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  • ¿Es realmente segura su comida?
    ¡Despertad! 2012 | junio
    • ¿Es realmente segura su comida?

      “Alemania cierra una escuela tras detectar varios casos de E. Coli.” (AGENCIA DE NOTICIAS REUTERS, ALEMANIA.)

      “Casos de salmonelosis por consumo de brotes vegetales en cinco estados.” (USA TODAY.)

      “Carne de seis vacas alimentadas con pienso radioactivo llega a nueve prefecturas.” (THE MAINICHI DAILY NEWS, JAPÓN.)

      ESTOS titulares aparecieron en un período de tan solo dos semanas de 2011. Se calcula que todos los años un 30% de los ciudadanos de los países desarrollados padecen algún tipo de enfermedad transmitida por alimentos.

      ¿Qué efecto le produce leer estas noticias? Un padre de familia de Hong Kong admite: “Me inquieta mucho y hasta me enfado. Tengo dos hijos, y me preocupa saber cómo y dónde se procesa lo que comen”.

      En los países pobres, las enfermedades transmitidas por la comida o el agua matan a millones de personas al año, en su mayoría niños. “Aquí, en los mercados, los alimentos están expuestos a las moscas, la lluvia, el viento y el polvo —dice Bola, que vive en Nigeria⁠—. Quiero proteger a los míos, por eso me asusta oír o leer sobre las enfermedades que puedan traer los alimentos.”

      ¿Es posible proteger a su familia de la contaminación alimentaria? La Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos afirma: “Encontrar productos contaminados en nuestros supermercados es motivo de titulares, y con razón. Pero la contaminación alimentaria —y las enfermedades que provoca⁠— también puede deberse a lo que hacemos o dejamos de hacer en nuestra cocina”.

      ¿Cómo podemos proteger a nuestra familia de las enfermedades alimentarias? Repasemos cuatro maneras.

      [Recuadro de la página 3]

      GRUPOS DE RIESGO

      Entre los grupos más vulnerables figuran:

      ● Niños menores de cinco años

      ● Embarazadas

      ● Mayores de setenta años

      ● Personas con un sistema inmunológico débil

      Si usted, o alguien con quien comparte las comidas, pertenece a una de estas categorías, debe tener especial cuidado con los alimentos que prepara, sirve y consume.

      [Reconocimiento]

      Fuente: New South Wales Food Authority (Australia)

  • 1. Aprenda a comprar
    ¡Despertad! 2012 | junio
    • 1. Aprenda a comprar

      A MENOS que cultive sus propios alimentos, lo más probable es que su primer contacto con ellos sea en el mercado o en el supermercado. ¿Qué debe tener en cuenta para comprar alimentos sanos y seguros?

      ● Siga un orden.

      “La compra debe comenzar por los productos no perecederos, seguir por los frescos, y acabar por los refrigerados y congelados”, recomienda la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Además, si va a comprar comida caliente, recójala poco antes de volver a casa.

      ● Opte por alimentos frescos.

      Si puede, compre alimentos frescos.a Ruth, madre de dos hijos que vive en Nigeria, dice: “Voy al mercado bien temprano, cuando los productos están acabados de recibir”. Elizabeth, de México, también compra en un mercado. “Tengo la posibilidad de conseguir frutas y verduras frescas, y hasta las puedo elegir yo —cuenta⁠—. Siempre compro la carne recién traída del matadero. Normalmente, congelo lo que no voy a utilizar enseguida.”

      ● Inspeccione los productos.

      Pregúntese: “¿Tienen las frutas y verduras la piel intacta? ¿Despide mal olor la carne?”. Revise el envoltorio de los alimentos empaquetados, pues si está dañado puede permitir la entrada de bacterias contaminantes.

      Chung Fai, que compra en un supermercado de Hong Kong, recomienda: “También es importante comprobar la fecha de caducidad impresa en el paquete”. ¿Por qué? Los especialistas señalan que aunque la comida caducada tenga buen aspecto, olor y sabor, puede producir una intoxicación.

      ● Tome precauciones para transportarlos.

      Si usa una bolsa o cesta plástica reutilizable, lávela a menudo con agua caliente y jabón. Lleve la carne y el pescado en bolsas diferentes para que no contaminen otros alimentos.

