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  • Suministremos al conocimiento, autodominio
    La Atalaya 2003 | 15 de octubre
    • Suministremos al conocimiento, autodominio

      “Suministren [...] a su conocimiento, autodominio.” (2 PEDRO 1:5-8.)

      1. ¿Por qué abundan los problemas en la sociedad humana?

      EN UNA amplia campaña contra la drogadicción, se instó a los jóvenes estadounidenses a decir no a las drogas. Cuánto mejoraría la situación si todo el mundo no solo rechazara los estupefacientes, sino la borrachera, los estilos de vida inmorales y decadentes, las prácticas comerciales fraudulentas y “los deseos de la carne” (Romanos 13:14). Sin embargo, todos concordamos en que no siempre es fácil hacerlo.

      2. a) ¿Qué ejemplos bíblicos evidencian que no es fácil rechazar las tentaciones? b) ¿A qué nos deben estimular tales ejemplos?

      2 En vista de que a los seres humanos nos resulta difícil ejercer autodominio, hemos de aprender a salir victoriosos en nuestras luchas internas. La Biblia habla de gente de la antigüedad que se esforzó por servir a Dios, pero que afrontó dificultades a la hora de rechazar las tentaciones. Pensemos en David y su relación adúltera con Bat-seba. Tal conducta llevó a la muerte a dos personas inocentes: el hijo que nació de su pecado y el marido de ella (2 Samuel 11:1-27; 12:15-18). Recordemos también al apóstol Pablo, quien admitió francamente: “Porque lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que practico” (Romanos 7:19). ¿Sentimos una frustración similar a veces? Pablo añadió: “Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Hombre desdichado que soy! ¿Quién me librará del cuerpo que está padeciendo esta muerte?” (Romanos 7:22-24). Estos ejemplos bíblicos deben fortalecer nuestra determinación de esforzarnos siempre por cultivar a mayor grado el autodominio.

      El autodominio se aprende

      3. ¿Por qué no debemos esperar que el autodominio sea una cualidad fácil de manifestar?

      3 En 2 Pedro 1:5-7 se menciona el autodominio —que incluye la capacidad de decir no a cierta conducta— entre la fe, la virtud, el conocimiento, el aguante, la devoción piadosa, el cariño fraternal y el amor. Estas otras buenas cualidades tienen que ser cultivadas: ninguna es totalmente innata. Y para manifestarlas a un grado importante se precisa determinación y esfuerzo. ¿Por qué habríamos de esperar que con el autodominio fuera diferente?

      4. ¿Por qué creen muchas personas que el autodominio no les supone ningún problema, pero qué indica esto?

      4 Es cierto que millones de personas tal vez crean que el autodominio no les supone ningún problema, pues viven la vida a su antojo, obrando, a sabiendas o no, según los dictados de la carne imperfecta y prestando poca consideración a las consecuencias que se derivan de sus actos, tanto para ellos como para los demás (Judas 10). En la actualidad es más patente que nunca que la gente carece de la capacidad y la voluntad de decir no, lo cual indica que estamos viviendo en “los últimos días” a los que aludió Pablo cuando predijo: “Se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, [...] sin autodominio” (2 Timoteo 3:1-3).

      5. ¿Por qué nos interesamos los testigos de Jehová por el autodominio, y qué consejo es válido todavía?

      5 Los testigos de Jehová somos conscientes del reto que representa tener autodominio. Como Pablo, estamos al tanto de la lucha entre el deseo de agradar a Dios, viviendo a la altura de sus normas, y el derrotero que la carne imperfecta nos impulsa a tomar. Por ello, llevamos mucho tiempo interesados en la manera de ganar esta lucha. Por ejemplo, allá en 1916 se editó un número de The Watch Tower que hablaba del “debido proceder que hemos de seguir para tomar control sobre nosotros mismos, nuestros pensamientos, palabras y conducta”, y en el que se recomendaba no olvidar Filipenses 4:8. El consejo divino de este texto todavía es válido, a pesar de que se dio hace casi dos mil años y de que seguramente es más difícil ponerlo en práctica ahora que en el siglo primero o en 1916. No obstante, los cristianos nos esforzamos al máximo por rechazar los deseos mundanos, sabiendo que al hacerlo estamos acercándonos al Creador.

