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  • La justicia no por tradiciones orales
    La Atalaya 1990 | 1 de octubre
    • La justicia no por tradiciones orales

      “Si su justicia no abunda más que la de los escribas y fariseos, de ningún modo entrarán en el reino de los cielos.” (MATEO 5:20.)

      1, 2. ¿Qué sucedió justamente antes de que Jesús pronunciara su Sermón del Monte?

      JESÚS había pasado la noche en una montaña. Sobre él se habían extendido cielos estrellados. Entre los arbustos habían corrido pequeños animales nocturnos. Al este, las aguas del mar de Galilea habían chapoteado suavemente contra la orilla. Pero Jesús no pudo haber estado muy al tanto de la belleza pacífica y tranquilizadora de los alrededores. Había pasado la noche orando a su Padre celestial, Jehová. Necesitaba la guía de su Padre. Le esperaba un día trascendental.

      2 Al este el cielo empezó a iluminarse. Las aves empezaron a revolotear y a gorjear suavemente. Las flores silvestres se mecían ligeramente en la brisa. Cuando aparecieron los primeros rayos del Sol sobre el horizonte, Jesús llamó a sus discípulos y escogió a 12 de entre ellos para que fueran sus apóstoles. Entonces empezó a bajar con todos ellos por la falda de la montaña. Ya se podía ver a las muchedumbres que venían de Galilea, Tiro y Sidón, Judea y Jerusalén. Venían para ser sanadas de sus enfermedades. De Jesús salía poder procedente de Jehová a medida que muchos lo tocaban y se sanaban. También habían venido a oír sus palabras, que eran como un bálsamo sanador para sus almas agitadas. (Mateo 4:25; Lucas 6:12-19.)

      3. ¿Por qué estaban los discípulos y las muchedumbres a la espera de lo que Jesús diría?

      3 Los rabinos acostumbraban sentarse en sus sesiones de enseñanza más formales, y en aquella mañana primaveral de 31 E.C. eso fue lo que hizo Jesús, aparentemente en un lugar llano más arriba en la ladera. Cuando sus discípulos y las muchedumbres vieron aquello, se dieron cuenta de que iba a suceder algo especial, y por eso se reunieron alrededor de él con expectación. Cuando él empezó a hablar ellos estaban a la espera de sus dichos; cuando terminó más tarde, quedaron atónitos por lo que habían oído. Veamos por qué. (Mateo 7:28.)

      Dos clases de justicia

      4. a) ¿Qué dos clases de justicia se consideraron? b) ¿Qué propósito tenían las tradiciones orales? ¿Se cumplió este?

      4 En su Sermón del Monte, registrado en Mateo 5:1–7:29 y Lucas 6:17-49, Jesús hizo un agudo contraste entre dos clases: la de los escribas y fariseos, y la de la gente común a quienes aquellos oprimían. Habló de dos clases de justicia: la justicia hipócrita de los fariseos y la verdadera justicia de Dios. (Mateo 5:6, 20.) Los fariseos se creían justos debido a sus tradiciones orales. Estas habían surgido en el siglo II a.E.C. como “una barrera alrededor de la Ley” para protegerla de la intrusión del helenismo (la cultura griega). Se las había llegado a considerar parte de la Ley. De hecho, para los escribas las tradiciones orales eran hasta superiores a la Ley escrita. La Misná dice: “Las palabras de los escribas [sus tradiciones orales] se han de observar con mayor rigor que las palabras de la Ley escrita”. Por eso, en vez de poner “una barrera alrededor de la Ley” para protegerla, sus tradiciones la debilitaron y la anularon, tal como dijo Jesús: “Diestramente ponen ustedes a un lado el mandamiento de Dios para retener su tradición”. (Marcos 7:5-9; Mateo 15:1-9.)

      5. a) ¿En qué condición se hallaba la gente común que fue a oír a Jesús, y cómo la consideraban los escribas y fariseos? b) ¿Qué hacía que las tradiciones orales fueran una carga tan pesada sobre los hombros de los trabajadores comunes?

      5 La gente común que venía en tropel a escuchar a Jesús estaba compuesta de personas pobres en sentido espiritual, pues habían sido “desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor”. (Mateo 9:36.) Con altanería y arrogancia los escribas y fariseos se burlaban de ellas y las llamaban ʽam-ha·ʼá·rets (gente de la tierra) y las despreciaban como si fueran pecadores ignorantes y malditos que no merecieran una resurrección porque no observaban las tradiciones orales. En los días de Jesús aquellas tradiciones habían llegado a ser tantas y se habían convertido en tan opresivo embrollo legalista de pararse en pequeñeces —tan cargado de ritos ceremoniales que consumían mucho tiempo— que era imposible que el trabajador común pudiera observarlas. Con razón Jesús denunció aquellas tradiciones como ‘cargas pesadas sobre los hombros de los hombres’. (Mateo 23:4; Juan 7:45-49.)

      6. ¿Por qué fueron asombrosas las declaraciones de apertura de Jesús, y qué cambio indicaron con relación a sus discípulos y a los escribas y fariseos?

      6 Por eso, cuando Jesús se sentó en la ladera los que se acercaron para escucharle fueron sus discípulos y las muchedumbres que tenían hambre espiritual. Para ellos las declaraciones de apertura de Jesús tienen que haber sido asombrosas. ‘Felices los pobres, felices los que tienen hambre, felices los que lloran, felices los que son odiados.’ Pero ¿quién puede ser feliz cuando es pobre, tiene hambre, llora y es objeto de odio? ¡Y hubo una declaración de ayes para los ricos, los que estaban bien alimentados, los que se reían y los que eran objeto de admiración! (Lucas 6:20-26.) Con unas cuantas palabras Jesús invirtió todas las evaluaciones acostumbradas y las normas humanas aceptas. Fue una inversión radical de posiciones, que concordaba con las palabras posteriores de Jesús: “Todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado”. (Lucas 18:9-14.)

      7. ¿Qué efecto deben haber producido las palabras de apertura de Jesús en la muchedumbre, que tenía hambre espiritual, mientras lo escuchaban?

      7 En contraste con los escribas y fariseos que se sentían satisfechos de sí mismos, los que vinieron a Jesús aquella mañana particular estaban al tanto de su triste condición espiritual. Las palabras de apertura de él tienen que haberlos llenado de esperanza: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos”. ¡Y cuán animados debieron haberse sentido cuando él añadió: “Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados”! (Mateo 5:3, 6; Juan 6:35; Revelación 7:16, 17.) Sí, se les llenaría de justicia, pero no de la clase farisaica.

