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  • El espiritismo... ¿por qué sigue cautivando el interés de muchos?
    La Atalaya 1987 | 1 de septiembre
    • Sí, el espiritismo y el ocultismo —en sus diversas formas: astrología, hipnotismo, parasicología, percepción extrasensorial, magia, interpretación de sueños, y así por el estilo— atraen a gente de toda condición o posición social. ¿Por qué?

      En primer lugar, algunas iglesias de la cristiandad aprueban tácita y hasta abiertamente el espiritismo. Dan a entender que el comunicarse con los espíritus es solo otra manera de acercarse a Dios.

      Por ejemplo, considere a Izaak Amelo, comerciante surinamés de 70 años de edad. Por siete años fue respetado consejero eclesiástico y, a la misma vez, conocido médium espiritista. Dice: “Cada sábado todo el consejo de la iglesia se reunía a las afueras de la aldea para consultar a los espíritus. Seguíamos en consulta toda la noche. Al amanecer, el diácono vigilaba su reloj, y más o menos a las cinco, a una señal suya, poníamos fin a la consulta. Entonces nos dábamos un baño, nos cambiábamos de ropa e íbamos a la iglesia... a tiempo para la adoración matutina dominical. Nunca, en todos aquellos años, objetó el pastor a lo que hacíamos”.

      Después de haber estudiado la conexión entre el espiritismo y las iglesias de Suriname, el profesor holandés R. van Lier confirma que para muchos el espiritismo es una “religión suplementaria”. También indica, en un estudio publicado recientemente por la Universidad de Leiden, que se ve al espiritismo como “parte de un amplio sistema religioso dentro del cual se halla al lado del cristianismo”.

  • El espiritismo... ¿cómo lo ve Dios?
    La Atalaya 1987 | 1 de septiembre
    • Adivinación, hostigamiento y muerte

      Asamaja Amelia, una señora de mediana edad de Suriname, tenía 17 años cuando se envolvió en la adivinación, una forma de espiritismo. Alcanzó gran estima en su comunidad porque sus predicciones se realizaban, y por el beneficio que recibían los que buscaban su consejo. (Compárese con Hechos 16:16.) Pero algo le causaba molestia.

      “Los espíritus que me utilizaban para expresarse eran bondadosos con las personas que buscaban su ayuda —dice—, pero a mí me hacían sufrir mucho. Después de cada sesión, me sentía como si me hubieran golpeado, y casi no podía moverme. Al caer la noche yo buscaba el descanso, pero ellos no me dejaban quieta. Me perturbaban, hablándome y manteniéndome despierta. ¡Y qué cosas horribles decían!” Suspira, y con la mirada baja, sacude la cabeza con movimiento de repugnancia. “Les encantaba hablar de las relaciones sexuales e insistían en tener coito conmigo. Aquello me alarmaba. Yo estaba casada. No quería ser infiel a mi esposo, y eso les dije. De nada valió. En cierta ocasión una fuerza invisible me venció, me tocó y apretó el cuerpo, y hasta me mordió. Me sentí muy abatida.”

      Usted quizás diga: ‘¿Espíritus que animan a cometer inmoralidad sexual? ¡Eso es increíble!’. ¿Es posible tal degradación en unos espíritus?

      “¡Es peor que eso! —dice Izaak, a quien ya mencionamos—. Cierta noche nos llamaron para ayudar a una enferma a quien perturbaba un espíritu. El guía del grupo —el médium de un espíritu más fuerte— trató de echar a aquel espíritu. Pasamos un día entero suplicando la ayuda del espíritu del guía. Danzamos y tocamos los tambores, y la enferma empezó a mejorar. El guía le ordenó al espíritu que afligía a la enferma que saliera de ella, y así sucedió. ‘Hemos vencido’, dijo el guía. Entonces nos sentamos a descansar.”

      Izaak hace una pausa significativa, y por un momento sus ademanes cesan. Entonces continúa: “Pasó un rato, y parecía que todo marchaba bien, pero entonces nos sacudió un grito terrible. Acudimos corriendo a la casa de donde había venido el grito y vimos allí a la esposa del guía. Lloraba histéricamente. Dentro de la casa estaba su hijita... ¡con la cabeza vuelta totalmente hacia atrás! Una fuerza le había torcido violentamente el cuello y se lo había quebrado, matándola como hacen algunos con las gallinas... aparentemente la venganza del espíritu que había salido de la enferma. ¡Horrible! Esos espíritus son asesinos, y les deleita matar”.

      El espiritismo y “las obras de la carne”

      La inmundicia, la inmoralidad sexual y el asesinato —como se ven en estas dos experiencias con el espiritismo— son cualidades en oposición directa a la personalidad de Dios. Y esto nos ayuda a determinar quiénes son, en realidad, esos espíritus. Puede que finjan ser mensajeros de Dios, pero sus obras inmorales y asesinas muestran que son imitadores del enemigo de Dios y primer asesino de la historia, Satanás el Diablo. (Juan 8:44.) Él es su caudillo. Ellos son sus ayudantes: ángeles inicuos, o demonios. (Lucas 11:15-20.)

      Pero puede que usted pregunte: ‘¿No será que estos rasgos satánicos aparecen en el espiritismo solo en ocasiones raras? ¿No pudiera ser que el espiritismo, como regla general, me pusiera en contacto con buenos espíritus que me ayudaran a acercarme a Dios?’. No; la Biblia pone la “práctica de espiritismo” junto con las demás “obras de la carne” que se oponen directamente a las cualidades cristianas. (Gálatas 5:19-21.)

      En Revelación 21:8, a “los que practican espiritismo” (“los que practican la brujería”, La Biblia al Día) se les agrupa con “los que no tienen fe y los que son repugnantes en su suciedad, y asesinos y fornicadores [...] e idólatras y todos los mentirosos”.

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