      6. ¿Por qué no debemos perder la esperanza al cultivar el autodominio?

      6 En Gálatas 5:22, 23 se incluye el autodominio entre “el fruto del espíritu” santo. Manifestar esta virtud junto con ‘el amor, el gozo, la paz, la gran paciencia, la benignidad, la bondad, la fe y la apacibilidad’ nos reportará grandes beneficios. Impedirá, como dijo Pedro, que seamos “inactivos o infructíferos” en nuestro servicio a Dios (2 Pedro 1:8). Pero no debemos darnos por vencidos o condenarnos a nosotros mismos si estas cualidades no se desarrollan con la rapidez que nos gustaría y al grado deseado. Tal vez hemos observado que los alumnos de una clase no aprenden todos a la misma velocidad. O que en una empresa una persona se capacita más rápido que otra para cierta labor. De igual manera, algunos cristianos cultivan y manifiestan cualidades piadosas más pronto que otros. Lo importante es que hagamos todo lo que esté en nuestras manos por seguir cultivando dichas cualidades, algo que lograremos si aprovechamos bien la ayuda que Jehová nos brinda mediante su Palabra y su congregación. La velocidad con que alcanzamos nuestra meta es menos importante que nuestros denodados esfuerzos por progresar.

      7. ¿Qué indica que el autodominio es importante?

      7 Aunque el autodominio aparece en el último lugar de la lista de cualidades que produce el espíritu, de ningún modo tiene menos importancia. Al contrario, no debemos olvidar que todas “las obras de la carne” podrían evitarse si ejercitáramos a la perfección esta virtud. Con todo, los seres humanos imperfectos tendemos a caer en alguna forma de “las obras de la carne”, como “fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, arrebatos de cólera, altercaciones, divisiones [y] sectas” (Gálatas 5:19, 20). Debemos, por lo tanto, oponer constante resistencia y determinarnos a desarraigar de nuestra mente y corazón cualquier tendencia malsana.

      Algunos tienen una lucha mayor

      8. ¿Por qué se les hace especialmente difícil dominarse a algunos cristianos?

      8 Hay cristianos que tienen mayor dificultad que otros en ejercer autodominio por diversas razones, como la educación recibida de pequeños o las vivencias del pasado. Si para alguien no representa ningún reto cultivarlo y manifestarlo, eso es estupendo. No obstante, todos debemos ser compasivos y comprensivos cuando tratamos con aquellos a quienes les supone un esfuerzo dominarse, aun cuando su falta de control nos perjudique de algún modo. En vista de nuestra imperfección, ¿quién tiene razones para adoptar una actitud de superioridad moral? (Romanos 3:23; Efesios 4:2.)

      9. ¿Qué debilidades tienen algunos, y cuándo las superarán por completo?

      9 Por ejemplo: quizá sepamos que ciertos hermanos que fumaban o tomaban drogas sienten a veces intensos deseos de volver a hacerlo. O a algunos les resulta difícil comer y beber con moderación. Y aun a otros les cuesta dominar la lengua, así que suelen tropezar en palabra. A fin de lidiar con tales defectos se requiere esfuerzo diligente por cultivar autodominio. ¿La razón? Santiago 3:2 admite de manera realista: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto, capaz de refrenar también su cuerpo entero”. Hay quienes sienten un fuerte impulso de jugar por dinero o tal vez encuentren difícil reprimir o controlar su mal genio. Puede que tome tiempo aprender a superar estas debilidades y otras similares. Aunque hagamos grandes progresos en la actualidad, los malos deseos solo se erradicarán cuando alcancemos la perfección. Mientras tanto, esforzarnos por ejercer autodominio nos ayudará a no recaer en un proceder pecaminoso. Apoyémonos unos a otros en la lucha para no desfallecer (Hechos 14:21, 22).

      10. a) ¿Por qué es especialmente difícil para algunos ejercer autodominio en asuntos sexuales? b) ¿Qué cambio drástico realizó un hermano? (Véase el recuadro de la pág. 16.)

