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  • No dejemos lugar para el Diablo
    La Atalaya 2006 | 15 de enero
    • No dejemos lugar para el Diablo

      “No le den ninguna oportunidad al diablo.” (EFESIOS 4:27, La Palabra de Dios para Todos [PDT].)

      1. ¿Por qué cuestionan muchas personas la existencia del Diablo?

      DURANTE siglos, muchas personas se imaginaron al Diablo como un ser con cuernos y pezuñas, vestido de rojo y con una horca en la mano para arrojar a los malos a las llamas del infierno. Aunque la Biblia no apoya tales ideas falsas, estas sin duda han llevado a millones de personas a cuestionar la existencia del Diablo o a creer que el término sólo designa un principio del mal.

      2. ¿Qué datos aportan las Escrituras sobre el Diablo?

      2 La Biblia da pruebas claras, corroboradas por testigos oculares, de la existencia del Diablo. Jesucristo lo vio en la región de los espíritus celestiales y habló con él en la Tierra (Job 1:6; Mateo 4:4-11). Aunque las Escrituras no revelan el nombre original de este ser espiritual, lo llaman el Diablo (que significa “Calumniador”) porque ha calumniado a Dios. Lo llaman asimismo Satanás (que significa “Opositor”), pues se opone a Jehová, y también “la serpiente original”, al parecer porque se valió de una serpiente para seducir a Eva (Revelación [Apocalipsis] 12:9; 1 Timoteo 2:14). Se le conoce igualmente como el “inicuo” (Mateo 6:13).a

      3. ¿Qué pregunta analizaremos a continuación?

      3 Los siervos de Jehová no queremos parecernos en nada a Satanás, el principal enemigo del único Dios verdadero. Por eso tenemos que seguir el consejo del apóstol Pablo: “No le den ninguna oportunidad al diablo” (Efesios 4:27, PDT). ¿Qué características de Satanás no debemos imitar?

      No imitemos al gran calumniador

      4. ¿Cómo calumnió el “inicuo” a Dios?

      4 El “inicuo” merece ser llamado el Diablo por ser un calumniador. Una calumnia es una declaración falsa, maliciosa y difamatoria que se hace contra una persona. Dios ordenó a Adán: “En cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás” (Génesis 2:17). Eva conocía este mandamiento, pero mediante una serpiente, el Diablo le dijo: “Positivamente no morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis 3:4, 5). Aquello fue una maliciosa calumnia contra Jehová Dios.

      5. ¿Qué hacía Diótrefes, por lo que merecía que le pidieran cuentas?

      5 A los israelitas se les mandó: “No debes andar entre tu pueblo con el fin de calumniar” (Levítico 19:16). El apóstol Juan dijo lo siguiente sobre cierto calumniador de su tiempo: “Escribí algo a la congregación, pero Diótrefes, a quien le gusta tener el primer lugar entre ellos, no recibe nada de nosotros con respeto. Por eso, si voy, traeré a memoria sus obras que sigue haciendo, charlando acerca de nosotros con palabras inicuas” (3 Juan 9, 10). Diótrefes calumniaba a Juan y merecía que le pidieran cuentas de su proceder. ¿Qué cristiano leal quisiera ser como Diótrefes e imitar así a Satanás, el gran calumniador?

      6, 7. ¿Por qué no debemos calumniar a nadie?

      6 A menudo, los siervos de Jehová son víctimas de acusaciones falsas y campañas difamatorias. ‘Los sacerdotes principales y los escribas siguieron poniéndose de pie y acusando a Jesús con vehemencia.’ (Lucas 23:10.) Pablo fue acusado falsamente por el sumo sacerdote Ananías y otras personas (Hechos 24:1-8). Y la Biblia presenta a Satanás como “el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios” (Revelación 12:10). Estos hermanos a quienes se acusa falsamente son cristianos ungidos que viven en la Tierra en estos últimos días.

      7 Los cristianos no debemos levantar calumnias contra nadie. Sin embargo, podemos incurrir en esta grave falta si testificamos en contra de una persona sin conocer primero todos los hechos. La Ley mosaica disponía la pena de muerte para el que diera falso testimonio deliberadamente (Éxodo 20:16; Deuteronomio 19:15-19). Por otra parte, entre las cosas que Jehová detesta figura “un testigo falso que lanza mentiras” (Proverbios 6:16-19). Entonces, evitemos por todos los medios imitar al principal calumniador.

