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  • Peligran la seguridad y la satisfacción en el trabajo
    La Atalaya 2003 | 1 de febrero
    • Peligran la seguridad y la satisfacción en el trabajo

      “TODA persona tiene derecho al trabajo”, según la Declaración Universal de Derechos Humanos, elaborada por las Naciones Unidas. Sin embargo, esta prerrogativa no está siempre garantizada. La estabilidad del empleo depende de múltiples factores, entre ellos, la prosperidad de las economías nacionales y la condición del mercado mundial. Con todo, cuando se pierden puestos de trabajo o existe tal amenaza, en la mayoría de los países la gente reacciona con manifestaciones, desórdenes callejeros y huelgas. Hasta la misma palabra “‘trabajo’ —dijo un escritor— posee, desde siempre, una gran carga emocional”.

      Hay muchas razones por las que el trabajo es importante para el ser humano. Aparte de permitirnos obtener ingresos, contribuye al bienestar mental y emocional. Satisface el deseo natural de ser un miembro productivo de la sociedad y de llevar una vida con sentido. Además, infunde amor propio. Por ello, incluso algunas personas que tienen recursos de sobra para vivir o que podrían jubilarse prefieren seguir trabajando. En efecto, el trabajo es tan primordial, que su carencia provoca serios males sociales.

      Por otro lado, hay quienes soportan tantas presiones laborales, que se sienten insatisfechos. Por ejemplo, en vista de la gran competitividad del mercado actual, un número de empresas cada vez mayor reduce su personal a fin de recortar gastos, lo que en muchos casos aumenta la presión sobre los empleados que quedan, puesto que han de ocuparse de más trabajo.

      La tecnología moderna, que supuestamente debe hacer más llevadera la vida y aumentar el rendimiento laboral, en realidad puede ser la causa de mayores presiones. Por ejemplo, las computadoras, los faxes e Internet ofrecen la oportunidad de que los empleados se lleven a casa sus tareas al final de la jornada, difuminando así la frontera entre el hogar y la oficina. Según cierto trabajador, el buscapersonas y el teléfono móvil de su compañía eran como correas invisibles que lo mantenían sujeto a su jefe.

      En este clima de rápidos y constantes cambios económicos y laborales, un temor creciente entre las personas mayores es que se les considere improductivas prematuramente. Chris Sidoti, ex comisionado para los Derechos Humanos, dijo tocante a ello: “Al parecer, existe la idea de que si no se es menor de 40 años, no se es capaz de adaptarse a las computadoras y al resto de las nuevas tecnologías”. Por este motivo, a muchos buenos trabajadores a los que antes se habría visto en la cumbre de su carrera, ahora se les considera inservibles por su edad. ¡Qué triste!

      Es comprensible, pues, que la ética laboral y la lealtad a la empresa hayan sufrido un serio revés en los últimos años. “Cuando las compañías se deshacen de sus trabajadores a la más mínima bajada del mercado de valores, la lealtad a la empresa pasa a la historia —dice la revista francesa Libération—. Hay que trabajar, claro está, pero pensando en uno mismo, no en la compañía.”

      Pese a estos crecientes problemas, persiste la necesidad humana fundamental de trabajar. De modo que, en un mundo que cambia con tanta rapidez, ¿cómo puede alguien adoptar un punto de vista equilibrado del trabajo y, al mismo tiempo, sentirse satisfecho y seguro con él?

      [Ilustración de la página 3]

      La tecnología moderna puede ser la causa de mayores presiones laborales

  • Cómo adoptar un punto de vista equilibrado del trabajo
    La Atalaya 2003 | 1 de febrero
    • Cómo adoptar un punto de vista equilibrado del trabajo

      EN EL mundo actual de mercados internacionales, caracterizado por la agresividad, la competencia feroz y la producción en serie, poca gente acude a trabajar con ilusión. Sin embargo, deberíamos disfrutar de nuestro trabajo. ¿Por qué? Porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, y él se complace en el suyo. Por ejemplo, cuando Jehová repasó su obra al terminar los seis “días” creativos, o largos períodos de creación, “vio [...] todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno”, dice Génesis 1:31.

