David debió tener presente este hecho cuando dijo: “Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti; el levantar las palmas de mis manos, como la ofrenda de grano al atardecer” (Salmo 141:2).
15. ¿Cuál era el propósito del sacrificio de comunión?
15 Otra ofrenda voluntaria era la del sacrificio de comunión, descrita en el capítulo 3 de Levítico. El nombre también puede traducirse por “sacrificio de ofrendas de paz”. En hebreo la palabra “paz” denota mucho más que la ausencia de guerra o disturbio. “En la Biblia denota esto y también el estado o relación de paz con Dios, prosperidad, gozo y felicidad”, dice el libro Studies in the Mosaic Institutions (Estudio de las instituciones mosaicas). De modo que los sacrificios de comunión no se ofrecían para conseguir la paz con Dios, como si hubiera que apaciguarlo, sino para expresar gratitud o celebrar la bendita condición de paz con Dios de la que gozan los que tienen su aprobación. Los sacerdotes y el oferente participaban del sacrificio después de ofrecer a Jehová la sangre y la grasa (Levítico 3:17; 7:16-21; 19:5-8). Era una hermosa ocasión en la que el oferente, los sacerdotes y Jehová Dios participaban simbólicamente de una comida que denotaba la pacífica relación que existía entre ellos.
16. a) ¿Qué propósito tenían la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa? b) ¿Cómo diferían estas de la ofrenda quemada?
16 Entre los sacrificios que se ofrecían para obtener el perdón de los pecados o expiar las transgresiones de la Ley estaban la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa. Aunque estos sacrificios también se quemaban sobre el altar, no se ofrecía el animal completo a Dios, como en el caso de la ofrenda quemada, sino solo la grasa y ciertos trozos. El resto del animal se tiraba fuera del campamento, o en algunos casos se lo comían los sacerdotes. Esta diferencia es significativa. La ofrenda quemada se presentaba como dádiva a Dios para poder acercarse a él, de modo que se ofrecía a Dios exclusivamente y en su totalidad. Es de interés observar que a la ofrenda quemada solía precederla una ofrenda por el pecado o una ofrenda por la culpa, lo que indicaba que para que Dios aceptara la dádiva de un pecador se requería antes el perdón del pecado (Levítico 8:14, 18; 9:2, 3; 16:3, 5).
17, 18. ¿Para qué se suministró la ofrenda por el pecado, y qué propósito tenían las ofrendas por la culpa?
17 La ofrenda por el pecado se aceptaba solo para cubrir pecados involuntarios contra la Ley provocados por la debilidad de la carne. ‘En caso de que pecara un alma por equivocación en cualquiera de las cosas que Jehová mandaba que no debían hacerse’, el pecador tenía que presentar una ofrenda por el pecado adecuada a su posición social en la comunidad (Levítico 4:2, 3, 22, 27). Por otra parte, los pecadores impenitentes eran cortados del pueblo; no había sacrificios para ellos (Éxodo 21:12-15; Levítico 17:10; 20:2, 6, 10; Números 15:30; Hebreos 2:2).
18 El significado y el propósito de la ofrenda por la culpa se aclaran en los capítulos 5 y 6 de Levítico. Aunque una persona pecara involuntariamente, su transgresión podía haber vulnerado los derechos de su prójimo o de Jehová Dios, error que exigía una satisfacción o reparación. Se mencionan varias categorías de pecado. Algunos eran pecados íntimos (Le 5:2-6); otros, pecados contra “las cosas santas de Jehová” (Le 5:14-16), y otros, aunque no totalmente involuntarios, pecados provocados por deseos impropios o debilidades de la carne (Le 6:1-3). Además de confesar tales pecados, el oferente tenía que hacer compensación en los casos debidos y luego presentar a Jehová una ofrenda por la culpa (Levítico 6:4-7).
Algo mejor por venir
19. ¿Por qué no consiguió Israel el favor de Dios, pese a tener la Ley y sus sacrificios?
19 La Ley mosaica, con todos sus sacrificios y ofrendas, se dio a los israelitas para que pudieran acercarse a Dios y conseguir y conservar su favor y bendición hasta la llegada de la Descendencia prometida. El apóstol Pablo, que era judío, lo explica de este modo: “La Ley ha llegado a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo, para que se nos declarara justos debido a fe” (Gálatas 3:24). Lamentablemente, la nación de Israel no respondió a esa tutela, sino que abusó de su privilegio. En consecuencia, sus muchos sacrificios se hicieron repugnantes a Jehová, quien dijo: “Suficiente he tenido ya de holocaustos de carneros y de la grasa de animales bien alimentados; y en la sangre de toros jóvenes y corderos y machos cabríos no me he deleitado” (Isaías 1:11).
