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1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 2)Anuario de los testigos de Jehová 2014
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Otros dos graduados de Galaad, Charles y Reva Chappell, llegaron en 1956 a Freetown. De camino al hogar misional, se quedaron atónitos al ver un gran cartel que anunciaba una conferencia bíblica en el Wilberforce Memorial Hall. Charles cuenta: “El orador sería un tal C. N. D. Jones, un representante de la ‘Iglesia de los testigos de Jehová’”.
Jones, que se consideraba uno de los ungidos, lideraba un grupo que se había separado de la congregación de Freetown años atrás. Estos disidentes alegaban ser “verdaderos” testigos de Jehová, y llamaban “impostores” y “cowboys de Galaad” a los misioneros y a quienes eran leales a los representantes de la organización.
La situación empeoró cuando Jones y varios de sus seguidores fueron expulsados. “El anuncio escandalizó a algunos hermanos que eran partidarios de tolerar a los disidentes —relata Chappell—. Unos cuantos expresaron públicamente su descontento y, junto con otros, se asociaron con los rebeldes y trataron de perturbar el desarrollo de las reuniones y el servicio del campo. En el Salón del Reino se sentaban juntos en la ‘fila de los disidentes’, como llegó a llamársele. Con el tiempo, casi todos dejaron la verdad, si bien hubo quienes recuperaron el equilibrio espiritual y se convirtieron en publicadores entusiastas.”
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1945-1990 Se atrae a “muchos a la justicia” (Dan. 12:3). (Parte 2)Anuario de los testigos de Jehová 2014
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Se predica a los kisi
Poco después de la visita de Harry Arnott, Charles Chappell recibió una carta de un hermano en Liberia en la que le decía que deseaba predicar a sus parientes de Sierra Leona. El hermano pertenecía a los kisi, tribu que ocupaba las colinas y valles boscosos de la región donde confluyen las fronteras de Sierra Leona, Liberia y Guinea. Al parecer, muchos miembros de esa tribu querían entender la Biblia.
Como casi ninguno sabía leer ni escribir, se organizaron clases de alfabetización en Koindu para que pudieran aprender las verdades básicas de la Biblia. Las clases atrajeron a centenares de estudiantes. “El número de nuevos publicadores pronto aumentó a 5, luego a 10, 15, 20... —dice Charles—. La gente aceptaba tan rápido la verdad, que llegué a dudar de sus motivos; pero estaba equivocado. La mayoría de ellos no solo fueron publicadores fieles, sino también muy celosos.”
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