      El amor que Jehová tiene al trabajo es sin duda una de las razones por las que se le llama el “Dios feliz” (1 Timoteo 1:11). ¿No es lógico, pues, que cuanto más le imitemos, más felices seamos? El rey Salomón del antiguo Israel, constructor y organizador sobresaliente, escribió al respecto: “Que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo. Es el don de Dios” (Eclesiastés 3:13).

      Adoptar un punto de vista sano y equilibrado del trabajo en un ambiente laboral en el que se suceden los cambios con rapidez puede suponer un reto. No obstante, Jehová Dios recompensa a quienes siguen sus bondadosas instrucciones (Salmo 119:99, 100). Los que así lo hacen se convierten en obreros estimados y confiables y, en consecuencia, tienen menos probabilidades de perder el empleo. Además, aprenden a enfocar su vida y profesión no solo desde una perspectiva material, sino desde una perspectiva espiritual, lo que les permite tomar decisiones meditadas y ver que su felicidad y sentido de la seguridad no dependen de su empleo y del inestable mercado de trabajo (Mateo 6:31-33; 1 Corintios 2:14, 15). Les ayuda a adoptar una ética laboral verdaderamente equilibrada.

      Adopte una ética laboral piadosa

      Hay quienes son adictos al trabajo y lo anteponen a todo lo demás. Otros solo viven para ver el final de su jornada y marcharse a casa. ¿Dónde está el equilibrio? La Biblia da la respuesta: “Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento” (Eclesiastés 4:6). Trabajar demasiado es, de hecho, contraproducente: un vano ‘esfuerzo tras el viento’. ¿La razón? Puede echar a perder lo que nos da mayor felicidad, como nuestra relación con la familia o los amigos y la espiritualidad, y hasta puede perjudicarnos la salud y acortarnos la vida (1 Timoteo 6:9, 10). El punto de vista equilibrado consiste en contentarse con menos ganancias materiales, pero disfrutar de cierta paz, en vez de estar cargado con el doble de trabajo junto con disputas y amargura.

      Aunque la Biblia promueve el mencionado punto de vista, no aboga por la pereza (Proverbios 20:4). La holgazanería corroe la autoestima y el respeto que otros pudieran sentir por nosotros. Lo que es peor, perjudica nuestra relación con Dios. Las Escrituras dicen sin ambages que quien no quiere trabajar no debe vivir a expensas de los demás (2 Tesalonicenses 3:10), sino que debe cambiar su actitud y trabajar duro para sostenerse de forma honrada a sí mismo y a los que dependen de él. Quizás hasta pueda, gracias a su arduo trabajo, ayudar a los necesitados, algo que la Palabra de Dios fomenta (Proverbios 21:25, 26; Efesios 4:28).

      Eduque a los niños para que aprecien el trabajo

      Los buenos hábitos de trabajo no se cultivan por casualidad; se aprenden de niño. Por ello, la Biblia da esta exhortación a los padres: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él” (Proverbios 22:6). Amén de dar un buen ejemplo siendo trabajadores, los padres sensatos educan a sus hijos pequeños, de uno u otro sexo, dándoles tareas del hogar adecuadas a su edad. Aunque tal vez no les agraden algunas de ellas, con el tiempo los niños se sentirán útiles, sobre todo cuando el padre y la madre los encomien por haber realizado una buena labor. Es lamentable, pero algunos progenitores, movidos tal vez por una bondad equivocada, no dejan que sus hijos hagan prácticamente nada. De ser ese el caso, harían bien en pensar en las palabras de Proverbios 29:21: “Si uno viene mimando a su siervo [o hijo] desde la juventud, este hasta llegará a ser un ingrato en el período posterior de su vida”.

      Los padres responsables también se interesan mucho en los estudios de sus hijos, y fomentan en ellos el deseo de aprender y esforzarse en la escuela, lo que les será muy útil cuando sean mayores y obtengan un empleo.

      Sea prudente al elegir empleo

      Aunque la Biblia no nos dice qué tipo de trabajo hemos de buscar, se nos dan pautas para no poner en peligro el progreso espiritual, el servicio a Dios y otras responsabilidades importantes. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió: “El tiempo que queda está reducido. En adelante, [...] los que hacen uso del mundo, [sean] como los que no lo usan a plenitud; porque la escena de este mundo está cambiando” (1 Corintios 7:29-31). Nada hay que sea permanente o completamente estable en el presente sistema de cosas. Ofrecerle todo nuestro tiempo y energías sería como invertir todos nuestros ahorros en una casa construida en una zona propensa a las inundaciones. ¡Qué inversión más insensata!

