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Destrucción repentina: medidas de socorro¡Despertad! 1990 | 22 de febrero
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El viernes, cinco días después de la tormenta, los hermanos de Puerto Rico fletaron un avión de carga y transportaron víveres y medicamentos a la isla de Santa Cruz. Uno de los hermanos informa: “Desde el aire toda la isla parecía un vertedero de basura. Había aldeas enteras aplastadas e irreconocibles. Las colinas se veían cubiertas de trozos de madera, metal y todo tipo de escombros, no había nada verde, solo tocones marrones de árboles y hierba quemada, abrasada por ráfagas de viento que soplaban a velocidades de hasta 320 kilómetros por hora”.
Después de evaluar los daños, los Testigos enviaron por barco unas setenta y cinco toneladas de material de construcción. Durante el mes de octubre, alrededor de un centenar de voluntarios procedentes de Puerto Rico ayudaron a los hermanos de la isla de Santa Cruz en los trabajos de reconstrucción. Los trabajadores durmieron en un Salón del Reino y las hermanas cristianas de aquella localidad lavaron la ropa, limpiaron y cocinaron para ellos. Todos los días comenzaban con la consideración de un texto bíblico, al igual que en todas las sucursales de los testigos de Jehová.
Sheila Williams había estado ahorrando durante años para construirse una nueva casa y acababa de trasladarse a ella cuando el huracán la destruyó. Al enterarse de que sus hermanos cristianos iban a venir de Puerto Rico para ayudar a los damnificados, se lo refirió a sus compañeros de trabajo. Ellos le dijeron: “No harán nada por ti. Tú eres negra, no hispana como ellos”. ¡Qué sorpresa se llevaron cuando, al poco tiempo, Sheila tuvo una casa completamente nueva!
Una niñita de cinco años, de Michigan (E.U.A.), al ver los informes de la televisión sobre la devastación que había tenido lugar en Santa Cruz, quiso ayudar a los que habían perdido sus posesiones. Le pidió permiso a su madre para donar un vestido a alguna niñita a fin de que ‘fuese guapa al Salón del Reino’.
“Me sorprendió —explicó la madre— que escogiera uno de sus mejores vestidos.” El vestido se envió, y como puede verse en la página 18, una niña de Santa Cruz está encantada de haberlo recibido.
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Destrucción repentina: medidas de socorro¡Despertad! 1990 | 22 de febrero
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[Fotografías en la página 18]
A la izquierda: niña de Santa Cruz con el vestido que le envió una niña de cinco años de Michigan que quería ayudar
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Destrucción repentina: medidas de socorro¡Despertad! 1990 | 22 de febrero
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Abajo, a la izquierda: Sheila Williams con uno de los voluntarios que participó en la reconstrucción de su casa
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