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  • Un vals con Matilda
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  • ¿Qué significa “bailar el vals con Matilda”?
  • Se difunde la fama de “Matilda”
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¡Despertad! 1996
g96 8/6 págs. 24-26

Un vals con Matilda

POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN AUSTRALIA

AUSTRALIA es la cuna de una canción conocida en gran parte del mundo: Waltzing Matilda (Bailar el vals con Matilda). El año pasado se suscitó interés por ella al cumplirse el centenario de su primera interpretación pública, el 6 de abril de 1895.

¿Por qué goza de fama en Australia y otras naciones esta balada sencilla de letra un tanto misteriosa? No hay unanimidad sobre su origen exacto, pero sí sobre el autor de la letra original: A. B. (Banjo) Paterson, cuyos poemas fueron un éxito de ventas en la Australia de fines del siglo XIX y principios del XX.

En todas las variantes que adopta la letra se habla de un trabajador itinerante que viaja cargando todas sus pertenencias en un hato o atado. El viajero acampa junto a un riachuelo, pone a calentar un cazo en la lumbre y ve que una oveja cebada baja a beber al riachuelo. La atrapa, la degüella y la guarda en su morral. Acto seguido, llega a caballo el terrateniente. (Muchos terratenientes consiguieron la propiedad del terreno ocupándolo y luego pudieron registrarlo legalmente.) Le acompañan tres agentes de la policía montada. Ante la acusación de haber robado la oveja, y con la certeza de que como poco iría a la cárcel, el desdichado viajero se levanta, se lanza al riachuelo y muere ahogado.

¿Por qué ejerce tanta atracción este relato inverosímil? Bruce Elder ofrece una explicación al prologar el libro Favourite Poems of Banjo Paterson (Poemas famosos de Banjo Paterson), de Rex Newell. Afirma que la canción revela el concepto que los australianos desean tener de sí mismos: “Es más que el relato del itinerante que roba una oveja. Manifiesta el repudio que nos causa la intimidación y las figuras autoritarias. El viajero es todo australiano que ha sentido el deseo de reírse en la cara de un agente de poca monta. [...] Más vale lanzarse al riachuelo que dejar que esa gente nos gobierne la vida”. Pero, sea cual fuere la razón de su popularidad, Waltzing Matilda se ha convertido en una canción que lleva más de cien años encarnando a Australia.

¿Qué significa “bailar el vals con Matilda”?

La canción se compone de cuatro estrofas, cada una de las cuales va seguida de un estribillo que comienza con estos versos:

A bailar el vals con Matilda, a bailar el vals con Matilda,

me acompañarás a bailar el vals con Matilda.

Estos versos van seguidos de otros dos que repiten lo que contó la estrofa anterior. La canción toma el nombre del estribillo.

Hay dudas, y hasta polémica, sobre qué es exactamente la “matilda” y quién “baila”; por ello, la versión española que damos es solo probable. La explicación sencilla de ciertos estudiosos parece la más convincente. Un escritor dice: “A Paterson le [...] fascinaban los viajeros que iban por las haciendas con todas sus posesiones enrolladas en un hato que cargaban al hombro. Le encantaba la jerga que empleaban. A la acción de cargar el hato la llamaban [...] ‘bailar el vals con Matilda’”.

En su obra The Story of “Waltzing Matilda”, Sydney May da esta breve definición de qué es la Matilda que baila el vals: “La ropa y demás pertenencias se enrollaban compactamente y se envolvían en una manta extendida, que se ataba por los extremos del rollo y se echaba al cuello; los extremos sueltos caían por delante, uno a cada lado, y por lo general parecía que un brazo agarraba un extremo”.

Se difunde la fama de “Matilda”

Sydney May cree que la canción se hizo popular en el extranjero cuando los soldados australianos fueron a otras tierras durante la primera y segunda guerras mundiales. Cita estos ejemplos: “En 1941, las orquestas de Tel Aviv la tocaban tan pronto entraba un australiano en el café; la Novena División la cantó al entrar en Bardia después de reconquistarla; ya en 1917, cuando un buque australiano se unía a la Armada Británica, la banda del buque insignia lo recibía con los acordes de Waltzing Matilda, y si un australiano va a hablar por radio en el extranjero se le introduce con esta tonada”. Entre los actos más solemnes en los que se ha interpretado figuran los desfiles ceremoniales de las tropas australianas del Contingente de la Coronación del Palacio de Buckingham (Londres) durante la semana anterior a la coronación de la reina Isabel II.

Una interesante nota de prensa da fe de la fama que tenía entre personas de muy diverso rango: “Una noche, el señor Menzies [primer ministro de Australia], cenó en The Chequers con el señor Churchill y con el general de Gaulle, caudillo de la Resistencia Francesa. Acabada la cena, pasaron a otra estancia, en la que se tocó un disco de Waltzing Matilda cuando Churchill dio la señal; él se puso a cantar animadamente y casi estuvo bailando por toda la habitación, parando únicamente para decirle al general: ‘Es una de las canciones más bellas del mundo’”.

Hallamos una muestra más de su fama en el libro Waltzing Matilda—The Story Behind the Legend, de Richard Magoffin: “En la II Guerra Mundial, la canción del riachuelo cobró mayor difusión mundial, pues avanzaba al paso de los soldados australianos. Traía de inmediato recuerdos del hogar y sonaba netamente australiana”. Magoffin cita a Kramer, productor de cine que la eligió como tema destacado de la película On the Beach: “Esta canción se presta a múltiples versiones, como tonada popular, marcha, balada o en otros ritmos; le dimos muchos usos en la banda sonora de On the Beach. Decidí, casi por impulso, que fuera el tema principal”.

¿Contiene un mensaje?

Hay quien cree que Banjo Paterson transmitía un mensaje a los lectores e intérpretes de su canción. Por ejemplo, en un reportaje de la revista estadounidense Yale Review, William Power expuso algunas ideas profundas sobre el posible mensaje de la canción. Aunque no todos comparten sus opiniones, sus comentarios son idóneos para cerrar este breve análisis de la pieza:

“El australiano no solo ha tenido que lidiar con las fuerzas de la naturaleza, sino con los defectos de la naturaleza humana. [...] Estas tensiones hallan un vehículo de expresión en Waltzing Matilda, que opone dos caracteres: terrateniente e itinerante. La mayoría diría que merece prevalecer el primero, pues la economía australiana depende en gran parte de su destreza para criar ovejas y reses, y es laborioso, formal y arriesgado; si no tuviera las cualidades típicas del pionero, no duraría mucho como terrateniente. [...] Los itinerantes también son seres humanos. [...] Son, igualmente, parte de la sociedad. Unos cuantos lograron hacerse terratenientes; muchos más alcanzaron un nivel menor, aunque satisfactorio: granjeros, peones de hacienda, mecánicos y trabajadores urbanos; otros murieron sin tierras ni hogar, dejando sus huesos en los senderos del interior. Aunque la sociedad exija que prevalezca el terrateniente sobre el itinerante, los derechos de este último, como ser humano, no deben olvidarse nunca.”

Ya han pasado más de cien años desde que se compuso esta sencilla balada de la zona central de la isla. Poco se imaginaba Banjo Paterson que su poema se convertiría en una canción australiana tan popular.

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