      10 Otro campo en el que algunos encuentran difícil ejercer autodominio es la sexualidad, que forma parte de nuestra naturaleza humana, pues así nos creó Jehová Dios. No obstante, hay quienes tienen problemas para mantener la conducta sexual dentro de los límites que marcan las normas divinas. En ciertos casos les resulta más difícil aún debido a que poseen impulsos sexuales muy fuertes. Vivimos en un mundo obsesionado con el sexo que trata de avivar la pasión de muchas maneras, lo cual puede constituir un serio problema para los cristianos que desean seguir solteros —al menos por un tiempo— para servir a Dios sin las distracciones del matrimonio (1 Corintios 7:32, 33, 37, 38). Pero de acuerdo con la recomendación bíblica de que “mejor es casarse que estar encendidos de pasión”, quizás decidan buscar un cónyuge —lo cual es muy honroso—, aunque están resueltos a casarse “solo en el Señor”, tal como aconseja la Biblia (1 Corintios 7:9, 39). Tengamos la seguridad de que a Jehová le agrada ver el interés de los solteros por mantener los principios justos. Sus hermanos en la fe se alegran de tener como compañeros a verdaderos adoradores que cuentan con una lealtad y valores morales de gran talla.

      11. ¿Cómo podemos ayudar a un hermano o hermana que desea casarse, pero que no ha podido hacerlo?

      11 ¿Y si no se encuentra un cónyuge apropiado? Imaginemos la frustración que siente alguien que desea casarse, pero que no ha podido hacerlo. Tal vez vea cómo se casan sus amigos y llegan a ser felices, mientras él todavía no ha encontrado una pareja apropiada. En tal situación, para algunas personas el inmundo hábito de la masturbación puede convertirse en un problema recurrente. De todos modos, ningún cristiano querrá, sin darse cuenta, desanimar a otro que esté luchando por mantenerse casto. Podríamos desalentarlo sin querer si hiciéramos comentarios poco considerados, como: “Y tú, ¿cuándo te casas?”. Aunque no se digan estas cosas con mala intención, sería mucho mejor que manifestáramos autodominio y evitáramos dar mal uso a la lengua (Salmo 39:1). Todos los que permanecen castos durante la soltería merecen nuestro encomio más sincero. En vez de decir algo que los descorazone, debemos esforzarnos por ser positivos. Por ejemplo, podría invitarse a varios solteros cuando un grupito de hermanos maduros se junten para tomar una comida o disfrutar de compañerismo cristiano.

      Autodominio en el matrimonio

      12. ¿Por qué necesitan autodominio también los casados?

      12 El hecho de estar casados no elimina por sí mismo la necesidad de autodominio tocante a las relaciones íntimas. Por ejemplo, las necesidades sexuales del marido y la esposa pueden variar mucho entre sí. O tal vez el estado físico de uno de los cónyuges dificulte las relaciones sexuales normales o incluso las haga imposibles. Quizá por experiencias anteriores, a uno de ellos le cueste obedecer el siguiente mandato: “Que el esposo dé a su esposa lo que le es debido; pero que la esposa haga lo mismo también a su esposo”. En tal caso, es posible que el otro cónyuge tenga que ejercer un mayor autodominio. Ahora bien, ambos han de tener presente el amoroso consejo de Pablo a los matrimonios cristianos: “No se priven de ello el uno al otro, a no ser de común acuerdo por un tiempo señalado, para que dediquen tiempo a la oración y vuelvan a juntarse, para que no siga tentándolos Satanás por su falta de regulación en sí mismos” (1 Corintios 7:3, 5).

      13. ¿Qué podemos hacer a favor de aquellos que se esfuerzan por tener autodominio?

      13 Los matrimonios cristianos pueden estar contentos si ambos cónyuges han aprendido a tener el debido autodominio en sus relaciones íntimas. Asimismo hacen bien en demostrar comprensión a sus hermanos que todavía están tratando de manifestarlo en este campo. Nunca olvidemos pedir a Jehová que proporcione a nuestros compañeros espirituales perspicacia, valor y determinación para seguir esforzándose por manifestar autodominio y tomar las medidas necesarias para superar deseos impropios (Filipenses 4:6, 7).

      Sigamos ayudándonos mutuamente

      14. ¿Por qué debemos ser comprensivos y compasivos con nuestros hermanos?