      No basta con ser “justos delante de los hombres”

      8. ¿Por qué se preguntarían algunos cómo podría abundar más su justicia que la de los escribas y fariseos, y, sin embargo, por qué tenía que ser así?

      8 “Si su justicia no abunda más que la de los escribas y fariseos —dijo Jesús—, de ningún modo entrarán en el reino de los cielos.” (Mateo 5:17-20; véase Marcos 2:23-28; 3:1-6; 7:1-13.) Algunos deben haberse preguntado: ‘¿Más justos que los fariseos? Ellos ayunan y oran, dan el diezmo y limosnas y pasan la vida estudiando la Ley. ¿Cómo puede nuestra justicia superar alguna vez la de ellos?’. Pero tenía que abundar más. Puede que los hombres tuvieran en alta estima a los fariseos, pero no Dios. En otra ocasión Jesús dijo a aquellos fariseos: “Ustedes son aquellos que se declaran a sí mismos justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que entre los hombres es encumbrado, cosa repugnante es a la vista de Dios”. (Lucas 16:15.)

      9-11. a) Mencione una de las maneras como los escribas y fariseos creían que alcanzarían una condición de justos ante Dios. b) ¿Cuál era la segunda manera como esperaban alcanzar la justicia? c) ¿Cuál era la tercera manera con que ellos contaban para esto, y qué dijo el apóstol Pablo que mostraba que esto no tendría éxito?

      9 Los rabinos habían inventado sus propias reglas para alcanzar la justicia. Una de ellas era el mérito que se tenía por ser descendiente de Abrahán: “Los discípulos de Abrahán nuestro padre disfrutan de este mundo y heredan el mundo que ha de venir” (Misná). Probablemente para contrarrestar aquella tradición Juan el Bautizante advirtió a los fariseos que se acercaron a él: “Produzcan fruto propio del arrepentimiento; y no se atrevan a decir dentro de sí: ‘Por padre tenemos a Abrahán [como si con eso bastara]’”. (Mateo 3:7-9; véase también Juan 8:33, 39.)

      10 Una segunda manera de alcanzar la justicia, decían ellos, era por dar limosnas. Dos libros apócrifos escritos por judíos devotos durante el siglo II a.E.C. reflejan el punto de vista tradicional. Una declaración aparece en Tobías: “La limosna libra de la muerte y expía el pecado” (12:9, Nueva Biblia Española). El libro de Ben Sirá (Eclesiástico) concuerda con esa declaración: “El agua apaga el fuego ardiente y la limosna expía el pecado” (3:30, NBE).

      11 La tercera manera como ellos buscaban la justicia era por obras de la Ley. Sus tradiciones orales enseñaban que si la mayoría de los hechos de un hombre eran buenos, se salvaría. El juicio “se dicta según los excesos de las obras buenas o de las obras malas” (Misná). Para obtener un juicio favorable, ellos se preocupaban por “alcanzar méritos que sobrepasaran a sus pecados”. Si las obras buenas de un hombre eran más que sus obras malas, se salvaría... ¡como si Dios juzgara mediante llevar cuenta de sus actividades tan poco significativas! (Mateo 23:23, 24.) El apóstol Pablo presentó el punto de vista correcto cuando escribió: “Por obras de ley ninguna carne será declarada justa ante [Dios]”. (Romanos 3:20.) ¡Ciertamente la justicia cristiana tiene que abundar más que la de los escribas y fariseos!

      “Oyeron que se dijo”

      12. a) ¿Qué cambio en su manera usual de referirse a las Escrituras Hebreas hizo Jesús en su Sermón del Monte, y por qué? b) ¿Qué aprendemos del sexto uso de la expresión “se dijo”?

      12 Anteriormente, cuando Jesús citó de la Escrituras Hebreas dijo: “Está escrito”. (Mateo 4:4, 7, 10.) Pero en seis ocasiones durante el Sermón del Monte introdujo declaraciones que aparentemente procedían de las Escrituras Hebreas mediante las palabras: “Se dijo”. (Mateo 5:21, 27, 31, 33, 38, 43.) ¿Por qué? Porque se estaba refiriendo a las Escrituras según interpretadas a la luz de las tradiciones farisaicas que contradecían los mandamientos de Dios. (Deuteronomio 4:2; Mateo 15:3.) Esto es patente por la sexta y última referencia que hizo Jesús en esta serie de declaraciones: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’”. Pero ninguna de las leyes de Moisés decía: ‘Odia a tu enemigo’. Los escribas y fariseos lo decían. Así interpretaban ellos la Ley de amar a su prójimo... a su prójimo judío, y a nadie más.

      13. ¿Cómo advierte Jesús aun contra el comienzo de la conducta que pudiera llevar al asesinato?

      13 Considere ahora la primera de esta serie de seis declaraciones. Jesús dijo: “Oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia’. Sin embargo, yo les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia”. (Mateo 5:21, 22.) El abrigar ira en el corazón puede conducir a habla injuriosa, y luego a juicios condenatorios, y finalmente al mismísimo acto de asesinato. La ira prolongada que se alimenta en el corazón puede ser mortífera: “Todo el que odia a su hermano es homicida”. (1 Juan 3:15.)

      14. ¿Cómo nos aconseja Jesús que ni siquiera emprendamos un derrotero que pueda conducir al adulterio?

      14 Después Jesús dijo: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio’. Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. (Mateo 5:27, 28.) ¿Dice usted que no va a cometer adulterio? Entonces ni siquiera empiece por pensar en ello. Salvaguarde el corazón, porque de allí salen estas cosas. (Proverbios 4:23; Mateo 15:18, 19.) Santiago 1:14, 15 advierte: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte”. La gente a veces dice: ‘No empieces lo que no puedas terminar’. Pero en este caso nosotros debemos decir: ‘No empieces lo que no puedas detener’. Algunos que se han mantenido fieles aun bajo la amenaza de muerte ante un pelotón de fusilamiento después han sucumbido a la tentación insidiosa de la inmoralidad sexual.

      15. ¿Cómo difería completamente el punto de vista de Jesús respecto al divorcio de lo que se relataba en las tradiciones orales de los judíos?