      Evitemos los caminos del primer homicida

      8. ¿En qué sentido fue el Diablo “homicida cuando principió”?

      8 El Diablo es un homicida, un asesino. “Ese era homicida cuando principió”, dijo Jesús (Juan 8:44). Lo ha sido desde sus comienzos, cuando alejó de Dios a nuestros primeros padres, Adán y Eva, ocasionando con ello su muerte y la de sus descendientes (Romanos 5:12). Cabe mencionar que este acto solamente se puede atribuir a una persona, no a un simple principio del mal.

      9. Según indica 1 Juan 3:15, ¿cómo podemos ser homicidas?

      9 “No debes asesinar”, dice uno de los Diez Mandamientos dados a Israel (Deuteronomio 5:17). El apóstol Pedro escribió a los cristianos: “Que ninguno de ustedes sufra como asesino” (1 Pedro 4:15). Como siervos de Jehová que somos, no cometeríamos asesinato; no obstante, si odiáramos a un hermano cristiano y le deseáramos la muerte, tendríamos culpa ante Dios. El apóstol Juan escribió: “Todo el que odia a su hermano es homicida [o “asesino”, según la Nueva Versión Internacional], y ustedes saben que ningún homicida tiene la vida eterna como cosa permanente en él” (1 Juan 3:15). A los israelitas se les dio el siguiente mandato: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón” (Levítico 19:17). De ahí la necesidad de resolver enseguida cualquier problema que surja con un hermano en la fe, para que el homicida Satanás no destruya nuestra unidad cristiana (Lucas 17:3, 4).

      Opongámonos con firmeza al mayor mentiroso

      10, 11. ¿Qué tenemos que hacer para oponernos con firmeza al mayor mentiroso, Satanás?

      10 El Diablo es un mentiroso. “Cuando habla la mentira —dijo Jesús—, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” (Juan 8:44.) Satanás le mintió a Eva; en cambio, Jesús vino al mundo para dar testimonio de la verdad (Juan 18:37). Para oponernos con firmeza al Diablo como seguidores de Cristo, no podemos recurrir a la mentira ni al engaño, sino que tenemos que ‘hablar verazmente’ (Zacarías 8:16; Efesios 4:25). “Jehová el Dios de la verdad” sólo bendice a sus testigos veraces. Los impíos no tienen ningún derecho a representarlo (Salmo 31:5; 50:16; Isaías 43:10).

      11 Si valoramos el hecho de que se nos haya librado de las mentiras satánicas, nos aferraremos al cristianismo, el “camino de la verdad” (2 Pedro 2:2; Juan 8:32). El conjunto de las enseñanzas cristianas constituye “la verdad de las buenas nuevas” (Gálatas 2:5, 14). Nuestra salvación depende de que sigamos “andando en la verdad”, ateniéndonos a ella y oponiéndonos con firmeza al “padre de la mentira” (3 Juan 3, 4, 8).

      Resistamos al principal apóstata

      12, 13. ¿Cómo debemos tratar a los apóstatas?

      12 El espíritu que se convirtió en el Diablo estuvo una vez en la verdad, pero, como señaló Jesús, “no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él” (Juan 8:44). El principal apóstata ha seguido oponiéndose sin cesar al “Dios de la verdad”. Algunos cristianos del siglo primero cayeron en el “lazo del Diablo”, por lo visto convirtiéndose en sus víctimas al ser engañados y desviados de la verdad. Por tal motivo, Pablo instó a su colaborador Timoteo para que los instruyera con apacibilidad a fin de que se recuperaran espiritualmente y escaparan del lazo de Satanás (2 Timoteo 2:23-26). Desde luego, es mucho mejor aferrarse a la verdad y no dejarse entrampar por las ideas apóstatas.

      13 Nuestros primeros padres apostataron porque escucharon al Diablo en vez de rechazar sus mentiras. En vista de ello, ¿deberíamos nosotros escuchar a los apóstatas, leer lo que publican o visitar sus sitios en Internet? No si amamos a Dios y la verdad. No admitamos en nuestros hogares a los apóstatas y ni siquiera los saludemos, pues el que lo hace “es partícipe en sus obras inicuas” (2 Juan 9-11). Jamás caigamos en las tretas del Diablo abandonando el “camino [cristiano] de la verdad” para ir tras maestros falsos que procuran ‘enseñar con disimulo sus dañinas ideas’ e intentan ‘explotarnos con falsas enseñanzas’ (2 Pedro 2:1-3, Versión Popular).

