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  • Arrepentimiento
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • Sin embargo, las personas que hoy sigan un proceder semejante al de los escribas y fariseos, que deliberadamente y con conocimiento de causa se opusieron a la manifestación del espíritu de Dios por medio de Cristo, no tendrán oportunidad alguna de resurrección, por lo que no podrán “huir del juicio del Gehena”. (Mt 23:13, 33; Mr 3:22-30.)

  • Arrepentimiento
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • Los que ya no pueden arrepentirse. Aquellos que ‘voluntariosamente practican el pecado’ después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad ya no pueden arrepentirse, pues han rechazado el mismísimo propósito por el que murió el Hijo de Dios y por consiguiente se han unido a las filas de los que le sentenciaron a muerte, de hecho, ‘fijan de nuevo al Hijo de Dios en el madero para sí mismos y lo exponen a vergüenza pública’. (Heb 6:4-8; 10:26-29.) Por lo tanto, este proceder constituye un pecado imperdonable. (Mr 3:28, 29.) Les hubiera sido mejor “no haber conocido con exactitud la senda de la justicia que, después de haberla conocido con exactitud, apartarse del santo mandamiento que les fue entregado”. (2Pe 2:20-22.)

      Ya que Adán y Eva eran criaturas perfectas y el mandato que Dios les había dado era explícito y ambos lo entendieron, es evidente que su pecado fue deliberado y no se les podía perdonar sobre la base de alguna debilidad humana o imperfección. Por consiguiente, las palabras que Dios les dirigió después no ofrecen ninguna invitación al arrepentimiento. (Gé 3:16-24.) Lo mismo le sucedió a la criatura espíritu que les indujo a la rebelión. Su final y el final de las otras criaturas angélicas que se unieron a él será el de destrucción eterna. (Gé 3:14, 15; Mt 25:41.) Judas, aunque imperfecto, había vivido en estrecha asociación con el propio Hijo de Dios y sin embargo se volvió traidor; Jesús mismo se refirió a él como “el hijo de destrucción”. (Jn 17:12.) Al apóstata “hombre del desafuero” también se le llama “el hijo de la destrucción”. (2Te 2:3; véanse ANTICRISTO; APOSTASÍA; HOMBRE DEL DESAFUERO.) Todos los clasificados como “cabras” figurativas en el tiempo en que Jesús juzgue como rey a la humanidad, también partirán “al cortamiento eterno” y ya no se les extenderá la oportunidad de arrepentirse. (Mt 25:33, 41-46.)

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