      15 Ahora llegamos a la tercera declaración de Jesús. Dijo: “Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, déle un certificado de divorcio’. Sin embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada [es decir, una divorciada por razones que no sean la inmoralidad sexual] comete adulterio”. (Mateo 5:31, 32.) Algunos judíos trataban traidoramente con su esposa y se divorciaban de ella por razones de muy poco peso. (Malaquías 2:13-16; Mateo 19:3-9.) Las tradiciones orales permitían que un hombre se divorciara de su esposa “hasta si ella le arruinaba una comida” o “si él hallaba a otra mujer más hermosa que ella” (Misná).

      16. ¿Qué práctica judía hacía que los juramentos perdieran significado, y qué postura tomó Jesús al respecto?

      16 Por el mismo estilo de lo anterior, Jesús pasó a decir: “También oyeron ustedes que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes jurar y no cumplir’ [...] Sin embargo, yo les digo: No juren de ninguna manera”. En aquellos días los judíos abusaban de los juramentos y juraban por muchas cosas insignificantes, y no cumplían. Pero Jesús dijo: “No juren de ninguna manera [...] Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No”. Su regla era sencilla: Sea veraz en todo tiempo sin tener que garantizar su palabra con un juramento. Guarde los juramentos para asuntos importantes. (Mateo 5:33-37; compárese con Mt 23:16-22.)

      17. ¿Qué proceder mejor que “ojo por ojo y diente por diente” enseñó Jesús?

      17 Jesús pasó a decir: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Sin embargo, yo les digo: No resistan al que es inicuo; antes bien, al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”. (Mateo 5:38-42.) Jesús no se refiere a un golpe que se da con la intención de herir, sino a una bofetada insultante con el dorso de la mano. No se rebaje a sí mismo mediante intercambiar insultos. Rehúse devolver mal por mal. Más bien, devuelva bien y así ‘siga venciendo el mal con el bien’. (Romanos 12:17-21.)

      18. a) ¿Cómo alteraron los judíos la ley sobre el amar a su prójimo, pero cómo contrarrestó Jesús aquella idea? b) ¿Qué le contestó Jesús a cierto abogado que quería limitar la aplicación de “prójimo”?

      18 En el sexto ejemplo, el final, Jesús mostró claramente que la tradición rabínica debilitaba la Ley de Moisés: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’. Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen”. (Mateo 5:43, 44.) La Ley escrita de Moisés no ponía límites al amor: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. (Levítico 19:18.) Eran los fariseos quienes resistían aquel mandamiento, y para evadirlo limitaban el término “prójimo” a los que seguían las tradiciones. Por eso cuando Jesús más tarde le recordó a cierto abogado el mandamiento de ‘amar a su prójimo como a sí mismo’, el hombre le hizo la pregunta evasiva: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”. Jesús contestó con la ilustración del buen samaritano... hágase prójimo de la persona que lo necesite. (Lucas 10:25-37.)

      19. ¿Qué manera de actuar de Jehová para con los inicuos recomendó Jesús que siguiéramos?

      19 Jesús siguió con su sermón y proclamó que ‘Dios mostraba amor a los inicuos. Hacía que el sol brillara y la lluvia cayera sobre ellos. No hay nada extraordinario en amar a los que nos aman. Los inicuos hacen eso. No hay razón para recibir un galardón por eso. Demuestren ser hijos de Dios. Imítenlo. Háganse prójimo de todos y amen a su prójimo. Y así sean “perfectos, como su Padre celestial es perfecto”’. (Mateo 5:45-48.) ¡Qué excitante pauta se nos pide que sigamos! Al compararse con la justicia de los escribas y fariseos, ¡cuán mezquina muestra que esa última es!

      20. En vez de invalidar la Ley de Moisés, ¿cómo ensanchó y profundizó Jesús su eficacia y la puso en un nivel aun más alto?

      20 Por eso cuando Jesús se refirió a partes de la Ley y añadió: “Sin embargo, yo les digo”, no estaba invalidando la Ley de Moisés ni sustituyéndola con otra cosa. No, sino que estaba profundizando y ensanchando la fuerza de ella al mostrar el espíritu tras ella. Una ley superior de hermandad juzga como asesinato el guardar rencor. Una ley superior de pureza condena como adulterio el pensar lascivo. Una ley superior sobre el matrimonio rechaza el divorciarse por razones de poco peso como un derrotero que lleva a otras nupcias que son adulterinas. Una ley superior de la verdad muestra que los juramentos reiterativos son innecesarios. Una ley superior de apacibilidad rechaza la venganza. Una ley superior de amor exige un amor piadoso sin límites.

      21. ¿Qué revelaron las amonestaciones de Jesús tocante al fariseísmo rabínico, y qué más aprenderían las muchedumbres?

      21 ¡Qué profundo impacto deben haber tenido aquellas amonestaciones sin precedente en las personas que las escuchaban por primera vez! ¡Mostraron que el fariseísmo hipócrita que era resultado de la esclavitud a las tradiciones rabínicas era completamente inútil! Pero a medida que Jesús siguiera pronunciando su Sermón del Monte, las muchedumbres que tenían hambre y sed de la justicia de Dios aprenderían específicamente cómo alcanzarla, como lo muestra el artículo siguiente.

  • Siga buscando el Reino y la justicia de Dios
    La Atalaya 1990 | 1 de octubre
    • Siga buscando el Reino y la justicia de Dios

      “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (MATEO 6:33.)

      1, 2. ¿En qué convertían los escribas y fariseos actos que en sí eran buenos, y qué advertencia dio Jesús a sus seguidores?

      LOS escribas y fariseos buscaban la justicia a su propia manera, que no era la manera de Dios. Además, cuando ejecutaban actos que en sí eran buenos, los convertían en actuaciones hipócritas para que los vieran los hombres. No servían a Dios, sino que satisfacían su propia vanidad. Jesús advirtió a sus discípulos que no fingieran así: “Cuídense mucho para que no practiquen su justicia delante de los hombres a fin de ser observados por ellos; de otra manera no tendrán galardón ante su Padre que está en los cielos”. (Mateo 6:1.)

      2 Jehová aprecia a los que hacen dádivas a los pobres... pero no a los que dan como lo hicieron los fariseos. Jesús advirtió a sus discípulos que no imitaran el ejemplo de ellos: “Por eso, cuando andes haciendo dádivas de misericordia, no toques trompeta delante de ti, así como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los glorifiquen. Les digo en verdad: Ellos ya disfrutan de su galardón completo”. (Mateo 6:2.)