20. ¿Qué le sucedió a la Ley con sus sacrificios en el año 70 E.C.?
20 El sistema de cosas judío, con su templo y sacerdocio, llegó a su fin en el año 70 E.C. Después ya no fue posible ofrecer sacrificios como la Ley estipulaba. ¿Quiere decir eso que los sacrificios, parte integrante de la Ley, han perdido todo su significado para los adoradores de Dios actuales? Lo veremos en el artículo siguiente.
[Notas]
a Perspicacia para comprender las Escrituras, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., explica: “La idea primaria que transmite la palabra ‘expiación’ en la Biblia, es ‘cubrir’ o ‘cambiar’, y lo que se da como cambio por otra cosa tiene que tener el mismo valor. [...] Para hacer expiación por lo que Adán había perdido, tenía que proveerse una ofrenda por el pecado que tuviera el valor exacto de una vida humana perfecta”.
b Una palabra hebrea que se traduce frecuentemente por “ofrenda” es qor·bán. En el relato en el que Jesús condena una práctica de los escribas y fariseos sin escrúpulos, Marcos explica que “corbán” significa “dádiva dedicada a Dios” (Marcos 7:11).
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Sacrificios de alabanza que agradan a JehováLa Atalaya 2000 | 15 de agosto
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Sacrificios de alabanza que agradan a Jehová
“Presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios.” (ROMANOS 12:1.)
1. ¿Qué dice la Biblia acerca del valor relativo de los sacrificios que la Ley mosaica estipulaba?
“PUESTO que la Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas, nunca pueden los hombres con los mismos sacrificios que ofrecen continuamente de año en año perfeccionar a los que se acercan.” (Hebreos 10:1.) Con estas claras palabras Pablo asevera que ninguno de los sacrificios que se ofrecían bajo la Ley mosaica tenía valor permanente respecto a la salvación del hombre (Colosenses 2:16, 17).
2. ¿Por qué no es inútil tratar de entender la información detallada que contiene la Biblia sobre las ofrendas y los sacrificios de la Ley?
2 ¿Significa esto que la información del Pentateuco sobre las ofrendas y los sacrificios no es hoy de ningún valor para los cristianos? De hecho, los matriculados en la Escuela del Ministerio Teocrático de las congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo leyeron hace poco los cinco primeros libros de la Biblia en el plazo de algo más de un año. Algunos se esforzaron por leer y entender todos los detalles. ¿Fue en vano su empeño? De ningún modo, pues “todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4). Nos preguntamos entonces: ¿Qué “instrucción” y “consuelo” podemos obtener de toda la información que contiene la Ley sobre las ofrendas y los sacrificios?
Para nuestra instrucción y consuelo
3. ¿Qué necesidad fundamental tenemos?
3 Aunque no se nos pide que ofrezcamos sacrificios literales como estipulaba la Ley, todavía nos es muy necesario conseguir aquello que hasta cierto punto lograban los sacrificios para los israelitas, a saber, el perdón de los pecados y el favor de Dios. Puesto que nosotros ya no ofrecemos sacrificios literales, ¿cómo podemos recibir tales beneficios? Después de señalar las limitaciones de los sacrificios animales, Pablo explica: “Cuando entra en el mundo, [Jesús] dice: ‘“Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos ni ofrenda por el pecado”. Entonces dije yo: “¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios”’” (Hebreos 10:5-7).
4. ¿Cómo aplica Pablo las palabras del Salmo 40:6-8 a Jesucristo?
4 Citando del Salmo 40:6-8, Pablo observa que Jesús no vino con el fin de perpetuar “sacrificio y ofrenda” ni “holocaustos ni ofrenda por el pecado”, pues para cuando Pablo escribió a los hebreos Dios ya no aprobaba tales ofrendas. Más bien, Jesús vino con un cuerpo que su Padre celestial le preparó, correspondiente en todo aspecto al que Dios había hecho para Adán (Génesis 2:7; Lucas 1:35; 1 Corintios 15:22, 45). Jesús, el Hijo perfecto de Dios, debía desempeñar el papel de la “descendencia” de la mujer predicho en Génesis 3:15. Había de ‘magullar a Satanás en la cabeza’, aunque a él mismo se le ‘magullaría en el talón’. De ese modo Jesús se convirtió en el medio del que Jehová se valdría para salvar a la humanidad, en quien habían esperado los hombres de fe desde los días de Abel.