      Enrico y Loredana, de Italia, compran en el mercado local. Dicen: “Así no tenemos que llevar la compra muy lejos, corriendo el riesgo de que se estropee”. Si va a tardar más de media hora en regresar a casa, coloque los productos refrigerados o congelados en bolsas térmicas, o asegúrese de algún modo de que se mantengan fríos.

      En el próximo artículo, veremos qué hacer para que no se contaminen los alimentos en nuestro hogar.

      [Nota]

      a Véase el artículo “Clave 1: Aliméntese bien”, que apareció en el número de marzo de 2011 de esta revista.

      [Recuadro de la página 4]

      EDUQUE A SUS HIJOS. “Siempre les digo a mis hijos que, antes de comprar, comprueben la fecha de caducidad de todo, hasta de los paquetes de golosinas.” (Ruth, de Nigeria.)

  • 2. La limpieza es esencial
    ¡Despertad! 2012 | junio
    • 2. La limpieza es esencial

      TAL como un cirujano protege a sus pacientes lavándose las manos, usando instrumentos esterilizados y manteniendo limpio el quirófano, usted también puede proteger a su familia asegurándose de que usted mismo, la comida y su cocina estén limpios.

      ● Lávese las manos.

      La Agencia de Salud Pública de Canadá advierte de que “las manos esparcen alrededor de un ochenta por ciento de las enfermedades contagiosas, como el resfriado y la gripe”. De modo que hay que lavarse bien las manos con agua y jabón antes de comer, después de utilizar el baño y antes de preparar la comida.

      ● Mantenga limpia la cocina.

      Cierto estudio reveló que el baño es posiblemente el lugar más limpio de la casa, mientras que “la esponja o el trapo de cocina son los más contaminados con materias fecales”.

      Por tanto, cambie los paños a menudo y utilice agua caliente con jabón o desinfectante para limpiar las superficies. Claro está, no siempre resulta fácil hacerlo. Por ejemplo, Bola, una mujer que no tiene agua corriente en su hogar, cuenta: “Es un verdadero reto, pero nunca nos falta agua y jabón. Procuramos mantener la cocina y la casa siempre limpias”.

      ● Lave las frutas y verduras.

      Antes de ponerse a la venta, es posible que las frutas y verduras se hayan contaminado por el contacto con otros alimentos crudos, agua sucia, animales o materia fecal. Por lo tanto, aunque piense pelarlas, lávelas bien para eliminar cualquier bacteria nociva. Tenga en cuenta que todo lleva su tiempo. “Al preparar la ensalada —dice Daiane, madre brasileña⁠— procuro no correr y asegurarme de que lavo bien todos los ingredientes.”

      ● Guarde por separado la carne cruda.

      Para impedir la proliferación de bacterias, guarde por separado —en un envoltorio seguro o hermético⁠— la carne roja, la carne blanca y el pescado. Utilice una tabla de cortar y un cuchillo diferentes o lávelos a fondo con agua caliente y jabón antes y después del contacto con carnes o pescados y mariscos.

      Ahora que tenemos las manos, las herramientas y la cocina limpios, ¿qué podemos hacer para prevenir la contaminación de los alimentos al prepararlos?

      [Recuadro de la página 5]

      EDUQUE A SUS HIJOS. “A nuestros hijos les enseñamos a lavarse las manos antes de comer y a que laven o echen a la basura los alimentos que se les caigan al suelo.” (Hoi, de Hong Kong.)

  • 3. Consejos para preparar y guardar los alimentos
    ¡Despertad! 2012 | junio
    • 3. Consejos para preparar y guardar los alimentos

      UN COCINERO descuidado del antiguo Israel recogió unas calabazas silvestres, aunque las personas “no las conocían”, y las puso en un guiso. Los comensales, creyendo que la comida estaba envenenada, exclamaron: “Hay muerte en la olla” (2 Reyes 4:38-41).

      Como ilustra este ejemplo, si no se pone atención al prepararla, la comida puede resultar muy dañina, incluso mortal. Para prevenir la intoxicación alimentaria, debemos aprender a preparar y guardar bien los alimentos. Veamos cuatro recomendaciones.

