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  • “Que se haga la voluntad de Jehová”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
    • “Estoy listo [...] para morir” (Hechos 21:10-14)

      15, 16. ¿Qué profetizó Ágabo, y qué efecto tuvo en los presentes?

      15 Mientras Pablo se alojaba en casa de Felipe, llegó de visita alguien muy respetado: Ágabo. Los presentes sabían que era profeta y que había predicho la época de hambre que hubo en tiempos del emperador Claudio (Hech. 11:27, 28). Es posible que se preguntaran: “¿A qué vendrá? ¿Qué mensaje traerá?”. Entonces, mientras los demás miraban, le quitó a Pablo el cinturón que llevaba puesto. Se trataba de una larga banda de tela que se enrollaba en la cintura y servía para guardar monedas y otros artículos. Ágabo la usó para amarrarse los pies y las manos, y luego pronunció un mensaje impactante: “Esto es lo que dice el espíritu santo: ‘Así atarán los judíos al dueño de este cinturón en Jerusalén y lo entregarán en manos de gente de las naciones’” (Hech. 21:11).

      16 Aquella profecía confirmó que Pablo iría a Jerusalén. También indicó que los judíos de allí harían que terminara “en manos de gente de las naciones”. La predicción sacudió a todos los presentes. Lucas cuenta: “Al oír esto, nosotros y los demás que estaban allí nos pusimos a suplicarle que no subiera a Jerusalén. Entonces Pablo contestó: ‘¿Por qué están llorando y tratando de desanimarme? Pueden estar seguros de que no solo estoy listo para ser atado, sino también para morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús’” (Hech. 21:12, 13).

      17, 18. ¿Cómo les demostró Pablo a los hermanos que estaba decidido a hacer la voluntad de Dios, y qué hicieron ellos?

      17 Imagínese la escena. Todos, incluido Lucas, le rogaron a Pablo que no fuera a Jerusalén. Algunos hasta lloraron. Al ver cuánto lo querían y se preocupaban por él, Pablo les dijo con cariño: “¿Por qué están llorando y tratando de desanimarme?”, o “¿Por qué todo este llanto? ¡Me parten el corazón!” (Nueva Traducción Viviente). Pero, igual que cuando habló con los hermanos de Tiro, Pablo no iba a dejar que lo convencieran. Más bien, les explicó por qué tenía que ir. ¡Qué valiente era! Al igual que Jesús, Pablo había tomado la firme decisión de ir a Jerusalén (Heb. 12:2). No quería convertirse en un mártir; pero, si tuviera que morir por ser seguidor de Cristo, lo consideraría un honor.

      18 ¿Qué hicieron entonces los hermanos? El relato dice: “Como no pudimos convencerlo, dejamos de insistir y dijimos: ‘Que se haga la voluntad de Jehová’” (Hech. 21:14). Así que respetaron la decisión de Pablo y dejaron de pedirle que no fuera a Jerusalén. Entendieron que tenía que hacerse la voluntad de Jehová aunque les doliera. Pablo ya había tomado un camino que podía llevarlo a la muerte, y le sería más fácil recorrerlo si las personas que tanto lo querían no trataban de convencerlo de que cambiara de rumbo.

      19. ¿Qué valiosa lección nos enseña este relato?

      19 Este relato nos enseña una valiosa lección: nunca tratemos de convencer a otros de que no hagan sacrificios por servir a Dios. Y no nos referimos solo a situaciones de vida o muerte. Por ejemplo, a muchos padres les duele ver que sus hijos se van a otro lugar a servir a Jehová, pero están decididos a no desanimarlos. Pensemos en el caso de Phyllis, una hermana de Inglaterra. Ella reconoció que se le partió el corazón cuando su única hija se fue de misionera a África. Dijo: “Aunque estaba muy orgullosa de ella, saber que iba a estar tan lejos me ponía muy triste. Oré una y otra vez sobre el asunto. Pero esa fue su decisión, y nunca he intentado convencerla para que regrese. ¡Yo había sido la primera en enseñarle a poner el Reino en primer lugar! Ya lleva 30 años en el extranjero, y todos los días le doy gracias a Jehová porque se ha mantenido fiel”. ¡Qué bueno es apoyar a hermanos que hacen sacrificios por servir a Jehová!

      Imágenes de unos padres y un matrimonio de misioneros. 1. Los padres hablando con una sonrisa por teléfono. 2. El matrimonio, feliz, también hablando por teléfono en el país en el que sirven.

      Animemos a los hermanos que hacen sacrificios por servir a Jehová.

  • “Que se haga la voluntad de Jehová”
    Demos “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
    • 8. ¿Qué quiere decir Hechos 21:4?

      8 El grupo de hermanos se quedó siete días en Tiro. Pero, durante ese tiempo, los cristianos de allí hicieron algo inesperado. Lucas escribió: “Mediante el espíritu ellos le decían a Pablo una y otra vez que no pusiera un pie en Jerusalén” (Hech. 21:4). ¿Significaba esto que Jehová ya no quería que Pablo fuera a Jerusalén? No, no significaba eso. El espíritu ya le había indicado a Pablo que lo maltratarían en Jerusalén, pero nunca le dijo que no fuera. Entonces, ¿qué quiere decir el versículo? Por lo visto, mediante el espíritu santo los cristianos de Tiro comprendieron que Pablo iba a sufrir mucho. Y, como ellos se preocuparon, le rogaron que no fuera para allá. Es comprensible que quisieran protegerlo de lo que se le venía encima. Pero Pablo estaba decidido a hacer la voluntad de Jehová, y siguió con sus planes de ir a Jerusalén (Hech. 21:12).

      9, 10. a) ¿De qué se pudo haber acordado Pablo al ver lo preocupados que estaban los hermanos de Tiro? b) ¿Qué prefieren hacer la mayoría de las personas, pero qué dijo Jesús?

      9 Al ver lo preocupados que estaban los hermanos, Pablo tal vez recordó que los discípulos de Jesús reaccionaron de manera parecida cuando él les explicó que iría a Jerusalén y que allí sufriría mucho y lo matarían. Pedro se dejó llevar por las emociones y le dijo: “¡Señor, no seas tan duro contigo mismo! Eso jamás te va a pasar a ti”. Pero Jesús le contestó: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres un estorbo en mi camino, porque no estás pensando como piensa Dios, sino como piensa el hombre” (Mat. 16:21-23). Jesús estaba decidido a hacer lo que Jehová le había encargado, aunque eso le iba a costar la vida. Y Pablo se sentía igual. Sin duda, los cristianos de Tiro tenían buenas intenciones, igual que Pedro, pero no comprendían bien que de todos modos Jehová quería que Pablo fuera a Jerusalén.

      Un hermano mirando su reloj con impaciencia mientras está predicando. Su compañero lo mira de reojo.

      Para seguir a Jesús, debemos estar dispuestos a hacer sacrificios.

      10 Hoy, la mayoría de las personas prefieren seguir la ley del mínimo esfuerzo, y por eso buscan una religión cómoda y poco exigente. Pero Jesús dejó claro que sus discípulos debían tener una mentalidad muy diferente. Dijo: “Si alguien quiere ser mi seguidor, que renuncie a sí mismo, que tome su madero de tormento y me siga constantemente” (Mat. 16:24). Seguir los pasos de Jesús es lo mejor y lo correcto, pero no es lo más fácil.

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