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SudáfricaAnuario de los testigos de Jehová 2007
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Velloo Naicker, nacido en 1915, era el cuarto de una familia de nueve hijos, cuyos padres, hindúes devotos, trabajaban en una plantación de caña de azúcar. Las clases bíblicas a las que asistió en la escuela le despertaron el interés por la Palabra de Dios. Siendo joven, le regalaron una Biblia, y la leyó a diario hasta que la terminó, en cuatro años. “Mateo 5:6 me llegó al corazón —escribió—. Cuando lo leí, me di cuenta de que a Jehová lo hace feliz que tengamos hambre de la verdad y de la justicia.”
Finalmente, un hermano lo visitó y se empezó un estudio bíblico. Velloo se bautizó en 1954, convirtiéndose en uno de los primeros indios del país en hacerse Testigo. La comunidad hindú de su pueblo, Actonville (Gauteng), estaba totalmente opuesta a los testigos de Jehová, y un miembro prominente incluso llegó a amenazarlo de muerte. Por su firme postura a favor de la verdad bíblica, Velloo perdió su puesto de encargado de una tintorería. Pese a todo, siguió sirviendo fielmente a Jehová hasta su muerte, en 1981. Su magnífico ejemplo dio fruto, pues ahora sirven a Jehová más de ciento noventa parientes suyos de cuatro generaciones, incluida la familia política.
Gopal Coopsammy tenía 14 años cuando oyó acerca de la verdad por primera vez de boca de su tío Velloo. “Él nos habló a mí y a otros jóvenes acerca de la Biblia —recuerda—, aunque no nos daba clases bíblicas. La Biblia era un libro bastante extraño para un hindú como yo; sin embargo, algunas cosas que leí me parecieron lógicas. Cierto día vi que Velloo iba al Estudio de Libro de Congregación y le pregunté si podía acompañarlo. Me dijo que sí, y desde entonces no he dejado de asistir a las reuniones. Como quería conocer mejor la Biblia, fui a la biblioteca pública, donde encontré varias publicaciones de los testigos de Jehová. Mi familia se opuso firmemente, pero jamás olvidé lo que dice Salmo 27:10: ‘En caso de que mi propio padre y mi propia madre de veras me dejaran, aun Jehová mismo me acogería’. Me bauticé en 1955, a los 15 años de edad.”
Gopal es el superintendente presidente de la congregación donde sirve junto con su esposa, Susila. Han ayudado a unas ciento cincuenta personas a dedicarse a Jehová. Cuando les preguntaron cómo lo habían conseguido, Gopal contestó: “Cerca de nosotros vivían muchos familiares, así que fui y les prediqué. Varios de ellos respondieron favorablemente. Además, como trabajaba por mi cuenta, tenía más tiempo para predicar. Hice el precursorado durante cuatro años. Me esforzaba mucho en el ministerio y volvía a visitar a todas las personas que mostraran un poco de interés”.
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SudáfricaAnuario de los testigos de Jehová 2007
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Isabella nos cuenta una experiencia: “Mientras estaba en el ministerio del campo, hablé con un señor que aceptó las revistas. Su esposa, Darishnie, que acababa de regresar de la iglesia con su bebé, se nos unió. Tuvimos una agradable conversación y quedé en volverlos a visitar. Pero nunca encontré a Darishnie en casa. Con el tiempo me contó que su pastor le había dicho que se fuera de casa cuando yo apareciera por allí para, según él, hacerme creer que ella no tenía interés. Por aquel entonces fui a Inglaterra a visitar a mi familia, pero seguía pensando en ella. Así que al regresar a Sudáfrica fui a verla. Al encontrarnos, me preguntó dónde había estado. ‘¡Qué gusto verte de nuevo! —exclamó—. Estaba segura de que creías que no tenía interés.’ Comenzamos a estudiar, aunque su esposo no nos acompañó, y ella se aplicó con entusiasmo; con el tiempo se bautizó.
”Su religión enseñaba que la mujer casada debe llevar alrededor del cuello un tali, un colgante de oro atado a un cordel amarillo. Solo se lo puede quitar si fallece su esposo. Cuando Darishnie quiso empezar a predicar, entendió que debía quitarse el tali, y me preguntó qué debía hacer. Le recomendé que hablara con su marido para ver qué pensaba. A él no le gustó la idea, así que le dije que tuviera paciencia y que más adelante, cuando su esposo estuviera de buen humor, volviera a hablarle del asunto. Al final, él estuvo de acuerdo en que se quitara el colgante. Por supuesto, siempre animábamos a nuestros estudiantes de la Biblia a que adoptaran una firme postura a favor de la verdad, pero al mismo tiempo les aconsejábamos que fueran prudentes y mostraran respeto a las enseñanzas hindúes. De esa manera no herirían los sentimientos de sus amigos y parientes, quienes, a su vez, asimilarían más fácilmente su cambio de religión.”
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