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  • ¿Quiénes viven en el mundo espiritual?
    La Atalaya 2010 | 1 de diciembre
    • ¿Quiénes viven en el mundo espiritual?

      En una iglesia de Europa, una mujer reza un rosario ante la imagen de la Virgen. En África, una pareja vierte ginebra junto a la tumba de un respetado pariente suyo. En América, un joven ayuna y medita porque quiere establecer contacto con su ángel de la guarda. Y en Asia, un sacerdote quema coloridos objetos de papel como ofrenda para los espíritus de los antepasados.

      TODAS estas personas tienen algo en común: creen que existe un mundo espiritual poblado por seres que influyen en nuestra vida y con los que podemos comunicarnos. Y aunque esta es una creencia muy arraigada entre la gente, hay un punto en el que las opiniones difieren: quiénes viven en esa región espiritual.

      Por ejemplo, los musulmanes opinan que en el cielo hay un único Dios: Alá.a Los miembros de la cristiandad, por su parte, creen en una Trinidad formada por tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Los hindúes, a su vez, adoran a más de mil dioses y diosas. Además, algunas personas afirman que en los árboles, las piedras, los ríos y los animales hay espíritus. Y mucha gente, influida por las novelas, el cine y la televisión, cree hoy día en todo tipo de ángeles, demonios, fantasmas y criaturas de ultratumba.

      Pero no solo hay desacuerdos sobre quiénes viven en el mundo espiritual, sino también sobre cómo comunicarnos con ellos. Ahora bien, no todas las formas de contactarlos son válidas ni efectivas. ¿Por qué? Para entenderlo, podríamos compararlo a una llamada telefónica. ¿A quién le gusta descubrir que el número que ha marcado no existe? Tampoco sirve de nada llamar a un teléfono si nadie lo va a atender. Y si alguien contesta, lo último que queremos es que sea un impostor. Pues bien, es lógico pensar que con los seres espirituales puede suceder algo como esto.

      ¿Quiénes viven, entonces, en el mundo espiritual? ¿Podemos comunicarnos con ellos? ¿Nos responderán de algún modo? Como podrá comprobar en esta serie de artículos, la Biblia contesta todas estas preguntas. Y, quién sabe, tal vez lea algo que le sorprenda.

      a Alá no es el nombre de Dios, sino una palabra de origen árabe que significa “Dios”.

  • La Biblia nos revela el mundo espiritual
    La Atalaya 2010 | 1 de diciembre
    • La Biblia nos revela el mundo espiritual

      MIRE hacia el cielo y escuche con toda su atención: por mucho que lo intente, jamás logrará ver ni oír a ningún espíritu. Pero lo cierto es que están ahí y que son seres inteligentes y poderosos, con nombre y una personalidad propia. Algunos son buenos, mientras que otros no. Y todos ellos están pendientes de lo que hacemos.

      La Biblia enseña que Dios mismo es un espíritu y que tiene un nombre, Jehová, que lo distingue de los dioses falsos (Salmo 83:18; Juan 4:24). “Jehová es grande y ha de ser alabado en gran manera —dicen las Escrituras—. Es inspirador de temor más que todos los demás dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son dioses que nada valen; pero en cuanto a Jehová, él ha hecho los mismísimos cielos. Dignidad y esplendor están ante él; fuerza y hermosura están en su santuario.” (Salmo 96:4-6.)

      Visiones del mundo espiritual

      Como bien señala la Biblia, “a Dios ningún hombre lo ha visto jamás” (Juan 1:18). Así pues, tal como un ciego de nacimiento no sabe cómo son los colores, ningún ser humano puede comprender el esplendor y la grandeza de Dios. Por eso, como buen maestro que es, Jehová emplea términos que nos resultan familiares para describirnos el mundo espiritual, que es invisible a nuestros ojos. En su Palabra se narran varias visiones —o representaciones simbólicas— que utilizó para mostrarles a sus siervos cómo es el mundo espiritual y qué relación tienen sus habitantes con nosotros. Analicemos algunas de esas visiones.