      La frase “como los que no lo usan a plenitud” se traduce en otras versiones así: “como quien no se deja absorber” y “no se apeguen a [las cosas de este mundo]” (Nueva Versión Internacional, 1985; La Palabra de Dios para todos). Las personas sensatas nunca pierden de vista que el tiempo que le queda a este sistema “está reducido” y que ‘dejarse absorber’ por él o ‘apegarse a sus cosas’ las llevará irremediablemente a la decepción y el lamento (1 Juan 2:15-17).

      ‘De ningún modo desamparados por Dios’

      Jehová conoce nuestras necesidades mejor que nosotros mismos y, además, sabe a qué altura nos encontramos en la realización de su propósito. Por ello, nos recuerda: “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero, y estén contentos con las cosas presentes. Porque [Dios] ha dicho: ‘De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé’” (Hebreos 13:5). ¡Qué palabras tan reconfortantes! Jesús, imitando el cuidado cariñoso que Dios brinda a su pueblo, dedicó buena parte de su famoso Sermón del Monte a enseñar a sus discípulos el criterio apropiado sobre el trabajo y los bienes materiales (Mateo 6:19-33).

      Los testigos de Jehová se esfuerzan por vivir a la altura de tales enseñanzas. Por ejemplo, cuando un empresario pidió a un Testigo electricista que trabajara horas extras de continuo, el operario rechazó su propuesta. ¿Por qué? Porque no quería que su empleo le robara parte del tiempo que dedicaba a su familia y a los asuntos espirituales. Dado que era un buen trabajador, además de confiable, su jefe respetó la decisión. Claro está, no siempre sale todo tan bien, y a veces hay que buscar otro empleo para mantener un estilo de vida equilibrado. Sin embargo, quienes depositan su total confianza en Jehová suelen observar que su buena conducta y ética laboral les gana el favor de su patrón (Proverbios 3:5, 6).

      El día en que todo trabajo sea gratificante

      En este sistema de cosas imperfecto, el empleo y las expectativas laborales nunca quedarán libres de problemas e incertidumbres. De hecho, es probable que las circunstancias empeoren a medida que el mundo pierde estabilidad y las economías experimentan altibajos o hasta se desmoronan. Pero esta situación es temporal. Pronto no habrá nadie desempleado. Es más, todo trabajo será absorbente y gratificante. ¿Cómo se logrará el cambio? ¿Qué lo producirá?

      Mediante el profeta Isaías, Jehová hizo referencia a ese tiempo futuro. Dijo: “Voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón” (Isaías 65:17). Se refirió a su nuevo gobierno, bajo cuyo dominio prosperará una sociedad humana completamente nueva y diferente (Daniel 2:44).

      Describiendo la forma en que vivirá y trabajará la gente, la profecía revela: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal. No se afanarán para nada, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos” (Isaías 65:21-23).

      Sí, el nuevo mundo de Dios será muy diferente del actual. ¿No desea vivir usted en un mundo así, en el que ‘no se afanará’ en vano, sino que disfrutará al máximo del “fruto” de su trabajo? Observe, no obstante, quiénes obtendrán tales beneficios: “la prole que está compuesta de los benditos de Jehová”. Usted puede ser uno de ellos si aprende de Jehová y satisface sus requisitos. Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). Los testigos de Jehová le ayudarán con gusto a adquirir ese conocimiento dador de vida mediante un estudio sistemático de la Palabra de Dios, la Biblia.

      [Recuadro de la página 6]

      “EN CONSTANTE DEMANDA”

      “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres”, recomienda la Biblia (Colosenses 3:23). No cabe duda de que alguien que en su empleo se rija por este buen principio será un trabajador apreciado. Por ello, en su libro How to Be Invisible (Cómo pasar desapercibido), J. J. Luna aconseja a los posibles patronos que busquen sus empleados entre los miembros activos de ciertas confesiones religiosas, y añade: “La realidad es que solemos acabar empleando a Testigos [de Jehová]”. Una de las razones que expone es que se les conoce por su honradez, lo que los hace estar “en constante demanda” en diversos tipos de empleo.

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