      3. a) ¿En qué sentido recibían los escribas y fariseos su galardón completo por sus dádivas? b) ¿Cómo era diferente la postura de Jesús respecto al dar?

      3 La palabra griega para ‘disfrutan por completo’ (a·pé·kjo) era un término que solía aparecer en recibos de negocio. Su uso en el Sermón del Monte indica que “han recibido su recompensa”, es decir, “han firmado el recibo de su recompensa: su derecho a recibir su recompensa está cubierto, tan precisamente como si ya hubieran firmado un recibo de la misma” (Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, por W. E. Vine, traducción de S. Escuain). Los regalos a los pobres se prometían públicamente en las calles. Los nombres de los donantes se anunciaban en las sinagogas. Los que daban grandes sumas recibían la honra especial de tener asientos al lado de los rabinos durante los servicios de adoración. Estos daban para ser vistos por los hombres; los hombres los veían y los glorificaban; por eso, podían sellar “pagado completamente” el recibo por la recompensa o galardón que les venía por su dádiva. ¡Qué diferente era la postura de Jesús a este respecto!: Da “en secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará”. (Mateo 6:3, 4; Proverbios 19:17.)

      Oraciones que agradan a Dios

      4. ¿Por qué dieron motivo las oraciones de los fariseos para que Jesús los llamara hipócritas?

      4 Jehová aprecia las oraciones que se dirigen a él... pero no como oraban los fariseos. Jesús dijo a sus seguidores: “Cuando oren, no deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardón completo”. (Mateo 6:5.) Los fariseos recitaban muchas oraciones diariamente a horas fijas, sin importar dónde estuvieran. Teóricamente, deberían haberlas hecho en privado. Sin embargo, se las arreglaban a propósito para hallarse “en las esquinas de los caminos anchos” a la hora de orar, para que los viera la gente que pasaba por allí en cuatro direcciones.

      5. a) ¿Qué otras prácticas hacían que Dios no oyera las oraciones de los fariseos? b) ¿Qué cosas puso Jesús en primer lugar en su oración modelo? ¿Concuerda con eso la gente hoy?

      5 ‘Por pretexto hacían largas oraciones’ en despliegue de su falsa santidad. (Lucas 20:47.) Una tradición oral decía: “Los hombres piadosos de la antigüedad solían esperar una hora antes de decir la tefillah [oración]” (Misná). ¡Para entonces todos de seguro verían su piedad y quedarían maravillados! Tales oraciones no ascendían más allá de la propia cabeza del que las ofrecía. Jesús dijo a sus oyentes que oraran en privado, sin hacer repeticiones vanas, y les dio un ejemplo sencillo de oración. (Mateo 6:6-8; Juan 14:6, 14; 1 Pedro 3:12.) La oración modelo de Jesús puso las cosas más importantes en primer lugar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad”. (Mateo 6:9-13.) Hoy, pocas personas conocen el nombre de Dios, y mucho menos quieren santificarlo. De esa manera lo hacen un dios sin nombre. ¿Que venga el Reino de Dios? Muchas personas creen que ya está aquí, dentro de ellas. Puede que oren para que se efectúe la voluntad de Dios, pero la mayoría hace su propia voluntad. (Proverbios 14:12.)

      6. ¿Por qué condenó Jesús como algo sin significado los ayunos de los judíos?

      6 Un ayuno es aceptable a Jehová... pero no como lo efectuaban los fariseos. Como hizo con relación a las limosnas y el orar de los escribas y los fariseos, Jesús rechazó el ayunar de ellos como algo sin significado, pues dijo: “Cuando ayunen, dejen de ponerse de rostro triste como los hipócritas, porque ellos desfiguran su rostro para que a los hombres les parezca que ayunan. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardón completo”. (Mateo 6:16.) Sus tradiciones orales indicaban que los fariseos no debían ni lavarse ni ungirse mientras ayunaban, sino untarse la cabeza con cenizas. Cuando no estaban ayunando, los judíos se lavaban y se untaban aceite en el cuerpo regularmente.

      7. a) ¿Cómo habían de comportarse los seguidores de Jesús cuando ayunaran? b) En cuanto a ayunar, ¿qué quería Jehová en los días de Isaías?

      7 Respecto a ayunar, Jesús dijo a sus seguidores: “Úntate la cabeza con aceite y lávate el rostro, para que no les parezca a los hombres que ayunas, sino a tu Padre”. (Mateo 6:17, 18.) Los judíos reincidentes de los días de Isaías se deleitaban en su ayunar, afligirse el alma, inclinar la cabeza y sentarse en saco y cenizas. Pero Jehová quería que libraran a los oprimidos, alimentaran a los hambrientos, alojaran a los que no tenían hogar y vistieran a los desnudos. (Isaías 58:3-7.)

      Acumulemos tesoros celestiales

      8. ¿Qué hizo que los escribas y fariseos perdieran de vista cómo ganar la aprobación de Dios, y qué principio, expresado por Pablo después, pasaron por alto?

      8 Mientras buscaban la justicia, los escribas y fariseos perdieron de vista cómo ganar la aprobación de Dios, y se concentraron en la admiración de hombres. Estaban tan absortos en las tradiciones de hombres que desecharon la Palabra escrita de Dios. Fijaron el corazón en ocupar un puesto terrestre más bien que en tesoro celestial. Pasaron por alto una verdad sencilla que escribió años después un fariseo que se hizo cristiano: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres, porque ustedes saben que es de Jehová de quien recibirán el debido galardón de la herencia”. (Colosenses 3:23, 24.)

      9. ¿Qué peligros pueden ser una amenaza para los tesoros terrestres, pero qué mantendrá seguro el tesoro verdadero?

      9 Jehová está interesado en cuán devoto le es usted, no en su cuenta bancaria. Él sabe que su corazón está donde esté su tesoro. ¿Pueden el moho y la polilla consumir su tesoro? ¿Pueden los ladrones abrir una brecha en muros de barro y robárselo? O en estos tiempos modernos de inestabilidad económica, ¿puede la inflación disminuir su valor adquisitivo, o pueden las quiebras de la bolsa de valores hacer que desaparezca? ¿Le robará alguien su tesoro debido al aumento en la delincuencia? No si lo acumula en el cielo. No si su ojo —una lámpara que ilumina todo su cuerpo— es sencillo y está enfocado en el Reino y la justicia de Dios. Las riquezas tienden a desaparecer. “No te afanes por obtener riquezas. Cesa de tu propio entendimiento. ¿Has hecho que tus ojos les echen un vistazo, cuando no son nada? Porque sin falta se hacen para sí alas como las de un águila y vuelan hacia los cielos.” (Proverbios 23:4, 5.) Por eso, ¿para qué desvelarse por obtener riquezas? “La abundancia que pertenece al rico no le permite dormir.” (Eclesiastés 5:12.) Recuerde la advertencia de Jesús: “No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas”. (Mateo 6:19-24.)