      14 Es posible que a veces nos cueste comprender a los cristianos que carecen de autodominio en aspectos que para nosotros no resultan difíciles. Pero cada uno es diferente. Hay quienes se dejan llevar fácilmente por las emociones, y quienes no. Algunos se controlan con relativa facilidad y no les supone ningún reto el autodominio, pero a otros les cuesta más. De todos modos, recordemos que la persona que lucha contra una inclinación no es una mala persona. Es necesario que seamos comprensivos y compasivos con nuestros hermanos. De las palabras de Jesús en Mateo 5:7 se desprende que nuestra felicidad depende de que sigamos siendo misericordiosos con los que aún están esforzándose por manifestar más autodominio.

      15. ¿Por qué son reconfortantes las palabras de Salmo 130:3 con relación al autodominio?

      15 Nunca quisiéramos juzgar mal a un hermano porque alguna vez no haya manifestado la personalidad cristiana. Resulta alentador saber que Jehová no solo se da cuenta de nuestros fallos, sino también de las muchas ocasiones en que no le hemos fallado, aunque esto a nuestros hermanos les haya pasado desapercibido. Son muy reconfortantes las palabras de Salmo 130:3: “Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?”.

      16, 17. a) ¿Cómo podemos aplicar Gálatas 6:2, 5 con relación al autodominio? b) ¿Qué estudiaremos en el próximo artículo sobre el autodominio?

      16 Para complacer a Jehová, todos tenemos que cultivar el autodominio; pero no estamos solos: contamos con el apoyo de nuestros hermanos. Aunque cada uno ha de llevar su carga de responsabilidad, se nos exhorta a ayudarnos mutuamente a superar las debilidades (Gálatas 6:2, 5). Debemos estimar al padre, cónyuge o amigo que nos impide acudir a lugares indebidos y ver o hacer algo impropio, pues está contribuyendo a que cultivemos el autodominio, es decir, la capacidad para decir que no y obrar en consecuencia.

      17 Seguramente, muchos cristianos concuerdan con lo que se ha analizado hasta ahora, y sin embargo, perciben que a nivel personal todavía tienen mucho que mejorar. Les gustaría tener mayor control de sí mismos, hasta un grado razonable dentro de la imperfección humana. ¿Nos sentimos nosotros así? ¿Qué hacer, entonces, para cultivar este aspecto del fruto del espíritu santo de Dios? Y ¿cómo puede ayudarnos esto a alcanzar nuestros objetivos cristianos a largo plazo? El próximo artículo abordará tales cuestiones.

  • Para ganar el premio, ejerzamos autodominio
    La Atalaya 2003 | 15 de octubre
    • Para ganar el premio, ejerzamos autodominio

      “Todo hombre que toma parte en una competencia ejerce autodominio en todas las cosas.” (1 CORINTIOS 9:25.)

      1. Según Efesios 4:22-24, ¿cómo se han acercado millones de personas a Jehová?

      CUANDO nos bautizamos como testigos de Jehová, hicimos una declaración pública de que deseábamos participar en una competición cuyo premio es la vida eterna. De esa manera aceptamos hacer la voluntad de Jehová. Antes de dedicarnos a él, muchos de nosotros tuvimos que realizar cambios importantes para que nuestra dedicación fuera válida, acepta a Dios. Seguimos el consejo que el apóstol Pablo dio a los cristianos: “Deben desechar la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos [...], y deben vestirse de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad” (Efesios 4:22-24). En otras palabras, antes de dedicarnos a Dios, tuvimos que rechazar una forma de vivir anterior que era inaceptable.

      2, 3. ¿Cómo señala 1 Corintios 6:9-12 que han de hacerse dos tipos de cambios para recibir la aprobación divina?

      2 Quienes desean ser testigos de Jehová han de rechazar ciertos rasgos de la vieja personalidad que la Palabra de Dios condena con claridad. Pablo enumeró algunos de ellos en su carta a los Corintios diciendo: “Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios”. Acto seguido, mencionó que los cristianos del siglo primero habían hecho los cambios de personalidad pertinentes: “Sin embargo, eso era lo que algunos de ustedes eran”. Y fijémonos en que dijo eran, no son (1 Corintios 6:9-11).