5, 6. ¿Qué manera mejor de acercarnos a Dios tenemos los cristianos?
5 Hablando acerca de este papel especial que Jesús desempeñó, Pablo dice: “Al que no conoció pecado, [Dios] lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios por medio de él” (2 Corintios 5:21). La expresión “lo hizo pecado” también puede traducirse por ‘lo hizo como una ofrenda por el pecado’. El apóstol Juan dice: “Él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, pero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2). De modo que si los israelitas dispusieron de los sacrificios como un medio temporal de acercarse a Dios, los cristianos disponemos de otro muy superior: el sacrificio de Jesucristo (Juan 14:6; 1 Pedro 3:18). Si tenemos fe en el sacrificio redentor que Dios ha suministrado y somos obedientes, nosotros también podemos recibir el perdón de nuestros pecados y disfrutar de Su favor y bendición (Juan 3:17, 18). ¿No nos consuela esta realidad? Pero ¿cómo demostrar que tenemos fe en el sacrificio redentor?
6 Después de explicar que los cristianos disponen de un medio superior para acercarse a Dios, el apóstol Pablo expone en Hebreos 10:22-25 tres maneras de demostrar que tenemos fe en esa amorosa provisión de Dios y que la valoramos. Aunque Pablo dirigió principalmente su exhortación a los que tienen el “camino de entrada al lugar santo”, es decir, a los cristianos ungidos que han recibido el llamamiento celestial, no cabe duda de que toda la humanidad debe prestar atención a estas palabras inspiradas de Pablo a fin de beneficiarse del sacrificio propiciatorio de Jesús (Hebreos 10:19).
Ofrezcamos sacrificios limpios e incontaminados
7. a) ¿Cómo evoca Hebreos 10:22 el procedimiento que se seguía en los sacrificios? b) ¿Qué había que hacer para que Dios aceptara el sacrificio?
7 En primer lugar, Pablo dice a los cristianos: “Acerquémonos con corazones sinceros en la plena seguridad de la fe, pues los corazones se nos han limpiado por rociadura de una conciencia inicua, y los cuerpos se nos han lavado con agua limpia” (Hebreos 10:22). El lenguaje empleado en este texto evoca de modo inconfundible el procedimiento que se seguía en los sacrificios típicos que la Ley estipulaba. La alusión es pertinente, pues para que un sacrificio fuera aceptable tenía que ofrecerse con el motivo apropiado, y ser limpio e incontaminado. El animal para el sacrificio se tomaba de la vacada o del rebaño, es decir, de los animales limpios, y debía ser “sano”, sin defecto. Si se ofrecían aves, se requería que fuesen tórtolas o pichones. En tanto la ofrenda satisficiera esas condiciones, era “aceptada benévolamente a favor suyo para hacer expiación por él” (Levítico 1:2-4, 10, 14; 22:19-25). La ofrenda de grano no contenía ninguna levadura —símbolo de corrupción— y tampoco contenía miel, probablemente jarabe de fruta, que suele fermentar. A los sacrificios de animales o de grano que se ofrecían en el altar se les añadía sal como conservante (Levítico 2:11-13).
8. a) ¿Qué debía hacer la persona que presentaba una ofrenda? b) ¿Cómo podemos asegurarnos de que Jehová acepta nuestra adoración?
8 ¿Qué puede decirse de la persona que presentaba la ofrenda? La Ley estipulaba que todo el que se acercaba a Jehová tenía que estar limpio e incontaminado. Quien se hubiera contaminado de alguna manera primero tenía que presentar una ofrenda por el pecado o una ofrenda por la culpa para recuperar la condición de limpio ante Jehová, de modo que Él pudiera aceptar su ofrenda quemada o sacrificio de comunión (Levítico 5:1-6, 15, 17). ¿Reconocemos, por tanto, la importancia de mantenernos siempre limpios ante Jehová? Si queremos que Dios acepte nuestra adoración, tenemos que corregir rápidamente cualquier transgresión de las leyes divinas. Debemos aprovecharnos sin demora de los medios que Dios ha facilitado para ayudarnos: “los ancianos de la congregación” y el “sacrificio propiciatorio por nuestros pecados”, Jesucristo (Santiago 5:14; 1 Juan 2:1, 2).