      14, 15. ¿Qué advertencia dio Pablo a los ancianos de Éfeso y a su colaborador Timoteo?

      14 Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso: “Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo. Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí” (Hechos 20:28-30). Y así fue, con el tiempo los apóstatas hicieron su aparición y hablaron “cosas aviesas”, es decir, perversas mentiras.

      15 Alrededor del año 65 de nuestra era, el apóstol Pablo exhortó a Timoteo: “Maneja la palabra de la verdad correctamente. Mas evita las vanas palabrerías que violan lo que es santo; porque ellos avanzarán a más y más impiedad, y su palabra se esparcirá como gangrena. Himeneo y Fileto son de ese grupo. Estos mismos se han desviado de la verdad, diciendo que la resurrección ya ha sucedido; y están subvirtiendo la fe de algunos”. ¡Había comenzado la apostasía! “Con todo —añadió Pablo—, el fundamento sólido de Dios queda en pie.” (2 Timoteo 2:15-19.)

      16. A pesar de las tretas del principal apóstata, ¿por qué hemos permanecido leales a Dios y su Palabra?

      16 Satanás se ha servido muchas veces de los apóstatas en sus intentos de corromper la adoración pura, pero no ha tenido éxito. En torno al año 1868, Charles Taze Russell emprendió un examen detenido de las doctrinas que las iglesias de la cristiandad habían enseñado por mucho tiempo y halló que se habían tergiversado las Escrituras. Junto con otras personas que buscaban la verdad, formó una clase de estudio bíblico en la ciudad de Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU.). En los casi ciento cuarenta años que han transcurrido desde entonces, los siervos de Jehová hemos aumentado en conocimiento y amor a Dios y su Palabra. A pesar de las tretas del principal apóstata, la vigilancia espiritual de la clase del esclavo fiel y discreto ha ayudado a estos cristianos verdaderos a permanecer leales a Jehová y su Palabra (Mateo 24:45).

      Nunca dejemos que el gobernante del mundo nos domine

      17-19. ¿Qué es el mundo que está en poder del Diablo, y por qué no hay que amarlo?

      17 Otra manera como Satanás busca entramparnos es induciéndonos a amar a este mundo, es decir, la sociedad humana injusta alejada de Dios. Jesús llamó al Diablo “el gobernante del mundo” y agregó: “Él no tiene dominio sobre mí” (Juan 14:30). Nunca permitamos que Satanás nos domine. Por supuesto, somos conscientes de que “el mundo entero yace en el poder de [ese] inicuo” (1 Juan 5:19). Fue por eso por lo que el Diablo pudo ofrecer a Jesús “todos los reinos del mundo” a cambio de un acto de adoración apóstata, algo a lo que el Hijo de Dios se negó rotundamente (Mateo 4:8-10). El mundo gobernado por Satanás odia a los seguidores de Cristo (Juan 15:18-21). ¡Con razón el apóstol Juan nos advirtió que no amáramos al mundo!

      18 Juan escribió: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; porque todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo. Además, el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17). No debemos amar al mundo, pues su modo de vida atrae a la carne pecaminosa pero se opone diametralmente a las normas de Jehová Dios.

      19 ¿Qué podemos hacer si abrigamos amor al mundo en el corazón? En ese caso, roguemos a Jehová que nos ayude a vencer dicho amor junto con los deseos carnales que lo acompañan (Gálatas 5:16-21). De seguro lucharemos por mantenernos “sin mancha del mundo” si recordamos que “las fuerzas espirituales inicuas” son “los gobernantes mundiales” invisibles de la sociedad humana injusta (Santiago 1:27; Efesios 6:11, 12; 2 Corintios 4:4).

      20. ¿Por qué puede decirse que no somos “parte del mundo”?

      20 Con relación a sus discípulos, Jesús dijo: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo” (Juan 17:16). Los cristianos ungidos y sus compañeros dedicados a Dios se esfuerzan por permanecer limpios en sentido moral y espiritual, así como por estar separados del mundo (Juan 15:19; 17:14; Santiago 4:4). Este mundo injusto nos odia porque no pertenecemos a él y porque somos ‘predicadores de justicia’ (2 Pedro 2:5). Es cierto que vivimos en medio de una sociedad en la que hay fornicadores, adúlteros, extorsionistas, idólatras, ladrones, mentirosos y borrachos (1 Corintios 5:9-11; 6:9-11; Revelación 21:8). Pero no respiramos “el espíritu del mundo”, porque esta fuerza motivadora pecaminosa no nos controla (1 Corintios 2:12).