      3 Pablo indicó que habría otros cambios que hacer, pues agregó: “Todas las cosas me son lícitas; pero no todas las cosas son ventajosas” (1 Corintios 6:12). De igual modo, muchas personas que quieren ser testigos de Jehová ven la necesidad de negarse a cosas que, aunque lícitas, no son convenientes o tienen poco valor duradero, lo que incluiría actividades que consumen mucho tiempo y que podrían desviarlos de seguir tras los asuntos de mayor importancia.

      4. ¿Con qué palabras de Pablo concordamos los cristianos dedicados?

      4 La dedicación a Dios se hace de buena gana, y no a regañadientes, como si implicase un enorme sacrificio. Los cristianos dedicados concordamos con Pablo, que dijo tras convertirse al cristianismo: “Por motivo de [Jesús] he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo” (Filipenses 3:8). Pablo gustosamente rechazó las cosas de poco valor para seguir acercándose a Dios.

      5. ¿En qué clase de carrera triunfó Pablo, y cómo podemos imitarlo?

      5 Pablo corrió la carrera espiritual con autodominio y, al final, pudo decir: “He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he observado la fe. De este tiempo en adelante me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, el justo juez, me dará como galardón en aquel día; sin embargo, no solo a mí, sino también a todos los que han amado su manifestación” (2 Timoteo 4:7, 8). ¿Podremos nosotros decir algo semejante algún día? Así será si con fe y autodominio corremos la carrera cristiana sin interrupción y hasta la meta.

      El autodominio, necesario para obrar bien

      6. ¿Qué es el autodominio, y de qué dos maneras debemos ejercerlo?

      6 Las palabras hebreas y griegas que se traducen “autodominio” en la Biblia indican literalmente que la persona tiene control o poder sobre sí misma. A menudo transmiten la idea de reprimirse de hacer lo malo. Por otra parte, es obvio que también se precisa cierto autodominio a fin de utilizar nuestro cuerpo para hacer el bien. La tendencia innata de la humanidad imperfecta es hacia la maldad, de modo que peleamos dos batallas (Eclesiastés 7:29; 8:11). Aunque nos abstenemos de hacer lo malo, tenemos que disciplinarnos para hacer lo bueno. De hecho, dominar nuestro cuerpo para obrar bien es una de las mejores maneras de evitar el mal.

      7. a) En imitación de David, ¿qué debemos pedir a Dios? b) ¿En qué debemos reflexionar a fin de cultivar más autodominio?

      7 Está claro que es imprescindible tener autodominio para seguir cumpliendo con nuestra dedicación a Dios. Y hacemos bien en pedir en oración lo mismo que David: “Crea en mí hasta un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante” (Salmo 51:10). Podemos reflexionar en los beneficios de eludir cosas que no están bien en sentido moral o que nos debilitan físicamente. No olvidemos también los posibles perjuicios por no evitarlas: graves problemas de salud, relaciones rotas, incluso la muerte prematura. En cambio, pensemos en los muchos beneficios de llevar un estilo de vida que agrade a Jehová. Ahora bien, si somos realistas, no podemos pasar por alto que nuestro corazón es traicionero (Jeremías 17:9). Por tanto, debemos resolvernos a resistir sus intentos de rebajar la importancia de mantener las normas de Jehová.

      8. ¿Qué realidad nos enseña la experiencia? Ilustre.

      8 Casi todos sabemos por experiencia propia que nuestra carne caída a menudo trata de apagar el fuego del espíritu dispuesto. Tomemos, por ejemplo, la predicación del Reino. Jehová se deleita al ver la disposición de los seres humanos a participar en esta obra salvadora (Salmo 110:3; Mateo 24:14). A la gran mayoría, no nos fue fácil aprender a predicar en público; exigió —y quizás aún lo exige— que controláramos nuestro cuerpo, que lo ‘aporreáramos’ y que lo ‘condujéramos como a un esclavo’, en vez de permitir que se impusiera la ley del mínimo esfuerzo (1 Corintios 9:16, 27; 1 Tesalonicenses 2:2).

      ¿“En todas las cosas”?

      9, 10. ¿Qué abarca ejercer “autodominio en todas las cosas”?