      Fe que disipa la inquietud

      10. ¿Por qué es importante que pongamos fe en Dios más bien que en posesiones materiales, y qué consejo dio Jesús?

      10 Jehová quiere que usted ponga fe en él, no en posesiones materiales. “Sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.” (Hebreos 11:6.) Jesús dijo: “Hasta cuando uno tiene en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee”. (Lucas 12:15.) El tener muchísimo dinero en el banco no hará que los pulmones enfermos sigan funcionando ni que un corazón cansado siga latiendo. “Por esto les digo —sigue diciendo Jesús en su Sermón del Monte—: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento, y el cuerpo que la ropa?” (Mateo 6:25.)

      11. ¿Qué fuente había para las muchas ilustraciones de Jesús, y cómo se muestra eso en el Sermón del Monte?

      11 Jesús era un maestro en las ilustraciones verbales. Pensaba en ellas en todo lo que veía. Vio a una mujer que ponía una lámpara encendida sobre el candelero, y convirtió eso en una ilustración. Vio a un pastor que separaba las ovejas de las cabras, e hizo de aquello una ilustración. Vio a niños que jugaban en la plaza del mercado, y pensó en otra ilustración. Hizo lo mismo en el Sermón del Monte. Mientras hablaba de la inquietud por las necesidades físicas, vio ilustraciones en las aves que volaban de un lugar a otro y en los lirios que cubrían las laderas. ¿Siembran y siegan las aves? No. ¿Hilan y tejen los lirios? No. Dios los hizo; él los cuida. Usted, sin embargo, vale más que las aves y los lirios. (Mateo 6:26, 28-30.) Él dio a su Hijo por usted, no por ellos. (Juan 3:16.)

      12. a) ¿Significaron las ilustraciones sobre las aves y las flores que los discípulos de Jesús no tendrían que trabajar? b) ¿Qué señalaba Jesús respecto al trabajo y la fe?

      12 Aquí Jesús no decía a sus seguidores que no tenían que trabajar para alimentarse y vestirse. (Véanse Eclesiastés 2:24; Efesios 4:28; 2 Tesalonicenses 3:10-12.) En aquella mañana primaveral, las aves estaban ocupadas escarbando por alimento, buscando su pareja, construyendo nidos, protegiendo los huevos, alimentando su cría. Trabajaban, pero sin preocuparse. Las flores también estaban ocupadas echando sus raíces en el terreno en busca de agua y minerales, y desplegando sus hojas en busca de la luz del Sol. Tenían que madurar, florecer y echar sus semillas antes de morir. Trabajaban, pero sin preocuparse. Dios provee para las aves y los lirios. “¿No los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe?” (Mateo 6:30.)

      13. a) ¿Por qué fue apropiado que Jesús usara una medida de codo cuando habló respecto a extender la duración de la vida? b) ¿Cómo puede uno prolongar la vida por incontables millones de kilómetros, por decirlo así?

      13 Por eso, tenga fe. No se inquiete. La inquietud no cambiará nada. “¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse —preguntó Jesús—, puede añadir un codo a la duración de su vida?” (Mateo 6:27.) Pero ¿por qué relaciona Jesús una medida física de distancia —un codo— con una medida de tiempo en la duración de la vida? Quizás porque la Biblia con frecuencia asemeja la duración de la vida humana a un viaje, al usar expresiones como “el camino de los pecadores”, “la senda de los justos”, un ‘camino ancho que conduce a la destrucción’ y un ‘camino estrecho que conduce a la vida’. (Salmo 1:1; Proverbios 4:18; Mateo 7:13, 14.) El inquietarnos por las necesidades diarias no puede alargar nuestra vida ni siquiera una fracción, o, digamos, “un codo”. Pero hay una manera de prolongar la vida por incontables millones de kilómetros, por decirlo así. No por estar inquietos y decir: “¿Qué hemos de comer?” ni “¿Qué hemos de beber?” ni “¿Qué hemos de ponernos?”, sino por tener fe y hacer lo que Jesús nos manda: “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas”. (Mateo 6:31-33.)

      Alcancemos el Reino y la justicia de Dios

      14. a) ¿Qué tema tiene el Sermón del Monte? b) ¿De qué manera incorrecta buscaban el Reino y la justicia los escribas y fariseos?

      14 En la oración de apertura de su Sermón del Monte, Jesús dijo que el Reino de los cielos pertenece a los que tienen conciencia de su necesidad espiritual. En la cuarta oración dijo que los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados. Aquí Jesús coloca tanto el Reino como la justicia de Jehová en primer lugar. Estos son el tema del Sermón del Monte. Son la respuesta a las necesidades de toda la humanidad. Pero ¿cómo podemos alcanzar el Reino de Dios y la justicia de Dios? ¿Cómo seguimos buscándolos? No como lo hacían los escribas y fariseos. Ellos buscaban el Reino y la justicia mediante la Ley de Moisés, la cual, según ellos, incluía las tradiciones orales, pues creían que Dios había dado a Moisés tanto la Ley escrita como las tradiciones orales en el monte Sinaí.

      15. a) Según los judíos, ¿cuándo empezaron las tradiciones orales, y cómo las elevaron por encima de la Ley escrita de Moisés? b) ¿Cuándo, realmente, empezaron aquellas tradiciones, y cómo afectaron la Ley de Moisés?

      15 Su tradición respecto a esto decía: “De Sinaí Moisés recibió la Ley [nota al pie de la página: “La ‘Ley Oral’”], y la encomendó a Josué, y Josué a los ancianos, y los ancianos a los Profetas; y los Profetas la encomendaron a los hombres de la Gran Sinagoga”. Con el tiempo la ley oral de ellos fue ensalzada hasta por encima de la Ley escrita: “[Si] la persona viola las palabras de la Ley [escrita], no es culpable”, pero si “añade a las palabras [de las tradiciones orales] de los escribas, sí es culpable” (Misná). Sus tradiciones orales no se originaron en Sinaí. De hecho, comenzaron a acumularse rápidamente unos dos siglos antes de Cristo. Estas tradiciones añadieron y quitaron pensamientos a la Ley escrita de Moisés, y así la invalidaron. (Compárese con Deuteronomio 4:2; 12:32.)

