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Libro bíblico número 15: Esdras“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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1. ¿Qué profecías aseguraban la restauración de Jerusalén?
SE ACERCABA el fin de los profetizados 70 años de la desolación de Jerusalén por Babilonia. Es cierto que Babilonia tenía fama de nunca poner en libertad a sus cautivos, pero la palabra de Jehová resultaría más poderosa que el poderío babilónico. La liberación del pueblo de Jehová se acercaba. El templo de Jehová, que había sido derribado, sería reedificado, y el altar de Jehová recibiría de nuevo sacrificios de expiación. Jerusalén conocería de nuevo el grito y alabanza del adorador verdadero de Jehová. Jeremías había profetizado cuánto duraría la desolación, e Isaías había profetizado cómo serían libertados los cautivos. Isaías hasta había dicho que Ciro de Persia sería ‘el pastor de Jehová’, quien derribaría a la arrogante Babilonia de su posición de tercera potencia mundial de la historia bíblica. (Isa. 44:28; 45:1, 2; Jer. 25:12.)
2. ¿Cuándo y en qué circunstancias cayó Babilonia?
2 A Babilonia le sobrevino el desastre la noche del 5 de octubre de 539 a.E.C. (calendario gregoriano), mientras el rey babilonio Belsasar y sus grandes brindaban por sus dioses demoníacos. Esto añadía gravedad a su disolución pagana: ¡estaban usando los vasos santos del templo de Jehová como copas para su borrachera! ¡Qué apropiado fue que Ciro estuviera a las afueras de los muros de Babilonia aquella noche para cumplir la profecía!
3. ¿Qué edicto de Ciro hizo posible restablecer la adoración de Jehová exactamente 70 años después de haber empezado la desolación de Jerusalén?
3 Aquella fecha —la de 539 a.E.C.— es una fecha fundamental, es decir, una fecha en que se puede hallar concordancia entre la historia seglar y la bíblica. Durante su primer año como gobernante de Babilonia, Ciro “hizo pasar por todo su reino un pregón” que autorizaba a los judíos a subir a Jerusalén para reedificar la casa de Jehová. Este decreto evidentemente se promulgó a fines de 538 a.E.C. o a principios de 537 a.E.C.a. Un resto fiel viajó de regreso a Jerusalén a tiempo para construir el altar y ofrecer los primeros sacrificios en el “séptimo mes” (Tisri, que corresponde a septiembre-octubre) del año 537 a.E.C.; fue también en el séptimo mes, 70 años antes, cuando Judá y Jerusalén fueron desolados por Nabucodonosor. (Esd. 1:1-3; 3:1-6.)
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Libro bíblico número 15: Esdras“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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Un resto regresa (1:1–3:6). Jehová mueve el espíritu de Ciro el rey de Persia para que este emita el decreto que permite a los judíos regresar para edificar la casa de Jehová en Jerusalén. Ciro insta a los judíos que quizás permanezcan en Babilonia a contribuir generosamente para el proyecto, y dispone que los judíos que regresen lleven consigo de vuelta los utensilios del templo original. Se asigna como gobernador a uno de los líderes de la tribu real de Judá que es descendiente del rey David, a Zorobabel (Sesbazar), para que conduzca a los liberados, y Jesúa (Josué) es el sumo sacerdote. (Esd. 1:8; 5:2; Zac. 3:1.) Un resto de 42.360 siervos fieles de Jehová, entre ellos hombres, mujeres y niños, hacen el largo viaje. Para el séptimo mes, según el calendario judío, están establecidos en sus ciudades, y entonces se reúnen en Jerusalén para ofrecer sacrificios en el lugar donde está el altar del templo y para celebrar la fiesta de las Cabañas en el otoño de 537 a.E.C. ¡Así que la desolación de 70 años termina precisamente a tiempob!
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