      9 El consejo bíblico de ejercer “autodominio en todas las cosas” no se limita simplemente a controlar el mal genio y abstenerse de conducta inmoral. Quizás hayamos logrado dominarnos en estos campos, y podemos estar agradecidos si es así. Pero ¿y en otras facetas de la vida en las que la necesidad de ejercer autodominio quizás no sea tan obvia? Por ejemplo, supongamos que vivimos en un país próspero y con un buen nivel de vida. ¿No sería prudente que aprendiéramos a no gastar dinero innecesariamente? Los padres deben instruir a sus hijos para que no compren todo lo que ven, solo porque puedan permitírselo o les resulte atractivo. Claro, han de dar el ejemplo si quieren que tal instrucción surta efecto (Lucas 10:38-42).

      10 Arreglárnoslas sin algo a lo que estamos acostumbrados puede acrecentar nuestra fuerza de voluntad y aprecio por nuestros bienes materiales, así como hacernos más comprensivos con quienes tienen que prescindir de algunos artículos, no por elección, sino por necesidad. Cierto, un estilo de vida modesto va en contra de la actitud popular de “date un capricho” o “tú mereces lo mejor”. Interesado en las ganancias comerciales, el mundo de la publicidad promueve la gratificación instantánea, lo cual puede impedir que manifestemos autodominio. Una revista editada en un próspero país europeo publicó hace poco: “Si reprimir estos impulsos no deseados exige una lucha interna de parte de aquellos que sufren las penosas circunstancias de la pobreza extrema, cuánto más cierto es en el caso de quienes viven inmersos en la actual sociedad de consumo de los países ricos”.

      11. ¿Por qué nos beneficia aprender a llevar una vida sencilla, pero qué lo dificulta?

      11 Si nos cuesta diferenciar entre lo que deseamos y lo que de verdad necesitamos, quizás sea útil tomar medidas para no actuar de manera irresponsable. Por ejemplo, si luchamos contra la tendencia a comprar impulsivamente, sería conveniente resolverse a no pagar con la tarjeta de crédito o a solo llevar cierta cantidad de dinero en efectivo. Recordemos que Pablo dijo que la “devoción piadosa junto con autosuficiencia” es “un medio de gran ganancia”. Y razonó así: “Nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna. Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas” (1 Timoteo 6:6-8). ¿Lo estamos nosotros? Aunque aprender a llevar una vida sencilla, sin muchos caprichos, exige fuerza de voluntad y autodominio, vale la pena.

      12, 13. a) ¿En qué aspectos hemos de ejercer autodominio en las reuniones cristianas? b) ¿En qué otras esferas tenemos que cultivar autodominio?

      12 La asistencia a las reuniones y asambleas cristianas también requiere que manifestemos cierto autodominio. Por ejemplo, dicha cualidad es necesaria para no dejar que la mente divague durante el programa (Proverbios 1:5). Se requiere autodominio para no ponernos a cuchichear con el que está a nuestro lado y molestar a los demás, en vez de dar toda nuestra atención al orador. Además, hace falta autodominio para ajustar nuestro horario a fin de llegar a tiempo a las reuniones, así como para prepararlas y comentar en ellas.

      13 Ejercer autodominio en asuntos pequeños nos ayudará a hacerlo en otros mayores (Lucas 16:10). Por consiguiente, conviene que nos disciplinemos para leer y estudiar la Palabra de Dios y las publicaciones bíblicas regularmente y meditar en lo aprendido. Es bueno también tomar el control de nosotros mismos en cuanto a empleos, amistades, actitudes y hábitos personales poco adecuados, o en cuanto a contenernos de participar en actividades que pudieran robarnos tiempo valioso para el servicio a Dios. Una excelente manera de protegernos contra todo lo que pudiera separarnos del paraíso espiritual del que goza el pueblo de Jehová es manteniéndonos ocupados en Su servicio.

      Lleguemos a la madurez ejerciendo autodominio

      14. a) ¿Cómo aprenden los niños a controlarse? b) ¿Qué beneficios reporta el que los niños aprendan estas lecciones desde pequeños?

      14 Un bebé recién nacido no tiene autodominio. Un folleto editado por especialistas en comportamiento infantil dice: “El control de uno mismo no surge automática ni súbitamente. Los pequeños necesitan que los padres los guíen y ayuden en este proceso de aprendizaje. [...] Si los niños cuentan con el apoyo de sus progenitores, irán adquiriendo control de sí mismos durante los años escolares”. Una investigación realizada con niños de cuatro años de edad reveló que los que habían aprendido a ejercer cierto grado de autodominio “por lo general llegaban a ser adolescentes mejor adaptados, más populares, emprendedores, seguros de sí mismos y responsables”. Quienes no habían iniciado este proceso de aprendizaje “eran más propensos a sentirse solos y frustrados, y eran más tercos. Se desmoronaban ante las presiones y eludían los retos”. Es obvio, pues, que para convertirse en un adulto bien adaptado, el niño debe aprender a controlarse.