9. ¿Cuál era la diferencia principal entre los sacrificios que se hacían a Jehová y los que se ofrecían a los dioses falsos?
9 La importancia que se concedía a la pureza de los sacrificios era de hecho la principal diferencia entre los que se ofrecían a Jehová y los que las naciones vecinas de Israel presentaban a los dioses falsos. Sobre ese rasgo distintivo de los sacrificios de la Ley de Moisés, una obra de consulta observa: “Podemos darnos cuenta de que no hay conexión con la adivinación o el augurio; no hay frenesí religioso, ni automutilaciones ni prostitución sagrada, y los ritos de fertilidad, orgiásticos y sensuales son completamente prohibidos; no hay sacrificios humanos ni sacrificios por los muertos”. Todo ello pone de relieve un hecho: Jehová es santo y no pasa por alto ni aprueba ningún tipo de pecado ni corrupción (Habacuc 1:13). La adoración y los sacrificios que se le rinden han de ser limpios e incontaminados física, moral y espiritualmente (Levítico 19:2; 1 Pedro 1:14-16).
10. ¿Qué examen deberíamos hacernos, según la admonición de Pablo recogida en Romanos 12:1, 2?
10 Por lo tanto, tenemos que examinarnos en todas las facetas de la vida para estar seguros de que Jehová acepta el servicio que le rendimos. Nunca deberíamos pensar que en tanto asistamos a algunas reuniones cristianas y salgamos un poco al ministerio, no importa lo que hagamos en nuestra vida privada. Tampoco deberíamos creer que la participación en las actividades cristianas nos excusa de alguna manera del deber de regirnos por las leyes divinas en otros aspectos de la vida (Romanos 2:21, 22). No podemos esperar que Dios nos bendiga y favorezca si permitimos que lo que es inmundo o deshonroso a sus ojos contamine nuestro modo de pensar o actuar. Recordemos las palabras de Pablo: “Les suplico por las compasiones de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio. Y cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:1, 2).
Ofrezcamos sacrificios de alabanza con entusiasmo
11. ¿Qué abarca la expresión “declaración pública” mencionada en Hebreos 10:23?
11 Pablo llama la atención seguidamente en su carta a los Hebreos a un aspecto fundamental de la adoración verdadera: “Tengamos firmemente asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, porque fiel es el que ha prometido” (Hebreos 10:23). La expresión “declaración pública” significa literalmente “confesión”, y Pablo también habla de un “sacrificio de alabanza” (Hebreos 13:15). Este nos recuerda el tipo de sacrificio que ofrecieron hombres como Abel, Noé y Abrahán.
12, 13. ¿Qué reconocía el israelita cuando ofrecía un sacrificio quemado, y qué podemos hacer para demostrar la misma actitud?
12 Cuando un israelita ofrecía un sacrificio quemado, lo hacía “de su propia voluntad delante de Jehová” (Levítico 1:3). De este modo declaraba o reconocía pública y voluntariamente las abundantes bendiciones de Jehová y Su bondad amorosa para con su pueblo. Recordemos que un rasgo distintivo de la ofrenda quemada era que toda ella se consumía sobre el altar, lo cual era un símbolo apropiado de devoción y dedicación completas. De manera correspondiente, demostramos nuestra fe en el sacrificio redentor y nuestro agradecimiento cuando ofrecemos a Jehová, voluntariamente y con entusiasmo, nuestro “sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios”.
13 Aunque los cristianos no ofrecen sacrificios literales —animales o vegetales— tienen la responsabilidad de dar testimonio de las buenas nuevas del Reino y hacer discípulos de Jesucristo (Mateo 24:14; 28:19, 20). ¿Nos aprovechamos de las oportunidades de participar en la declaración pública de las buenas nuevas del Reino de Dios, de modo que muchas más personas puedan conocer las cosas maravillosas que Dios tiene preparadas para la humanidad obediente? ¿Dedicamos voluntariamente nuestro tiempo y energías a enseñar a quienes se interesan en el mensaje y a ayudarlos a hacerse discípulos de Jesucristo? Nuestra participación celosa en el ministerio es muy agradable a Dios, como el olor conducente a descanso de una ofrenda quemada (1 Corintios 15:58).
Regocijémonos en la compañía de Dios y de los hombres
14. ¿Cómo evocan las palabras de Hebreos 10:24, 25 la idea del sacrificio de comunión?