      16. ¿Cómo puede alcanzar la humanidad la justicia de Dios?

      16 La justicia de Dios no viene mediante la Ley, sino aparte de esta: “Por obras de ley ninguna carne será declarada justa ante él, porque por ley es el conocimiento exacto del pecado. Mas ahora, aparte de ley, la justicia de Dios ha sido puesta de manifiesto, según dan testimonio de ella la Ley y los Profetas; sí, la justicia de Dios mediante la fe en Jesucristo”. (Romanos 3:20-22.) Así que la justicia de Dios viene mediante la fe en Cristo Jesús... ‘la Ley y los Profetas dieron abundante testimonio de esto’. Las profecías mesiánicas se cumplieron en Jesús. Él también cumplió la Ley; esta fue removida por ser clavada al madero de tormento de él. (Lucas 24:25-27, 44-46; Colosenses 2:13, 14; Hebreos 10:1.)

      17. Según el apóstol Pablo, ¿en qué sentido no conocieron la justicia de Dios los judíos?

      17 Por lo tanto, el apóstol Pablo escribió lo siguiente sobre el fracaso de los judíos en su búsqueda de la justicia: “Porque les doy testimonio de que tienen celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto; pues, a causa de no conocer la justicia de Dios, pero de procurar establecer la suya propia, no se sujetaron a la justicia de Dios. Porque Cristo es el fin de la Ley, para que todo el que ejerza fe tenga justicia”. (Romanos 10:2-4.) Pablo también escribió lo siguiente acerca de Cristo Jesús: “Al que no conoció pecado, él lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios por medio de él”. (2 Corintios 5:21.)

      18. ¿Cómo consideraban a “Cristo fijado en el madero” los judíos tradicionalistas, los filósofos griegos y “los que son los llamados”?

      18 Para los judíos un Mesías que moría era débil y un nadie. Tal Mesías era necedad para los filósofos griegos, que se burlaban de aquella idea. Sin embargo, es como Pablo proclamó: “Tanto los judíos piden señales como los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo fijado en el madero; para los judíos causa de tropiezo, pero para las naciones necedad; no obstante, para los que son los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Porque una cosa necia de Dios es más sabia que los hombres, y una cosa débil de Dios es más fuerte que los hombres”. (1 Corintios 1:22-25.) Cristo Jesús es una manifestación del poder y la sabiduría de Dios y es el medio que Dios utiliza para traer justicia y vida eterna a la humanidad obediente. “No hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos.” (Hechos 4:12.)

      19. ¿Qué mostrará el artículo siguiente?

      19 El artículo siguiente mostrará que para escapar de la destrucción y conseguir la vida eterna tenemos que seguir buscando el Reino y la justicia de Dios. Tenemos que hacer eso no solo mediante escuchar los dichos de Jesús, sino por hacerlos.

  • Sean hacedores de la Palabra, no solo oidores
    La Atalaya 1990 | 1 de octubre
    • Sean hacedores de la Palabra, no solo oidores

      “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (MATEO 7:21.)

      1. ¿Qué deben seguir haciendo los seguidores de Jesús?

      SIGA pidiendo. Siga buscando. Siga tocando. Persevere en la oración, el estudio y el hacer o practicar los dichos de Jesús anotados en el Sermón del Monte. Jesús dice a sus seguidores que ellos son la sal de la Tierra, pues llevan un mensaje con virtudes conservativas, sazonado con sal, y no pueden permitir que se haga insípido y pierda su sabor ni su poder de conservar. Son la luz del mundo y reflejan la luz de Cristo Jesús y Jehová Dios no solo por lo que dicen, sino también por lo que hacen. Sus obras buenas son tan resplandecientes como sus palabras iluminadoras... y hasta pueden hablar con mayor fuerza en un mundo acostumbrado a la hipocresía farisaica de líderes religiosos y políticos, quienes dicen mucho y hacen poco. (Mateo 5:13-16.)

      2. ¿Qué exhortación da Santiago, pero qué postura cómoda adoptan algunos erróneamente?

      2 Santiago exhorta: “Háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a sí mismos con razonamiento falso”. (Santiago 1:22.) Muchos se engañan a sí mismos con la doctrina de ‘una vez salvo, siempre salvo’, como si ahora pudieran jubilarse y esperar una supuesta recompensa celestial. Esa es una doctrina falsa y una esperanza vana. “El que haya aguantado hasta el fin —dijo Jesús— es el que será salvo.” (Mateo 24:13.) Para alcanzar la vida eterna, uno tiene que ‘probarse fiel hasta la muerte’. (Revelación 2:10; Hebreos 6:4-6; 10:26, 27.)

      3. ¿Qué instrucción sobre el juzgar da entonces Jesús en el Sermón del Monte?

      3 Mientras seguía con su Sermón del Monte, Jesús incluyó otros dichos que los cristianos deben esforzarse por aplicar. He aquí uno que, aunque parece sencillo, condena una de las tendencias más difíciles de desarraigar: “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que miden, se les medirá. Entonces, ¿por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga que hay en tu propio ojo? O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Permíteme extraer la paja de tu ojo’; cuando ¡mira!, hay una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano”. (Mateo 7:1-5.)

      4. ¿Qué instrucción adicional suministra el relato de Lucas, y en qué resulta el aplicarla?

      4 En el Sermón del Monte según el relato de Lucas, Jesús dijo a sus oyentes que no buscaran faltas en otros. Más bien, deberían ‘seguir poniendo en libertad’, es decir, perdonando las faltas de su semejante. Esto haría que otros les manifestaran la misma bondad, pues Jesús dijo: “Practiquen el dar, y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá en cambio”. (Lucas 6:37, 38.)

      5. ¿Por qué es mucho más fácil ver las faltas de otros que ver las nuestras?

