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Un dilema católicoLa Atalaya 1989 | 15 de abril
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El papa Juan Pablo II les recordó a los jóvenes católicos que deben tomar en serio al Diablo. Escribió en una carta: “No deben temer llamar por nombre al primer obrador del mal: el Maligno. Él ha usado y continúa usando la estrategia de no revelarse”.
De manera similar, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, de Roma, declaró: “Digan lo que digan los teólogos de menos discernimiento, en lo que se refiere a la creencia cristiana el Diablo es una presencia perturbadora, pero real, personal, y no simplemente simbólica. Es una enfática realidad”.
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Un dilema católicoLa Atalaya 1989 | 15 de abril
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El diario parisiense International Herald Tribune extendió esta situación al ámbito mundial cuando escribió: “El interés en la posible presencia de Satanás en Turín es solo parte de una más amplia consideración, dentro de la Iglesia Católica Romana, de la personificación del mal descrita de diversas maneras en las Escrituras y en las enseñanzas eclesiásticas como ‘el príncipe de este mundo’, ‘el poder de la oscuridad’, la ‘serpiente antigua’, el ‘difamador’”.
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