      En cierta ocasión, el profeta Ezequiel tuvo una visión de la gloria de Jehová. Al describirla, hizo referencia al zafiro, al arco iris, al fuego y a un fulgor esplendoroso. Y el apóstol Juan, que vio a Jehová sentado en su trono celestial, dijo que Dios es “semejante a una piedra de jaspe y a una piedra preciosa de color rojo” y que “alrededor del trono hay un arco iris de apariencia semejante a una esmeralda”. ¿Qué nos indican tales descripciones? Que la presencia de Jehová transmite una intensa sensación de paz, armonía y belleza (Revelación [Apocalipsis] 4:2, 3; Ezequiel 1:26-28).

      El profeta Daniel también recibió una visión de origen divino. En ella aparecían “diez mil veces diez mil [ángeles] que seguían de pie directamente delante de [Jehová]” (Daniel 7:10). ¡Qué impresionante! Si ver a un solo ángel —aunque sea en una visión— debe de ser una experiencia sobrecogedora, ¡imagínese cómo se habrá sentido Daniel al ver a tantos millones de criaturas perfectas!

      Pues bien, en la Biblia se menciona unas trescientas veces a los ángeles. Estos seres inteligentes, que tienen la capacidad de comunicarse entre sí, han transmitido mensajes a algunas personas en el pasado. De hecho, los términos bíblicos en griego y hebreo que se traducen “ángel” significan literalmente “mensajero”. Algunas de estas criaturas, además, tienen la categoría de serafín o de querubín. Por otro lado, no es cierto que los ángeles sean seres humanos que vivieron en la Tierra. La Biblia enseña que Jehová los creó a todos ellos mucho antes de que viviera el primer hombre (Job 38:4-7).

      Pero volvamos a la visión de Daniel. Los ángeles que observó se habían reunido para una ocasión muy especial: “alguien como un hijo del hombre” se acercó al trono de Jehová, y allí se le concedieron “gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él” (Daniel 7:13, 14). ¿Quién es ese “hijo del hombre”? Un personaje de máxima importancia en el mundo espiritual: Jesucristo resucitado, quien recibió autoridad para reinar sobre la Tierra. Pronto, su gobierno sustituirá a todos los gobiernos humanos y acabará con las injusticias, la pobreza, el sufrimiento, las enfermedades e incluso la muerte (Daniel 2:44).

      Sin duda, la coronación de Jesús alegró mucho a los millones de ángeles fieles a Dios, pues ellos nos aman y desean lo mejor para nosotros. Sin embargo, no todas las criaturas espirituales se alegraron.

      Los malos espíritus

      Al comienzo de la historia humana hubo un ángel que se dejó dominar por las ansias de poder. Tan intenso era su deseo de ser adorado que se rebeló contra Jehová, por lo que se lo llegó a conocer como Satanás, nombre que significa “Opositor”. Él es el máximo exponente de la maldad y el principal enemigo de Jehová, quien es el amor en persona. Asimismo, hubo otros ángeles que se unieron a la conspiración satánica. La Biblia los llama demonios, y también ellos son crueles enemigos de la humanidad. De hecho, gran parte del sufrimiento, las injusticias, las enfermedades, la pobreza y las guerras se debe a su nociva influencia.

      En muchas iglesias ya casi no se habla de Satanás, pero en la Biblia sí encontramos información sobre él. Por ejemplo, el libro de Job revela su personalidad y sus verdaderas intenciones. “Ahora bien —comienza el relato—, llegó a ser el día en que los hijos del Dios verdadero entraban para tomar su puesto delante de Jehová, y hasta Satanás procedió a entrar allí mismo entre ellos.” ¿Qué hizo luego? Tuvo el descaro de acusar a Job de ser fiel a Dios tan solo por los beneficios que recibía a cambio. A fin de demostrarlo, le causó grandes sufrimientos: acabó con su ganado, mató a sus diez hijos y le provocó una dolorosa enfermedad que le cubrió el cuerpo de llagas. Sin embargo, con ninguno de estos ataques cumplió su objetivo (Job 1:6-19; 2:7).

