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¿Por qué algunos amplían sus estudios?¡Despertad! 1994 | 22 de agosto
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¿Por qué algunos amplían sus estudios?
ROBERT vivió la frustrante experiencia de buscar empleo durante tres largos años. Finalmente, a los 21 años de edad, le contrataron de consejero de un campamento de verano. Aunque algo aliviado, aquella tediosa búsqueda lo había agotado. “Nuestros padres simplemente no lo entienden —dice—. En estos días es mucho más difícil.”
Al igual que Robert, todos los años entran en el mercado laboral una incontable cantidad de jóvenes que finalizan sus estudios. Están llenos de esperanzas. Tienen muchos planes. Pero cada vez son más los que no pueden conseguir el empleo que desean.
Eso hace que muchos amplíen sus estudios.a “Si la década de los setenta transmitió una actitud negativa con relación a los beneficios de la educación —dice la revista Fortune—, la de los ochenta propugnó una muy diferente: obtenga un título o aténgase a las consecuencias.”
¿Dónde radica el problema?
¿Por qué suele necesitarse una educación suplementaria? En primer lugar, muchos de los empleos actuales requieren una mayor preparación. “Al cajero de banco que solo aceptaba depósitos lo ha sustituido el cajero automático —dice un representante del Ministerio de Trabajo de Estados Unidos—. Ahora [el cajero] tiene que informarme sobre tres tipos de depósitos en el mercado de valores y explicarme por qué me interesa más este que aquel.” William D. Ford, presidente del Comité de Educación y Trabajo de la Cámara de Representantes, dice: “Los empleos sencillos ya no existen”.
En segundo lugar, hay quienes opinan que las escuelas no proporcionan a los estudiantes una educación adecuada. Dicen que la atención que se presta, por ejemplo, al consumo de drogas, el sida y el control de la natalidad eclipsa la enseñanza de la lectura, la escritura y la aritmética. El Dr. Robert Appleton, que ha sido profesor durante veintisiete años, lamenta que el sistema educativo parezca haberse convertido en una “institución de servicio social” con la responsabilidad de “tratar situaciones que [antes] no se consideraban competencia de la escuela”.
Como a los estudiantes no se les han enseñado oficios prácticos, muchos de ellos no son capaces de ganarse el sustento cuando finalizan la secundaria. “No se les ha enseñado a trabajar —dice Joseph W. Schroeder, director de una oficina de la Agencia de Empleos de Florida (E.U.A.)—. El problema que constantemente me comentan los empresarios respecto a los jóvenes es que no saben leer ni escribir bien. No son capaces de llenar una solicitud de empleo.”
Una tercera razón que puede hacer necesaria la educación suplementaria es que en muchos países el mercado laboral se ve saturado de universitarios. “Hay más oferta de universitarios que demanda de sus conocimientos”, dice The New York Times. “Habiendo tantos universitarios —añade—, los empresarios no están muy dispuestos a arriesgarse con graduados de la secundaria.”
Así que muchos amplían sus estudios para obtener el tipo de empleo que les permita ganarse adecuadamente la vida. En Estados Unidos, el 59% continúa estudiando al terminar la enseñanza secundaria. Este porcentaje representa un aumento significativo en comparación con el 50% que ha venido haciéndolo por décadas.
En otros países también se notan tendencias similares. Por ejemplo, desde la década de los sesenta, Gran Bretaña ha experimentado un importante incremento en la proporción de jóvenes que siguen estudiando una vez terminada la escolarización obligatoria. En Australia, en un año reciente, el 85% de los que acabaron la secundaria solicitaron acceder a alguna universidad. Alrededor del 95% de los estudiantes japoneses se presentan a exámenes para poder cursar tres años más de educación, que les preparan para incorporarse a un empleo o ingresar en la universidad.
Sin embargo, la educación suplementaria no siempre reporta los beneficios esperados. ¿Cuáles son los argumentos a favor y en contra?
[Nota a pie de página]
a Los nombres de los niveles de educación difieren de un país a otro. Cuando en estos artículos se habla de “enseñanza secundaria”, se hace referencia a la educación secundaria obligatoria. Los términos “universidad”, “escuela técnica” y “escuela de formación profesional” se refieren a formas de educación suplementaria que no es obligatoria, sino que cada uno puede escoger voluntariamente.
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¿Deberían cursarse más estudios, o no?¡Despertad! 1994 | 22 de agosto
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¿Deberían cursarse más estudios, o no?
¿CUÁNTA educación escolar se necesita para mantenerse? La respuesta depende del país donde se viva. Parece que en muchos lugares ahora se necesitan más estudios para poder ganarse la vida que hace unos años. En algunos casos, la educación mínima exigida por la ley no basta.
Probablemente esta sea la razón por la que cada vez más jóvenes optan por seguir estudiando al terminar la educación obligatoria en lugar de buscar empleo. Desde luego, los beneficios parecen atractivos. El periódico The New York Times cita un informe del Instituto de Política Económica según el cual, “entre 1979 y 1987, los trabajadores varones que solo tenían diplomas de enseñanza secundaria vieron reducido su salario en un 7,4%, mientras que los universitarios vieron aumentar el suyo en un 7%”.
Los universitarios reciben títulos que les pueden abrir las puertas a diferentes oportunidades de empleo. William B. Johnston, importante investigador del Instituto Hudson, dice: “El título universitario, o solo la prueba de haber asistido a la universidad, se ha convertido en la mejor garantía de empleo de la nación”.
