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Exploración del espacio. ¿Qué nos reserva el futuro?¡Despertad! 1992 | 8 de septiembre
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Una publicación de la NASA dice que, durante las tres últimas décadas, “se efectuaron más de 300 lanzamientos [de cosmonaves no tripuladas] para distintos programas, destinados, por ejemplo, a la exploración del sistema solar o a mejorar las predicciones meteorológicas, las comunicaciones mundiales y los estudios sobre los recursos de la Tierra”. ¿Puede decirse que los resultados hayan justificado las enormes cantidades de dinero invertidas en estos programas? La NASA afirma que “han amortizado de sobra la inversión de tiempo, dinero y aptitudes técnicas que ha hecho la nación”. Señala, además, que hay otra razón que justifica los gastos: “Unos 130.000 estadounidenses deben su puesto de trabajo a las investigaciones dirigidas por el programa espacial con el fin de mejorar los tejidos y pinturas ignífugos (que hacen ininflamables); conseguir radios y televisores de menor tamaño y mayor duración, plásticos más resistentes y adhesivos más fuertes; perfeccionar sistemas de supervisión electrónica para pacientes hospitalizados; desarrollar una tecnología informática más avanzada, así como adelantar en otros campos de la investigación”.
Otro beneficio suplementario del programa espacial es que se ha conseguido una cartografía más detallada de la superficie de la Tierra, y hasta de lo que hay debajo de dicha superficie. Durante el segundo vuelo del transbordador espacial, se llevó a cabo un experimento “con un aparato relativamente primitivo de grabación óptica”. “Iba a ser un simple estudio geológico de la topografía de la superficie terrestre en el que se utilizaría un radar de formación de imágenes.” (Prescription for Disaster, de J. J. Trento.) Sin embargo, hubo un resultado inesperado. “Cuando la nave regresó y las imágenes [...] se procesaron, aparecieron las carreteras y calles de una ciudad antigua sepultada en las arenas del Sahara. Se había descubierto una civilización perdida.” Además, hay otro aspecto del que nos beneficiamos todos.
¿Qué tiempo hará?
La mayoría de los telespectadores actuales dan por sentada la previsión meteorológica diaria, con mapas y ayudas visuales. No obstante, ¡cuánto influye en nuestros planes diarios! Si se va a producir una tormenta o va a llover o nevar, por lo general usted lo sabrá con horas de antelación gracias a los satélites meteorológicos que describen órbitas alrededor de la Tierra.
Los satélites meteorológicos llevan treinta años transmitiendo información sobre las condiciones climáticas de la Tierra. Una publicación de la NASA dice: “Dichos satélites, además de permitirnos obtener un mayor entendimiento de nuestro medio ambiente, nos ayudan a protegernos de sus peligros”. Luego comenta acerca del huracán que en el año 1969 azotó el delta del Misisipí, en el golfo de México, y que causó daños materiales por valor de 1.400 millones de dólares (E.U.A.). “Sin embargo, gracias a la predicción del satélite meteorológico, solo 256 personas murieron, la mayoría de las cuales podría haberse salvado de haber prestado atención a las primeras advertencias que se dieron para evacuar la zona.” Estos beneficios también podrían aplicarse a otras partes de la Tierra que sufren con regularidad los efectos letales de monzones y tempestades.
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Exploración del espacio. ¿Qué nos reserva el futuro?¡Despertad! 1992 | 8 de septiembre
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Poblar otros planetas
Hay otra ambición que también estimula la imaginación de muchos: el deseo de poblar y explotar otros planetas. George Henry Elias escribe en su libro Breakout Into Space—Mission for a Generation (Penetrar en el espacio. Misión para una generación): “La construcción de una civilización interplanetaria es esencial para la supervivencia de nuestra especie. [...] Actualmente los humanos ocupamos todo el planeta, y ya es hora de avanzar hacia un hábitat más grande. Nos espera un sistema solar vacío”. Su mira inmediata está puesta en el planeta Marte.
Una persona que está convencida de que el hombre debería ir a Marte es Michael Collins, ex astronauta que pilotó el Gemini 10 en 1966 y también el módulo de mando del Apolo 11, que llevó al hombre a la Luna. En su libro Mission to Mars (Misión Marte), dice: “Marte parece [un lugar] favorable, accesible y hasta habitable”.
Bruce Murray, que por mucho tiempo fue director del Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena (California, E.U.A.), aboga firmemente por la cooperación entre Estados Unidos y Rusia para viajar a Marte. En calidad de cofundador de la Planetary Society, ha fomentado recientemente la iniciativa “Juntos a Marte”. Él dice: “Marte es el planeta del futuro. Constituirá un campo de actividad para los aventureros de generaciones futuras”.
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