14 Finalmente, Pablo llama la atención a nuestra relación con nuestros hermanos cristianos en la adoración a Dios. “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca.” (Hebreos 10:24, 25.) Las expresiones “para incitarnos al amor y a las obras excelentes”, “el reunirnos” y “animándonos unos a otros” nos recuerdan los beneficios que en Israel reportaba la ofrenda de comunión a los siervos de Dios.
15. ¿Qué paralelo vemos entre el sacrificio de comunión y las reuniones cristianas?
15 La expresión “ofrendas de comunión” se traduce a veces por “ofrendas de paz”. La palabra hebrea para “paz” está en plural, lo que quizá signifique que la participación en tales sacrificios resultaba en paz con Dios y con los demás adoradores. Con respecto al sacrificio de comunión, un comentarista explica: “Era en verdad un tiempo de feliz comunión con el Dios del pacto, en el que Él condescendía a ser el invitado de Israel a la mesa sacrificial, así como Él era siempre el anfitrión de ellos”. Estas palabras nos recuerdan la promesa de Jesús: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Cada vez que asistimos a una reunión cristiana nos beneficiamos de la compañía edificante, de la instrucción animadora y de saber que nuestro Señor Jesucristo está presente entre nosotros. Todo ello convierte a la reunión cristiana en una verdadera ocasión de gozo y fortalecimiento de la fe.
16. ¿Qué hace que las reuniones cristianas sean ocasiones especialmente gozosas como lo era el sacrificio de comunión?
16 En el sacrificio de comunión, toda la grasa —la que había alrededor de los intestinos, los riñones, el apéndice del hígado y los lomos, así como la cola grasa de las ovejas— se ofrecía a Jehová quemándola y haciéndola humear sobre el altar (Levítico 3:3-16). La grasa se consideraba la parte más nutritiva y mejor del animal. Ofrecerla sobre el altar significaba dar lo mejor a Jehová. Lo que convierte a las reuniones cristianas en ocasiones especialmente gozosas es que en ellas no solo recibimos instrucción, sino también ofrecemos alabanza a Jehová, como cuando cantamos con entusiasmo, escuchamos atentamente y, de ser posible, comentamos, haciéndolo siempre con humildad y tan bien como sepamos. “¡Alaben a Jah! —exclamó el salmista—. Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza en la congregación de los que son leales.” (Salmo 149:1.)
Nos esperan abundantes bendiciones de parte de Jehová
17, 18. a) ¿Qué gran sacrificio hizo Salomón en la inauguración del templo de Jerusalén? b) ¿Qué beneficios reportó al pueblo la ceremonia de la inauguración del templo?
17 En la inauguración del templo de Jerusalén, que tuvo lugar en el séptimo mes del año 1026 a.E.C., el rey Salomón ofreció “un gran sacrificio delante de Jehová”, a saber, “el sacrificio quemado y la ofrenda de grano y los trozos grasos de los sacrificios de comunión”. Además de las ofrendas de grano, en aquella ocasión se sacrificaron un total de 22.000 cabezas de ganado y 120.000 ovejas (1 Reyes 8:62-65).
18 ¿Podemos imaginarnos el costo y la cantidad de trabajo que supuso aquella grandiosa ceremonia? No obstante, las bendiciones que Israel recibió obviamente superaron con creces el costo. Al final de la fiesta, Salomón “despidió al pueblo; y ellos empezaron a bendecir al rey e irse a sus hogares, regocijándose y sintiéndose alegres de corazón por todo el bien que Jehová había ejecutado para David su siervo y para Israel su pueblo” (1 Reyes 8:66). Tal como Salomón lo expresó, no cabe duda de que “la bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella” (Proverbios 10:22).
19. ¿Qué podemos hacer a fin de recibir las magníficas bendiciones de Jehová ahora y para siempre?
19 Estamos viviendo en el tiempo en que la “sombra de las buenas cosas por venir” ha sido reemplazada por “la sustancia misma de las cosas” (Hebreos 10:1). Jesucristo ya ha entrado en el cielo mismo en calidad de gran Sumo Sacerdote antitípico y ha presentado el valor de su propia sangre para hacer expiación en favor de cuantos tienen fe en su sacrificio (Hebreos 9:10, 11, 24-26). Sobre la base de aquel gran sacrificio y al ofrecer a Dios con entusiasmo nuestros sacrificios de alabanza limpios e incontaminados, nosotros también podemos seguir adelante ‘regocijándonos y sintiéndonos alegres de corazón’, con la vista puesta en las abundantes bendiciones de Jehová que nos esperan (Malaquías 3:10).
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