      5 En el siglo I E.C., debido a las tradiciones orales, los fariseos en general tendían a juzgar a otros severamente. Cualesquiera de los oyentes de Jesús que acostumbraran hacer aquello tenían que abandonar tal práctica. Es mucho más fácil ver las pajas en los ojos de otros que ver las vigas en los propios ojos de uno... ¡y es mucho más tranquilizador para nuestro yo, nuestro ego! Como dijo cierto hombre: “Me encanta criticar a otros, ¡porque entonces yo me siento muy bien!”. El tener la costumbre de reprender a los demás pudiera crear en nosotros ideas de virtud personal que parezcan compensar por faltas que queremos ocultar. Pero si es necesario que demos corrección, debemos hacerlo con amor y apacibilidad. El que corrige debe tener siempre presentes sus propias debilidades. (Gálatas 6:1.)

      Antes de juzgar, trate de comprender

      6. Cuando es necesario, ¿sobre qué base debemos juzgar, y qué ayuda debemos buscar para no ser demasiado críticos?

      6 Jesús no vino para juzgar al mundo, sino para salvarlo. Ningún juicio que hizo provino de él, pues era algo basado en las palabras que había recibido de Dios para decirlas. (Juan 12:47-50.) Todo juicio que nosotros hagamos debe concordar también con la Palabra de Jehová. Debemos refrenar en nosotros la tendencia humana de juzgar a otras personas. Al hacer esto, debemos persistir en pedir en oración la ayuda de Jehová: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca halla, y a todo el que toca se le abrirá”. (Mateo 7:7, 8.) Hasta Jesús dijo: “No puedo hacer ni una sola cosa por mi propia iniciativa; así como oigo, juzgo; y el juicio que yo dicto es justo, porque no busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió”. (Juan 5:30.)

      7. ¿Qué hábito debemos cultivar que nos ayudará a aplicar la regla de oro?

      7 No debemos cultivar el hábito de juzgar a otros, sino de tratar de comprenderlos mediante ponernos en su lugar... algo que no es fácil de hacer, pero que es muy necesario si queremos adherirnos a la regla áurea o regla de oro, la cual Jesús pasó a mencionar: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos; esto, de hecho, es lo que significan la Ley y los Profetas”. (Mateo 7:12.) Así que los seguidores de Jesús deben condolerse de otros y discernir su condición mental, emocional y espiritual. Tienen que percibir y comprender las necesidades de los demás e interesarse personalmente en ayudarles. (Filipenses 2:2-4.) Años después, Pablo escribió: “Porque toda la Ley queda cumplida en un dicho, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’”. (Gálatas 5:14.)

      8. ¿Qué dos caminos consideró Jesús, y qué hace que la mayoría de la gente escoja uno de ellos?

      8 “Entren por la puerta angosta —siguió diciendo Jesús—; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:13, 14.) En aquellos días muchos escogieron el camino que conduce a la destrucción, y hoy muchos siguen haciendo lo mismo. El camino ancho permite que la gente piense lo que quiera y viva como le plazca: no hay reglas ni compromisos, solo un estilo de vida relajado en el que todo es fácil. Estas personas rehúsan por completo ‘esforzarse vigorosamente por entrar por la puerta angosta’. (Lucas 13:24.)

      9. ¿Qué se requiere para andar en el camino angosto, y qué advertencia da Jesús a los que andan en él?

      9 Pero es por la puerta angosta por donde se puede entrar en el camino que conduce a la vida eterna. Este es un derrotero que exige autodominio. Puede que implique disciplina que examine sus motivos y someta a prueba la profundidad de su dedicación. Cuando vienen persecuciones, este camino se hace escabroso o difícil, y requiere aguante el seguir en él. Jesús da esta advertencia a los que andan en este camino: “Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces”. (Mateo 7:15.) Esa descripción encajaba perfectamente con los fariseos. (Mateo 23:27, 28.) ‘Se sentaban en la cátedra de Moisés’, y decían que hablaban por Dios mientras seguían las tradiciones de hombres. (Mateo 23:2.)

      Cómo ‘cerraban el reino’ los fariseos

      10. ¿Cómo, específicamente, procuraban los escribas y fariseos ‘cerrar el reino delante de los hombres’?

      10 Además, el clero judío ponía obstáculos ante las personas que querían entrar por la puerta angosta. “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cierran el reino de los cielos delante de los hombres; pues ustedes mismos no entran, ni permiten entrar a los que están entrando.” (Mateo 23:13.) El método que usaban los fariseos fue bien descrito en esa advertencia de Jesús. Ellos ‘desechaban como inicuo el nombre de los discípulos de Jesús por causa del Hijo del hombre’. (Lucas 6:22.) Cierto hombre que había nacido ciego y fue sanado por Cristo fue expulsado de la sinagoga por creer que Jesús era el Mesías. Los padres de aquel hombre no quisieron contestar ninguna pregunta porque temían que se les expulsara de la sinagoga. Por la misma razón, otros que creían que Jesús era el Mesías se retraían de confesarlo públicamente. (Juan 9:22, 34; 12:42; 16:2.)

      11. ¿Qué frutos que los identifican producen los clérigos de la cristiandad?

      11 “Por sus frutos los reconocerán”, dijo Jesús. Añadió: “Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible.” (Mateo 7:16-20.) La misma regla aplica hoy. Muchos miembros del clero de la cristiandad dicen una cosa y hacen otra. Aunque afirman que enseñan la Biblia, apoyan blasfemias como la Trinidad y el infierno de fuego. Otros repudian el rescate, enseñan la evolución en vez de la creación y predican sicología popular para regalarles los oídos a otros. Como los fariseos, muchos clérigos hoy aman el dinero y esquilan de sus rebaños millones de dólares. (Lucas 16:14.) Todos gritan: “Señor, Señor”, pero Jesús les responde: “¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero”. (Mateo 7:21-23.)

      12. ¿Por qué han abandonado el camino angosto algunas personas que en un tiempo anduvieron en él, y qué resultado ha tenido eso?

      12 Hoy, personas que en un tiempo anduvieron en el camino angosto lo han abandonado. Dicen que aman a Jehová, pero no obedecen su mandato de predicar. Dicen que aman a Jesús, pero no alimentan a Sus ovejas. (Mateo 24:14; 28:19, 20; Juan 21:15-17; 1 Juan 5:3.) No desean estar bajo el yugo con los que andan en los pasos de Jesús. El camino estrecho les ha parecido demasiado estrecho. Se cansaron de hacer el bien, y por eso “salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros”. (1 Juan 2:19.) Regresaron a la oscuridad, y “¡cuán grande es esa oscuridad!”. (Mateo 6:23.) Pasaron por alto la súplica de Juan: “Hijitos, no amemos de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad”. (1 Juan 3:18.)