Por otro lado, hay que reconocer que son muchos los universitarios que pugnan por encontrar empleo, y no tienen asegurados sus puestos de trabajo. “La mayor parte de mis amigos que se graduaron al mismo tiempo que yo no tienen trabajo”, dice Karl, de 22 años. A Jim, un hombre de 55 años que se graduó de una prestigiosa universidad con la máxima calificación, le despidieron en febrero de 1992. Su diploma no le sirvió para evitarlo ni le ayudó a encontrar un trabajo estable. “Resulta que has edificado sobre arena”, dice él.
Al igual que Jim, bastantes universitarios se han encontrado en lo que la revista U.S.News & World Report denomina “el purgatorio del oficinista”: son demasiado jóvenes para jubilarse y demasiado viejos para que otra empresa los contrate.
Por consiguiente, si bien la educación universitaria puede proporcionar beneficios, obviamente no es una panacea; tampoco la única opción. Herbert Kohl escribe lo siguiente en el libro The Question Is College (El dilema de ir o no a la universidad): “Hay muchos individuos prósperos que nunca fueron a la universidad y muchos trabajos decentes que no requieren un título universitario”. Cierta empresa importante, por ejemplo, contrata a personas que no han estado en la universidad para puestos que suelen ocupar los universitarios. En lugar de buscar títulos, la compañía busca aspirantes que demuestren que pueden desempeñar bien el trabajo. “Nuestra opinión es que una vez encontrada esa persona —dice un portavoz—, podemos enseñarle las técnicas específicas del trabajo.”
En efecto, muchos han ganado lo suficiente para mantenerse a sí mismos y mantener a su familia sin un título universitario. Hay quienes han seguido algún curso en una escuela de formación profesional, una escuela técnica o algún otro centro, con una mínima inversión de tiempo y dinero.a Otros han aprendido un oficio o un servicio de reparaciones sin ningún tipo de enseñanza especializada. Se han ganado la reputación de ser serios en su trabajo y han logrado conservar un empleo estable.
Un punto de vista equilibrado
Por supuesto, ningún tipo de educación —ni la universitaria ni ninguna otra enseñanza suplementaria— garantiza el éxito. Además, la Biblia indica acertadamente que “la escena de este mundo está cambiando”. (1 Corintios 7:31.) Lo que hoy tiene gran demanda, mañana puede carecer de valor.
Por consiguiente, quien esté pensando en continuar sus estudios haría bien en sopesar con cuidado los pros y los contras. “¿Puedo costeármelos? ¿Qué clase de entorno y de compañías tendré? ¿Me impartirán esos cursos una formación práctica que me permita ganarme el sustento? ¿Podré mantener a una familia si algún día me caso?” De acuerdo con la responsabilidad que la Biblia coloca en los padres, estos pueden ayudar a sus hijos con sus valiosos consejos. (Deuteronomio 4:10; 6:4-9; 11:18-21; Proverbios 4:1, 2.) Si se está pensando en los beneficios económicos o de cualquier otra índole que puede aportar una educación suplementaria, es oportuno considerar las siguientes palabras de Jesús: “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla?”. (Lucas 14:28.)
En efecto, la cuestión de procurarse una educación suplementaria o no es una decisión que exige análisis cuidadoso. El cristiano siempre tendrá presentes las palabras de Jesús que se encuentran en Mateo 6:33: “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [su Padre celestial], y todas estas otras cosas les serán añadidas”. Los cristianos verdaderos no miran despectivamente ni tratan como si fuesen inferiores a los que no han cursado más estudios, ni tampoco excluyen ni rechazan como arrogantes a los que sí lo han hecho. El apóstol Pablo escribió: “¿Quién eres tú para juzgar al sirviente de casa ajeno? Para su propio amo está en pie o cae. En verdad, se le hará estar en pie, porque Jehová puede hacer que esté en pie”. (Romanos 14:4.)
Jesús reflejó esta postura equilibrada. No menospreció a los que eran “iletrados y del vulgo”, ni se retuvo de escoger a Pablo, un hombre muy instruido, para llevar a cabo una importante obra de evangelización. (Hechos 4:13; 9:10-16.) En cualquiera de las dos situaciones, hay que mantener la educación en su debido lugar, como se indicará en el siguiente artículo.
[Nota a pie de página]
a Los programas de educación suplementaria varían de un lugar a otro. Para saber cuáles están disponibles donde usted vive, puede pedir información en escuelas, bibliotecas u oficinas de empleo estatales.
[Recuadro en la página 5]
Educación suplementaria
La Atalaya del 1 de noviembre de 1992 comentó lo siguiente respecto a los testigos de Jehová y el ministerio de tiempo completo: “En muchos países el nivel de educación que se requiere para ganar un sueldo razonable hoy día por lo general tiende a ser más alto que hace unos años. [...] Es difícil encontrar empleos que paguen sueldos razonables si el joven solo ha recibido la educación mínima requerida por [la] ley [...].
”¿Qué se quiere decir por ‘sueldos razonables’? [...] El sueldo pudiera considerarse ‘suficiente’ si basta para llevar una vida decente a la vez que permite el tiempo y las fuerzas que se requieren para cumplir con su ministerio cristiano.”
Por eso La Atalaya añadió: “No debemos fijar reglas rigurosas ni a favor ni en contra de recibir más educación”.
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