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La palabra de Dios permanece para siempreLa Atalaya 1997 | 1 de octubre
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2) Quien tradujo por primera vez el libro de Daniel para la Septuaginta griega se tomó ciertas libertades. Insertó declaraciones que, en su opinión, explicarían o mejorarían lo que decía el texto hebreo. Omitió detalles que, según él, el lector no podría aceptar. Cuando tradujo la profecía sobre el tiempo de la venida del Mesías, que se halla en Daniel 9:24-27, falsificó el tiempo indicado, y añadió, alteró y transpuso palabras, posiblemente para que la profecía pareciera respaldar la lucha de los macabeos.
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La palabra de Dios permanece para siempreLa Atalaya 1997 | 1 de octubre
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La distorsión de la fraseología en la Septuaginta no impidió que el Mesías viniera cuando se había predicho por medio del profeta Daniel. Además, aunque en el siglo primero se usaba la Septuaginta, los judíos estaban acostumbrados a oír las Escrituras leídas en hebreo en sus sinagogas. Como consecuencia, ‘el pueblo estaba en expectación’ cuando se acercó el tiempo del cumplimiento de la profecía. (Lucas 3:15.)
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