      ● No descongelar a temperatura ambiente.

      Según un informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, aunque el centro de la carne esté todavía duro mientras se descongela, la capa externa puede haber entrado en la llamada zona de peligro, es decir, la franja de temperatura que oscila entre los 4 °C (40 °F) y los 60 °C (140 °F), donde las bacterias se multiplican rápidamente. Se recomienda, pues, descongelar los alimentos en el refrigerador, en el microondas o sumergidos en agua fría dentro de un envase hermético.

      ● Cocinar por completo.

      Según la Organización Mundial de la Salud, “con una cocción adecuada se pueden matar casi todos los microorganismos peligrosos”. Especialmente en sopas o guisos, debe alcanzarse un mínimo de 70 °C (158 °F).a Algunas personas comprueban la temperatura de la carne con un termómetro o la pinchan con un cuchillo para verificar que está cocida.

      ● Servir enseguida.

      Los alimentos cocinados no deben dejarse a temperatura ambiente por mucho tiempo. Hay que servirlos inmediatamente para evitar que se estropeen. Mantenga fríos los alimentos fríos y mantenga calientes los alimentos calientes. La carne puede conservarse caliente introduciéndola en un horno a unos 90 °C (200 °F).

      ● Guardar las sobras adecuadamente.

      Anita, madre polaca, sirve la mayoría de las comidas en cuanto las cocina. “Cuando veo que va a sobrar comida —dice⁠—, la congelo enseguida en pequeñas porciones para que sea más fácil descongelarla.” Si usted guarda las sobras en el refrigerador, no debe tardar más de tres o cuatro días en consumirlas.

      Ahora bien, cuando vamos a un restaurante, confiamos la preparación de la comida a otras personas. ¿Cómo proteger a nuestra familia cuando comemos fuera de casa?

      [Nota]

      a Algunos tipos de carne, como la de ave, deben cocinarse a temperaturas más altas.

      [Recuadro de la página 6]

      EDUQUE A SUS HIJOS. “Cuando mis hijos cocinan, les recuerdo que sigan las instrucciones que aparecen en el paquete.” (Yuk Ling, de Hong Kong.)

  • 4. Sea observador en los restaurantes
    ¡Despertad! 2012 | junio
    • 4. Sea observador en los restaurantes

      Jeff, un hombre saludable y enérgico de 38 años, lleva su familia a comer a un restaurante de Pittsburgh (Pensilvania, Estados Unidos). Un mes más tarde, muere de una insuficiencia hepática aguda. ¿La causa? Los cebollines contaminados con hepatitis A que había en su plato.

      EN CIERTO país occidental, casi la mitad del dinero que invierten los ciudadanos en alimentación, lo gastan en comer fuera. Con todo, en ese mismo país se dice que casi la mitad de los brotes de enfermedades alimentarias están relacionados con los restaurantes.

      Es cierto que cuando salimos a comer, otra persona compra los ingredientes, limpia la cocina y prepara la comida. Sin embargo, somos nosotros los que decidimos dónde comemos, qué comemos y si nos llevamos la comida que sobra.

      ● Mire a su alrededor.

      “Cuando entramos en un restaurante por primera vez —cuenta Daiane, que vive en Brasil⁠—, miro alrededor para ver si las mesas, los manteles, los cubiertos y los empleados están limpios y arreglados. Si no lo están, nos vamos y buscamos otro sitio.” En algunos países, los inspectores de sanidad visitan y califican los restaurantes en función de su limpieza; calificación que luego se hace pública.

      ● Cuidado con la comida que sobra.

      La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos aconseja: “Tenga cuidado con los restos de comida. Si va a llegar a su casa dos horas después de salir del restaurante es mejor que no se los lleve”. Es más conveniente ir directo a casa y guardarlos en el refrigerador, especialmente si la temperatura ambiental supera los 32 °C (90 °F).

      Si sigue los consejos que hemos analizado en estos cuatro artículos, seguramente podrá protegerse de la contaminación alimentaria.

      [Ilustración y recuadro de la página 7]

      EDUQUE A SUS HIJOS. “Les enseñamos a los niños que no coman nada que pueda estar contaminado.” (Noemí, de Filipinas.)

