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Barbados, AntillasAnuario de los testigos de Jehová para 1989
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Varios años más tarde, Philippa La Borde, de Trinidad, se mudó a esta isla.
Una expresión rural de los granjeros de las Antillas ha demostrado ser cierta con mucha frecuencia: “La semilla que se cae produce más que la que se planta”. La semilla que se cae inadvertidamente produce más que la que se siembra deliberadamente. Por ejemplo: en 1918, cuando buscaba en los bolsillos de la ropa de su esposo antes de lavarla, Philippa encontró un tratado bíblico que le había entregado W. R. Brown. Este tratado despertó su interés. Tanto ella como su esposo estudiaron y aceptaron la verdad, y fueron bautizados el 1 de agosto de 1918. Unos cuantos años más tarde, un poco antes de 1923, fueron a San Vicente por motivos de salud. Querían quedarse solo unos pocos meses, pero permanecieron allí muchos años.
Recordando las primeras impresiones que tuvo al llegar a San Vicente, Philippa explica: “Las calles eran accidentadas y polvorientas, pero la gente era muy amigable, y eso era lo importante”. Por los siguientes cincuenta años, la hermana La Borde, a la que por toda la isla normalmente llamaban “madre Lab”, pudo llevar el mensaje a las principales autoridades del país, pues había sido la maestra de párvulos de algunos de ellos. Era de pequeña estatura y frágil apariencia, pero tenía una fuerte personalidad y era capaz de expresar las verdades bíblicas de una manera sencilla y lógica.
Su iniciativa y amplitud de recursos se evidenciaron en cómo ayudó hasta el punto del bautismo a Marión Dunn, una mujer de San Vicente. La señora Dunn se había puesto en contacto con la verdad en Cuba en 1914. Poco después volvió a San Vicente, pero allí encontró una fuerte y persistente oposición por parte de una prima con la que vivía. Debido a que su prima era muy vengativa, la señora Dunn se retuvo de dedicar su vida a Jehová y simbolizar esa dedicación por medio del bautismo en agua. Sin embargo, después de que la hermana La Borde la ayudara y animara por medio de la Biblia, Marión Dunn decidió bautizarse privadamente en casa de la hermana La Borde en 1935. Años más tarde la hermana La Borde reflexionaba: “Aprendí mucho al trabajar con la hermana Dunn, a saber, paciencia y humildad”.
Se provee más ayuda
En 1924, John C. Rainbow, procedente de la central de la Sociedad, ubicada en Estados Unidos, fue asignado a pasar una semana con los Testigos de San Vicente. Su visita suministró mucho ánimo, no solo a esas fieles hermanas, sino también a los que asistieron a sus discursos en la Biblioteca Carnegie, de Kingstown, la capital.
George Young también se detuvo en San Vicente para ayudar a esas hermanas en su segunda gira misional por las islas. En aquel tiempo, el año 1932, se exhibió el Foto-Drama de la Creación en la Biblioteca Carnegie, y fue muy bien recibido. De hecho, por petición pública, se tuvo que presentar otra vez, en esta ocasión en el Palacio de Justicia de la capital. El hermano Young presentó una serie de discursos públicos y ayudó a los hermanos a organizar el estudio semanal de La Atalaya. Para dar adelanto a la adoración verdadera entre estas personas de condición humilde, también dio comienzo al ministerio de casa en casa en la isla.
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Barbados, AntillasAnuario de los testigos de Jehová para 1989
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[Ilustración de la página 161]
“Madre Lab”, Philippa La Borde, Testigo desde 1918, sirvió en San Vicente durante cincuenta años
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