      No dejemos lugar para el Diablo

      21, 22. ¿Cómo podemos seguir el consejo de Pablo recogido en Efesios 4:26, 27?

      21 A los cristianos no nos mueve “el espíritu del mundo”, sino que nos guía el espíritu de Dios, el cual produce en nosotros cualidades como el amor y el autodominio (Gálatas 5:22, 23). Estas cualidades nos ayudan a resistir los ataques que el Diablo lanza contra nuestra fe. Él quiere que ‘nos mostremos acalorados solo para hacer el mal’, pero el espíritu de Dios nos ayuda a ‘deponer la cólera y dejar la furia’ (Salmo 37:8). Aunque es verdad que hay momentos en que nos enojamos con razón, Pablo nos aconseja: “Estén airados, y, no obstante, no pequen; que no se ponga el sol estando ustedes en estado provocado, ni dejen lugar para el Diablo” (Efesios 4:26, 27).

      22 La ira puede dar lugar al pecado si no la dominamos. Permitir que controlara nuestro estado mental le daría al Diablo la oportunidad de sembrar la discordia en la congregación o impulsarnos a hacer cosas malas; por esto es necesario que resolvamos las diferencias con prontitud y a la manera de Dios (Levítico 19:17, 18; Mateo 5:23, 24; 18:15, 16). Dejémonos guiar, pues, por el espíritu de Dios, ejerciendo autodominio y no permitiendo nunca que la ira —aunque sea justificada— se convierta en amargura, malicia y odio.

      23. ¿Qué preguntas analizaremos en el siguiente artículo?

      23 Hemos tratado ciertas características del Diablo que no debemos imitar. Pero tal vez algunos lectores se pregunten: “¿Debemos temer a Satanás? ¿Por qué instiga la persecución de los cristianos? ¿Y cómo podemos evitar que el Diablo nos engañe?”.

      [Nota]

      a Véanse los artículos de portada “¿Es el Diablo una persona real?”, de La Atalaya del 15 de noviembre de 2005.

  • Opongámonos al Diablo, y él huirá
    La Atalaya 2006 | 15 de enero
    • Opongámonos al Diablo, y él huirá

      “Sujétense [...] a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.” (SANTIAGO 4:7.)

      1, 2. a) ¿Qué característica del Diablo se refleja en la declaración que recoge el capítulo 14 de Isaías? b) ¿Qué preguntas analizaremos a continuación?

      EL Diablo es la personificación de la arrogancia. Su orgullo se refleja en unas palabras que puso por escrito el profeta Isaías. Más de un siglo antes de que Babilonia fuera la potencia mundial dominante de la época, se anunció que el pueblo de Jehová lanzaría “contra el rey de Babilonia” esta declaración: “Has dicho en tu corazón: ‘A los cielos subiré. Por encima de las estrellas de Dios [los reyes del linaje de David] alzaré mi trono [...]; me haré parecer al Altísimo’” (Isaías 14:3, 4, 12-15; Números 24:17). El orgullo del “rey de Babilonia” era semejante a la actitud de Satanás, “el dios de este sistema de cosas” (2 Corintios 4:4). Pero así como la dinastía babilónica tuvo un final humillante, así también la arrogancia de Satanás acabará de manera desastrosa.

      2 No obstante, mientras el Diablo exista, puede que nos inquieten preguntas como estas: ¿Debemos temerle? ¿Por qué instiga a la gente a perseguir a los cristianos? ¿Cómo podemos evitar que nos domine?

      ¿Debemos temer al Diablo?

      3, 4. ¿Por qué no temen al Diablo los cristianos ungidos y sus compañeros?

      3 A los cristianos ungidos les resultan muy animadoras estas palabras de Jesucristo: “No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Revelación 2:10). Ni los ungidos ni sus compañeros que esperan vivir en la Tierra le temen al Diablo. Pero no es que sean intrépidos por naturaleza; más bien, su valor es el resultado de tener un temor respetuoso a Dios y de ‘refugiarse en la sombra de sus alas’ (Salmo 34:9; 36:7).

