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MicronesiaAnuario de los testigos de Jehová 1997
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No obstante, Robert y Sharon Livingstone continuaron la obra de los Manion.
“A menudo, cuando nos acercábamos a una calle, todas las puertas y persianas se cerraban, de modo que podíamos trabajar una mañana entera sin que nadie abriera —recuerda el hermano Livingstone—. Los niños nos tiraban piedras desde lejos, y Sharon era muchas veces el objeto de sus palabras y gestos lascivos. Algunas personas nos azuzaban los perros, y las ancianas se persignaban cuando pasábamos por su lado, evidentemente para protegerse del mal.”
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MicronesiaAnuario de los testigos de Jehová 1997
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“Recuerdo vívidamente que nos acurrucamos debajo de la mesa del comedor —relata el hermano Livingstone—. Observábamos asombrados cómo la fuerza del viento arqueaba el techo y las paredes hacia dentro y hacia fuera. El sonido era como el de un avión que va a despegar combinado con el estruendo de un tren de carga. Le pedí a Jehová que extendiera sobre nosotros su tienda de protección, y para que Sharon pudiera oír mi oración, tuve que gritar a voz en cuello con la boca pegada a su oído.”
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MicronesiaAnuario de los testigos de Jehová 1997
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[Ilustración de la página 229]
Robert y Sharon Livingstone
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