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Vayamos hacia la luzLa Atalaya 2007 | 15 de octubre
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Balac, el rey de Moab, mandó llamar a Balaam para que maldijera a Israel. Pero Jehová desbarató sus planes obligando a este falso profeta a pronunciar bendiciones en vez de maldiciones (Números 22:1-7; 24:10). Sin darse por vencido, Balaam maquinó otro plan con el que pretendía que el pueblo de Dios se hiciera indigno de heredar la Tierra Prometida. ¿Cómo lo lograría? Incitándolos a cometer inmoralidad y dar culto a Baal. Aunque aquella estrategia no dio los resultados deseados, consiguió que 24.000 israelitas cayeran en la trampa. Tuvieron relaciones inmorales con las moabitas y dieron su devoción al Baal de Peor (Números 25:1-9).
¡Qué lástima! Muchos de aquellos israelitas habían visto la protección de Jehová durante su travesía “por todo aquel desierto grande e inspirador de temor” (Deuteronomio 1:19). Y ahora, faltándoles tan poco para recibir su herencia, 24.000 de ellos sucumben a los deseos carnales y mueren a manos de Jehová. ¡Qué advertencia tan contundente para los siervos de Dios de la actualidad, quienes pronto recibiremos una herencia mucho más valiosa!
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Vayamos hacia la luzLa Atalaya 2007 | 15 de octubre
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Y esa treta le da resultados con algunos cristianos (Mateo 13:20, 21). Por siglos, también ha recurrido a la táctica de corromper la moralidad de los siervos de Dios. Así, en ocasiones se infiltran en la congregación individuos que intentan pervertir a los cristianos más débiles, es decir, a los que no andan con paso firme en la luz divina (Judas 8, 12-16).
En el mundo entero, los valores morales se están yendo a pique. Pero los cristianos maduros y despiertos espiritualmente ven en este declive una clara señal de la desesperación de Satanás,
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