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SudáfricaAnuario de los testigos de Jehová 2007
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AYUDA AMOROSA
Otro paso adelante que se dio por instrucción de la sede mundial en Brooklyn fue el nombramiento de siervos para los hermanos, como se llamaban los superintendentes de circuito. Estos eran hermanos solteros con buena salud y con el vigor necesario para poder cumplir con una apretada agenda.
Al principio, las congregaciones grandes recibían visitas de dos o tres días, y los grupos pequeños, de un solo día. Así que los hermanos tenían que viajar muchísimo, casi siempre en transporte público. Muy a menudo tenían que tomar el tren o el autobús a las horas menos convenientes. Parte de su trabajo durante la visita era revisar los registros de la congregación, pero su principal interés era predicar con los publicadores a fin de prepararlos para el ministerio.
Uno de los siervos para los hermanos nombrados en 1943 fue Gert Nel, quien conoció la verdad en 1934 mientras trabajaba de maestro en la provincia de Transvaal Septentrional. Gert, un hombre alto, delgado y de aspecto un tanto severo, ayudó a una gran cantidad de publicadores, y muchos hermanos aún hoy recuerdan su fiel servicio. Este celoso soldado de la verdad se hizo famoso por su prodigiosa memoria, aunque también sentía un gran amor por la gente. Empezaba el servicio a las siete de la mañana y terminaba a las siete u ocho de la noche sin tomarse ni un respiro. Cuando era superintendente viajante, tomaba el tren a cualquier hora del día o de la noche; pasaba varios días con cada congregación, dependiendo de su tamaño, y entonces se trasladaba a la siguiente. Eso es lo que hacía semana tras semana. En 1946 lo invitaron a Betel para que trabajara de traductor al afrikáans, y trabajó allí fielmente hasta su muerte en 1991. Él fue el último hermano ungido que sirvió en el Betel de Sudáfrica. Entre 1982 y 1985 también terminaron su vida en la Tierra George Phillips, Andrew Jack y Gerald Garrard.
SIRVIERON CON TOTAL ENTREGA
Los siervos de Jehová valoran mucho el servicio que prestan los superintendentes viajantes y sus esposas, quienes trabajan incansablemente para fortalecer la espiritualidad de las congregaciones. Por ejemplo, Luke Dladla, que fue nombrado superintendente de circuito en 1965 y sirve ahora de precursor regular, dijo en 2006: “Tengo 81 años y mi esposa 68, pero todavía subimos y bajamos montañas y cruzamos ríos para predicar las buenas nuevas en el territorio. Llevamos más de cincuenta años activos en el ministerio del campo”.
En 1954 fue nombrado superintendente de circuito Andrew Masondo. “Me asignaron a Botsuana en 1965 junto con Georgina, mi esposa —cuenta él—. Aquello fue como una asignación misional. Hacía tres años que no llovía, y el país padecía hambre. Georgina y yo supimos lo que es irse a dormir sin cenar y salir a predicar por la mañana con el estómago vacío. Normalmente, la única comida que teníamos era la del mediodía.
”Cuando regresé a Sudáfrica, me nombraron superintendente de distrito y asignaron a Ernest Pandachuk para que me preparara. Cuando nos despedimos, me dijo: ‘No des la impresión de que te crees más que los hermanos. Tienes que ser como una espiga, que se inclina cuando está madura, mostrando su grano abundante’.”
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[Ilustración de la página 95]
Gert Nel, siervo para los hermanos (1943)
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