      4 Los valientes discípulos de Jesús del siglo primero fueron fieles hasta la muerte a pesar de los sufrimientos que experimentaron. No sucumbieron al temor de lo que el Diablo pudiera hacerles, pues sabían que Jehová nunca abandonaría a los que le fueran leales. Así mismo, hoy día los cristianos ungidos y sus compañeros dedicados están resueltos a mantenerse fieles a Dios a pesar de la intensa persecución de que son objeto. Con todo, el apóstol Pablo indicó que el Diablo tiene poder para matar. ¿No es esa una razón para temerle?

      5. ¿Qué aprendemos de Hebreos 2:14, 15?

      5 Pablo dijo que Jesús ‘participó de sangre y carne’ y que “por su muerte [reduce] a nada al que tiene el medio para causar la muerte, es decir, al Diablo; y [emancipa] a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a esclavitud durante toda su vida” (Hebreos 2:14, 15). Satanás, “que tiene el medio para causar la muerte”, se apoderó de Judas Iscariote y luego utilizó a las autoridades judías y a los romanos para matar a Jesús (Lucas 22:3; Juan 13:26, 27). Pero es gracias a su muerte en sacrificio que Jesús libera a la humanidad pecadora de las garras de Satanás y hace posible que obtengamos la vida eterna (Juan 3:16).

      6, 7. ¿Hasta qué punto tiene Satanás poder para matar?

      6 ¿Hasta qué punto tiene el Diablo poder para matar? Pues bien, desde el principio de su trayectoria de maldad, Satanás ha causado la muerte de los hombres con sus mentiras y su forma de dirigirlos. Esto es así porque, al pecar, Adán transmitió el pecado y la muerte a la entera familia humana (Romanos 5:12). Además, los siervos terrestres de Satanás han perseguido a los adoradores de Jehová y a veces los han matado, como sucedió en el caso de Jesucristo.

      7 Pero no hay que creer que el Diablo puede quitarle la vida a cualquier persona que desee. Dios protege a los suyos y nunca permitirá que Satanás extermine a sus adoradores verdaderos de la faz de la Tierra (Romanos 14:8). Aunque Jehová permite que todos sus siervos sean perseguidos y que algunos mueran a consecuencia de los ataques del Diablo, las Escrituras ofrecen la maravillosa esperanza de la resurrección para los que se hallen en el “libro de recuerdo” de Dios, y el Diablo no puede hacer absolutamente nada para impedir que vuelvan a la vida (Malaquías 3:16; Juan 5:28, 29; Hechos 24:15).

      ¿Por qué nos persigue Satanás?

      8. ¿Por qué persigue el Diablo a los siervos de Dios?

      8 Si somos siervos leales de Dios, hay una razón básica por la que el Diablo nos persigue: hacer que abandonemos la fe. Satanás desea arruinar la valiosísima relación que tenemos con nuestro Padre celestial. Esto no debe sorprendernos, pues, en el jardín de Edén, Jehová predijo que habría enemistad entre su “mujer” simbólica y la “serpiente”, así como entre sus respectivas ‘descendencias’ (Génesis 3:14, 15). Las Escrituras identifican al Diablo como “la serpiente original” y muestran que está furioso porque sabe que le queda poco tiempo (Revelación 12:9, 12). Mientras continúe la enemistad entre las dos ‘descendencias’, los siervos fieles de Jehová podemos esperar que se nos persiga (2 Timoteo 3:12). ¿Entiende la verdadera razón por la que Satanás nos persigue?

      9, 10. ¿Qué cuestión ha hecho surgir el Diablo, y cómo se relaciona con la conducta de los seres humanos?

      9 El Diablo ha hecho surgir la cuestión de la soberanía universal y, junto con ella, ha puesto en tela de juicio la fidelidad de los hombres al Creador. Satanás persiguió al justo Job. ¿Con qué fin? Con el fin de quebrantar su fidelidad a Jehová. Para ello le fueron muy útiles en aquel momento la mujer de Job y tres “consoladores molestos”. Según revela el libro de Job, el Diablo desafió a Dios argumentando que si se le dejaba poner a prueba a los seres humanos, ninguno sería fiel a Dios. No obstante, Job se mantuvo leal, demostrando así que Satanás era un mentiroso (Job 1:8–2:9; 16:2; 27:5; 31:6). En la actualidad, el Diablo nos persigue a los testigos de Jehová en un intento de quebrantar nuestra integridad y probar su acusación.

