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“Me levanté como madre en Israel”La Atalaya 2015 | 1 de agosto
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Quizás el río estaba seco aquella mañana; sin embargo, algo brillaba en la planicie. ¿Qué era? El ejército de Sísara se estaba acercando. Y lo que destellaba era una poderosa arma que lo llenaba de orgullo: 900 carros equipados con afiladas cuchillas de hierro que les salían de los ejes, una visión que no auguraba nada bueno. ¡Sísara pretendía eliminar a aquellos israelitas apenas armados como si de cortar hierba se tratara!
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“Me levanté como madre en Israel”La Atalaya 2015 | 1 de agosto
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Los israelitas temblaban con solo oír el nombre de Sísara. La religión y la cultura de Canaán se caracterizaban por su terrible crueldad. De hecho, el sacrificio de niños y la prostitución en los templos eran prácticas habituales. ¿Se imagina lo que sería estar bajo el dominio de un general cananeo y de todo su ejército? Según el canto de Débora, viajar por la nación era casi imposible y las aldeas estaban deshabitadas (Jueces 5:6, 7). Seguramente, la gente vivía aterrorizada y tenía que esconderse en los bosques y las colinas, sin poder cultivar sus campos ni andar por los caminos por temor a ser atacados, a que secuestraran a sus hijos o a que violaran a sus mujeres.b
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