      13, 14. ¿Qué ilustración dio Jesús sobre aplicar sus dichos en la vida, y por qué era tan apropiada para los que vivían en Palestina?

      13 Jesús concluyó su Sermón del Monte con una ilustración impresionante: “A todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa rocosa. Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa, pero no se hundió, porque había sido fundada sobre la masa rocosa”. (Mateo 7:24, 25.)

      14 En Palestina las fuertes lluvias podían hacer que las aguas bajaran de súbito por los secos valles torrenciales en inundaciones destructivas. Para que las casas permanecieran en pie se requería que sus fundamentos estuvieran sobre roca sólida. El relato de Lucas muestra que el hombre “cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la masa rocosa”. (Lucas 6:48.) Era trabajo duro, pero valía la pena cuando azotaba una tormenta. Por eso el cultivar cualidades cristianas sobre la base de los dichos de Jesús será remunerador cuando azoten inesperadas inundaciones de adversidad.

      15. ¿Qué les ocurrirá a los que siguen tradiciones de hombres en vez de obedecer los dichos de Jesús?

      15 La otra casa se construyó sobre la arena: “A todo el que oye estos dichos míos y no los hace se le asemejará a un varón necio, que edificó su casa sobre la arena. Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron contra aquella casa, y se hundió, y fue grande su desplome”. Así será en el caso de los que dicen: “Señor, Señor”, pero no hacen lo que Jesús dijo. (Mateo 7:26, 27.)

      “No como sus escribas”

      16. ¿Qué efecto tuvo el Sermón del Monte en los que lo oyeron?

      16 ¿Qué efecto produjo el Sermón del Monte? “Ahora bien, cuando Jesús terminó estos dichos, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar; porque les enseñaba como persona que tiene autoridad, y no como sus escribas.” (Mateo 7:28, 29.) Los oyentes quedaron profundamente conmovidos por las palabras de alguien que hablaba con una autoridad que nunca antes habían percibido.

      17. ¿Qué tenían que hacer los escribas para dar validez a su enseñanza, y qué alegaban de los sabios que habían muerto y de quienes citaban?

      17 Ningún escriba hablaba jamás por autoridad propia, como lo muestra el siguiente registro histórico: “Los escribas acreditaban su doctrina mediante las tradiciones, y los padres de ellos: y ningún sermón de escriba alguno tenía autoridad ni valor alguno sin que [se citara] [...] Los rabinos tienen una tradición, o [...] Los sabios dicen; o algún oráculo tradicional de esa índole. Hillel el Grande enseñó fielmente y según lo que decía la tradición respecto a cierto asunto; ‘Pero, aunque discursó sobre aquel asunto todo el día, [...] no aceptaron su doctrina, hasta que finalmente dijo: esto lo oí de Shemaia y Abtalion [autoridades anteriores a Hillel]’” (A Commentary on the New Testament From the Talmud and Hebraica [Un comentario sobre el Nuevo Testamento tomado del Talmud y la Hebraica], por John Lightfoot). Los fariseos hasta alegaban lo siguiente acerca de sabios que habían estado muertos por largo tiempo: “Los labios de los justos, cuando alguien cita de una enseñanza de la ley en el nombre de ellos... sus labios murmuran con ellos en la tumba” (Torah—From Scroll to Symbol in Formative Judaism [La Torá: de rollo a símbolo en el judaísmo formativo]).

      18. a) ¿Qué diferencia había entre la enseñanza de los escribas y la de Jesús? b) ¿Por qué era tan sobresaliente la enseñanza de Jesús?

      18 Los escribas citaban de difuntos como autoridades; Jesús hablaba con autoridad procedente del Dios vivo. (Juan 12:49, 50; 14:10.) De cisternas tapadas los rabinos sacaban agua afectada por el estancamiento; Jesús hizo surgir manantiales de agua dulce que apagaba la sed interior. Él oró y meditó durante la noche; y cuando habló, sondeó de tal manera en la gente que esta se percató de sentimientos que antes desconocía en sí misma. Hablaba con un vigor que ellos podían sentir, una autoridad que hasta los escribas, fariseos y saduceos con el tiempo temieron desafiar. (Mateo 22:46; Marcos 12:34; Lucas 20:40.) ¡Jamás había hablado otro hombre así! Cuando concluyó el sermón, ¡las muchedumbres quedaron atónitas!

      19. ¿Qué semejanza hay entre los métodos docentes que usan los testigos de Jehová y los que empleó Jesús en el Sermón del Monte?

      19 ¿Qué se puede decir de lo que sucede en nuestros días? Como ministros que van de casa en casa, los testigos de Jehová emplean métodos similares. Cierto amo de casa le dice a uno: “Mi iglesia dice que la Tierra será quemada”. Uno responde: “Su propio ejemplar de la Versión Valera dice en Eclesiastés 1:4: ‘La tierra siempre permanece’”. La persona contesta sorprendida: “Pues, ¡nunca me imaginé que eso estaba en mi Biblia!”. Otra persona dice: “Siempre he oído que los pecadores se quemarán en un infierno de fuego”. “Pero su propia Biblia dice en Romanos 6:23: ‘La paga del pecado es muerte’.” O, respecto a la Trinidad: “El ministro de mi iglesia dice que Jesús y su Padre son iguales”. “Pero en Juan 14:28 su Biblia cita las palabras de Jesús: ‘El Padre es mayor que yo’.” Otra persona nos dice: “He oído que el Reino de Dios está en uno mismo”. Uno responde: “En Daniel 2:44 su Biblia dice: ‘En los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, [...] desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre’. ¿Cómo pudiera morar dentro de usted ese reino?”.

      20. a) ¿Qué contraste existe entre el modo de enseñar de los Testigos y el del clero de la cristiandad? b) Ahora es el tiempo para hacer ¿qué?

      20 Jesús hablaba con autoridad procedente de Dios. Los testigos de Jehová hablan con la autoridad de la Palabra de Dios. El clero de la cristiandad enseña tradiciones religiosas contaminadas con doctrinas que vinieron de Babilonia y Egipto. Cuando las personas sinceras se enteran de que la Biblia refuta sus creencias, quedan atónitas y exclaman: ‘¡Nunca me imaginé que eso estaba en mi Biblia!’. Pero sí está. Ahora es el tiempo para que todos los que tienen conciencia de su necesidad espiritual presten atención a los dichos de Jesús en el Sermón del Monte y así edifiquen sobre un fundamento rocoso duradero.

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