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“Pon una marca en la frente”La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
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La profecía de Ezequiel se cumplió en el año 607 antes de nuestra era, cuando el ejército babilonio destruyó Jerusalén y su templo. Los babilonios resultaron ser “una copa de oro en la mano de Jehová” porque fueron el instrumento que él utilizó para derramar su castigo sobre la infiel Jerusalén (Jer. 51:7).
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“Pon una marca en la frente”La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
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El hombre con el tintero de secretario y los seis hombres armados eran una representación de seres espirituales de origen divino, que siempre están listos para hacer la voluntad de Dios (Sal. 103:20, 21). Está claro que Jehová utilizó a sus ángeles para ejecutar su sentencia contra la infiel Jerusalén.
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