      Jehová tiene varias razones de peso para no haber destruido todavía a Satanás, pero podemos estar seguros de que su hora se acerca. Gracias a otra visión del mundo espiritual, descrita en el libro de Revelación, sabemos que ya se han tomado medidas concretas contra él. ¿Qué sucedió? “Estalló guerra en el cielo: Miguel [Jesucristo ya resucitado] y sus ángeles combatieron con el dragón [Satanás], y el dragón y sus ángeles combatieron, pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él.” (Revelación 12:7-9.)

      Ahora que el Diablo ha sido arrojado a la Tierra, dedica sus esfuerzos a engañar a la gente. ¿Cómo? Entre otras cosas, difundiendo mentiras religiosas que nos alejan de Jehová y de las verdades bíblicas. Una de las mentiras más extendidas —con diferentes variantes— es la idea de que, tras morir, todos seguimos viviendo en el mundo espiritual. Por ejemplo, en África y en Asia, muchas personas creen que un día irán a vivir con sus antepasados en el mundo de los espíritus. Y en otros lugares son comunes doctrinas como el infierno y el purgatorio, que también se basan en la creencia en el más allá.

      ¿Van todos los buenos al cielo?

      Pero ¿qué hay del cielo? Mucha gente cree que todos los buenos van allí. Pero, en realidad, se trata de un número reducido de personas, una minoría comparada con los millones que han muerto. La Biblia indica que serán solo 144.000 los seres humanos “comprados de la tierra” para vivir en el cielo. Y ¿qué harán allí? Reinar a la humanidad y servir de sacerdotes (Revelación 5:9, 10; 14:1, 3). Dicho grupo formará junto a Jesucristo —el “hijo del hombre” mencionado antes— un gobierno celestial: el Reino de Dios. Este gobierno acabará con Satanás y los demonios, y transformará la Tierra en un paraíso. Además, la mayoría de las personas que han muerto resucitarán y recibirán la oportunidad de vivir para siempre en ese paraíso (Lucas 23:43).

      En resumen, hemos visto que existe un mundo invisible habitado por millones de seres espirituales. Jehová, el Creador de todos los seres vivos, ocupa la posición más elevada. Junto a él hay millones de ángeles fieles. Por otro lado están Satanás y los demonios: ángeles que se han rebelado contra Jehová y tratan de sacarnos del buen camino. Por último, hay un número específico de seres humanos que han sido “comprados” de la Tierra —es decir, elegidos de entre la humanidad— para realizar una tarea especial en los cielos. Ahora bien, de todos los que viven en el mundo espiritual, ¿con quiénes podemos comunicarnos? ¿Cómo debemos hacerlo? Veámoslo.

  • ¿Podemos comunicarnos con los seres espirituales?
    La Atalaya 2010 | 1 de diciembre
    • ¿Podemos comunicarnos con los seres espirituales?

      EL Todopoderoso les ha confiado ciertas tareas a algunas criaturas espirituales. Por ejemplo, ha puesto en manos de Jesucristo el gobierno de la Tierra y les ha encargado a ángeles fieles que ayuden a dirigir la predicación de las buenas nuevas (Revelación 14:6). Sin embargo, se ha reservado para sí una función especial: escuchar las oraciones de los seres humanos. Por esa razón, solo debemos orarle a él.

      En la Biblia se llama a Jehová el “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). En efecto, cuando le oramos, él nos escucha y nos responde. Así lo confirma el apóstol Juan, quien escribió: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye. Además, si sabemos que nos oye respecto a cualquier cosa que estemos pidiendo, sabemos que hemos de tener las cosas pedidas porque se las hemos pedido a él” (1 Juan 5:14, 15).

      Así pues, los ángeles fieles no quieren que los invoquemos ni les recemos. Ellos saben que Dios desea que solo le oremos a él y respetan esa disposición divina. En ocasiones, incluso cumplen una función muy destacada en la respuesta a las oraciones. Por ejemplo, cuando el profeta Daniel oró preocupado por la lamentable situación de Jerusalén, Jehová le envió al ángel Gabriel con un esperanzador mensaje (Daniel 9:3, 20-22).

