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MagogPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Desde los días del historiador judío Josefo, se ha apuntado la posibilidad de que “la tierra de Magog” tuviera relación con las tribus escitas que habitaban el NE. de Europa y Asia Central. (Antigüedades Judías, libro I, cap. VI, sec. 1.) Los escritores clásicos de tiempos griegos y romanos presentaban a los escitas como bárbaros procedentes del N., saqueadores y belicosos, equipados con enormes fuerzas de caballería, bien armados y diestros arqueros. Aunque el nombre escita puede haberse derivado de “Askenaz”, otro descendiente de Jafet (Gé 10:2, 3), la edición de 1959 de la Encyclopædia Britannica (vol. 20, pág. 235) dice que “en la literatura clásica, Escitia se refería normalmente a toda región que estaba al norte y nordeste del mar Negro, y se llamaba escita (skuthes) a cualquier bárbaro procedente de esos lugares”. Asimismo, otras obras de consulta muestran que el término “escita” era una denominación genérica que por lo general englobaba a las tribus nómadas que se asentaron al N. del Cáucaso (entre el mar Negro y el Caspio), de manera similar a como hoy se emplea el vocablo “tártaro”. Por eso, la obra The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge comenta: “Entre los antiguos, el nombre ‘escita’ era un apelativo de amplio espectro, y lo mismo puede decirse del nombre hebreo ‘Magog’” (edición de S. Jackson, 1956, vol. 5, pág. 14).
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MagogPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El hecho de que el término “escita”, con el que por lo general se asocia a Magog, llegara a ser sinónimo de brutalidad, ferocidad y belicismo, lógicamente apuntaría a una actitud de dura oposición contra el pueblo de Dios. Las naciones del mundo se encontrarán en esa situación cuando, instigadas por el principal opositor de Dios —Satanás, el Diablo—, lancen un ataque final en la Tierra contra la verdadera adoración de Dios. (Véase GOG núm. 2.)
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