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Condena a sus adversarios religiososJesús: el camino, la verdad y la vida
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Los discípulos y muchas otras personas están escuchando la conversación. Ahora, Jesús se dirige a ellos y les da una advertencia sobre los escribas y los fariseos, quienes “se han sentado en el lugar de Moisés” al enseñar la Ley de Dios. Pero Jesús les dice a los que lo escuchan: “Hagan y cumplan todo lo que les digan, pero no hagan lo que ellos hacen, porque ellos dicen pero no hacen” (Mateo 23:2, 3).
Entonces Jesús pone ejemplos de su hipocresía: “Agrandan las cajitas con porciones de las Escrituras que llevan como amuletos”. Algunos judíos llevaban atados a la frente o al brazo unos pequeños estuches que contenían pasajes cortos de la Ley. Pero los fariseos los hacen más grandes para dar la impresión de que les importa mucho la Ley. Además, “le ponen flecos más largos a su ropa”. Los israelitas tenían que ponerle flecos a la ropa, pero los fariseos los hacen más largos de lo normal (Números 15:38-40). Hacen todo esto “para que la gente los vea” (Mateo 23:5).
Los discípulos de Jesús también podrían desarrollar el deseo de ser prominentes, por eso él les da este consejo: “No dejen que los llamen rabí, porque uno solo es su Maestro y ustedes son todos hermanos. Además, no llamen padre a nadie en la tierra, porque uno solo es su Padre, el del cielo. Tampoco permitan que los llamen líder, porque su Líder es uno, el Cristo”. Entonces, ¿qué punto de vista deben tener los discípulos sobre sí mismos y cómo deben actuar? Jesús les dice: “Que el más grande entre ustedes sirva a los demás. El que se engrandece será humillado, pero el que actúa con humildad será engrandecido” (Mateo 23:8-12).
A continuación, Jesús pronuncia una condena tras otra contra los escribas y los fariseos hipócritas: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos! ¡Hipócritas! Porque le cierran a la gente la entrada al Reino de los cielos. Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que están intentando entrar” (Mateo 23:13).
Jesús denuncia a los fariseos porque pasan por alto lo que es más importante para Jehová, como se nota por todas las reglas que establecen a su antojo. Por ejemplo, dicen: “Si alguien jura por el templo, eso no significa nada; pero, si alguien jura por el oro del templo, queda obligado a cumplir su juramento”. Así muestran lo ciegos que están en sentido moral, porque le dan más importancia al oro del templo que al valor espiritual que tiene el lugar donde adoran a Jehová. Además, “han descuidado los asuntos más importantes de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad” (Mateo 23:16, 23; Lucas 11:42).
Jesús llama a estos fariseos “guías ciegos, que cuelan el mosquito pero se tragan el camello” (Mateo 23:24). Los fariseos filtran el vino para que no tenga mosquitos, que son insectos impuros en sentido ceremonial. Sin embargo, les dan poco valor a los asuntos más importantes de la Ley. De esa manera, es como si se tragaran un camello, que también es un animal ceremonialmente impuro, pero mucho más grande (Levítico 11:4, 21-24).
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El último día de Jesús en el temploJesús: el camino, la verdad y la vida
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Durante su última visita al templo, Jesús sigue denunciando la hipocresía de los escribas y los fariseos; hasta los llama hipócritas directamente. Usando un lenguaje figurado, les dice: “Limpian por fuera la copa y el plato, pero por dentro estos están llenos de codicia y de deseos descontrolados. Fariseo ciego, primero limpia la copa y el plato por dentro, y así también quedará limpio lo de afuera” (Mateo 23:25, 26). Los fariseos son muy estrictos con la limpieza ceremonial y las apariencias, pero están descuidando lo que son por dentro y no están purificando su corazón figurado.
Se ve que son hipócritas, porque ponen empeño en edificar y decorar las tumbas para los profetas, pero, por otro lado, “son hijos de los que asesinaron a los profetas”, como menciona Jesús (Mateo 23:31). Una prueba de ello es que también quieren matarlo a él (Juan 5:18; 7:1, 25).
Entonces, Jesús les indica lo que les espera si no se arrepienten: “Serpientes, crías de víboras, ¿cómo escaparán del juicio de la Gehena?” (Mateo 23:33). Gehena significa “valle de Hinón”, un lugar cercano que se usa para quemar basura. Es una poderosa imagen de la destrucción definitiva que les sobrevendrá a los malvados escribas y fariseos.
Los discípulos de Jesús lo representarán en calidad de “profetas, sabios y maestros”. ¿Cómo los tratarán? Dirigiéndose a los líderes religiosos, Jesús dice: “A algunos [de mis discípulos] los matarán y los ejecutarán en maderos, y a otros les darán latigazos en sus sinagogas y los perseguirán de una ciudad a otra. Así, ustedes acabarán pagando por toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías [...], a quien ustedes asesinaron”. Y advierte: “Les aseguro que esta generación tendrá que pagar por todas estas cosas” (Mateo 23:34-36). Eso se cumplió en el año 70, cuando los ejércitos romanos destruyeron Jerusalén y murieron miles de judíos.
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