      15. ¿Qué indica la falta de autodominio, pero qué objetivo nos marca la Biblia?

      15 Así mismo, para ser cristianos maduros debemos aprender a manifestar autodominio. La falta de autocontrol indica que todavía somos bebés en sentido espiritual. La Biblia nos exhorta a que estemos “plenamente desarrollados en facultades de entendimiento” (1 Corintios 14:20). Nuestro objetivo es “alcanzar la unidad en la fe y en el conocimiento exacto del Hijo de Dios, a un hombre hecho, a la medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo”. ¿Por qué? “A fin de que ya no seamos pequeñuelos, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error.” (Efesios 4:13, 14.) Es patente que aprender a dominarnos es esencial para nuestra espiritualidad.

      Cultivemos el autodominio

      16. ¿De qué manera ofrece Jehová su ayuda?

      16 Para cultivar el autodominio, necesitamos la ayuda que Dios nos ofrece. El espejo perfecto de la Palabra de Dios nos muestra los cambios que tenemos que hacer y nos da consejos sobre el modo de efectuarlos (Santiago 1:22-25). Además, contamos con una hermandad amorosa dispuesta a auxiliarnos en lo que haga falta. Los ancianos cristianos nos brindan ayuda personal con comprensión. Y Jehová nos da su espíritu santo con liberalidad si se lo pedimos en oración (Lucas 11:13; Romanos 8:26). Por lo tanto, utilicemos gustosamente estas provisiones. A este respecto, son útiles las recomendaciones que aparecen en la página 21.

      17. ¿Qué ánimo encontramos en Proverbios 24:16?

      17 Es muy reconfortante saber que Jehová valora nuestro empeño por agradarle. Esta idea debería motivarnos a seguir esforzándonos por tener más autodominio. Sin importar las veces que tropecemos, jamás debemos darnos por vencidos. “Puede que el justo caiga hasta siete veces, y ciertamente se levantará.” (Proverbios 24:16.) Cada victoria nos da razón para sentirnos contentos, y podemos tener la seguridad de que Jehová también se siente así. Un Testigo dice que, antes de dedicar su vida a Jehová, cada vez que lograba pasar una semana sin fumar, se recompensaba comprando algo útil con el dinero que su autodominio le había permitido ahorrar.

      18. a) ¿Qué abarca nuestra lucha por el autodominio? b) ¿Qué garantía proporciona Jehová?

      18 Recordemos, sobre todo, que el autodominio abarca los pensamientos y las emociones, idea que se desprende de las palabras de Jesús: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28; Santiago 1:14, 15). A la persona que aprende a dominar sus pensamientos y sentimientos le resulta más fácil controlar su cuerpo. Por lo tanto, intensifiquemos nuestra resolución de abstenernos, no solo de hacer lo que está mal, sino también de pensar en hacerlo. Si nos vienen malos pensamientos, despidámoslos de inmediato. Podremos huir de la tentación si oramos y fijamos nuestra vista en Jesús (1 Timoteo 6:11; 2 Timoteo 2:22; Hebreos 4:15, 16). Si ponemos todo nuestro empeño, se cumplirán en nosotros las palabras de Salmo 55:22: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”.

  • Para ganar el premio, ejerzamos autodominio
    La Atalaya 2003 | 15 de octubre
    • [Ilustración y recuadro de la página 21]

      Cómo fortalecer el autodominio

      • Cultivarlo hasta en las cosas insignificantes

      • Reflexionar en los beneficios presentes y futuros

      • Sustituir lo que Dios prohíbe por lo que él aprueba

      • Rechazar los pensamientos impropios inmediatamente

      • Llenar la mente con ideas espirituales positivas

      • Aceptar la ayuda de hermanos maduros

      • Eludir situaciones comprometedoras

      • Pedir a Dios que nos ayude cuando afrontamos tentaciones

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