  • Pronto habrá comida sana para todos
    ¡Despertad! 2012 | junio
    • Pronto habrá comida sana para todos

      AUNQUE tomemos medidas para consumir comida sana, hay muchos factores que escapan a nuestro control. Por ejemplo, no podemos inspeccionar personalmente todos los alimentos antes de comprarlos o prepararlos. Quizás tengamos que comprar alimentos procesados que provengan de países lejanos. Y es posible que algunos alimentos estén contaminados por productos químicos peligrosos que se encuentran en el aire, el agua o el suelo.

      En un informe sobre el problema internacional que generan las enfermedades transmitidas por los alimentos, elaborado por la Organización Mundial de la Salud, se dice que “los gobiernos nacionales no son capaces de resolver solos” algunos de estos problemas, sino que “precisan de la cooperación internacional”. En efecto, las enfermedades alimentarias son un problema mundial.

      Es comprensible que muchos se pregunten por qué nosotros afirmamos que pronto habrá alimento sano para todos. La razón es que “Jehová, el Señor de toda la tierra”, ha prometido resolver los problemas alimentarios del hombre (Josué 3:13). Quizás alguien diga que los alimentos contaminados son una muestra de que Dios no es confiable. Pero piense: Si un empleado descuidado deja que se estropee una buena comida, ¿es sensato culpar al cocinero? Claro que no.

      De igual modo, los seres humanos —y no el Creador⁠— somos los culpables de haber estropeado las abundantes provisiones de nuestro planeta. La comida contaminada es un problema que hemos creado nosotros. Pero Dios ha prometido “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” (Revelación [Apocalipsis] 11:18).

      De hecho, Dios ya ha demostrado que se preocupa por la calidad de nuestros alimentos. Él fue quien formó la Tierra e hizo árboles que no solo eran “deseable[s] a la vista”, sino también “bueno[s] para alimento” (Génesis 2:9). Incluso después que la enfermedad se introdujo en la familia humana, Jehová Dios suministró a su pueblo pautas específicas para protegerlo (véase el recuadro “Un código de leyes sanitarias”).

      ¿Qué tipo de alimento desea Dios que consumamos? La Biblia contesta: “Él está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la tierra, y vino que regocija el corazón del hombre mortal, para hacer brillar el rostro con aceite, y pan que sustenta el mismísimo corazón del hombre mortal” (Salmo 104:14, 15). Y también declara: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento” (Génesis 9:3).

      Tocante a nuestro futuro, la Palabra de Dios promete: “Él ciertamente dará la lluvia para tu semilla con la cual siembras el terreno, y, como el producto del terreno, pan, el cual tiene que llegar a ser graso y aceitoso. Tu ganado pacerá en aquel día en un prado espacioso” (Isaías 30:23). Por lo tanto, podemos tener la certeza de que los escalofriantes titulares que hoy leemos en los periódicos pronto serán sustituidos por el anuncio: “¡Comida sana para todos!”.

      [Comentario de la página 9]

      El Creador nos promete un futuro feliz con abundante alimento sano

      [Recuadro de la página 8]

      “UN CÓDIGO DE LEYES SANITARIAS”

      Hace unos 3.500 años, el pueblo de Israel recibió la Ley mosaica. Aquella Ley protegió a los israelitas de muchas enfermedades alimentarias. He aquí algunas de sus normas:

      ● No utilizar ningún utensilio o plato que haya entrado en contacto con un animal muerto. “Cualquier vasija a la que se da algún uso será metida en agua, y tiene que ser inmunda hasta el atardecer, y entonces ser limpia.” (Levítico 11:31-34.)

      ● No comer un animal que haya muerto por causas naturales. “No deben comer ningún cuerpo ya muerto.” (Deuteronomio 14:21.)

      ● Consumir las sobras de comida al poco tiempo. “Al día siguiente lo que quede de ella también puede comerse. Pero lo que quede de la carne del sacrificio al tercer día ha de ser quemado con fuego.” (Levítico 7:16-18.)

      El doctor A. Rendle Short, manifestó su sorpresa al ver que la Ley mosaica contenía “un código de leyes sanitarias tan sabias y razonables” en comparación con las leyes sanitarias contemporáneas de los pueblos vecinos.

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