      10 Saber que el Diablo nos persigue porque intenta desesperadamente quebrantar nuestra fidelidad a Dios puede infundirnos ánimo y valor (Deuteronomio 31:6). Nuestro Dios es el Soberano Universal, y él nos ayudará a permanecer fieles. Busquemos siempre alegrar el corazón de Jehová siendo íntegros para que él pueda responder a quien lo desafía con escarnio, Satanás (Proverbios 27:11).

      “Líbranos del inicuo”

      11. ¿Qué quiere decir “No nos metas en tentación”?

      11 Ser fieles no es nada fácil; requiere que oremos con fervor. De especial utilidad es la oración modelo que enseñó Jesús, la cual dice en parte: “No nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo” (Mateo 6:13). Jehová no nos tienta a pecar (Santiago 1:13). Lo que pasa es que las Escrituras a veces dicen que él hace o causa algo, cuando en realidad solo lo permite (Rut 1:20, 21). De manera que cuando oramos como indicó Jesús, pedimos a Jehová que no nos abandone a la tentación. Y él no nos abandonará, pues las Escrituras nos dan esta garantía: “Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla” (1 Corintios 10:13).

      12. ¿Por qué hacemos la petición “Líbranos del inicuo”?

      12 Después de mencionar la tentación en la oración modelo, Jesús dijo apropiadamente: “Líbranos del inicuo”. Algunas versiones de la Biblia dicen: “Líbranos del mal” (Biblia de Jerusalén; Reina-Valera). Sin embargo, en las Escrituras la expresión “líbranos” se usa sobre todo con relación a personas, y el Evangelio de Mateo llama al Diablo “el Tentador”, dando a entender que es una persona (Mateo 4:3, 11). De manera que es importante rogar que se nos libre del “inicuo”, Satanás, quien intenta hacernos pecar contra Dios (1 Tesalonicenses 3:5). Cuando pedimos que ‘se nos libre del inicuo’, le rogamos a nuestro Padre celestial que nos guíe y ayude para que el Diablo no nos engañe.

      No dejemos que el Diablo nos engañe

      13, 14. ¿Por qué debían los corintios cambiar la forma de tratar al hombre que había sido inmoral en la congregación?

      13 Al instar a los cristianos de Corinto a ser perdonadores, Pablo escribió: “Cualquier cosa que le perdonen bondadosamente a cualquiera, yo también se la perdono. De hecho, en cuanto a mí, lo que yo he perdonado bondadosamente, si es que bondadosamente he perdonado algo, ha sido por causa de ustedes a vista de Cristo; para que no seamos alcanzados [o “engañados”, según Reina-Valera, 1909] por Satanás, porque no estamos en ignorancia de sus designios” (2 Corintios 2:10, 11). El Diablo puede engañarnos de diversos modos; pero ¿por qué dijo Pablo las palabras que acabamos de citar?

      14 Pablo había recriminado a los corintios por consentir que cierto hombre inmoral continuara en la congregación. Satanás debía de estar encantado, pues la congregación había sufrido deshonra por tolerar “tal fornicación como ni siquiera la hay entre las naciones”. Finalmente, se expulsó al pecador (1 Corintios 5:1-5, 11-13). Con el tiempo, el hombre se arrepintió. Si ahora los corintios se negaban a perdonarlo y readmitirlo, caerían en otra trampa del Diablo. ¿Cómo? Serían duros y despiadados, como Satanás. Si el hombre arrepentido era “tragado por hallarse demasiado triste” y abandonaba el cristianismo, los ancianos en particular cargarían con parte de la culpa ante Jehová, el Dios misericordioso (2 Corintios 2:7; Santiago 2:13; 3:1). Por supuesto, ningún cristiano verdadero quiere imitar a Satanás siendo cruel, duro y despiadado.

      Protegidos por la armadura de Dios

      15. ¿Qué lucha sostenemos, y de qué depende la victoria?

      15 Para que se nos libre del Diablo, es preciso que sostengamos una lucha espiritual contra las fuerzas espirituales malignas. La victoria en estas circunstancias tan desfavorables depende de que nos pongamos “la armadura completa que proviene de Dios” (Efesios 6:11-18). Una pieza de esta armadura es “la coraza de la justicia” (Efesios 6:14). El rey Saúl del antiguo Israel desobedeció a Dios y por ello perdió el espíritu santo (1 Samuel 15:22, 23). Pero si nosotros practicamos la justicia y tenemos puestas todas las piezas de la armadura espiritual, tendremos su espíritu santo y estaremos protegidos contra Satanás y sus malvados ángeles, los demonios (Proverbios 18:10).

