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¿Importa nuestra forma de hablar?¡Despertad! 2011 | junio
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El punto de vista bíblico
¿Importa nuestra forma de hablar?
Momentos después de terminar una amable conversación con una señora de edad, el primer ministro se queja de que su equipo la haya dejado acercarse y la llama intolerante. Lo que no sabe es que el micrófono que lleva puesto sigue encendido. Las palabras con las que se refirió a la mujer dejan pasmado al país y manchan su reputación. Tan solo ocho días después, pierde la reelección.
NO EXISTE ser humano capaz de mantener la lengua bajo perfecto control (Santiago 3:2). Aun así, es necesario calcular bien lo que se va a decir, tal como lo demuestra la anécdota del inicio. La reputación y la carrera, al igual que el éxito o el fracaso en las relaciones personales, dependen a muy buen grado de la forma de hablar de uno.
¿Pero sabía usted que las palabras tienen un poder aún mayor? La Biblia explica que son como una ventana que permite a los demás ver nuestro interior y descubrir nuestro verdadero yo. Jesús indicó: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). En efecto: el habla refleja los sentimientos, pensamientos y emociones que nos definen. Por eso es vital examinar detenidamente nuestra manera de expresarnos.
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¿Importa nuestra forma de hablar?¡Despertad! 2011 | junio
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Piense dos veces antes de hablar. “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación.” (Proverbios 12:18.) Si descubre que sus palabras son como espadas que hieren los sentimientos ajenos, procure pensar antes de hablar. Siga el sabio consejo registrado en Proverbios 15:28: “El corazón del justo medita para responder, pero la boca de los inicuos hace salir burbujeando cosas malas”.
Póngase esta meta: durante los próximos treinta días, esfuércese por no expresar lo primero que le venga a la cabeza, sobre todo si se siente provocado. En vez de eso, reflexione en los pasajes bíblicos que recomienda este artículo y hágase el firme propósito de hablar con prudencia, apacibilidad y cariño (Proverbios 15:1-4, 23).
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