• ‘Ninguna paz para los inicuos’
    La Atalaya 1987 | 1 de julio

    • Después de la caída del imperio mundial de Alejandro Magno para fines del cuarto siglo a.E.C., dos de sus líderes militares tomaron el poder en Siria y Egipto. Entre ellos y sus sucesores —a los que se llama el rey del norte y el rey del sur porque estaban situados al norte y al sur, respectivamente, de la tierra del pueblo de Dios— surgió una rivalidad duradera que al fin condujo a la que hoy existe entre las superpotencias. El desarrollo histórico de esta rivalidad se le reveló de antemano al profeta Daniel mediante un ángel.

      7. a) ¿Cómo sabemos que los asuntos humanos tienen una dimensión invisible, relacionada con la región de los espíritus? b) ¿Quiénes eran originalmente el rey del norte y el rey del sur, y cómo comenzó su rivalidad?

      7 Primero el ángel dice que él, apoyado por Miguel, había estado peleando contra los ‘príncipes’ celestiales de Persia y Grecia. (Daniel 10:13,Da 10:20–11:1.) Esta vislumbre que se nos da de lo que sucede en la región de los espíritus confirma que los conflictos nacionales no envuelven simplemente a humanos. Hay fuerzas demoníacas, o “príncipes”, detrás de los gobernantes humanos visibles. Pero desde la antigüedad el pueblo de Dios ha tenido un “príncipe”, Miguel, que los ha fortalecido contra estos poderes demoníacos. (Efesios 6:12.) Entonces el ángel nos hace enfocar la atención en la rivalidad que existía entre Siria y Egipto. Empieza: “Y el rey del sur se hará fuerte, aun uno de sus príncipes”. (Daniel 11:5a.) Aquí el rey del sur era Tolomeo I, gobernante de Egipto, quien capturó a Jerusalén cerca del año 312 a.E.C. El ángel entonces se refiere a otro rey que “prevalecerá contra él y ciertamente gobernará con dominio extenso mayor que el poder gobernante de aquél”. (Daniel 11:5b.) Este es el rey del norte, en la persona de Seleuco I Nicátor, cuyo reino, Siria, se hizo más fuerte que Egipto.