      16. ¿Cómo podemos estar siempre protegidos contra las fuerzas espirituales malignas?

      16 A fin de estar siempre protegidos contra las fuerzas espirituales malignas, tenemos, entre otras cosas, que leer y estudiar la Palabra de Dios con regularidad, haciendo para ello buen uso de las publicaciones que nos proporciona “el mayordomo fiel” (Lucas 12:42). Así llenaremos la mente de sana información espiritual, en armonía con el consejo de Pablo: “Hermanos, cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas” (Filipenses 4:8).

      17. ¿Qué nos ayudará a ser proclamadores eficientes de las buenas nuevas?

      17 Jehová nos permite tener “calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz” (Efesios 6:15). La participación constante en las reuniones cristianas nos equipa para proclamar las buenas nuevas del Reino de Dios. ¡Cuánta alegría nos produce ayudar a otras personas a aprender la verdad acerca de Dios y experimentar la libertad espiritual! (Juan 8:32.) “La espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios”, es esencial para protegernos de las falsas doctrinas y “derrumbar cosas fuertemente atrincheradas” (Efesios 6:17; 2 Corintios 10:4, 5). Emplear con habilidad la Palabra escrita de Dios, la Biblia, nos ayuda a enseñar la verdad y nos salvaguarda de las tretas del Diablo.

      18. ¿Cómo podemos “estar firmes contra las maquinaciones del Diablo”?

      18 Pablo inició su análisis de nuestra armadura espiritual diciendo: “Sigan adquiriendo poder en el Señor y en la potencia de su fuerza. Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones [o “métodos astutos”, según Hendriksen] del Diablo” (Efesios 6:10, 11). El verbo griego traducido “estar firmes” se relaciona con la posición de firmes que adoptan los soldados. Nosotros no cederemos terreno en la lucha espiritual a pesar de los métodos astutos que emplee Satanás para desbaratar nuestra unidad, corromper nuestras enseñanzas o quebrantar nuestra integridad a Dios. Los ataques del Diablo no han tenido éxito hasta ahora, ¡y nunca lo tendrán!a

      Opongámonos al Diablo, y él huirá

      19. ¿Cuál es una manera de tomar la ofensiva en oponernos al Diablo?

      19 Es posible ganar la batalla espiritual que libramos contra el Diablo y las fuerzas espirituales malignas bajo su mando. No hay razón para temblar de miedo ante Satanás, pues el discípulo Santiago escribió: “Sujétense [...] a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7). Una manera de tomar la ofensiva en oponernos a Satanás y los espíritus malos que cooperan con él es no teniendo nada que ver con la magia o el ocultismo ni con nadie que los practique. Las Escrituras muestran claramente que los siervos de Jehová no deben buscar señales para predecir el futuro ni practicar la astrología, la adivinación ni el espiritismo. Si estamos activos y fuertes en sentido espiritual, no hay por qué temer que nos hagan un maleficio (Números 23:23; Deuteronomio 18:10-12; Isaías 47:12-15; Hechos 19:18-20).

      20. ¿Cómo nos oponemos al Diablo?

      20 Nos ‘oponemos al Diablo’ ciñéndonos a las normas y verdades bíblicas y adoptando una postura firme en contra de él. El mundo está en armonía con Satanás porque él es su dios (2 Corintios 4:4). Por ello, nosotros rechazamos las características del mundo, como el orgullo, el egoísmo, la inmoralidad, la violencia y el materialismo. Sabemos que el Diablo huyó de Jesús cuando este empleó las Escrituras para resistir las tentaciones en el desierto (Mateo 4:4, 7, 10, 11). Del mismo modo, Satanás ‘huirá de nosotros’ derrotado si nos sometemos por completo a Jehová y confiamos en él mediante la oración (Efesios 6:18). Con la ayuda de Jehová Dios y de su amado Hijo, nadie puede hacernos daño de forma permanente, no, ¡ni siquiera el Diablo! (Salmo 91:9-11.)

      [Nota]

      a Hallará más información sobre la armadura espiritual que proviene de Dios en La Atalaya del 15 de mayo de 1992, págs. 21-23.

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