      ¿Mensajes de ultratumba?

      Y ¿qué hay de las personas muertas? ¿Estaría bien que intentáramos comunicarnos con ellas? Mucha gente asegura haberlo hecho. En Irlanda, una médium se acercó a una mujer que había enviudado hacía unas semanas y le dijo: “Anoche hablé con Fred, tu esposo”. La médium le contó a la viuda lo que le había dicho el supuesto Fred, cosas que solo ella podía conocer. Con semejantes pruebas, podría parecer lógico pensar que el difunto quería comunicarse con su esposa desde el más allá. Sin embargo, según la Biblia, eso es totalmente imposible (véase el recuadro de abajo).

      Entonces, ¿cuál es la explicación? Que los demonios se hacen pasar por personas que han fallecido, como Fred. ¿Para qué? Para evitar que descubramos lo que la Biblia enseña y pongamos nuestra fe y confianza en Jehová. Está claro que Satanás y los demonios se valen de “señales y milagros falsos”, así como de “toda clase de mentiras malignas para engañar a los que van rumbo a la destrucción” (2 Tesalonicenses 2:9, 10, Nueva Traducción Viviente).

      Desde luego, muchos médiums y quienes acuden a ellos creen sinceramente que se están comunicando con personas muertas. Pero aun en el caso de que estén hablando con alguien, es con espíritus enemigos de Jehová. Asimismo, hay otras prácticas religiosas que las personas realizan creyendo que de esa forma agradan a Dios, cuando no es así. Por eso, vale la pena reflexionar en esta advertencia que el apóstol Pablo escribió por inspiración divina: “Las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios” (1 Corintios 10:20, 21).

      A fin de cuentas, si podemos comunicarnos con el Dios todopoderoso, que tanto nos quiere, ¿por qué dirigirnos a alguien más? No olvidemos que nadie puede cuidarnos mejor que él, pues la Biblia dice: “Sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Crónicas 16:9).

      Si podemos comunicarnos con el Dios todopoderoso, que tanto nos quiere, ¿por qué dirigirnos a alguien más?

      ¿Cierto o falso?

      SATANÁS ES UN SER REAL: CIERTO

      “Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz.” (2 Corintios 11:14.)

      “Mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.” (1 Pedro 5:8.)

      “El que se ocupa en el pecado se origina del Diablo, porque el Diablo ha estado pecando desde el principio.” (1 Juan 3:8.)

      “Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.” (Santiago 4:7.)

      “El Diablo [...] era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” (Juan 8:44.)

      LOS MUERTOS SE CONVIERTEN EN ESPÍRITUS: FALSO

      “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás.” (Génesis 3:19.)

      “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto.” (Eclesiastés 9:5.)

      “Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol [la sepultura a la que va toda la humanidad al morir].” (Eclesiastés 9:10.)

      “Cuando expiran, vuelven al polvo, y entonces se esfuman sus proyectos.” (Salmo 146:4, El libro del Pueblo de Dios.)

      LOS ÁNGELES FIELES SE PREOCUPAN POR NOSOTROS: CIERTO

      “El ángel de Jehová está acampando todo en derredor de los que le temen, y los libra.” (Salmo 34:7; 91:11.)

      “¿No son todos ellos [los ángeles] espíritus para servicio público, enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación?” (Hebreos 1:14.)

      “Vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, y decía con voz fuerte: ‘Teman a Dios y denle gloria’.” (Revelación 14:6, 7.)

      JESÚS ES IGUAL A DIOS: FALSO

      “Quiero que sepan que la cabeza de todo varón es el Cristo; a su vez, la cabeza de la mujer es el varón; a su vez, la cabeza del Cristo es Dios.” (1 Corintios 11:3.)

      “Cuando todas las cosas le hayan sido sujetadas, entonces el Hijo mismo también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas para con todos.” (1 Corintios 15:28.)

      “Muy verdaderamente les digo: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su propia iniciativa, sino únicamente lo que ve hacer al Padre.” (Juan 5:19.)

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