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¿Qué clase de espíritu manifiesta usted?La Atalaya 2012 | 15 de octubre
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MUESTRE UNA ACTITUD RESPETUOSA EN LA CONGREGACIÓN
11. a) ¿Qué trampa evitaremos si cultivamos la actitud adecuada? b) ¿Qué nos enseña el ejemplo de David?
11 No debemos olvidar que es Jehová quien les ha asignado a los ancianos la labor de “pastorear la congregación” (Hech. 20:28; 1 Ped. 5:2). Por tanto, lo más sabio es respetar la voluntad divina, sea que tengamos ese privilegio o no. Si cultivamos la actitud adecuada, evitaremos la trampa de dar demasiada importancia a tener una posición de autoridad. Cuando el rey Saúl creyó que David le iba a quitar el trono, empezó a mirarlo “de continuo con sospecha” (1 Sam. 18:9). De hecho, su mala actitud lo llevó al punto de querer asesinarlo. ¿Qué hay de nosotros? En vez de ser como Saúl y preocuparnos en exceso por un puesto, sería mucho mejor parecernos al joven David. A pesar de todas las injusticias que padeció, siempre respetó la autoridad que Dios había establecido (léase 1 Samuel 26:23).
12. ¿Cómo podemos contribuir a la unidad de la congregación?
12 Las diferencias de opinión pueden provocar desavenencias entre los miembros de la congregación, incluso entre los superintendentes. A este respecto pueden ayudarnos los siguientes consejos bíblicos: “En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera”, y “No se hagan discretos a sus propios ojos” (Rom. 12:10, 16). En vez de insistir en que llevamos la razón, debemos admitir que casi siempre hay más de una forma válida de ver las cosas. Si tratamos de comprender los puntos de vista de los demás, contribuiremos a la unidad de la congregación (Filip. 4:5).
13. ¿Cómo debemos considerar nuestras opiniones, y qué ejemplo bíblico lo ilustra?
13 ¿Quiere esto decir que estaría mal ofrecer algún comentario si nos parece que hace falta cambiar algo en la congregación? No necesariamente. En el siglo primero, cuando surgió cierta cuestión muy polémica, los hermanos se encargaron de que “Pablo y Bernabé y algunos otros de ellos subieran a donde los apóstoles y ancianos en Jerusalén respecto a esta disputa” (Hech. 15:2). Seguro que todos tenían su opinión sobre el problema y su posible solución. Cada uno expresó lo que pensaba, y se tomó una decisión guiada por el espíritu santo. A partir de ese momento, ninguno siguió insistiendo en su opinión personal. Y cuando la carta que anunciaba la resolución llegó a las congregaciones, todos “se regocijaron por el estímulo” y “continuaron haciéndose firmes en la fe” (Hech. 15:31; 16:4, 5). Hoy ocurre igual: una vez que presentamos un asunto a los hermanos responsables, debemos dejarlo en sus manos confiando en que lo atenderán con esmero.
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¿Qué clase de espíritu manifiesta usted?La Atalaya 2012 | 15 de octubre
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FOMENTE UN BUEN ESPÍRITU EN LA ORGANIZACIÓN DE DIOS
16, 17. ¿Qué clase de espíritu quiere usted manifestar?
16 Como ya hemos visto, cuando cada miembro de la congregación se propone cultivar un buen espíritu, toda la congregación se beneficia. Es posible que, después de haber analizado este artículo, veamos que podemos mejorar nuestra actitud personal. Si ese es su caso, examínese a la luz de la Palabra de Dios (Heb. 4:12). Pablo, quien se esforzaba por dar un buen ejemplo a las congregaciones, afirmó: “No tengo conciencia de nada contra mí mismo. Sin embargo, no por esto quedo probado justo, sino que el que me examina es Jehová” (1 Cor. 4:4).
17 Si nos esforzamos por guiarnos por la sabiduría de arriba y no tomamos demasiado en serio nuestras opiniones o nuestra “posición”, contribuiremos a que reine un buen espíritu en la congregación. Y si perdonamos a nuestros hermanos y los miramos con buenos ojos, estaremos en paz y armonía con ellos (Filip. 4:8). Entonces, Jehová y Jesús se pondrán muy contentos al ver el espíritu que manifestamos (Filem. 25).
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